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sábado, 31 de diciembre de 2016

PREMONICIONES A LO LARGO DE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD.

PREMONICIONES A LO LARGO DE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD.
Cometa Azul.


La capacidad de predecir el resultado de un evento a través de una visión o un sueño, también conocido como premonición, es uno de los más antiguos misterios de la humanidad. A lo largo de la historia, en diferentes culturas la premonición siempre ha estado presente en los grandes personajes y períodos de tiempo diferentes que incluso se podría considerar que ya forma parte de la condición humana. Las premoniciones son conocidas desde las predicciones chamánicas, hasta una simple persona que tuvo la visión de un accidente de avión, y en la actualidad en todos los niveles de la sociedad. Las premoniciones incluyen a todos, desde los emperadores y Papas hasta la persona común. A continuación citaremos algunas premoniciones de grandes personajes de la historia.

Constantino I y la señal divina

Constantino I “El Grande”, emperador de Roma desde el 307 d.C. hasta el 337 d.C., heredó un imperio con grandes problemas, plagado por las luchas de poder. Roma también sufría de la rebelión, la guerra y la creciente pobreza en su sociedad. En los conflictos de la tetrarquía, o sistema de cuatro emperadores, Constantino fue capaz de mantener un nivel de neutralidad que finalmente lo puso en una posición de poder sobre todo el imperio, pero tuvo que luchar por ello. El 28 de octubre del 312 d.C. el emperador Constantino se reunió con el emperador Majencio en el puente Milvio que cruza el río Tíber fuera de las murallas de Roma y se enfrentaron en una batalla nunca vista antes.


Majencio había preparado Roma para un largo asedio, llenándola de alimentos y fortaleciéndola hasta el punto que debería haber sido capaz de resistir el ataque de Constantino indefinidamente. Esta táctica ya le había servido contra otros contendientes por el trono imperial. En el último momento, sin embargo, después de un buen presagio parece que la batalla se llevaría a cabo en el aniversario de su ascensión al trono, Majencio optó por cumplir con Constantino en una batalla abierta. Constantino, por otra parte, recibió algo mucho más fuerte que un presagio. El 27 de octubre, el día antes de la batalla, miró al cielo y vio el símbolo “Chi Rho” por encima del sol junto con las palabras “Por este signo, venceremos”, escrito en griego. Esa noche, en un sueño, Cristo se le apareció y le explicó que el símbolo se debía pintar en sus escudos y estandartes, que con eso iba a conseguir la victoria. Él hizo lo indicado y la victoria fue suya. Él continuó utilizando el símbolo en los escudos de sus soldados durante sus batallas, hasta que Constantino se convirtió en el único emperador del Imperio Romano. Hoy en día el símbolo es todavía de uso generalizado, sobre todo en el catolicismo romano.

La visión del Papa Pío V y la batalla de Lepanto

El 07 de octubre de 1571, el papa Pío V en una reunión con un grupo de cardenales, se puso en pie, abrió una ventana y miro fijamente sin moverse al exterior. Pasado unos instantes, se volvió y disolvió la reunión pidiendo a todos los presentes que dieran las gracias a Dios por la victoria de la flota cristiana contra los turcos. Nadie sabía de lo que estaba hablando, y no hace falta decir que el extraño suceso fue tan inesperado que el tesorero del Vaticano lo escribió en el acta de la reunión. Dos semanas más tarde, llegó a Roma una flota combinada de buques italianos y malteses al mando de Don Juan de Austria que había triunfado sobre los turcos en la batalla de Lepanto. Una de las mayores batallas navales de la historia, ocurrió precisamente en la fecha y hora de la visión del Papa.

Napoleón Bonaparte y las profecías


Alessandro di Cagliostro era un extravagante profeta del siglo XVIII. Odiado por la Iglesia Católica, encarcelado por los franceses por fraude y tan temerario como para otorgarse el título de conde Cagliostro. En una reunión masónica en París antes de la revolución, Cagliostro deleitó a sus oyentes con predicciones sobre Francia en forma de numerología asociada con las letras en los nombres. Predijo la muerte de Luis XVI y afirmó que esto pasaría la tarde del 23 agosto de 1793. Predijo que María Antonieta entraría en prisión antes de ser decapitada. Predijo que la princesa de Lamballe escaparía del encarcelamiento y de la guillotina pero que moriría en la Rue des Ballets. La predicción era cierta, ella murió en ese mismo lugar, cortada en pedazos por una turba después de ser liberada de la cárcel. Las otras predicciones también se cumplieron y cuando se le preguntó sobre el final de la revolución, Alessandro consultó a los números de nuevo y dijo que un general sería elegido y tomaría los poderes del rey, pero con un nuevo título. Cuando se le preguntó su nombre, respondió que sería Napoleón Bonaparte.

En 1812, Napoleón preparó una campaña en Rusia que resultaría ser desastrosa para el Gran Ejército de Francia. En un principio, las cosas fueron bien, pero el punto de inflexión se inició fuera de un pequeño pueblo llamado Borodino. La batalla se convirtió en una guerra muy cara que se estimó que costó la vida a 30.000 franceses y 45.000 rusos. Al final, las fuerzas del zar se retiraron permitiendo a Napoleón conquistar Moscú, pero esta sería la última batalla que los franceses atacaran. Antes de la batalla, la esposa del general ruso Toutschkoff tuvo un sueño en el que se vio en una posada, donde su padre y su pequeño hijo se pusieron delante de ella y le dijeron que su marido había caído en Borodino. Se lo dijo a su marido y poco después, en una posada a unos kilómetros del campo de batalla en Borodino su sueño se convirtió en realidad exactamente como lo había soñado.

Enrique IV 

El rey Enrique IV de Inglaterra pensó que iba a morir en la batalla. El era un cruzado celoso que soñaba con la conquista de la tierra santa devolviéndola al poder cristiano. Sin embargo, una premonición que tubo años atrás en la cual se vio muriendo en Jerusalén, una predicción que se la tomó muy en serio. Extremadamente enfermo durante la mayor parte de su reinado, le dijo a los que le rodeaban de modo desafiante que él no podía morir en Inglaterra, ya que todavía no había estado en Jerusalén. A medida que su salud empeoraba y la muerte parecía estar cerca, lo llevaron a una habitación en la casa del abad de Westminster. Preguntó si la habitación donde yacía tenía un nombre. Se le dijo que se llamaba la cámara de Jerusalén, después murió inmediatamente. Shakespeare hizo famosa la profecía de Jerusalén en su obra “Enrique IV”.

Moctezuma y la caída de las civilizaciones de América Central

El propio emperador azteca Moctezuma era un astrólogo y estaba muy en sintonía con las profecías. Las profecías sobre el fin de su mundo habían existido durante siglos, algunas de ellas diciendo que hombres con una extrañas armaduras y con barba blanca los destruiría. Otro rey, Nezahualcoyotl, había profetizado años antes la llegada de los españoles y que la destrucción del viejo mundo no tardaría en llegar, anunciado por los presagios. Moctezuma pudo haberse tomado todo esto muy en serio, algunos afirmaron que él creía que la llegada de Cortés en 1519 fue el regreso de Quetzalcóatl, un dios relacionado con la astrología. Las catástrofes predichas se cumplieron como el hambre devastando la tierra.


Una ceremonia preparada para encender el fuego como símbolo del nuevo comienzo de un ciclo de tiempo se vio interrumpido por el peor presagio, un eclipse solar seguido de un terremoto y además de la caída de un gran meteorito. Moctezuma tuvo la visión de la conquista de sus tierras por hombres extranjeros montados a caballo. Un cometa aprecio en el cielo sobre la capital azteca de Tenochtitlan y finalmente llegaron los españoles destruyendo su civilización.

La realidad es que la historia está llena de visiones y profecías que parecen haber predicho con exactitud el futuro. Algunas pueden ser historias populares, en otros casos son inventadas, pero en otros muchos casos no tienen explicación alguna. De cualquier forma, las premoniciones y la humanidad han ido siempre acompañados.

http://angelesymaestros.blogspot.pe/2013/02/premoniciones-lo-largo-de-la-historia.html

viernes, 30 de diciembre de 2016

EL RITO EGIPCIO DE CAGLIOSTRO

Valle de Gizeh
Gran Logia Egipcia Nacional
EL RITO EGIPCIO DE CAGLIOSTRO



Brevísima biografía

Giuseppe Balsamo, llamado Alejandro, Conde de Cagliostro, nació el 2 de junio de 1743

Poseía los tres grados básicos de la Masonería Azul (Aprendiz, Compañero y Maestro) obtenidos en Londres, además de los Altos Grados de la Masonería caballeresca alemana de la “Orden de la Estricta Observancia Templaria” del Barón Karl Gotthelf von Hund und Altengrokau. A su vez, el Barón von Hund había sido iniciado en los misterios Templarios en París, en 1743, por el legítimo representante de la Casa de Estuardo, el príncipe Charles-Edward Stuart.

Fundó la Orden Masónica de la "Alta Masonería Egipcia"

Viajó por muchos países de Europa llevándoles sus conocimientos esotéricos.

El 24 de diciembre de 1784 funda la primer Logia Egipcia, denominada "Sabiduría Triunfante", en la ciudad de Lyon, Francia.

El 27 de diciembre de 1789, el Papa Pío VI ordenó su arresto.

El 7 de abril de 1791, Cagliostro fue condenado a prisión perpetua.

En la plaza de Roma se quemaron sus libros y decoraciones masónicas.

El 21 de abril de 1791 fue encerrado en la cárcel del fuerte de San Leo, encerrado en un inmundo pozo, para vivir a oscuras.

