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viernes, 15 de junio de 2018

LA ESPIRITUALIDAD NO ES UN REFUGIO



Al menos para el francmasón, que es un hombre activo en la ciudad y no está aislado como ermitaño o místico en el Edén espiritual.


El desprecio de sus compañeros, la indiferencia, la pereza, no tiene cabida en su búsqueda de la sabiduría. El concepto de ganancia a cualquier precio, la hipocresía, la mentira, los celos estas manifestaciones de la parte del ego de su lucha, a la conquista de las virtudes sin debilidad, la tolerancia no es la complacencia es la esperanza en el desarrollo del hombre, ella nutre su fraternidad.


La injusticia no es natural, es simplemente inherente a las degradaciones, inconsistencias, la división del hombre, su dualidad, tiene causas profundas antes de su manifestación, está dejando ir, olvido de la obligación del trabajo conjunto del cuadrado y la brújula. El fatalismo no tiene cabida en la búsqueda iniciática, y su expresión moderna lo abarca todo : "El riesgo cero no existe." Si no es seguido por un servicio de combate es la derrota programada.

El francmasón debe cumplir con su deber en todas las circunstancias, debe ser para él un hábito dulce, su conciencia sucesiva y permanente, son las formas de su espiritualización.

Servir, cumplir el deber propio, es el Dharma del Masón, es su ley, su sustancia, esta sustancialidad es necesaria para su vida plena y buena.

El francmasón debe tener cuidado con la intoxicación de lo divino, beber el néctar, la bebida de los dioses en la fuente de la juventud, recuperar la fuerza primordial de la persona, comprender el misterio de la naturaleza y su propia naturaleza, no para cenar a la mesa de los dioses, sino para ser cumplido entre sus hermanos los hombres.

Jean Francois, 

http://www.lafrancmaconnerieaucoeur.com/2018/05/la-spiritualite-n-est-pas-un-refuge.html

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