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jueves, 31 de diciembre de 2015

EL PIE DESCALZO Y LA POSTURA RITUAL DURANTE LOS TRABAJOS DE LOGIA

EL PIE DESCALZO Y LA POSTURA RITUAL 
DURANTE LOS TRABAJOS DE LOGIA


Lascaris

El pie descalzo 

"Antiguamente, era costumbre en Israel, en caso de rescate o de compra, que para ratificar todo negocio, uno se quitara la sandalia y la entregara al otro. Esta era la manera de atestiguar en Israel. Dijo, pues a Boaz el que tenia derecho de rescate: Cómpralo tú; y se descalzó la sandalia." (Rut 4, 7-8). 

Considerando la cantidad de elementos hebraicos presentes en la Tradición Masónica no puede sorprendernos que uno de los primeros actos que el graduante realiza sea descalzar su pie derecho. Este simple acto, en apariencia, lo vincula con Boaz, nombre presente en el simbolismo del grado de Aprendiz como sabemos, y a través de él entra a formar parte de la filiación espiritual de Salomón, el constructor del Templo. 

"El relato de Rut, entre otros aspectos, exalta la intervención de la Providencia Divina." Sabemos que en el orden iniciático poco o nada depende de nuestros esfuerzos, sino de la Gracia que nos pueda ser concedida, lo que no quiere decir que uno no haya de esforzarse, por el contrario hay que poner la parte que a cada cual corresponde en el trabajo; pues, ¿a quién sino a la Providencia debe el graduante haber ligado con la Iniciación, alcanzando así la posibilidad de la muerte en vida y por tanto el segundo nacimiento? ¿Quién sino la Providencia ha dispuesto que su existencia desemboque en el camino de la Regeneración? 

Que tremenda responsabilidad y que soberbio don ante el cual lo demás resulta empequeñecido. 

El graduante, lo sepa o no, sea o no consciente de ello, al quitarse el calzado y desnudar su pie está realizando el más importante negocio que se pueda hacer, en realidad el único que merece la pena, a través de la Orden y por el vínculo iniciático con el G:. A:., Principio Constructor del Universo. 


Negocio que no es otro que el rescate de su propio Ser y la compra de la parte de Conocimiento que desde siempre le corresponde. De él exclusivamente depende llevar a buen término semejante negocio. "Si os ha llamado el Amo a trabajar, es que la empresa es de la mayor envergadura, digna de los proyectos divinos (...) Este es un negocio en grande y nuestros egos pequeños no tienen cabida, por su propia condición."1

El Sepher Yetsirah por su parte vincula el pie derecho con el signo de Aries y con la facultad del habla. 

Respecto a su sentido astrólogico señalemos tan sólo que Aries simboliza el comienzo de la Primavera, y que ésta es señalada como la estación adecuada para iniciar los trabajos de la Obra. 

Sobre la facultad del habla la instrucción del Aprendiz dice que este no sabe leer ni escribir, sólo deletrear, y hasta que sea capaz de hablar debe ejercitarse en la disciplina del silencio. 

La postura ritual durante los trabajos 

"-¿Está vacía la silla donde estás sentado? 
- Eso es rídiculo! ¿Cómo es posible? 
- Es cierto, no es posible... pues de hecho tú estas sentado en ella. 
- Pero sí es posible que la persona que está sentada en esa silla se sienta vacia. 
- Entonces esa silla está vacia, aún estando ocupada!"2

En todas las tradiciones existen posturas rituales; sentado, de pie, caminando, incluso las hay especialmente diseñadas para comer e incluso para dormir acostado. El objetivo y la finalidad de estas posturas no es otro que promover, facilitar y mantener una actitud meditativa o, cuanto menos, concentrada cualquiera sea la actividad que se esté realizando, siempre en el contexto de la práctica espiritual. 

También en la Masonería existen las posturas rituales; hay una postura para permanecer de pie inmóvil, para caminar, para estar sentado, hay, si no una postura, sí un ritual para comer, y si se piensa en ello hay también una postura para permanecer acostado. 

La postura más frecuente y en la que trascurren la mayor parte de los trabajos en Tenida es la de sentado. Y no se permanece sentado por comodidad, o porque de alguna manera hay que estar; antes bien responde a una práctica ritual, a la parte individual que a uno le toca trabajar dentro del trabajo colectivo ritual de la tenida. 

Julius Evola, en su obra El Yoga tántrico, dice hablando de los "asana" o posturas rituales: "El punto de partida reside en una imagen vivificada y, en cierto sentido mágica, que el gesto del hombre debe reproducir ritualmente. Hay pues en la inmovilidad del cuerpo algo de igualmente mágico...". Más adelante continúa diciendo: "En la doctrina de la antigua realeza egipcia, por ejemplo, se concebían la estabilidad y la inmovilidad como un verdadero fluido que poseía un poder sobrenatural y penetraba en el soberano. En los misterios clásicos, el rito que exigía que estuviera sentado inmóvil sobre el trono, tenía una importancia tal que estaba en una relación estrecha con la iniciación o con la identificación con un dios." 

Todo esto nos lleva a la certeza de que permanecer sentados inmóviles en unos asientos no especialmente cómodos, responde a una ascesis cuyo objetivo es ejercitar la voluntad en el dominio de ese fuego interior que nos impulsa a agitarnos continuamente; si conseguimos dominar ese movimiento expresado exteriormente en la incapacidad o dificultad de permanecer en una postura durante un cierto tiempo dominaremos la agitación mental y lograremos "fijar el espíritu", de manera que la inmovilidad y el silencio se transformarán en el gesto preciso y la palabra justa. 

Al inicio de los trabajos, el V:. M:. invoca la presencia del G:. A:. . mantengamos una actitud adecuada para que esa presencia espiritual invocada encuentre receptáculos dignos de Ella.

Notas
1 En el vientre de la Ballena. Textos alquímicos. Federico González. 
2 La silla vacía. Rabí Nachman de Breslau.








miércoles, 30 de diciembre de 2015

La Gran Luz dentro de Nuestro Ser

La Gran Luz dentro de Nuestro Ser


Las bajas pasiones y las emociones negativas cierran la puerta o las posibilidades, por así decir, a contactar con el aspecto superior de la Masonería. 

Si supiéramos lo que perdemos por nuestro continuo goce de las pasiones y las emociones negativas nos horrorizaríamos, pues estas nos conducen a un calabozo lúgubre, a los sótanos mismos de nuestro yo inferior. 

Y en verdad, nos abandonamos con tanta frecuencia a las emociones negativas, ya evidentes o ya menos evidentes, bajas pasiones, groseras o sutiles negatividades, francas y abiertas pasiones u ocultas pasiones fanáticas, pensamientos basados en supersticiones o supercherías, que cuando el Trabajo Masónico nos enseña que debemos destruirlas, es comparable a decir que hemos de matar nuestro Centro Pasional tal como es. 

Pero como esto es imposible nos dicen los más entendidos en temas masónicos que debemos purificar las emociones, pulir la piedra en bruto. 

Es preciso comprender que esta purificación de las emociones en el sentido de Trabajo Masónico impone la observación y la separación científica de las emociones negativas, una dura e imparcial observación de nuestras manifestaciones emocionales, así las 24 horas del día. Forma parte del trabajo masónico cotidiano sobre si —esto es, la primera línea de trabajo masónico, pulir la piedra en bruto. 

No es algo que se hace en un día o dos ( no es cuestión de acumular grados y más grados masónicos que al final son como lo dice la liturgia, son grados de oropel y luego se imagina sólo saber todo sobre ello) como decía no es algo de un día y el otro ya está listo, sino es algo que se ha de hacer toda la vida masónica- para pulirnos la aristas —al menos hasta que se produzca una adecuada cristalización de Luz dentro de Nuestro Ser. 