Napoleón Bonaparte intentó rescatarlo, pero Cagliostro falleció, o lo mataron, el 26 de agosto de 1795, dos años y medio antes que Napoleón llegara con sus tropas francesas a la fortaleza de San Leo.

Qué era la Alta Masonería Egipcia.

Estaba compuesta de tres grados, denominados "Aprendiz Egipcio", "Compañero Egipcio" y "Maestro Egipcio".

Para ser recibido en el grado de "Aprendiz Egipcio", el postulante debía ser ya Maestro Masón de cualquier otro Rito.

Se dice que durante las reuniones de las Logias Egipcias, los miembros presentes podían percibir la aparición de los espíritus de personas muertas, que eran invocadas como parte del trabajo esotérico.

La denominación de "Masonería Egipcia" no tenía ninguna relación con el Egipto Faraónico. De hecho, en sus rituales no existe ninguna mención a los Dioses Egipcios.

La "Masonería Egipcia" de Cagliostro tenía que ver con los misterios del Cristianismo primitivo, el Egipto Copto.

Por esta razón, el título que se dio Cagliostro fue el de "GRAN COPTO", y nunca usó el término "Gran Hierofante", que se popularizó más tarde en los otros Ritos Egipcios.

Objetivos del Rito Egipcio de Cagliostro

Tenía por objeto la regeneración de todo el ser.

La primera etapa era la regeneración moral.

La segunda etapa era la regeneración del cuerpo.

Cada una de estas etapas duraba cuarenta días.

El iniciado debía respetar las leyes del país donde se encontraba.

El iniciado debía amar a su prójimo, ayudarlo, y ser caritativo con él.

El iniciado debía consagrar tres horas al día practicando la oración.


jueves, 29 de diciembre de 2016

TRANSMUTACIÓN DE METALES: EL CONDE CAGLIOSTRO Y COMO OBTENER ORO DESDE EL PLOMO

TRANSMUTACIÓN DE METALES: EL CONDE CAGLIOSTRO Y COMO OBTENER ORO DESDE EL PLOMO

HISTORIA DE LA ALQUIMIA, Y LA TRANSMUTACIÓN DE METALES:


En el siglo XVII no todas de las trece sustancias conocidas como elementos, eran consideradas necesariamente como elementos. En la época de Boyle, sólo podía realmente, estar seguro de que el oro, por ejemplo, no podía dividirse en sustancias simples.

El mismo Boyle (imagen) no creía que el oro fuese un elemento. Tal vez otro metal, como el plomo, pudiese ser dividido en sustancias con las que volverse a combinar para formar oro. En otras palabras, el plomo y el oro podían estar compuestos de otros elementos aún más simples.

Incluso Boyle persuadió a Carlos II para que volviese a hacer uso de la antigua ley de Enrique IV que prohibía la fabricación de oro, porque creía que aquella ley se encontraba en el camino del progreso científico.

Durante más de cien años después de Boyle, la tentativa de fabricar oro por transmutación continuaba sin disminuir. En parte, esto ocurría porque la realeza de aquel tiempo continuaba en extremo interesada en semejantes proyectos. El Gobierno se había hecho mucho más caro que en la Edad Media, pero el sistema de impuestos continuaba siendo medieval.

Aunque los pobres campesinos se encontraban agobiados por el índice de tributos, la recaudación era tan ineficaz y los Gobiernos tan corruptos, que los reyes de los siglos XVII y XVIII andaban siempre muy escasos de dinero. Se veían constantemente tentados de creer a cualquier alquimista que jurase que el oro podía fabricarse a partir del hierro.

Así, Cristián IV, rey de Dinamarca desde 1588 a 1648, acuñó moneda con «oro» preparado por él y un alquimista. Lo mismo hizo Fernando III, el emperador del Sacro Imperio Romano, de 1637 a 1657. A veces los falsificadores llegaban demasiado lejos. Uno de ellos fue atrapado y colgado en 1686 por un margrave alemán. Otro alquimista fue ahorcado en 1709 por el rey de Prusia Federico I.

Tanto el margrave como el rey habían sido seducidos por su ansia de oro. Tal vez el más famoso falso alquimista de todos los tiempos fue un siciliano llamado Giuseppe Balsamo (1743-1795). En su juventud trabajó como ayudante de un boticario y recogió ligeros conocimientos de química y medicina.

También tenía un pico de oro, un gran talento para el engaño y ninguna clase de moral. Forjó engaños de todas clases, alegando, por ejemplo, que su vida había durado ya miles de años, que podía fabricar oro y que poseía elixires secretos que conferían una gran belleza y una larga vida. Bajo el nombre de conde Alejandro de Cagliostro, operó con notable éxito en la Francia de Luis XVI.

Fundó sociedades secretas, fabricó oro falso y defraudó a la crédula gente de toda condición. Finalmente, cometió el error de verse envuelto en el robo de un collar valioso a un joyero, con la pretensión de que era para la reina María Antonieta. Esto le hizo dar con sus huesos, en 1785, en una cárcel francesa.

El «asunto del collar de la reina» representa una publicidad muy nefasta para María Antonieta, a la que muchos supusieron implicada en aquellos engañosos negocios (aunque, en realidad, no era así). Esto ayudó al comienzo de la Revolución francesa, en 1789. Cagliostro había conseguido salir de la cárcel para entonces. Pero su suerte había acabado. Fue encarcelado, en Roma, por los manejos de una sociedad secreta y esta vez se le condenó a cadena perpetua.

Cagliostro es un relevante personaje en varias de las novelas histéricas de Alejandro Dumas, el cual, desgraciadamente, lo trata con demasiada simpatía. Incluso los científicos más destacados continuaron la persecución de la investigación del oro. El caso más desconcertante es el de Isaac Newton (1642-1727), probablemente el científico más ilustre que haya existido nunca.

Newton dedicó una gran cantidad de tiempo a la búsqueda alquímica del secreto de la fabricación de oro, aunque no con más éxito que las mentes menos preclaras a la suya que lo habían probado. La persistente fe en la Alquimia dio nacimiento a otras curiosas ideas, que se hicieron populares. Una fue una nueva teoría acerca de la combustión.

Hacia 1700, un médico alemán llamado George Ernst Stahl, siguiendo su pista de la idea yabiriana del «principio» quemador (azufre), dio un nuevo nombre a este principio: «flogisto», de una voz griega que significaba «inflamable». Según Stahl, cuando una sustancia ardía, el flogisto la abandonaba y escapaba al aire.

La ceniza que quedaba ya no podía arder más porque estaba por completo liberada de flogisto. Stahl concibió otra idea que era más ingeniosa de lo que suponía. Afirmó que la oxidación de los metales constituía proceso muy parecido al de la quema de la madera. (Esto es verdad: en ambos casos constituye el proceso de oxidación.)

Stahl teorizó que, cuando un metal se calentaba, el flogisto escapaba de él y dejaba un «residuo» (al que nosotros llamaremos óxido). Su teoría pareció explicar los hechos de la combustión, con tanta claridad, que fue algo aceptado por la mayoría de los químicos.

Casi la única seria objeción radicaba en que el residuo de un metal oxidado era más pesado que el metal original. ¿Cómo podía el metal perder algo (flogisto) y acabar siendo más pesado? Pero la mayoría de los químicos del siglo XVIII no se preocuparon por esto. Algunos sugirieron que tal vez el flogisto poseía un «peso negativo», por lo que una sustancia perdía peso cuando se le añadía flogisto y ganaba peso cuando el flogisto la abandonaba.


El misterioso conde de Cagliostro: Alquimista, francmasón, adivino y curandero, falsificador y rufián, frecuentaba a los poderosos de la Europa del Siglo de las Luces, a quienes dejó perplejos gracias a sus conocimientos de magia. Implicado en un sinfín de escándalos, fue encarcelado y luego desterrado en Francia. Su muerte es un enigma.

El personaje conocido como Cagliostro, nacido en Palermo en 1743, se llamaba en realidad Giuseppe Bálsamo (que tampoco es mal nombre para un curandero). Era de familia humilde y prácticamente se había criado en la calle, lo que le sirvió para estar muy bregado en picaresca y en capacidad de supervivencia ante la adversidad. Viajó por los principales centros culturales de la época: Grecia, Egipto, Marruecos, España y Francia, además de Italia.

Todos ellos fueron lugares de paso y aprendizaje para el futuro místico a la vez que mago. En aquellos tiempos Cagliostro vivía de sus dotes de curandero y peregrinaba por las ciudades vendiendo un «elixir de la eterna juventud», producto que combinaba con filtros para el amor y preparados alquímicos de múltiples aplicaciones. Acompañado por su esposa, viajó por toda Europa, ofreciendo sus servicios y vendiendo sus productos, en especial un “su elixir mágico”. Instalado en San Petersburgo, el matrimonio Cagliostro vive rodeado de un halo de gloria.

El conde lleva a cabo una serie de curaciones sorprendentes entre la aristocracia, lo que le granjea grandes simpatías. Pero, una vez, las circunstancias se vuelven hostiles —parece que hay un duelo de por medio— y tiene que abandonar Rusia y huir a Polonia, instalándose en Varsovia. De nuevo se ve rodeado de innumerables admiradores, entre los que hay que incluir al mismo rey. Balsamo-Cagliostro continúa dedicándose a manipulaciones alquímicas, pero sus manejos levantan antipatías entre la aristocracia. El matrimonio, siguiendo su inveterada costumbre, se ve obligado a huir.

Instalado en Estrasburgo, en donde residirá durante tres años, Cagliostro se siente orgulloso de dominar los secretos alquímicos. En esta ciudad realiza una curiosa labor de índole social, atendiendo a enfermos y pobres, y llevando a cabo una serie de curaciones sorprendentes. Estas actividades sirven para ganarse, una vez más, el favor tanto de poderosos como de humildes. En esa época entabla relación con un personaje que servirá para encumbrarle, primero, y arruinarle, después. Se trata del cardenal de Roñan, hombre ingenuo que goza, sin embargo, del favor real. Trasladado a París, Cagliostro reside en uno de los palacios de la marquesa de Orvilliers. Crea entonces una logia masónica de la que se nombra gran maestre, con el título de Gran Copto. A la secta pertenecen ilustres nombres de la nobleza.

El mago disfruta entonces de una etapa de máximo esplendor. Es consultado por la reina María Antonieta, y vaticina con acierto acontecimientos como el del nacimiento del Delfín. Con respeto y temor, corre entonces la voz de que Cagliostro es capaz de evocar los espíritus, y que posee la clave para fabricar remedios de gran poder.


La incesante polvareda levantada por las actividades de Cagliostro, y de su esposa, dio pie a ironías e interpretaciones críticas de su persona como la que muestra la imagen, en la que se leve durante una de sus actuaciones en la logia masónica de Londres, en 1786.

En 1785 vivía en una posición francamente holgada en la corte francesa, pero tras un escándalo que lo vinculó con el robo de un collar de María Antonieta, comenzó a caer en desgracia.

En 1791 fue detenido por la inquisición, acusado de engaños, estafas y, lo que era todavía más importante, por ser un conspirador y frecuentar la Masonería, además de intentar organizar una logia en Italia. Lo cierto es que Cagliostro había pertenecido a la Rosacruz y había introducido importantes reformas litúrgicas en esa sociedad secreta.

Fue también miembro de la Masonería, y una de sus profecías más impactantes predijo la Revolución Francesa y la Independencia de Estados Unidos. En ambos sucesos estuvo luego implicada la logia masónica que había acogido al misterioso conde. La historia oficial registra que permaneció en prisión hasta el momento de su muerte. La leyenda asegura que no sólo efectuaba salidas temporales de la prisión a través de un espejo mágico, sino que además utilizó sus dotes de brujo para fugarse de la cárcel.

La estrategia fue intercambiar mediante sortilegios su cuerpo con el de un monje (otros apuntan a un celador), que fue en realidad el cadáver que los guardianes encontraron en la celda de Cagliostro.

Fuente Consultada:
En Busca de los Elementos de Isaac Asimov
Enciclopedia del Esoterismo de Mariano José Vazquéz Alonso

http://historiaybiografias.com/cagliostro/

miércoles, 28 de diciembre de 2016

El francmasón Conde Cagliostro

El francmasón Conde Cagliostro.

Al estudiar el rito masónico Egipcio del Conde Cagliostro se observa que el énfasis en la respiración es una clara reminiscencia del "Antiguo Ritual egipcio", aludiendo a la ceremonia egipcia antigua de la "apertura de la boca", un rito que trata con otorgar los poderes del habla, del pensamiento, del alma, de la acción, (la antigua ceremonia era desconocido en laépoca de Cagliostro). En el mismo sentido, observamos que el papiro sen-sen, o "Libro de las Respiraciones", fue una obra funeraria corta a menudo enterrados con el fallecido, con la esperanza de ayudar a los difuntos en el más allá. El signo del grado de Compañero de Cagliostro incluido simbolismo similar y consistió en la apertura de la boca y exhalar inhalar con fuerza, mientras que mirando hacia el cielo. Cagliostro poseía una proporción de la potencia oculta en la que se habla como el magnetismo". Esto requiere, naturalmente, del "fluido" definido por Mesmer y el hecho de que él también sopló sobre los adeptos durante su iniciación ;.. con el aliento que tienen una afinidad con el prana- Usando este método Cagliostro dio - a través de medios ocultos - para obtener un cierto grado de apertura sobre sus iniciados masones del rito egipcio.

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Una característica interesante del ritual del Maestro Egipcio de Cagliostro fue la introducción de la "paloma", un medio idóneo para la apertura, cuando se coloca en un tabernáculo, los mensajes recibidos de los llamados ángeles planetarios Anael (Sol), Michael (Luna], Raphael (Marte], Gabriel (Mercurio], Uriel (Júpiter], Zob (r) Iachel (Venus] y (H) anachiel (Saturno]. Este último ángel era el favorito especial de Cagliostro. Los ángeles les aconseja sobre la solvencia de un candidato dado a . recibir los misterios, sino que también proporcionó otra información necesaria para los maestros de este curioso asunto.

En cierta ocasión El conde Cagliostro se dirigió a Varsovia. Arribó con todo el lujo que correspondía a su noble estirpe. Se trataba del Marques y su esposa. Se instalaron en un palacio de la Ciudad.

Había en Varsovia dos Logias masónicas en aquel entonces, que recibieron al Gran Copto Cagliostro de la Masonería Egipcia. Cagliostro dio varias conferencias sobre su rito egipcio, y les ofreció varias sesiones de adivinación y magia. Para esto utilizaba niñas a las que les servían de vestales, los masones del lugar sospecharon que las niñas fueran cómplices, y ofrecieron a sus propias hijas vírgenes para que sirvieran de médiums, y con estas se obtuvieron los mismos resultados de adivinación.

Con ello, se ganó la confianza y admiración de los hermanos masones de Varsovia. Entre ellos un Príncipe, con el cual entablo una buena amistad. El Príncipe pretendía conseguir un Elfo familiar, con el cual obtuviera poder. Lo comunicó a Cagliostro, quien trató de no dar importancia al asunto y dar un nuevo giro a la conversación.

Cuantiosos regalos eran enviados a Cagliostro por parte de Príncipe, quien rogaba en se le facilitara un Elfo para su ambicioso deseo.

Cagliostro investigando supo de las Locuras del Príncipe y su maldad, y mejor dejó la ciudad y se dirigió a Fráncfort.

En esa Ciudad había varias Logias Masónicas. Entro Cagliostro en contacto con varios hermanos masones y se identificó con ellos según los modos de reconocimiento masónicos. Se presentó como Alejandro de Cagliostro, con la Jerarquía de Gran Copto de Rito Egipcio. A los Masones de Fráncfort les pareció interesante, o digamos más que interesante y le aseguraron que en los archivos secretos de la Logia estaba ya registrado su nombre, su sello y su firma. Cagliostro se guardó en mostrar sorpresa, aún más recordaba un sueño previo, y esto le pareció un Déjà vu, pidió se le mostrarán los libros. Para tal efecto citaron al francmasón Cagliostro al día siguiente en la casa de uno de ellos.

Llegó puntual a la cita, donde lo recibieron varios hermanos masones. Lo condujeron a un amplio jardín en cuyo centro había un kiosco; penetraron en él y uno de ellos levantó una tapa secreta que abrió un pasadizo. Bajaron la escalera alumbrados con una linterna llegaron a una amplia sala subterránea en donde le dijeron estaban los archivos secretos de la Masonería.

Allí estaban las actas de instalación de todas las logias de Europa; la correspondencia desde años; registros, liturgias antiguas, fórmulas, cuentas bancarias de varias logias, que constituían un amplio capital. Lo que más sorprendió al Francmasón Cagliostro fue el hecho de que le fuera presentada una acta en la que doce Maestros templarios se comprometían a participar de forma activa y como dirigentes en el derrocamiento de la tiranía política y religiosa, concentrado todo su poder en Francia. Al calce, estaban las doce firmas con sus grados y sus sellos. Entre ellas estaba su propia firma y su sello de la serpiente atravesada por una flecha y sosteniendo una manzana entre los dientes.

Antes de despedir a Cagliostro el Gran Copto, le entregaron seiscientos luises, como donativo voluntario, para facilitarle sus traslados en el cumplimiento de sus altos deberes libertarios.

Cagliostro acudía con frecuencia a las Logias Masónicas en donde era recibido siempre con honores, los masones se aglutinaban alrededor de él, como pretendiendo recibir alguna nueva enseñanza. Aprovechaba toda oportunidad para ganar adeptos para su rito, siempre hacia sesiones de adivinación utilizando varios métodos, como el de la esfera de cristal, o el agua, o las palomas.

Muchos masones pidieron al conde Cagliostro que formara logias en donde visitaba, estando dispuestos a aportar grandes sumas de dinero para construir templos y adquirir ornamentos, así como permisos para utilizar su ritual masónico.

El Conde Alessandro di Cagliostro (Palermo, Sicilia, 2 de junio de 1743 – 26 de agostode 1795) médico, alquimista, ocultista, Rosacruz y alto masón, recorrió las cortes europeas del siglo XVIII.

Cagliostro afirmaba haber nacido en una familia cristiana de noble cuna, pero ser abandonado al poco de nacer en la isla de Malta. También aseguraba que siendo niño viajó a Medina, La Meca y El Cairo, y al regresar a Malta, ser iniciado en la Soberana Orden Militar de Malta, donde estudió alquimia, la Kabala y magia. Fundó el Rito Egipcio de la Francmasonería en La Haya, donde al igual de lo que sigue ocurriendo en las logias masónicas de SAN JUAN en la actualidad, se iniciaba a hombres y mujeres en la misma logia y tuvo influencia en la fundación del Rito Masónico de Misraim.

El Conde Cagliostro Relataba cómo fue que comenzó todo en cuanto al Rito de la Masonería Egipcia.

El Conde Cagliostro una tarde caminaba sin rumbo por las calles de Londres, el destino le preparaba un evento que le cambiaria para siempre, observó un cartel en el que anunciaba la venta de diversos objetos que habían sido propiedad de un anciano explorador fallecido recientemente. -- Penetró al recinto y encontró una extensa colección de extraños objetos egipcios, joyas, vasijas, manuscritos, ídolos, etc. Durante horas, observó aquel sin fin de antigüedades de valor incalculable, sin que ningún objeto expuesto le despertara realmente su atención, aunque su fascinación estaba al extremo.