Tal como somos en sentido pasional, si se produjese un influjo súbito de las intensas fuerzas de alto voltaje de la Gran Luz Iniciática Masónica, resultaría de ello la mala cristalización de nuestro estado de ser tal como es ahora. Sería una situación penosa, nunca una persona luego de la iniciación masónica, inmediatamente cambia su Ser en Luz. Imagínese a usted mismo, tal como es, cambiar de la noche a la mañana, así como así, porque tomó una extraña píldora masónica, que le hizo esclarecer su ser y eliminar años de condicionamiento social, de nefastos adoctrinamientos académicos, y de fanatismos religiosos o anti-religiosos, que dé así por así gracias a la píldora masónica ahora es libre de un sometimiento político al que usted es víctima sin siquiera notarlo. Nada podría ser cambiado de un día a otro, en Masonería todo es un crecimiento gradual pero la verdad muy efectiva. 

La acción Masónica y sus fuerzas transformadoras están maravillosa y misericordiosamente reguladas. No le permite al iniciado percibir interiormente y comprender más de lo que puede soportar útilmente. Se lo conduce masónicamente, por así decir, a descubrir gradualmente y al cabo de un tiempo adecuado, un poco más acerca de su estado emocional, de su capacidad de superar sus pasiones, de su nivel de ser, y por qué no ha de comportarse y conocer tal como lo hace en su estado autómata robotizado y mecánico. 

La gente profana se pregunta con frecuencia, si pudiera ser transformado en un nuevo ser por el alto voltaje de la Gran Luz iniciática así de manera automática, luego todo el designio y proyecto de crear Al Ser Humano Luz como organismo ya vivo y súper desarrollado , así como en un acto instantáneo, como si en una Logia Masónica se le diera una pequeña píldora al estilo Matrix y listo. 

De aquí proviene el origen de gran parte del pensar deformado por parte del mundo de los profanos de —saber, ¿por qué, si existe un Dios o un Poderoso Círculo Consciente de Seres Humanos llamados Masones, no somos ayudados directamente? Vamos, tengamos tolerancia con nuestras mentes profanizadas e insignificantes que se equivocan en todo. La razón por la cual no podemos cambiarnos en seres maravillosos y súper evolucionados es que eso debemos ganarlo, es un método selectivo del mismo sistema universal, así desde hace millones de años. Aquí tenemos una persona profana llena de emociones negativas. 

Se queja absolutamente de todo y convierte todo en una auto justificada motivación para ser negativa, y culpar a todo mundo de sus fracasos, el clásico llorón. Arguye un masón en Logia: "Si hay un GADU Dios Todopoderoso, ¿por qué no hace que las cosas sean satisfactorias y agradables para mí?" ¿Cuál es la respuesta, a tantas injusticias? 

Este masón ha de trabajar sobre sí. ¿Por qué? La Masonería es la respuesta Porque fue creada como un organismo vivo capaz de otorgar al masón un desarrollo propio y los aconteceres de la vida masónica le son dados para que se desarrolle. 

Si Dios El Gran Arquitecto del Universo, la misma Masonería o cualquier otro ente lo transformase en una Persona Consciente, en un ser resplandeciente de Luz, todo el sentido de la vida en este Gran Universo tendría que ser modificado, solamente para complacer a una persona que no pudo salir adelante por sí misma. 

De hecho, todo el Universo y sus leyes crecientes tendrían que ser aniquilados, sólo para complacer a un necio. Comprendamos, así, que hemos nacido como organismos a modo de experimento en el laboratorio del Universo. 

Son Muchos entendidos en Masonería que argumentan que si este reciente experimento humano es un fracaso, el Ser Humano será barrido de la superficie de la Tierra, o se volverá un animal irracional de nuevo, como las lagartijas o los simios, y se hará otro experimento seguro un nuevo reptil evolucionado y se desarrollará en el planeta. A este respecto —esta profunda fuente de emoción negativa— tenemos la acostumbrada observación: "Si hay un Dios, ¿por qué permite que sucedan cosas como la guerra, o que los científicos arruinen la atmosfera?" ¿Cual es la respuesta de la masonería? 

Un masón cualificado respondería que es el nivel de ser de la Humanidad lo que atrae a su vida a manera causa y efecto. Las guerras, la crueldad, los horrores, el calentamiento global ocurren porque la misma Humanidad está en un nivel de ser que atrae tales cosas. Presten ahora atención. La Humanidad y su nivel de ser son la causa de todas estas cosas y mientras el Ser Humano en conjunto no intente despertar y desarrollarse, dichas cosas a manera de accidentes globales seguirán produciéndose inevitablemente. 

La Humanidad las atraerá. Estamos hechos como un organismo colectivo capas de desarrollo — pero a nivel personal cuando menos a nivel personal, así , podemos trabajar masónicamente sobre nosotros mismos y cambiar nuestro ser— individualmente. 

Si todos cambiáramos, las guerras cesarían y los experimentos científicos que dañan la capa de ozono terminarían. Estudien su ser a nivel de masones. Descubrirán que está gobernado "en extenso" por emociones muy negativas. Mientras esto siga así, no se puede recibir ayuda de un nivel superior masónico —esto es, de los Centros Superiores Masónicos. 

Si somos instruidos como masones auto-conscientes, dueños de nosotros mismos y no intentamos hacer uso de esta libertad, ¿por qué culpar a "Dios" por no inmiscuirse en nuestros asuntos, para ayudarnos? ¿Cómo podría ser un masón liberado de sus fanatismos políticos? Así, para lograr la llegar a la meta masónica, hay un apoyo invisible pero advertible, una ayuda efectiva de otros niveles superiores masónicos —Círculos Poderosos Masónicos — que continuamente nos apoyan pero la gran mayoría no lo advierte, si tan sólo prestáramos atención contactaríamos con ese otro nivel superior masónico, inadvertido para los profanos — pero, hemos de tener una recta forma de pensar y no fomentar las discrepancias en Logia, ellos contactan a los masones más aptos, mejor dicho es el mismo masón el que por sus buenas acciones masónicas hace contactarse con el otro nivel superior masónico, asa es necesaria una recta idea masónica, y de este modo una recta actitud sobre porqué las cosas son como son en Masonería. 

Fraternalmente Vicente Alcoseri

martes, 29 de diciembre de 2015

EL SAGRADO CORAZÓN Y LA LEYENDA DEL SANTO GRIAL

EL SAGRADO CORAZÓN Y LA LEYENDA DEL SANTO GRIAL
Rene Guenon.