De pronto en uno de los anaqueles, encontró un extraño Libro cuyo nombre le causó mucha impresión, luego sintió un profundo e imperioso deseo de poseerlo y estudiar su contenido. El título era: Masonería en el Antiguo Egipto. Temiendo que alguien lo pudiera comprar antes y tomarle la delantera, inmediatamente lo tomó, y para no mostrar su gran interés, lo colocó en medio de otros libros, de los cuales ni siquiera miró el nombre. Los pagó y salió rápidamente. --

Lo que ignoraba Cagliostro en ese momento era el hecho que había adquirido una obra literaria única y de incalculable valor, algo intuyó y se apresuró a llegar a su casa y leer el contenido del libro que tan profundamente le había impresionado.

De pronto, fue interceptado por un militar que le preguntó si él había adquirido un libro sobre Masonería Egipcia. Cagliostro titubeó un momento pero contestó afirmativamente, y el militar le platicó, que había acudido al lugar de la venta, y hojeado el catálogo de libros, vio el nombre del libro, sintió interés por adquirirlo y le informaron que se acababa de vender a un caballero llamado Cagliostro que salió minutos antes y se tomó la tarea de buscarle. Se disculpó por el atrevimiento de molestarle, para permitirle ver el grueso volumen de Masonería Egipcia para darse cuenta de su contenido.

Cagliostro aceptó más que gustoso; pues tenía la fuerte impresión de que este militar le ayudaría a comprender los extraños caracteres, que minutos antes había ojeado cuando se dirigía a su casa, Calgiostro no estaba equivocado el militar resulto un egiptólogo consumado, además de masón, fueron a una taberna llamada el manzano y mientras el militar hojeaba, charlaron amistosamente. --

El Conde relató al militar la extraña atracción que le produjo el Libro, y éste a su vez, dijo ser el Coronel Falsteind, Past Master de la Gran Logia Prusiana, y que se encontraba en Londres para afiliarse a una Logia Masónica del Rito Yorkino; razón por la cual tenía profundo interés en conocer el contenido del Libro. --

Nació en este instante entre ambos un sincero sentimiento de hermandad, al grado de que le invitó en ese instante a ingresar a la Logia Masónica a la que él estaba afiliado. La confianza que le causaba el Conde le hacía merecedor a aquel privilegio otorgado sólo a personas de honorabilidad, rectitud, inteligencia y conocimientos ampliamente aceptados y demostrados. Cagliostro, fue iniciado con todos los honores y debido a su profunda inteligencia y habilidad muy pronto pasó al segundo y tercer grado de la Francmasonería. Ya en calidad de masón, viajó a muchos lugares para visitar Logias. Tuvo la oportunidad de profundizar en el conocimiento más secreto de la fundación masónica, así como de sus procedimientos ocultos de adiestramiento, para su mejor desempeño en la sociedad y en su vida personal. --

Cagliostro fue un masón con practicaba los más altos ideales en cuanto a la rectitud y la justicia, la comprensión y la tolerancia, el respeto y la solidaridad humana. Se dedico a utilizar los conocimientos ocultos y basándose en las explicaciones del Libro que asiduamente estudiaba y que le había abierto a nuevos campos de la comprensión, así formó el Rito de la Masonería Egipcia, que tanta fama le dio, el Conde Cagliostro hizo todos los grados, puestos, dignidades, procedimientos, arreos, ornamentos etc. tomados del Libro Masonería del Antiguo Egipto. --

Entre las finalidades de su muy particular Masonería del Egipto, incluyó las enseñanzas de adivinación, la sibila, el uso de la esfera de cristal, la alquimia, y por último, los secretos de la eterna juventud y la purificación del alma. La máxima autoridad del Rito a nivel mundial, recaía en el Gran Copto, puesto que correspondía al mismo enigmático Conde Cagliostro. --Hizo la documentación necesaria para que el pudiera ostentar universalmente esa categoría ante quienes se presentara, usualmente personajes de la Nobleza. --

Además elaboró la Carta Patente en la que se la autorizaba a fundar nuevas logias en todos los países del mundo. A donde quiera se presentaba el Conde era admirado por sus dotes adivinatorias y por sus proezas en alquimia hasta hoy las únicas comprobadas como legitimo

Fraternalmente Alcoseri-

martes, 27 de diciembre de 2016

MASONERÍA EGIPCIA DEL ANTIGUO Y PRIMITIVO RITO DE MEMPHIS-MISRAÏM

MASONERÍA EGIPCIA 
DEL ANTIGUO Y PRIMITIVO 
RITO DE MEMPHIS-MISRAÏM

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El postulante que quiere ser admitido (iniciado) en la Corporación debe conocer la diferencia que existe entre la Alquimia, la Arquímica y la Espagírica. Por otra parte, debe conocer el nombre de las Piedras Brutas (minerales) y del Disolvente (ácido), a fin de poder realizar la Obra Alquímica. El Arte Sagrado o Sacerdotal de los egipcios fue transmitido a los árabes que lo definieron como Alquimia. Esa es la Ciencia que enseña el misterioso dinamismo que precede a la transformación de los cuerpos naturales. 

De la Búsqueda Alquímica, nacieron la Arquímica y la Espagiria: la Arquímica es la antecesora de la Química, mientras que la Espagírica es la antecesora de la medicina. 

El Postulante que quiere convertirse en una Célula (Neófito) en el Cuerpo (Templo) del Espíritu (Luz) debe saber que la Alquimia es la Vía Húmedo-Seca (Lunar- Solar) que permite realizar la Piedra Filosofica (Piedra Pura). Por otra parte, debe saber que la Galactita (Esteatita) es la Piedra Bruta solar (masculina), mientras que el Olivino (Peridoto) es la Piedra Bruta lunar (femenina). 

Finalmente debe saber que el ácido clorhídrico (ácido muriático) es el Disolvente. Materias de base y Disolvente Se compran la Galactita (silicato hidratado de magnesio), el Olivino (silicato de hierromagnesio) y el ácido clorhídrico (compuesto de agua y cloro). 

La Galactita puede encontrarse, como piedra de ensartar, en mercería. 

El Olivino puede encontrarse, como collar, en joyería. El ácido clorhídrico puede encontrarse, al 32% de cloro, en droguería. 

Nota: 

El peso del olivino ha de ser el doble respecto al de la Galactita. Esto es todo lo que debe saber aquel que quiere convertirse en una Célula en el Cuerpo del Espíritu, es decir, un Neófito en el Templo de la Luz.

lunes, 26 de diciembre de 2016

Secretos de la Gran Pirámide de Keops

Secretos de la Gran Pirámide de Keops
De todos los monumentos de Egipto, las pirámides han provocado siempre el más vivo interés y las teorías más descabelladas. Varias generaciones de egiptólogos han declarado imperturbables que las pirámides se construyeron por los motivos más triviales y equivocados, que sus dimensiones y proporciones son accidentales, y que su enorme volumen no es más que un ejemplo de la egolatría faraónica. Sin embargo, todo eso sigue sin convencer al profano, y todo lo que huele a misterio sigue despertando interés. Las fuentes antiguas explicaban que las pirámides, y especialmente la Gran Pirámide de Keops, se construyeron para encarnar en sus dimensiones y proporciones una rica diversidad de datos astronómicos, matemáticos, geográficos y geodésicos (la geodesia es la rama de las matemáticas aplicadas que determina las cifras y áreas de la superficie de la tierra). Pero, aunque algunos de sus cálculos parecían corroborar la idea, había otros que no concordaban. Realizar una medición exacta del conjunto de la pirámide resultaba imposible debido a la arena y los escombros acumulados en torno a su base, y —como suele ocurrir en el ámbito científico— los datos que sustentaban la teoría ortodoxa predominante se conservaron, mientras que los que resultaban embarazosos se ignoraron. Sin embargo, en Gran Bretaña las ideas geométricas hallaron eco en astrónomos serios, matemáticos y masones, quienes descubrieron numerosas coincidencias sorprendentes entre las medidas y proporciones de las pirámides y las medidas de la Tierra, recientemente verificadas.

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No podía atribuirlas al azar. Sin embargo, como fundamentalista que era, Se creía en la verdad literal de la Biblia, y no podía optar por atribuir tales conocimientos a los antiguos egipcios, una raza especialmente maltratada en el Antiguo Testamento aunque, según el relato bíblico, Moisés aprendió todo su saber en la corte del faraón. Así, dado su fundamentalismo, no se tenía otra opción que apelar a una intervención divina directa, y de este modo nació la seudociencia de la «piramidología». Aunque inicialmente se hallaron pocos devotos, de estás ideas que llegaron hasta el francmasón Charles Piazzi Smyth, quien se dirigió a Egipto para confirmar las tesis . Sus mediciones, con mucho las más exactas realizadas hasta entonces, pronto confirmaron la hipótesis de que los antiguos egipcios poseían avanzados y precisos conocimientos astronómicos, matemáticos y geodésicos, que se encarnaban en un magnífico sistema de pesas y medidas, cuyos restos seguían gozando de una amplia utilización en todo el mundo, en forma de bushels, galones, acres y otras medidas. Sin embargo, muchos europeos , no podían atribuir a los egipcios unos conocimientos elevados; y recurrieron a la divinidad. Poco después, otro entusiasta , Robert Menzies, propuso que el sistema de pasadizos de la Gran Pirámide estaba concebido como un sistema de profecías del que se podía deducir la fecha de la segunda venida de Cristo. En ese momento, la piramidología se convirtió en un terreno de fanáticos. Por curiosa que hoy nos pueda parecer, la teoría anglo-israelita (que los británicos descendían de una de las tribus perdidas de Israel) era una de las que ocupaban el tiempo y el pensamiento de muchos Victorianos instruidos que, por lo demás, no carecían de sentido común. La piramidología fue, pues, objeto de un apasionado debate intelectual. Sin embargo, en el contexto aparentemente científico de Smyth, la teoría se sustentaba en la validez de la «pulgada piramidal», una medida inventada por él y que no se manifestaba en ningún otro monumento o dispositivo de medición egipcio.