En uno de sus últimos artículos (Regnabit, junio de 1925)1, L. Charbonneau-Lassay señala con mucha razón, como vinculada a lo que podría llamarse la "prehistoria del Corazón eucarístico de Jesús" la leyenda del Santo Grial, escrita en el siglo XII, pero muy anterior por sus orígenes puesto que es en realidad una adaptación cristiana de muy antiguas tradiciones célticas. La idea de esta vinculación ya se nos había ocurrido con motivo del articulo anterior, extremadamente interesante desde el punto de vista en que nos colocamos, intitulado "Le Coeur humain et la notion du Coeur de Dieu dans la religion de l'ancienne Égypte" (noviembre de 1924) (2), del cual recordaremos el siguiente pasaje: "En los jeroglíficos, escritura sagrada donde a menudo la imagen de la cosa representa la palabra misma que la designa, el corazón no fue, empero, figurado sino por un emblema: el vaso. El corazón del hombre, ¿no es, en efecto, el vaso en que su vida se elabora continuamente con su sangre?" Este vaso, tomado como símbolo del corazón y sustituto de éste en la ideografía egipcia, nos había hecho pensar inmediatamente en el Santo Grial, tanto más cuanto que en este último, aparte del sentido general del símbolo (considerado, por lo demás, a la vez en sus dos aspectos, divino y humano), vemos una relación especial y mucho más directa con el Corazón mismo de Cristo.
En efecto, el Santo Grial es la copa que contiene la preciosa Sangre de Cristo, y que la contiene inclusive dos veces, ya que sirvió primero para la Cena y después José de Arimatea recogió en él la sangre y el agua que manaban de la herida abierta por la lanza del centurión en el costado del Redentor. Esa copa sustituye, pues, en cierto modo, al Corazón de Cristo como receptáculo de su sangre, toma, por así decirlo, el lugar de aquél y se convierte en un como equivalente simbólico: ¿y no es más notable aún, en tales condiciones, que el vaso haya sido ya antiguamente un emblema del corazón? Por otra parte, la copa, en una u otra forma, desempeña, al igual que el corazón mismo, un papel muy importante en muchas tradiciones antiguas; y sin duda era así particularmente entre los celtas, puesto que de éstos procede lo que constituyó el fondo mismo o por lo menos la trama de la leyenda del Santo Grial. Es lamentable que no pueda apenas saberse con precisión cuál era la forma de esta tradición con anterioridad al Cristianismo, lo que, por lo demás, ocurre con todo lo que concierne a las doctrinas célticas, para las cuales la enseñanza oral fue siempre el único modo de transmisión utilizado; pero hay, por otra parte, concordancia suficiente para poder al menos estar seguros sobre el sentido de los principales símbolos que figuraban en ella, y esto es, en suma, lo más esencial.

Pero volvamos a la leyenda en la forma en que nos ha llegado; lo que dice sobre el origen mismo del Grial es muy digno de atención: esa copa habría sido tallada por los ángeles en una esmeralda desprendida de la frente de Lucifer en el momento de su caída. Esta esmeralda recuerda de modo notable la urnâ, perla frontal que, en la iconografía hindú, ocupa a menudo el lugar del tercer ojo de Shiva, representando lo que puede llamarse el "sentido de la eternidad". Esta relación nos parece más adecuada que cualquier otra para esclarecer perfectamente el simbolismo del Grial; y hasta puede captarse en ello una vinculación más con el corazón, que, para la tradición hindú como para muchas otras, pero quizá todavía más claramente, es el centro del ser integral, y al cual, por consiguiente, ese "sentido de la eternidad" debe ser directamente vinculado.

Se dice luego que el Grial fue confiado a Adán en el Paraíso terrestre, pero que, a raíz de su caída, Adán lo perdió a su vez, pues no pudo llevarlo consigo cuando fue expulsado del Edén; y esto también se hace bien claro con el sentido que acabamos de indicar. El hombre, apartado de su centro original por su propia culpa, se encontraba en adelante encerrado en la esfera temporal; no podía ya recobrar el punto único desde el cual todas las cosas se contemplan bajo el aspecto de la eternidad. El Paraíso terrestre, en efecto, era verdaderamente el "Centro del Mundo" asimilado simbólicamente en todas partes al Corazón divino; ¿y no cabe decir que Adán, en tanto estuvo en el Edén, vivía verdaderamente en el Corazón de Dios?

Lo que sigue es más enigmático: Set logró entrar en el Paraíso terrestre y pudo así recuperar el precioso vaso; ahora bien: Set es una de las figuras del Redentor, tanto más cuanto que su nombre mismo expresa las ideas de fundamento y estabilidad, y anuncia de algún modo la restauración del orden primordial destruido por la caída del hombre. Había, pues, desde entonces, por lo menos una restauración parcial, en el sentido de que Set y los que después de él poseyeron el Grial podían por eso mismo establecer, en algún lugar de la tierra, un centro espiritual que era como una imagen del Paraíso perdido. La leyenda, por otra parte, no dice dónde ni por quién fue conservado el Grial hasta la época de Cristo, ni cómo se aseguró su transmisión; pero el origen céltico que se le reconoce debe probablemente dejar comprender que los Druidas tuvieron una parte de ello y deben contarse entre los conservadores regulares de la tradición primordial. En todo caso, la existencia de tal centro espiritual, o inclusive de varios, simultánea o sucesivamente, no parece poder ponerse en duda, como quiera haya de pensarse acerca de su localización; lo que debe notarse es que se adjudicó en todas partes y siempre a esos centros, entre otras designaciones, la de "Corazón del Mundo", y que, en todas las tradiciones, las descripciones referidas a él se basan en un simbolismo idéntico, que es posible seguir hasta en los más precisos detalles. ¿No muestra esto suficientemente que el Grial, o lo que está así representado, tenía ya, con anterioridad al Cristianismo, y aun a todo tiempo, un vínculo de los más estrechos con el Corazón divino y con el Emmanuel, queremos decir, con la manifestación, virtual o real según las edades, pero siempre presente, del Verbo eterno en el seno de la humanidad terrestre?

Después de la muerte de Cristo, el Santo Graal, según la leyenda, fue llevado a Gran Bretaña por José de Arimatea y Nicodemo; comienza entonces a desarrollarse la historia de los Caballeros de la Tabla Redonda y sus hazañas, que no es nuestra intención seguir aquí. La Tabla (o Mesa) Redonda estaba destinada a recibir al Grial cuando uno de sus caballeros lograra conquistarlo y transportarlo de Gran Bretaña a Armórica; y esa Tabla (o Mesa) es también un símbolo verosímilmente muy antiguo, uno de aquellos que fueron asociados a la idea de esos centros espirituales a que acabamos de aludir. La forma circular de la mesa está, además, vinculada con el "ciclo zodiacal" (otro símbolo que merecería estudiarse más especialmente) por la presencia en torno de ella de doce personajes principales, particularidad que se encuentra en la constitución de todos los centros de que se trata. Siendo así, ¿no puede verse en el número de los doce Apóstoles una señal, entre multitud de otras, de la perfecta conformidad del Cristianismo con la tradición primordial, a la cual el nombre de "precristianismo" convendría tan exactamente? Y, por otra parte, a propósito de la Tabla Redonda, hemos destacado una extraña concordancia en las revelaciones simbólicas hechas a Marie des Vallées (véase “Regnabit, noviembre de 1924)2, donde se menciona "una mesa redonda de jaspe, que representa el Corazón de Nuestro Señor", a la vez que se habla de "un jardín que es el Santo Sacramento del altar" y que, con sus "cuatro fuentes de agua viva", se identifica misteriosamente con el Paraíso terrestre; ¿no hay aquí otra confirmación, harto sorprendente e inesperada, de las relaciones que señalábamos antes?

Naturalmente, estas notas demasiado rápidas no podrían pretender constituirse en un estudio completo acerca de cuestión tan poco conocida; debemos limitarnos por el momento a ofrecer simples indicaciones, y nos damos clara cuenta de que hay en ellas consideraciones que, al principio, son susceptibles de sorprender un tanto a quienes no están familiarizados con las tradiciones antiguas y sus modos habituales de expresión simbólica; pero nos reservamos el desarrollarlas y justificarlas con más amplitud posteriormente, en artículos en que pensamos poder encarar además muchos otros puntos no menos dignos de interés.

Entre tanto, mencionaremos aún, en lo que concierne a la leyenda del Santo Graal, una extraña complicación que hasta ahora no hemos tomado en cuenta: por una de esas asimilaciones verbales que a menudo desempeñan en el simbolismo un papel no desdeñable, y que por otra parte tienen quizá razones más profundas de lo que se imaginaría a primera vista, el Graal es a la vez un vaso (grasale) y un libro (gradale o graduale). En ciertas versiones, ambos sentidos se encuentran incluso estrechamente vinculados, pues el libro viene a ser entonces una inscripción trazada por Cristo o por un ángel en la copa misma. No nos proponemos actualmente extraer de ello ninguna conclusión, bien que sea fácil establecer relaciones con el "Libro de Vida" y ciertos elementos del simbolismo apocalíptico.

Agreguemos también que la leyenda asocia al Graal otros objetos, especialmente una lanza, la cual, en la adaptación cristiana, no es sino la lanza del centurión Longino; pero lo más curioso es la preexistencia de esa lanza o de alguno de sus equivalentes como símbolo en cierto modo complementario de la copa en las tradiciones antiguas. Por otra parte, entre los griegos, se consideraba que la lanza de Aquiles curaba las heridas por ella causadas; la leyenda medieval atribuye precisamente la misma virtud a la lanza de la Pasión. Y esto nos recuerda otra similitud del mismo género: en el mito de Adonis (cuyo nombre, por lo demás, significa "el Señor''), cuando el héroe es mortalmente herido por el colmillo de un jabalí (colmillo que sustituye aquí a la lanza), su sangre, vertiéndose en tierra, da nacimiento a una flor; pues bien: L. Charbonneau ha señalado en Regnabit (enero de 1925), "una custodia del siglo XII, donde se ve la sangre de las llagas del Crucificado caer en gotitas que se transforman en rosas, y el vitral del siglo XIII de la catedral de Angers, donde la sangre divina, fluyendo en arroyuelos, se expande también en forma de rosas". Volveremos enseguida sobre el simbolismo floral, encarado en un aspecto algo diferente; pero, cualquiera sea la multiplicidad de sentidos que todos los símbolos presentan, todo ello se completa y armoniza  perfectamente, y tal multiplicidad, lejos de ser un inconveniente o un defecto, es al contrario, para quien sabe comprenderla, una de las ventajas principales de un lenguaje mucho menos estrechamente limitado que el lenguaje ordinario.

Para terminar estas notas, indicaremos algunos símbolos que en diversas tradiciones sustituyen a veces al de la copa y que le son idénticos en el fondo: esto no es salirnos del tema, pues, el mismo Grial, como puede fácilmente advertirse por todo lo que acabamos de decir, no tiene en el origen otra significación que la que tiene en general el vaso sagrado donde quiera se lo encuentra, y en particular, en Oriente, la copa sacrificial que contiene el soma védico (o el haoma mazdeo), esa extraordinaria "prefiguración eucarística sobre 'la cual volveremos quizá en otra ocasión. Lo que el soma figura propiamente es el "elixir de inmortalidad" (el amritâ de los hindúes, la ambrosía de los griegos, palabras ambas etimológicamente semejantes), el cual confiere y restituye a quienes lo reciben con las disposiciones requeridas ese "sentido de la eternidad" de que hemos hablado anteriormente.

Uno de los símbolos a que queremos referirnos es el triángulo con el vértice hacia abajo; es como una suerte de representación esquemática de la copa sacrificial, y con tal valor se encuentra en ciertos yantra o símbolos geométricos de la India. Por otra parte, es particularmente notable desde nuestro punto de vista que la misma figura sea igualmente un símbolo del corazón, cuya forma reproduce simplificándola: el "triángulo del corazón" es expresión corriente en las tradiciones orientales. Esto nos conduce a una observación tampoco desprovista de interés: que la figuración del corazón inscrito en un triángulo así dispuesto, no tiene en sí nada de ilegítimo, ya se trate del corazón humano o del Corazón divino, y que, inclusive, resulta harto significativa cuando se la refiere a los emblemas utilizados por cierto hermetismo cristiano medieval, cuyas intenciones fueron siempre plenamente ortodoxas. Si a veces se ha querido, en los tiempos modernos, atribuir a tal representación un sentido blasfemo (véase Regnabit, agosto-septiembre de 1924), es porque, conscientemente o no, se ha alterado la significación primera de los símbolos hasta invertir su valor normal; se trata de un fenómeno del cual podrían citarse muchos ejemplos y que por lo demás encuentra su explicación en el hecho de que ciertos símbolos son efectivamente susceptibles de doble interpretación, y tienen como dos faces opuestas. La serpiente, por ejemplo, y también el león, ¿no significan a la vez, según los casos, Cristo y Satán? No podemos entrar a exponer aquí, a ese respecto, una teoría general, que nos llevaría demasiado lejos; pero se comprenderá que hay en ello algo que hace muy delicado al manejo de los símbolos y también que este punto requiere especialísima atención cuando se trata de descubrir el sentido real de ciertos emblemas y traducirlo correctamente.

Otro símbolo que con frecuencia equivale al de la copa es un símbolo floral: la flor, en efecto, ¿no evoca por su forma la idea de un "receptáculo", y no se habla del "cáliz" de una flor? En Oriente, la flor simbólica por excelencia es el loto; en Occidente, la rosa desempeña lo más a menudo ese mismo papel. Por supuesto, no queremos decir que sea ésa la única significación de esta última, ni tampoco la del loto, puesto que, al contrario, nosotros mismos habíamos antes indicado otra; pero nos inclinaríamos a verla en el diseño bordado sobre ese canon de altar de la abadía de Fontevrault (Regnabit, enero de 1925, figura página 106), donde la rosa está situada al pie de una lanza a lo largo de la cual llueven gotas de sangre. Esta rosa aparece allí asociada a la lanza exactamente como la copa lo está en otras partes, y parece en efecto recoger las gotas de sangre más bien que provenir de la transformación de una de ellas; pero, por lo demás, las dos significaciones se complementan más bien que se oponen, pues esas gotas, al caer sobre la rosa, la vivifican y la hacen abrir. Es la "rosa celeste", según la figura tan frecuentemente empleada en relación con la idea de la Redención, o con las ideas conexas de regeneración y, de resurrección; pero esto exigiría aún largas explicaciones, aun cuando nos limitáramos a destacar la concordancia de las diversas tradiciones con  especto a este otro símbolo.

Por otra parte, ya que se ha hablado de la Rosa-Cruz con motivo del sello de Lutero (enero de 1925), diremos que este emblema hermético fue al comienzo específicamente cristiano, cualesquiera fueren las falsas interpretaciones más o menos "naturalistas" que le han sido dadas desde el siglo XVIII; y ¿no es notable que en ella la rosa ocupe, en el centro de la cruz, el lugar mismo del Sagrado Corazón? Aparte de las representaciones en que las cinco llagas del Crucificado se figuran por otras tantas rosas, la rosa central, cuando está sola, puede muy bien identificarse con el Corazón mismo, con el vaso que contiene la sangre, que es el centro de la vida y también el centro del ser total.

Hay aún por lo menos otro equivalente simbólico de la copa: la media luna; pero ésta, para ser explicada convenientemente, exigiría desarrollos que estarían enteramente fuera del tema del presente estudio; no lo mencionamos, pues, sino para no descuidar enteramente ningún aspecto de la cuestión.