Cuando ésta fue refutada por las mediciones, aún más exactas, realizadas por W. M. Flinders Petrie, la teoría se vino abajo, aunque los entusiastas siguieron leyendo profecías cada vez más detalladas en la cámara del rey. Con el advenimiento de la era espacial, los descendientes espirituales de los piramidólogos (Erich von Daniken es el menos creíble, y, por tanto, el de mayor éxito de todos ellos) han seguido proponiendo nuevos y fantásticos usos para las pirámides: éstas sirvieron como rampas de aterrizaje de las naves espaciales, o eran pantallas protectoras con las que los antiguos científicos explotaban la energía del cinturón de Van Alien. No hace falta decir que tales teorías no cuentan con el respaldo de ninguna evidencia concreta. Pero, si la falta de evidencias es el criterio para juzgar la excentricidad de una determinada teoría, entonces hay una que resulta aún más excéntrica que todas las fantasías de los piramidólogos y los adictos a los ovnis. Es la teoría de que las grandes pirámides se construyeron como tumbas, y sólo como tumbas. No hay absolutamente ninguna evidencia, directa o indirecta, que sustente esta teoría. Mientras que resulta claro y evidente que las numerosas pequeñas pirámides del Imperio Medio y Nuevo se concibieron como tumbas, y han revelado una rica variedad de momias y ataúdes, las ocho «grandes» pirámides atribuidas a la III y IV dinastías del Imperio Antiguó no han revelado signo alguno ni de ataúdes ni de momias. La construcción de estas inmensas estructuras difiere en todos los aspectos de las tumbas posteriores. Los curiosos pasadizos inclinados no podrían resultar menos propicios para los elaborados ritos funerarios que dieron fama a Egipto. Los austeros interiores de las «cámaras mortuorias» muestran un vivido contraste con las cámaras, lujosamente decoradas con grabados e inscripciones, del Egipto posterior. Además, se cree que las ocho grandes pirámides se construyeron durante los reinados de tres faraones (aunque ésta es una idea discutida, debido a la falta de evidencias directas que atribuyan estas pirámides a unos faraones concretos). En cualquier caso, esto da como resultado más de una gran pirámide por faraón, lo que invita a la especulación acerca de por qué ha de haber varias tumbas para un solo rey. Los egiptólogos, y, con ellos, los historiadores, se niegan a aceptar la posible validez de otras alternativas a la teoría de «sólo tumbas», prescindiendo de lo bien fundamentadas que puedan estar. ¿Cuál es, pues, el atractivo de esta teoría, improbable, indefendible y en absoluto documentada? Creo que su atractivo consiste en que es prosaica y trivial. En la egiptología, como en muchas otras disciplinas modernas, se considera que todas las preguntas tienen respuestas «racionales». Si no se dispone de ninguna evidencia que proporcione una respuesta racional, la solución habitual es trivializar el misterio. En muchos círculos académicos trivialidad es sinónimo de razón. Dada esta pasión por la trivialización, las afirmaciones nunca confirmadas de los piramidólogos tuvieron graves repercusiones. En todo el desarrollo de la egiptología, desde Jomard en adelante, diversos eruditos serios, sensatos y cualificados han cuestionado las concepciones predominantes y la decisión generalizada de ver a los egipcios como seres primitivos. Biot, Lockyer y Proctor, astrónomos profesionales, propusieron sólidas teorías que atestiguaban un elevado nivel de conocimientos astronómicos entre los egipcios. Lockyer —que fue ridiculizado por haber propuesto que Stonehenge se construyó como instrumento astronómico— mostró cómo las pirámides podrían haber servido en la práctica para obtener datos astronómicos precisos.

En muchos otros ámbitos, diversos especialistas han atestiguado también la existencia de elevados conocimientos entre los egipcios. Pero fueron las afirmaciones sensacionalistas de Smyth, Menzies y sus sucesores las que saltaron al primer plano, permitiendo a los egiptólogos ortodoxos agrupar a todas y cada una de las teorías disidentes bajo el manto de la piramidología. Así, las provocativas especulaciones de Lockyer y otros fueron ignoradas. Mientras tanto, había aparecido la teoría de la evolución de Darwin. Cuando se inició la egiptología, la mayoría de los eruditos, como fieles hijos de la Ilustración, eran ateos, materialistas o sólo nominal-mente religiosos. Casi todos ellos estaban convencidos de que representaban el apogeo de la civilización. Pero todavía no se contemplaba el proceso como algo inevitable y automático; los intelectos más renombrados de la época aún no se veían a sí mismos como monos avanzados. Todavía no era una herejía sugerir que, en realidad, los antiguos sabían algo. Pero cuando la teoría de la evolución se convirtió en dogma, se hizo imposible atribuir conocimientos exactos a las culturas antiguas sin socavar la fe en el progreso. Así, colocados en el mismo saco que los piramidólogos, e incapaces de respaldar ideas sensatas con pruebas fehacientes, todos aquellos primeros egiptólogos, hombres de gran amplitud de miras, fueron perdiendo terreno poco a poco. Visto retrospectivamente, se puede decir que era inevitable. Todos aquellos hombres, sin excepción, trabajaban en la sombra. En Europa, las verdades místicas y metafísicas que nutren a la auténtica civilización estaban oscurecidas, fosilizadas u olvidadas Entonces era posible, como también lo es hoy, acudir a la catedral de Chartres y quedar cautivado por la inquebrantable convicción de que, de algún modo, ahí está el sentido de la vida humana en la Tierra.

Pero explicar dicha convicción, ponerla en términos comunicables, resultaba imposible hace cien años. Y «demostrarla» sigue siendo imposible. Aunque corruptas y decadentes, las civilizaciones orientales del siglo xix eran florecientes comparadas con Europa. Pero sólo resultaban accesibles a Occidente a través de la distorsionada verborrea de Blavatsky, o de los libros de los eruditos occidentales, imbuidos de las nociones progresistas de la Ilustración y, por tanto, ciegos al sentido interior de las palabras que pretendían comunicar. Lo que hoy está a disposición de cualquier estudiante quedaba entonces fuera del alcance de la mayoría de los eruditos. Resultaba imposible estudiar de primera mano las auténticas obras de los maestros zen, los sufíes o los yoguis, leer el Libro de los muertos tibetano, el Tao Té-king, los Filokalia, a los místicos cristianos, los alquimistas, los cabalistas y los gnósticos; comparar todos estos mitos con los egipcios, y reconocer, por encima de sus diferencias, el vínculo que une a todas estas tradiciones. Al mismo tiempo, era imposible para la mayoría de los hombres reconocer la auténtica naturaleza del «progreso». Los artistas, que en Occidente especialmente actúan como una especie de terminaciones nerviosas sensibles de la sociedad, solían estar menos engañados. Goethe,Blake, Kierkegaard, Nietzsche, Melville, Schopenhauer, Novalis, Dostoievski y algunos más veían el progreso tal como era; pero representaban una impotente minoría. Hoy, un hombre tieneque estar loco para creer en el «progreso»; hace cien años bastaba con que fuera insensible. Vista desde la perspectiva histórica, la egiptología constituye un inevitable producto de su época. Al mirar atrás, se hace evidente que hace cien años ningún erudito o grupo de eruditospodía haber percibido lo que era el auténtico Egipto.

Para ello se necesitaban primero losavances de la ciencia moderna, así como la posibilidad de disponer al mismo tiempo de las doctrinas místicas de Oriente y de una mente capaz de aplicar ambos tipos de conocimiento a lasruinas de Egipto. Al mirar atrás, resulta imposible no admirar los hercúleos esfuerzos de los egiptólogos: sus concienzudas excavaciones, la reconstrucción de las ruinas, la recogida, filtrado y clasificación de datos, la gigantesca labor de descifrar los jeroglíficos y la escrupulosa atención alos detalles en todos los campos y en todos los niveles. Pero, al mismo tiempo, resulta difícil comprender el modo en que aquellos eruditos llegaron a muchas de sus conclusiones, dada la naturaleza del material del que disponían. Una afirmación realizada por Ludwig Borchardt, uno de los egiptólogos más industriosos y prolíficos, describe muy bien la situación en una sola frase. En 1922, tras haber demostrado que las pirámides de Egipto estaban orientadas a los puntos cardinales, y situadas y niveladas con una precisión que hoy no se podría superar, Borchardt llegaba a la conclusión de que, en la época de la construcción de las pirámides, la ciencia egipcia estaba aún en su infancia. 

ALCOSERI

domingo, 25 de diciembre de 2016

Las Masonerías en el mundo contemporáneo

Las Masonerías en el mundo contemporáneo
(Segunda entrega)
Oscar Figueredo

2. La masonería francesa

Vitral de la capilla Francmasónica de la catedral del Burgo de Osma.