De todas las relaciones que acabamos de señalar, extraeremos ya una consecuencia que esperamos poder hacer aún más manifiesta ulteriormente: cuando por todas partes se encuentran tales concordancias, ¿no es ello algo más que un simple indicio de la existencia de una tradición primordial? Y ¿cómo explicar que, con la mayor frecuencia, aquellos mismos que se creen obligados a admitir en principio esa tradición primordial no piensen más en ella y razonen de hecho exactamente como si no hubiera jamás existido, o por lo menos como si nada se hubiese conservado en el curso de los siglos? Si se detiene uno a reflexionar sobre lo que hay de anormal en tal actitud, estará quizá menos dispuesto a asombrarse de ciertas consideraciones que, en verdad, no parecen extrañas sino en virtud de los hábitos mentales propios de nuestra época. Por otra parte, basta indagar un poco, a condición de hacerlo sin prejuicio, para descubrir por todas partes las marcas de esa unidad doctrinal esencial, la conciencia de la cual ha podido a veces oscurecerse en la humanidad, pero que nunca ha desaparecido enteramente; y, a medida que se avanza en esa investigación, los puntos de comparación se multiplican corno de por sí, y a cada instante aparecen más pruebas; por cierto, el Quaerite et invenietis del Evangelio no es palabra vana.

Publicado originalmente en Regnabit, agosto-septiembre de 1925. Este artículo ha sido reproducido en Aperçus sur l'ésotérisme chrétien, Les Éditions Traditionnelles, París, 1954, cap. IX, pero sin el addendum aparecido en diciembre de 1925.

Reproducido también en Symboles de la Science Sacrée con el addendum incluido. 3 Regnabit, enero de 1925, artículo de Charbonneau-Lassay, "A propos de la rose emblématique de Martin Luther" (N. del T.).

lunes, 28 de diciembre de 2015

El Antiguo Arte Egipcio de la Construcción

El Antiguo Arte Egipcio de la Construcción


La Masonería heredera de un arte egipcio sublime y milenario, el arte de la construcción de Templos Sagrados, antes fueron templos de piedra hoy elevamos sublimes templos en el Cibernético Espacio. Muchos por milenios han meditado y se han sorprendido profundamente acerca del misterio del sacro arte Egipcio. La idea milenaria que nos es otorgada a contemplar no es más que el Misterio de un Gran sistema de transmutación. Los masones de hoy únicos guardianes de la sabiduría oculta de antiquísimos períodos de civilizaciones esotéricas. Existe hoy una esfera invisible de iniciados masones que se congregan en un templo secreto en el que se da enseñanza a aquellos que han logrado alcanzar la conciencia superior y que armonizan con la Gran Naturaleza alquímica representada por la Diosa Maat, pero en el mundo físico es dificilísimo para cualquier estudiante masón entrar en la Escuela de los Misterios sublimes o ser capaz de mantenerse frente a ella sin deslumbrarse o quedarse cegado por su Gran Luz. Para pasar la barrera casi infranqueable hay que librarse de todo mal y respetar esta profunda ciencia oculta al profano. Cuando cualquier estudiante masón nos pide ser admitido en las esferas de esta enseñanza milenaria y desconocida, es cuando uno de los Guardianes francmasones lo examina muy cuidadosamente para ver si está en condiciones de entrar, o si un masón o masona que aun abraza las ideas una política profana , ciencia profana o religión profana. En términos ocultos esto significa que se “mide” sunivel de ser, y si el Guardián del Templo o Tejador lo permite, entonces entra en un nuevo mundo de desenvolvimiento interior. En la Escuela de los misterios el Guardián del Templo Interior o Tejador está sentado sobre un trono formado por una piedra cúbica. Este es un Gran Iniciado del más remoto pasado, que enseñó a sus discípulos la magia de la Transmutación Interior. Este Iniciado Guardián se mantiene siempre detrás hasta que el mago masón haya llegado a su propio nivel de conciencia. 

Este retejador o Guarda Templo tiene los brazos cruzados, sosteniendo una espada de la Justicia, y es el verdadero administrador de esta Oculta Ciencia de la Energía Determinativa de la Naturaleza. El Guarda Templo es claramente un puesto muy relevante en una Logia. Si logramos ser admitidos en la Masónica Escuela Egipcia, entonces nos probará primero, y luego nos confiará, si lo merecemos, el poder de vencer toda oposición que pudiera imponernos cualquier guardián al pasar a las regiones superiores. Los antiguos Masones Místicos conocían esta escuela, bajo cuya dirección quedaron, y sus nombres están inscriptos en sus registros en los mundos internos. En esta Escuela Milenaria los estudiantes masones son unidos a su propia sabiduría obtenida de la Naturaleza elemental primigenia. El Templo de Heliópolis constituye el repositorio de la Masonería en su forma más pura, y los Masones han alcanzado una singular pureza de expresión en este Arte de Auto construirse. He aquí algo que debería ser del mayor interés para los Masones Místicos. La Iniciación de Jesús en el Templo de Heliópolis, es tomado de evangelios apócrifos encontrados en Egipto de la estancia de Jesús. Estos apócrifos fueron escritos en forma de símbolos y es donde Jesús narra su estancia en Egipto a sus discípulos y de donde obtuvo parte de su enseñanza. Es Psicología profunda (esotérica) y es una ruta en que un "Hombre" debe de seguir para enfrentarse a Sí mismo. Logrando su evolución interior El "SER". Y así poder llegar a un nivel cada vez superior hasta alcanzar lo que cualquier Hombre Conciente desearía alcanzar; Un ser de Gran Luz es decir, la inmortalidad en nuestro rayo de creación. La inmortalidad que se menciona en los evangelios. Simbolizado por El Eneagrama. 

En la Antigua Masonería Egipcia era el retejador o Guardián Elemental quien examinaba al aspirante a los grandes misterios para comprobar su aptitud elemental y espiritual, aparte de aquellos otros que lo examinaban para comprobar sus aptitudes físicas y morales. La Masonería Moderna busca decididamente esta sabiduría olvidada y se apoya en observar a la Naturaleza Interna del Ser Humano, porque actualmente, pocos hermanos masones tiene consciencia de ser probados constantemente por un Retejador Elemental constantemente, pero así lo es . Sin embargo, en toda logia debidamente constituida, siempre está dicho Guardián o retejador junto a su entrada, y todo Masón iniciado, cuando se encuentra fuera del cuerpo durante el sueño o la vigilia, conoce muy bien cuál es el lugar de la Naturaleza en su ritual. Todos los secretos de la Masonería se encuentran dentro del hombre y la Mujer, no fuera de él o ella. Cuando se construyó el Templo de Salomón, fue hecho mediante la alianza de las fuerzas sutiles de la Naturaleza con el hombre y simboliza el cuerpo humano. La Masonería es en sí hoy la Institución que interviene en la Naturaleza y su energía activando la atmósfera de la humanidad intermitentemente, porque como hemos estado trabajando bajo la influencia de las fuerzas solares, ella no nos toma bajo su dirección más que cuando nosotros nos ponemos en contacto con nuestro Intercesor Elemental y cuando la Nueva Energía Rejuvenecedora que empieza a fluir ahora comience a afectar nuestra conciencia. Como arriba así es abajo. Como hemos sabido siempre , no podemos ponernos en contacto con nuestro propio Intercesor Elemental hasta que nuestro Interno Maestro haya ido a residir en muestra Armadura Argentada. Las prácticas esotéricas occidental que se han descrito proveen un Templo para el Interior Maestro de la mente. 

Este Interior Maestro es como un péndulo que oscila intermitentemente de la Atmósfera Solar a la Lunar, porque tenemos dentro de nosotros una corriente alterna que lleva y trae a dicho Interno Maestro. Esta corriente abre y cierra diferentes centros, y a causa de esto muchas veces nos vemos obligados a esperar pacientemente hasta que se abra el centro del que queremos obtener alguna información o enseñanza. Pero si en un momento dado tenemos necesidad urgente de ponernos en contacto con algún centro cerrado, podemos dirigirnos al Guarda del Santuario, porque cada centro tiene dos, uno Solar y otro Lunar, y si somos merecedores a ello nos dejaran. En los registros egipcios encontramos todo lo relativo a Jesús el Carpintero de Obras, pues hubo varios iniciados que registraron cuidadosamente todas sus palabras, y de estas obras ocultas podemos obtener conocimientos trascendentales. Estos registros se mantienen aún completamente intactos y en algún día futuro la pala de los arqueólogos dará con ellos. Los libros que usan las distintas sectas religiosas relativas a Jesús, no son más que fragmentos de Sus enseñanzas. 

En el suelo egipcio se encuentran los registros completos, esperando ser descubiertos. Y cuando lo sean nos quedaremos asombrados al ver cómo el hombre puede ser ilusionado por una religión que no es más que un fragmento de la Obra Transcendental del Señor. Eso resultará entonces increíble que cualquier religión pueda ser parcialmente destructiva merced al fanatismo de los que la consideran sagrada, aunque incompleta. Dentro de nosotros mismos se encuentran también los Misterios Mayores que han registrado las enseñanzas de ese Gran Ser y el discípulo verdadero los tiene en gran reverencia, porque Ellos siempre obran de acuerdo estrictamente con la ley natural y sólo revelan sus posesiones a los que respetan su autoridad. De esta manera el estudiante puede ponerse en contacto, dentro de sí mismo, con la esencia de las enseñanzas de cada Iniciado, con el que se haya puesto en contacto en sus pasadas vidas. Pero sólo cuando haya podido penetrar conscientemente en su Sistema Central es cuando le serán reveladas en toda su amplitud las enseñanzas de esos Grandes Adeptos. Hay varios lugares en el Egipto donde se guardan ocultas las memorias relativas a la historia de los Atlantes, así como también las que se refieren a América, después del tiempo de los Atlantes y la venida, a los Pieles Rojas, de un Gran Iniciado, por la costa oriental, quien les enseñó las artes de la agricultura y les dió el alfabeto, dejándoles dos libros que están todavía en posesión de un indio iniciado actualmente- 

Fraternalmente 

Vicente Alcoseri

sábado, 26 de diciembre de 2015

EL ORIGEN DE LA NAVIDAD

EL ORIGEN DE LA NAVIDAD

La religión pareciera ser un reflejo de la eterna búsqueda humana del deseo de entender nuestra relación con el Universo y en ese sentido, la Astrología es una forma de ver las relaciones del hombre con el cosmos.

El Sol presenta un doble movimiento, por una parte se mueve de Este a Oeste diariamente y por otra con velocidad uniforme recorre en el espacio de un año una curva casi circular. Ese círculo achatado que describe el Sol se conoce como eclíptica una de las consecuencias de que la órbita fuese eclíptica y no circular, es que hay días que duran más que otros. Cuando el Sol se encuentra en los trópicos (Cáncer y Capricornio) se producen los solsticios (del latín solstitium: sol detenido,detiene su marcha y comienza la vuelta) de verano y de invierno, adquiriendo en ese momento su máxima diferencia entre la duración del día y de la noche.


En la antigüedad los solsticios eran llamados “Puertas Celestes”, ya que su aparición produce los dos cambios más importantes en el año: días largos y noches cortas y a la inversa días cortos y noches largas. Ambos fenómenos asociados con la luz y la oscuridad, así también las dos fases en que la naturaleza ofrece o niega sus frutos. Llos cambios de clima más opuestos se manifiestan a partir de los solsticios.

Las cuatro “Puertas” o “Cuartas” del año están formadas por los dos solsticios y los dos equinoccios. Cuando el sol se encuentra en los puntos equinocciales se produce el equinoccio de primavera o de otoño en los que la duración del día es igual a la de la noche. El comienzo natural del zodíaco corresponde al primer punto de Aries o equinoccio vernal, en oposición a éste se encuentra el primer punto de Libra.

Nuestras creencias actuales, están más relacionadas con la antigüedad de lo que muchos puedan pensar.


La Navidad fue tomada por la Iglesia Católica a partir de las celebraciones paganas realizadas en el solsticio de invierno. Una costumbre muy generalizada en la antigua Roma era la fiesta de la Saturnalia. Este festival famoso recaía en diciembre, último mes del calendario romano y su objeto era conmemorar el feliz reinado de Saturno, dios de la siembra y la agricultura y se festejaba en las casas, calles, y plazas públicas.


La fiesta de Saturnalia empezaba el 17 de diciembre y duraba 7 días, en honor al dios de la semilla y del vino, Saturno. Tales fiestas tenían características muy similares a la que hoy conocemos como Navidad. Al final de la Saturnalia, el 25 de diciembre, se celebraba el nacimiento del Sol personificado en el dios Mitra, cuando tras el solsticio de invierno (en el hemisferio norte) los días comenzaban a crecer y la “estrella invencible” (el Sol) triunfaba de nuevo contra la oscuridad.
Este culto fue especialmente atractivo para las tropas romanas, las cuales admiraban sus ceremonias machistas, que enfatizaban en el refuerzo de los lazos masculinos tal y como eran naturales entre guerreros. El triunfo sobre la muerte, así como el autocontrol eran especialmente apreciados entre los rangos militares romanos. 

Se asegura que la fecha de este Deus Sol Invictus (invencible Dios Sol) fue elegida por la Iglesia para celebrar la Natividad de Jesus. Al nombrar ese día como fiesta piadosa, las autoridades eclesiásticas purificaban en cierto modo las costumbres “paganas” que no se pudieron abolir. 

El próximo solsticio de verano para el hemisferio Sur, (de invierno para el hemisferio Norte) se producirá el 21 de diciembre a las 23:03 AM TU.

Patricia Kesselman

http://www.kesselman.com.ar/index.php/divulgacion/101-solsticio011.html

viernes, 25 de diciembre de 2015

SOLSTICIOS Y LA ADOPCION DE LUVETONES

SOLSTICIOS Y LA ADOPCION DE LUVETONES


SOLSTICIOS DE VERANO E INVIERNO

En dos épocas del año parece que el sol, nuestro astro rey, en su movimiento aparente, se detuviera por un corto período, cuando se encuentra más cerca o más lejos de los trópicos de Cáncer o Capricornio. Estos acontecimientos que se producen el 21 de diciembre y el 21 de junio; reciben el nombre de solsticio de verano y solsticio de invierno, toda vez que la palabra solsticio significa sol detenido. Durante el 21 de junio el sol está más cerca del trópico de Capricornio y por ende más junto al hemisferio norte, lejos de nuestro hemisferio sur, por ello, para los masones de estas latitudes, se llama solsticio de invierno. A la inversa, cuando el sol y sus rayos están más cercanos al trópico de Cáncer y del hemisferio sur se produce el solsticio de verano para nosotros. Por eso esta noche de 21 de diciembre celebramos el solsticio de verano.

El solsticio de verano se le conoce también como San Juan Evangelista o San Juan de Verano; y el solsticio de invierno como San Juan Bautista o San Juan de Invierno. En este acontecimiento vivimos la noche más corta y el día más largo del año, y mientras que en el hemisferio norte sucede lo contrario.

En su afanosa búsqueda, el hombre primitivo sentía temor por el hermoso astro que asoma sus brazos por oriente y los esconde por occidente y que lo guiaba con su luz vivificante en su larga jornada. Su angustia aumentaba ante lo inexplicable, ante la oscuridad, ante las sombras nocturnas provocadas por el retorno del sol a su ciclo interminable. Es el instante supremo en que el hombre se plantea problemas, y sus meditaciones se unen en misterios profundos. 