La fundación de las primeras Logias

En París, se remontan las primeras reuniones masónicas al año 1725. Un grupo de ingleses, a cuyo frente estaba Carlos Raclyffe, el caballero Maclean y Francisco Heguerty (cadete del regimiento de Dillon), se reunían en la calle Boucheries, en casa de un comerciante inglés llamado Hure, cuya tienda se llamaba “Louis d’ Argent”. Esta logia se constituyó por “motu proprio”, es decir, en virtud de los derechos que sus fundadores creían tener por su iniciación. Fue compuesta casi exclusivamente por refugiados jacobinos, y no tuvo relación alguna con la Gran Logia de Londres, cuya autoridad central tendía a esparcirse.

El 7 de mayo de 1729, Andrés Francisco Lebreton fue Maestro de una Logia que se reunía en la calle de la Boucherie “A la ville de Tonerre”, en casa de Debure. Ésta fue la Logia Santo Tomás, que el 3 de abril de 1732 se hizo conceder una carta regular bajo el N° 90, por el vizconde de Montagu, entonces Gran Maestro de la Gran Logia de Londres. De esta Logia se desprendió otra, el 1 de diciembre de 1729, que tomó el nombre de Loge des Arts Sainte Margueritte. Una cuarta Logia fue constituida en 1735, en la calle de Bussy, en la casa de un comerciante llamado Landellee. Se llamó la Logia d’Aumont, donde el duque de ese nombre fue recibido.

La Gran Logia Inglesa de Francia

Las primeras cuatro logias parisienses sobre las cuales se tienen noticias ciertas, se reunieron en 1736, estando presentes cerca de 60 miembros. Eligieron a un Gran Maestre en la persona de Charles Radcliff, conde de Derwentwater, fundador de la primera Logia en la hospedería Au Louis d’Argent.

Debiendo éste abandonar el país, fue elegido en 1738, en una segunda asamblea, como Gran Maestre ad vitam, Louis de Pardaillon, duque de Antin, quien aceptó el cargo, a pesar de que el Rey Luis XV habría amenazado con la Bastilla, al francés que la aceptara.

Empiezan en esta época las primeras graves hostilidades en contra de la Masonería, tanto de carácter político como religioso. Las primeras sospechas nacieron cuando ésta ya no se limitaba a reunir entre sí a elementos extranjeros, sino que además admitía igualmente a miembros de la nobleza y ciudadanos ordinarios, fraternizando mutuamente con toda apariencia de conspiración. Entonces las logias fueron vigiladas y se llegó hasta a suspenderlas, aprehendiendo a los masones y a quienes los hospedaban; sin embargo, todo esto no obstaculizó su proceso, y las logias siguieron reuniéndose y aumentaron las precauciones. Incluso, el riesgo a que se exponían hizo más atractivo el pertenecer a ellas.

[box class=”pull”]Cuando en 1743 murió prematuramente el duque de Antin, había en Francia más de 200 logias, 22 de las cuales actuaban en París.[/box]

Cuando en 1743 murió prematuramente el duque de Antin, había en Francia más de 200 logias, 22 de las cuales actuaban en París. Se remonta a esta época, y precisamente al 21 de marzo de 1737, el famoso discurso de Andrés Miguel Ramsay, Gran Orador de la Orden, pronunciado durante una recepción, y que tanta importancia tuvo después por sus múltiples repercusiones. Estas repercusiones, por un lado, ocasionaron la concepción y la creación de aquella famosa obra que fue la Enciclopedia; por otro lado, el movimiento conocido con el nombre de Maestros Escoceses, que empezaron por juntar un cuarto grado privilegiado (esto también había sido hecho por la Gran Logia disidente fundada en Inglaterra en 1751, con el nombre de Real Arco), que después se multiplicó en una serie de grados suplementarios que querían reproducir las antiguas Órdenes caballerescas, creciendo hasta los 33 grados actuales del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

Esta última novedad no fue al principio muy bien acogida, y un artículo de las Ordenanzas Generales de la Gran Logia Inglesa de Francia (como así se llamaba entonces) no reconocía a los Maestros Escoceses derecho o privilegio por encima de los tres grados de Aprendiz, Compañero y Maestro.

La Gran Logia de Francia

Sin embargo, doce años más tarde, repudiándose el nombre de Gran Logia Inglesa por el simple de Gran Logia de Francia, y revisándose los Estatutos, se reconoció a los Maestros Escoceses, igual que a los Maestros de Logias, el privilegio de permanecer cubiertos en las tenidas, así como el derecho de inspeccionar las logias y restablecer el orden cuando fuera necesario.



La divisa de la República francesa, Libertad, igualdad, fraternidad, es compartida por la Gran Logia de Francia.

El Conde de Clermont, que en 1743 había sido elegido en sustitución del Duque de Antin, no tomó seriamente el cargo aceptado, y hasta transcurridos los primeros cuatro años no se atrevió a ostentar el título de Gran Maestre. Para esquivar su responsabilidad eligió al principio un substituto que no fue más activo que él, y después a un intrigante maestro de baile que levantó vehementes protestas, rehusando la mayoría de los componentes de la Gran Logia a reunirse bajo su presidencia.

A pesar de haber sido en 1762 revocado de su cargo y substituido por el Diputado Gran Maestre y no obstante a la buena voluntad de éste, no se pudo evitar la anarquía que llevó a las logias a la autonomía más completa, disolviéndose prácticamente la Gran Logia. Ésta, por mandato del rey, quedó en suspenso en 1767, cuatro años antes de la muerte del conde de Clermont.

En esta ocasión fue nuevamente convocada, siendo elegido Gran Maestre el Duque de Chartres. Y se nombró también, como Administrador general, al Duque de Luxemburgo, destinado a substituirlo efectivamente.

El Gran Oriente de Francia

Se constituye la Gran Logia Nacional, siendo representadas permanentemente en la misma, por medio de diputados, todas las Logias, junto a la autoridad central directiva que tomó el nombre de Gran Oriente de Francia. También se puso fin al privilegio de los Maestros de Logias, que se consideraban hasta entonces vitalicios, estipulándose que todos los talleres eligieran anualmente a sus oficiales.

Como no todas las logias reconocieron estas reformas, se formó también, en oposición con el Gran Oriente, la Gran Logia de Clermont, que reconocía igualmente como Gran Maestre al Duque de Chartres.

[box class=”pull”]En 1774 la Masonería francesa acordó oficialmente reconocer a la Masonería de Adopción, con un rito especialmente elaborado para la mujer, constituyéndose entonces muchas logias femeninas.[/box]

Varias asociaciones destinadas para dar a la mujer participación en los trabajos masónicos fueron creadas cerca de la mitad del siglo XVIII. En 1774 la Masonería francesa acordó oficialmente reconocer a la Masonería de Adopción, con un rito especialmente elaborado para la mujer, constituyéndose entonces muchas logias femeninas.

Desde el 1773 al 1789, la Masonería tomó un impulso formidable en Francia, pasando de 600 el número de las logias. Se hicieron iniciar en ella los hombres más conocidos de la época, entre otros Voltaire, a la edad de ochenta años, que fue recibido en 1778, presentado por Benjamín Franklin y Court de Gebelin, siendo la asamblea presidida por el célebre astrónomo Lalande.

La Masonería en Francia y la Revolución

¿Cómo era la Masonería Francesa antes de la Revolución? Quizás el testimonio de la Reina María Antonieta, expresado en una carta en la que responde a las inquietudes de su hermana, concerniente a la Orden masónica en Austria, podría esclarecer el panorama.

La Reina le señala a su hermana:

“Yo creo que te inquietas mucho sobre la Francmasonería en lo que concierne a Francia; está lejos de tener aquí la importancia que puede tener en otras partes de Europa, por la razón de que todo el mundo lo es; sabemos así todo lo que pasa. ¿Dónde está el peligro? Tendríamos razón de alarmarnos si fuese una sociedad secreta y política; el arte del gobernar es al contrario, dejarla expresarse y ver que no es más de lo que es en realidad, una sociedad benéfica y de placer; donde se come mucho, se habla y se canta, lo que le permite al Rey decir que donde la gente canta no se conspira. No es sin duda una sociedad de ateos declarados, porque, tal como me dijeron: Dios está en todas las bocas; se practica mucho la caridad, se cuida a los niños de los miembros pobres o fallecidos; se casan sus hijos; no hay nada de mal en eso”.

Con la Revolución, la Masonería suspendió en Francia sus actividades. Se le atribuye erróneamente haber tomado en ésta una participación directa, si bien es cierto que la tuvo en la revolución intelectual que la precedió, con la afirmación del trinomio libertad-igualdad-fraternidad; que, interpretado profanamente, pudo haber sido causa indirecta de muchos excesos. Pero un conocimiento más profundo de la verdadera esencia de la institución y de cómo se debe realmente interpretar ese trinomio, pone a ésta por encima de toda efectiva responsabilidad en aquel cataclismo, del que fue también una de las víctimas.

[box class=”pull”]El paso del siglo XVIII al XIX es decisivo para comprender la orientación tan dispar que algunas masonerías adoptaron tras la Revolución Francesa. Revolución en la que la masonería no sólo no intervino directamente, sino que fue una más de sus víctimas.[/box]

Masonería, Revolución y Napoleón Bonaparte

El paso del siglo XVIII al XIX es decisivo para comprender la orientación tan dispar que algunas masonerías adoptaron tras la Revolución Francesa. Revolución en la que la masonería no sólo no intervino directamente, sino que fue una más de sus víctimas hasta el punto que prácticamente desapareció.

[box class=”pull”]La nueva masonería que nacerá tras la revolución en el continente europeo fue obra de Napoleón Bonaparte.[/box]

La nueva masonería que nacerá tras la revolución en el continente europeo fue obra de Napoleón Bonaparte, quien se sirvió del sistema organizativo de la masonería para crear una especie de quinta columna al servicio del emperador. La formación de logias en la mayor parte de los regimientos le dio un carácter militar bonapartista, acrecentado por el hecho de que el propio Napoleón nombró directamente a los Grandes Maestros de la masonería entre sus hermanos y mariscales, en los países sometidos tras la invasión de sus ejércitos. Esta masonería bonapartista, estatista e imperial desapareció con el propio emperador.

La Masonería Liberal

A partir de entonces, la masonería será identificada con el liberalismo por la Europa del Congreso de Viena. En los intentos hechos por el Papa, el zar de Rusia, el emperador de Austria y todos los reyes y soberanos absolutistas por mantener la Europa del siglo XVIII frente a la Europa de las libertades, nacida de la Revolución Francesa, la masonería fue presentada como la causante y portadora de una ideología de defensa de la libertad individual y de los pueblos, de soberanía popular, identificada con los derechos del hombre, la tolerancia y pacifismo, y con la fraternidad universal por encima de divisiones ideológicas, políticas o religiosas.

[box class=”pull”] La alianza constituida en esos años entre el trono y el altar, entre la monarquía y el clero, frente al liberalismo que atentaba contra sus derechos y tradiciones, la masonería se vio afectada por el nacimiento del famoso mito del “complot masónico-revolucionario”..[/box]

En consecuencia, la alianza constituida en esos años entre el trono y el altar, entre la monarquía y el clero, frente al liberalismo que atentaba contra sus derechos y tradiciones, la masonería se vio afectada por el nacimiento del famoso mito del “complot masónico-revolucionario”.

A partir de estos años, la masonería continental europea se vio involucrada en una imagen menos sólida y respetable en comparación con la mantenida en el mundo anglosajón, y llegó a verse especialmente afectada ante la confusión surgida al proliferar las sociedades secretas y al identificarse a los masones con los iluminados bávaros, los jacobinos, carbonarios y otros por el estilo.

La aparición de las llamadas sociedades patrióticas o políticas —en especial los carbonarios— y su lucha por la unificación italiana y la oposición a todo tipo de absolutismo en política, llevó a países como Italia, especialmente los Estados Pontificios, y España en cuanto defensora del papado, a emprender una virulenta campaña contra las sociedades secretas; y en especial, contra la masonería, que quedó identificada con la carbonería.

Las transformaciones del Gran Oriente de Francia

En 1849 el Gran Oriente de Francia tenía en su Constitución normativas que declaraban que la masonería era una institución eminentemente filantrópica, filosófica y progresiva, que tenía por base la creencia en Dios y en la inmortalidad del alma.

[box class=”pull”]Bajo Napoleón III, la masonería francesa, influida por los elementos antirromanos de la política del emperador, organizó una intensa propaganda anticlerical.[/box]

Bajo Napoleón III, la masonería francesa, influida por los elementos antirromanos de la política del emperador, organizó una intensa propaganda anticlerical. De esta actitud inicial de anticlericalismo se pasó, poco a poco, a una verdadera pasión antirreligiosa que se hizo fuerte, sobre todo, en las logias dependientes de los Grandes Orientes de los países latinos (tanto europeos como iberoamericanos), hasta el extremo de que en varios de ellos se llegó a la supresión de la antigua invocación masónica: “A la gloria del Gran Arquitecto del Universo”.

En 1877, el Gran Oriente de Francia decidió suprimir de sus trabajos la fórmula A L… G… D… G… A… D… U…como manifestación institucional de la defensa irrestricta a la absoluta libertad de conciencia de sus miembros, quienes están en libertad de creer o no creer en lo que les plazca.

Javier Otaola en su obra La Masonería hoy describe así este trascendental momento:

“En 1877, poco después de la guerra franco-prusiana, el Convento Anual del Gran Oriente de Francia planteó la primera gran cuestión discutiendo la posición tradicionalista. ¿Es imprescindible para el desarrollo del trabajo masónico que este se realice en todas las logias A la gloria del Gran Arquitecto del Universo? ¿No cumpliría más cabalmente su función de Centro de unión la masonería incorporando a todos aquellos que lo deseen, al margen de su concepción metafísica, espiritualista, materialista o agnóstica?”

Esta fue la cuestión suscitada, y la que dio lugar a la creación de un nuevo rito masónico que se incorporaba a los demás, pero que a diferencia de los demás suprimía la invocación al Gran Arquitecto del Universo. A partir de ese momento, las Logias del Gran Oriente de Francia podían practicar sus ritos tradicionales o el nuevo rito (el denominado Rito Francés); en todo caso cuando el Gran Oriente se reuniera ritualmente lo haría siguiendo el nuevo Rito, por ser el más alto de todos ellos en cuanto a sus implicaciones metafísicas.

Esta propuesta no implicaba para sus defensores una declaración de ateísmo, prueba de ello es que la defensa de la misma fue hecha por el hermano y pastor protestante Desmons, cuya posición personal era evidentemente el teísmo cristiano. La aceptación de esta innovación por parte de la masonería francesa supuso, para los ingleses, que el Gran Oriente de Francia escogía una interpretación diferente de la tradición, lo cual visto desde la perspectiva inglesa significaba evidentemente una conducta irregular.

Antecedentes: El Convento de Lausanne

Esta resolución del Gran Oriente de Francia fue el resultado de una enconada lucha desarrollada durante muchos años en reacción a otra resolución del Gran Oriente, tomada en 1848-1849, por la cual se incluyó un artículo en la Constitución, que establecía como obligación para ser admitido en la masonería, la creencia en Dios y en la inmortalidad del alma.

Como antecedente inmediato a esta resolución de 1877, cabe recordar que dos años antes, en 1875, se llevó a cabo en la ciudad de Lausanne, la Confederación Helvética, el Convento del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, precisamente denominado Convento de Lausanne.

De entre las muchas decisiones adoptadas en este convento, cabe destacar la reforma de las Grandes Constitucionesde 1786 y la suscripción de un Tratado de Alianza y Confederación de los Supremos Consejos, redactado en el Convento. Se aprobó además un solemne manifiesto que comportaba la declaración de principios de Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

A instancias de los masones franceses e inspirados en una concepción definidamente laica de la Orden y sus preceptos, se introdujo el símbolo del G\ A\ D\ U\, interpretado como “Principio Superior e Ideal”. Se hizo con la oposición del representante del Supremo Consejo de Escocia, H\ L. Mackersay, que se retiró del mismo alegando que ello abriría la puerta a la admisión de miembros que no profesaran abiertamente su creencia en la existencia de un Dios personal, sino simplemente en un principio creador.

Además, en su transcurso se aprobó una moción que autorizaba a los Soberanos Supremos Consejos

“para que puedan hacer las alteraciones que juzguen necesarias en el texto de los juramentos y obligaciones masónicas, a fin de ponerlas en armonía con las costumbres de sus respectivos países”, autorizando además a que “teniendo en cuenta las costumbres y creencias de los masones de su obediencia, cuidarán de que en las fórmulas de juramento y como sanción de las mismas, se invoque además sin omitirlos, el honor y la lealtad del hombre digno y del Masón”.

Estas resoluciones, que podrían estar en el origen de la decisión del Gran Oriente de Francia de suprimir de su Constitución la obligación en la creencia en Dios y en la inmortalidad del alma, se tradujo en una radical reforma de los rituales en 1884 en el Gran Oriente de Francia, que hicieron opcional el uso de la Biblia en las tenidas y la invocación al G\A\D\ U\.

Para una mejor ilustración, transcribimos el Manifiesto del Convento de Lausanne (septiembre de 1875), que dice:

“Desde hace mucho, y sobre todo en estos últimos tiempos, la Masonería ha sido objeto de los más injuriosos ataques.

En el momento en que el convento, tras haber examinado con la mayor atención las antiguas constituciones del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, conservando con religioso respeto las sabias disposiciones que le protegen y le perpetúan, libera a la Masonería de vanas trabas, queriendo que se penetre del espíritu de libertad que anima a nuestra época; en el momento en que, sobre bases inquebrantables, sanciona una íntima alianza entre los masones de todo el mundo, el convento no puede disolverse sin responder con una potente declaración a esas deplorables calumnias y enérgicas condenas.

Ante todo, para los hombres que desean conocer sus principios antes de postularse ante la Francmasonería, los proclama mediante la siguiente declaración, que constituye su programa oficial en los términos acordados por el convento:

Declaración de principios:

Art. 1º.- La Francmasonería proclama, como lo ha hecho siempre, desde su origen, la existencia de un Principio Creador, bajo el nombre de Gran Arquitecto del Universo.

Art. 2º.- No impone ningún límite a la investigación de la verdad y exige a todos la tolerancia, a fin de garantizar a todos esa libertad.

Art. 3º.-La Francmasonería está, pues, abierta a los hombres de todas las nacionalidades, razas y creencias.

Art. 4º.- Prohíbe en sus talleres toda discusión política y religiosa, acogiendo a todo profano cualesquiera sean sus opiniones políticas y religiosas, siempre que sea hombre libre y de buenas costumbres.

Art. 5º.- La Francmasonería tiene como fin luchar contra la ignorancia bajo todas sus formas, siendo una escuela mutua cuyo programa se resume así: obedecer las leyes del país de cada uno; vivir honradamente; practicar la justicia; amar a sus semejantes; trabajar sin flaqueza por el bien de la humanidad y en pro de su emancipación progresiva y pacífica.”

El Gran Oriente de Francia es declarado “irregular”

Dos años más tarde, el Gran Oriente suprimió la fórmula del “Gran Arquitecto del Universo. El clérigo protestante Desmons había defendido la proposición encaminada a esta supresión, alegando la necesidad de que el principio de la libertad de conciencia quedase expresado tan claramente como fuese posible. Esto tuvo efecto mediante esta fórmula: “La Masonería tiene por principios la absoluta libertad de conciencia y la solidaridad humana. No excluye a nadie por razón de su credo“.