Aquel astro que acompañaban sus ganados en el día, que le ofrecía benevolente, su luz orientadora, significando para él la expresión más objetiva del bien, se transformaba, en pocas horas después, por su ausencia, en recelo y temor. Entonces amó la luz y temió la oscuridad. La quietud se posesionaba de su espíritu, cuando nacía, y la incertidumbre adormecía sus esperanzas en su desaparecimiento. Su vida se resume en un solo anhelo: el sol.

Su incapacidad para darse explicaciones científicas lo llevó a la formación de mitos y leyendas, al cultivo de ritos primitivos y al culto del sol, cuya vida estaba marginada por fantásticas narraciones. Egipto marca el primer capítulo y lo siguen persas, asirios, mayas, incas, etc. Establecen un paralelismo psico-físico: verdad = luz; error = oscuridad. Se produce una comparación de principios, dando origen a diferentes dualismos: Osiris y Tifón; Ordmudz y Arimán; Brama y Siva.

De todo este conflicto psico-físico, el hombre primitivo distinguió la marcada diferencia entre dos estaciones: Una llena de frío y la otra de calor; fenómenos que hincaron en su espíritu desorientado la observación de la salida y la apuesta del sol, deduciendo que los movimientos cambiaban con frecuencia en un tiempo determinado. De un estudio sobre el sol se extracta lo siguiente: observando en primavera y en la zona templada, el sol se oculta en un punto determinado; luego el ocaso avanza gradualmente hacia el sur; primero de prisa, luego cada vez más lentamente hasta quedar estacionado en un sitio meridional máximo. Retrocede enseguida hacia el norte siguiendo una marcha inversa, es decir muy despacio al principio y con velocidad cada vez mayor al llegar al extremo, para disminuir de nuevo hasta una segunda parada que tiene lugar en invierno. Desde entonces vuelve otra vez al sur y así continua indefinidamente oscilando constantemente con regularidad perfecta.

Considerando los solsticios bajo un aspecto astronómico, debemos expresar que debido a que el eje de la tierra no es perpendicular al plano de la eclíptica, o sea que esto no coincide con el ecuador, sino que forma con él un ángulo de 23º, 27`, se produce numerosas alteraciones: la diferente duración de los días y las noches, las estaciones del año y la división de la superficie del globo terráqueo en cinco zonas climáticas.

Sólo dos veces en el año el plano del ecuador coincide con el plano de la eclíptica y por consiguiente, el círculo de iluminación coincide con cada meridiano. En esta posición los diferentes puntos de la tierra tienen un día de doce horas y una noche de doce horas. Estas fechas se conocen con el nombre de equinoccio.

Tres meses después, los rayos solares forman un ángulo de 23º y 27`con el plano del ecuador y los días y las noches alcanzan su máxima desigualdad. En este caso el círculo de iluminación no pasa por los polos, sino que es tangente a los paralelos de 66º, 33`norte y de 66º, 33`sur. Hay paralelos que no son tan cortados por el circulo de iluminación, y la tierra al girar sobre sí misma tendrá una parte que siempre quedará expuesta al sol y otra que no estará frente a ella; son los solsticios.

El solsticio de verano es San Juan el Evangelista que predica el evangelio del amor fraternal. El solsticio de invierno es San Juan Bautista, que es la esperanza de una vida mejor.

En nuestras prácticas y doctrinas asociamos estos fenómenos naturales y son interpretados bajo tres aspectos: cósmico, místico y simbólico.

Cósmico, porque representa a un fenómeno astronómico; místico, porque traza la realidad de un ideal y simbólico con relación al hombre, porque busca la perfección de su espíritu.

Remontándonos a las Sagradas Escrituras, ubicamos a San Juan como un personaje legendario. Juan el Bautista, es la antorcha de la esperanza y sintetiza en nuestra Orden el nacimiento a una nueva vida. Es propagandista de grandes ideales, es fraterno y virtuoso.

Juan el Evangelista, es la expresión sublime de la madurez psíquica y el espíritu alcanza a su plenitud.

En el ciclo eterno en que se manifiesta un espacio de tiempo, que va de un solsticio a otro, esta representada en forma simbólica la vida del hombre.

El hombre al nacer es individualidad, es materia que se plasma en un campo de perspectivas inciertas. ¿Cómo nace? ¿Dónde irá? ¿Su existencia qué trayectoria humana procurará?

Nace a la vida y comienza para su ser la incesante búsqueda de la verdad, que es luz. Orienta este anhelo Juan El Bautista. Sufre transformaciones bajo presión de la cultura y de los valores y es en Juan El Evangelista donde el hombre cambia de “ser” en “deber ser”.

Es el ciclo evolutivo de los solsticios, que representa los dos más grandes misterios de la metafísica: la vida y la muerte; el ser que nace y muere; es la materia y el espíritu.

Nuestra Augusta Orden, cuyos orígenes se remontan a la noche de los tiempos hace suyo este fenómeno e interpreta en sus talleres al universo con el resplandor grandioso de sus misterios.

La Logia es el mundo visible. El sol está en el templo, donde el Venerable Maestro levanta su mallete orientando las actividades del taller. También está la luna y las estrellas y su base adornada por la fuerza y la belleza, que la representa el primer y el segundo vigilante. Sus paredes son rojas como la fuerza del deseo y en su lenguaje simbólico reside la gama hermosa de sus enseñanzas, que son las que entrañan los solsticios. Todo él marginado por el azul infinito del cielo. Está proyectada de occidente a oriente y de norte a sur. Nuestros pasos guiados por la tolerancia y la fraternidad van en procura de la luz de oriente.

Así como el ciclo evolutivo de los solsticios, representan la vida y la muerte, así también la francmasonería al recibir al ser tosco e impuro para transformarlo en personalidad con realizaciones que logren una constante perfección, identifica simbólicamente los solsticios que encierran grandes enseñanzas morales, son sus finalidades y principios.

Cuando nosotros vivimos una de las noches más breves del año, los hermanos del hemisferio norte viven la más larga. Cuando nosotros celebramos el solsticio de verano, ellos celebran el de invierno; cuando nosotros vivimos una Navidad temperada y asoleada, ellos no la conciben sino con nieve y fría. Ninguna de estas diferencias es motivo de conflictos entre hermanos y pueblos. Pues hay tolerancia y además nos indica la universalidad de nuestra Augusta Orden.

Este acontecimiento que nos reúne, llámese fiesta de San Juan o solsticio; simboliza el feliz día en que cada uno de nuestro Hermanos que pertenece a cualquiera de las comunidades religiosas que se disputan el mundo de los creyentes, pueden adorar y reconocer a sus particulares divinidades; también, como aquellos que no comulgan en ninguna religión, pueden ver una manifestación de la sustancia universal y las leyes que rigen nuestro sistemas planetario. Todos se reúnen entre la escuadra y el compás para recordar estas festividades.

Queridos Hermanos, que esta sublime noche solsticiana lleve a nuestros espíritus la claridad suficiente para examinar el camino recorrido en nuestra Augusta Orden y en la vida profana. Que nos haga ser más virtuosos, tolerantes y fraternos. Enlacemos nuestras manos deseando un futuro mejor para la humanidad y en la que nuestros postulados sean realidad. Aprovechemos el calor del astro rey para recomenzar con más brío nuestra incesante búsqueda de la verdad.


INTRODUCCION A LA CEREMONIA DE ADOCCION DE LUVETONES 

A continuación hacemos una pequeña reseña del simbolismo que acompaña esta ceremonia. La adopción por las Logias del hijo de un masón, es uno de los actos más interesantes de cuantos realizamos, ya que por él adquirimos formal compromiso de dar al adoptado todas las pruebas de interés que necesite hasta llegar a su mayor edad.