La reacción masónica internacional no se hizo esperar y la posición de la tendencia pro inglesa tuvo paradójicamente su más clara expresión en la masonería alemana.

“La Unión de Masones alemanes no exige de sus miembros determinada confesión dogmática con respecto a la existencia de Dios, y la admisión en la Orden no depende de las creencias religiosas. Sin embargo, los símbolos y los rituales masónicos entrañan la idea de Dios, sin la cual serían incomprensibles y carecerían de significado. Los principios y la historia de la Masonería enseñan y atestiguan la idea de Dios. Los masones veneran a Dios en el concepto de Gran Arquitecto del Universo. La sagrada ley moral tiene para los masones su más profunda y recia raigambre en Dios. Si la Masonería desechara la idea de Dios, su trabajo simbólico perdería toda su fuerza y su más alto objeto resultaría sin fondo y vigor. La Asamblea de las Grandes Logias alemanas, en nombre de la Unión Masónica alemana, declara, por lo tanto, su convencimiento de que una Logia masónica que no reconozca y niegue la existencia de Dios, no puede considerarse justa y perfecta, y que una Masonería atea deja de ser Masonería.”

[box class=”pull”]En 1877 surge, por primera vez, la cuestión de la regularidad, cuando la Gran Logia Unida de Inglaterra invocó normas de reconocimiento, para declarar la irregularidad del Gran Oriente de Francia, en virtud de las determinaciones analizadas.[/box]

En 1877 surge, por primera vez, la cuestión de la regularidad, cuando la Gran Logia Unida de Inglaterra invocó normas de reconocimiento, para declarar la irregularidad del Gran Oriente de Francia, en virtud de las determinaciones analizadas.

El Gran Oriente de Francia, ante una solicitud que le formulara a la Gran Logia de Inglaterra en 1885, a fin de que esta revocara la excomunión decretada, recibió la siguiente respuesta:

“La Gran Lo­gia de Inglaterra sostiene y siempre ha sostenido que la creencia en Dios es la primera gran señal de toda verdadera y auténtica masonería, y fuera de esta creencia profesada como principio esencial de su existencia, ninguna asociación está en derecho de reclamar la herencia de las tradiciones y de las prácticas de la an­tigua y pura masonería”. El abandono de este Landmark, en la opinión de la Gran Logia de Inglaterra, “suprime la piedra fundamental de todo el edificio masónico”.

Referencias:
Ferrer Benimeli, José Antonio. La Masonería. Alianza Editorial.
Wirth, Oswald. El Libro del Aprendiz. Biblioteca Upasika. upasika.net
Orígenes e Historia de la Masonería. Gran Logia de la Masonería del Uruguay.masoneriadeluruguay.org.
Herrera Michel, Iván (2007). Historia de la Masonería. Barranquilla, Colombia.
El Rito Francés Moderno. Biblioteca Masónica Mauro Pinto, Brasil.
Lavagnini, Aldo. Manual del Compañero. Edición Virtual.
La Regularidad Masónica y el Volumen de la ley Sagrada.

http://www.gadu.org/antologia/las-masonerias-en-el-mundo-contemporaneo-segunda-entrega-oscar-figueredo/

sábado, 24 de diciembre de 2016

Los Saturnales: La Navidad Romana

Los Saturnales: La Navidad Romana

Los grandes dioses del Panteón Romano gozaron de fechas especialmente dedicadas a su culto.


Entre los días 17 y 23 del mes de diciembre se festejaban las Saturnales. Las celebraciones se iniciaban con un sacrificio en honor al dios en el templo de Saturno, al pie de la colina del Capitolio, y proseguían con un banquete público que daba paso a la más absoluta permisividad y libertinaje.


LA LEYENDA

La leyenda supone que Saturno asimilado al Cronos griego, había sido expulsado del cielo por Júpiter, desde donde llegó a Italia; durante el reinado de esta divinidad de la agricultura, los itálicos habrían vivido una edad de oro, sin guerras ni malas cosechas, donde no se conocía la propiedad privada ni tampoco la esclavitud. Con esta celebración, también se homenajeaba a los generales romanos que habían triunfado en exitosas campañas militares.

Como hizo Julio César tras sus victorias sobre las Galias, Egipto, el Ponto y África.

En qué consistían las Saturnales

Las Saturnales emulaban esa edad dorada y, durante su transcurso, se suspendían temporalmente las actividades comerciales, se cerraban las escuelas, el Senado o los tribunales de justicia, se permitían todo tipo de juegos de azar y apuestas y era habitual regalarse saquitos de nueces, velas o pequeños muñecos de arcilla. La fiesta tenía también su ironía: nadie estaba a salvo de convertirse en víctima de algún regalo bromista. 


El pueblo las esperaba con absoluto deseo. Buena muestra de ello son las palabras del poeta latino Marcial:

“Mientras se alegra con sus vestidos de fiesta el caballero y el senador, señor de Roma; mientras a nuestro Júpiter sienta bien el birrete de liberto y el esclavo nacido en casa agitando el cubilete de los dados no teme la presencia del edil viendo tan de cerca el hielo de las fuentes, recibe las suertes alternas del rico y del pobre, que cada uno dé los regalos que le convenga a sus comensales; éstos son frivolidades, fruslerías y otras cosas si cabe, de mensos importancia. ¿Quién lo ignora o niega cosas tan claras’ ¿Pero qué haré con preferencia, Saturno, en los días de borrachera que en vez del cielo te consagró tu porpio hijo? ¿Quiénes que yo escriba sobre Tebas, sobre Troya o sobre la criminal Micenas?. Juego con nueces- me dirás. Yo no quiero perder las mías”. (Marcial. XIV, 

EL MUNDO AL REVÉS

En las Saturnales se jugaba al mundo al revés y se caricaturizaban leyes y cargos públicos. Hasta se aplazaba la ejecución de los condenados a muerte.

Sin embargo, la expresión popular que más sorprende de estas fiestas era el intercambio de papeles que existía entre los esclavos y sus amos.


Representativa ilustración sobre las saturnales. El personaje principal es un esclavo que parece disponerse a iniciar la jugada a los dados pudiera ser que con el amo dada la inversión de los roles sociales en éstos días: ricos y pobres cambiaban sus papeles. 

Era habitual que durante la Saturnalia los señores de la casa sirvieran la mesa a sus súbditos que tenían, además, la licencia de emborracharse e, incluso, de injuriar a sus amos como si de siervos se tratase. Asimismo, todos los esclavos recibían de sus propietarios una generosa paga extra en forma de moneda o vino.

Lo que antes estaba prohibido se permitía entonces.

Hasta el tacaño Catón el Viejo concedía a sus esclavos durante estas fechas una ración extra de 3,5 litros de vino. De hecho, el calendario de Polemio Silvio del año 48 de nuestra era, la tilda como la fiesta de los esclavos por su faceta más destacada.

 

LOS DIAS DE CELEBRACIÓN

La fiesta de las Saturnales se celebraba sólo el 17 de diciembre en el Foro de Roma hasta la llegada de la dictadura de Julio César, en el año 49 antes de Cristo. Durante esa jornada, los senadores y los caballeros romanos, aderezados con sus impolutas togas ceremoniales,ofrendaban a Saturno un gran sacrificio seguido de un ágape público que culminaba con gritos en honor al dios.

El general romano prolongó la festividad hasta el día 19. Su sucesor en el poder, Octavio Augusto, primer emperador der Roma, añadió un día más. Hizo lo propio Calígula unos años después.

Domiciano cerró la ampliación del asueto festivo hasta el 23 de diciembre.

A finales del siglo I de nuestra era las Saturnales duraban una semana completa.

El Sol Invicto


Era también diciembre el mes en el que se producía el solsticio de invierno,es decir, la entrada del Sol en el signo de Capricornio.

En el año 274, el emperador Aureliano introdujo en Roma el culto del Sol Invicto procedente de Siria, cuya conmemoración se celebraba el 25 de diciembre.

Sobre el astro reconocieron casi todas las religiones imperantes en el Imperio a su suprema divinidad, sobre todo los crecientes adoradores de Mitra. Pero el conglomerado de dioses, propios y adoptados que se idolatraban en Roma terminaría por reducirse solo al Sol.


El derroche de felicidad y permisividad característico de las Saturnales, que se acompañaban de numerosos banquetes y entrega de regalos es, quizás, el origen de las actuales celebraciones de fin de año.

Las mezclas hechas por Constantino el Emperador Romano que "romanizo" el Cristianismo son las que dieron por resultado las tradiciones actuales de la Iglesia Católica... Festejos que en un principio y por su propia naturaleza contradicen la escritura hebrea conocida como Tanaj, no comparte en absoluto nada con las enseñanzas del mesías Yashua (Jesús)... sin embargo aún se mantienen como símbolo de unidad familiar, mercadotecnia, consumismo, momentos de celebración y de descanso; no obstante el maestro enseñó el amor al prójimo y eso es lo que realmente cuenta, a pesar de la indignación de muchos por festejar algo que es evidentemente profano a los ojos de Dios, debemos tener en cuenta las buenas intenciones y buenos deseos de las personas sin dejar por un lado el significado y la importancia dejadas por el maestro. En un anterior post ya explicamos con más detalle la verdadera fecha del nacimiento de Yashua, para resolver dudas acerca de este tema el cuál aun muchos ven como polemico al tratar de abrirle los ojos a quienes cerradamente creen que lo establecido ha sido la verdad desde el comienzo, 

https://veritasconexion.blogspot.pe/2014/12/los-saturnales-la-navidad-romana.html