Este hecho no desliga de modo alguno a la familia o a los padres del niño de los deberes que les imponga la religión que profesen y las leyes del Estado. Partidarios de la libertad de conciencia admitimos en nuestros Templos a todos los hombres honrados, cualquiera sea la religión que tenga y las ideas políticas que profesen, con tal que sepan practicar la tolerancia más absoluta. 

Al adoptar a un niño nos proponemos liberarle de los males con que le amenaza la superstición; iniciarle en la vida de la inteligencia; quitarle el velo material que cubre sus ojos y purificando su cuerpo, llevar a su espíritu con el amor al estudio, la inspiración de la virtud y de la fraternidad universal, para que ésta, su primera iniciación, le abra el camino de la felicidad.

Para esta ceremonia de adopción, se adornará la Logia con lazos blancos y azules, guarnecidos de oro, el dosel, el trono, las mesas de los vigilantes, las de los oficiales y las columnas, cuyas letras quedarán encerradas dentro de una corona de flores de la que penderán anchas cintas blancas. Delante del Ort:. habrá una mesita triangular cubierta con un tapete blanco, con flores de plata y encima un vasija con agua, una palangana y un paño blanco. Sobre una fuente de plata habrá pan, una vasija con miel, una copa con vino y una cucharilla de plata. En el centro de esa mesa se colocará un candelabro de tres brazos, con las luces apagadas. En el altar del V. M:. se pondrán, a ambos lados varios jarrones con flores y algunos vacíos por estar destinados a contener los ramos en el momento oportuno.

Se recomienda como bueno y edificante para los profanos y ventajoso para la Orden, que los parientes del niño asistan a la ceremonia, así como las madres, esposas y hermanas de los masones, a quienes podrán acompañar otros profanos.

El niño será apadrinado en este acto por uno o por dos Maestros Masones, y aunque no es indispensable, según el ritual, está generalmente admitido que figure como madrina alguna señora o la esposa, hija o hermana de algún masón.

La apertura de los trabajos se verifica en el grado de Ap:. de la manera acostumbrada, pero en ningún momento al “orden”. Al ordenar la entrada se forma la bóveda de acero y la comitiva avanza en el siguiente orden: 

El Maestro de Ceremonias seguido del Porta Estandarte. Habrán dos hermanos con canastillas con flores.

El experto portará un ramo de flores y un tarjetón con los nombres de los luvetones, los padrino llevarán en la mano atributos masónicos, tales como regla, compás, escuadra, etc.Los niños conducidos por los hermanos, llevarán canastillas con flores, vestidos de blanco y coronados de rosas blancas. El Maestro de Ceremonias distribuirá flores a los asistentes masones y profanos, damas o caballeros, los cuales serán colocados en el pecho, en el ojal de la solapa. 

Durante esa ceremonia se tocará música. La edad máxima para la adopción de luvetones es de 14 años, pasado este tiempo se necesitará una dispensa del Muy Resp:. Gran Maestro.

Esta ceremonia será organizada por todas las Logias que deseen participar y que tengan luvetones que adoptar, elaborarán una lista de estos con sus nombres, fecha de nacimiento, nombres de los padres y padrinos que deberán ser masones, se les entregará un diploma y una medalla como recordatorio de esta ceremonia.

http://comunicacion63.galeon.com/aficiones1765205.html

jueves, 24 de diciembre de 2015

LA MASONERÍA Y LA DIGNIDAD HUMANA, HOY

LA MASONERÍA Y LA DIGNIDAD HUMANA, HOY


El ser humano representa una realidad cósmica, un fenómeno con valor universal, con estructura física y psicológica características. El auto-reconocimiento de ese valor, y su reconocimiento por cada uno de nosotros en los demás, es lo que llamamos dignidad humana.La palabra dignitas significaba, en latín, "apreciación o "valoración". Por ello, decir que algo o alguien era "digno" equivalía a decir que era valorable o evaluable, como poseedor de una dignitas determinada. Si hablamos de dignidad humana estaremos considerando que una persona tiene el "valor" de lo humano o es valorable como ser humano, lo que puede parecernos a algunos una redundancia porque identificamos como equivalentes los conceptos de persona y ser humano. Sin embargo los hombres de todas las culturas han tendido a considerar que las personas tienen "dignidad" cuando poseen un valor específico añadido a su simple cualidad de humanos, transfiriendo así a esa dignitas adjetiva y circunstancial la sustancia del valor fundamental del que dependen todos los demás valores atribuíbles a cualquier persona.

Así, la apreciación como "indignidad" o valor específico negativo de la condición de esclavitud, ha privado durante milenios a millones de hombres de ser valorados como tales, negándoseles la dignitas humana, únicamente reconocida al hombre libre. La persona o "papel" del esclavo en la escena social (recordemos que persona significaba máscara teatral, en latín) le privaba de dignidad humana, haciendo de él una "res" o cosa, sometida a la voluntad de los hombres a los que la sociedad consideraba libres. De igual forma, en las sociedades patriarcales, la condición femenina se ha considerado desprovista de la dignidad humana plena, al igual que la condición de extranjero, de homosexual, etc., quedando la valoración individual relegada a un segundo plano y determinando rígidos cauces sociales para el desarrollo de la identidad personal. Evidentemente, se trata siempre de una ficción jurídica que facilitaba y facilita la explotación del hombre por el hombre. Y era una ficción en la medida en que el esclavo, en su caso, dejara de valorarse a sí mismo como humano, puesto que nadie podía privarle de su conciencia, que es el templo interior de todo hombre.

Todo esto se prestaría a variados análisis, con distintos enfoques y desde distintos ángulos, según lo abordásemos estudiando las motivaciones psicológicas que han ido determinando las estructuras de los grupos humanos a partir de la horda, la tribu, la familia, el clan, etc., o las características de los sistemas económicos y culturales que han sustentado esas estructuras. En los ejemplos citados, ni el esclavo era hombre libre, ni la mujer era fuerte, ni el hombre libre era siempre adecuadamente hábil. La libertad, la fuerza y la inteligencia han sido siempre tres poderosas condiciones dignificantes, simbolizadas por la sociedad como elevados valores humanos y cuya falsificación y suplantación han dado, tambien siempre, origen a falsas "dignidades".

La libertad de optar de acuerdo con los impulsos propios de nuestra característica estructura psicosomática, de lo que llamamos nuestra naturaleza humana, a partir de la singularización que representa cada ser humano, exige un conocimiento de la realidad que nos circunda. No existe verdadera libertad de opción sin un análisis previo de ese mundo exterior a cada uno de nosotros que nos permita ponderar, medir, el riesgo que nuestros actos puedan representar para el mantenimiento de nuestra identidad o de nuestra integridad, ya que el primer dictado de nuestra conciencia humana es el de seguir existiendo en el espacio y en el tiempo placenteramente.

Los actos verdaderamente humanos no son meras pulsiones o respuestas de reacción ante estímulos indiscriminados del medio en el que el hombre se halle, precisamente porque poseemos capacidad discriminatoria o de selección y ordenación de datos y conciencia de nuestra entidad personal. Cuantos menos datos comparativos almacenemos en nuestra memoria, cuanto menor sea nuestro conocimiento, más cercanos estaremos de las demás especies animales, aunque desprovistos de la serie de recursos vitales conservados por éstas. Los actos esencialmente humanos son siempre ponderaciones omediciones que nos permiten autovalorarnos y valorar el mundo exterior en función de nuestras propias circunstancias. Esas valoraciones, y no el simple impacto de los acontecimientos exteriores, producen sentimientos que activan nuestra voluntad, en uno u otro sentido. La capacidad evaluativa es la racionalidad , función de lo que llamamos razón, y los sentimientos que impulsan puntualmente nuestra voluntad constituyen lo que en castellano llamamos ánimo. Este ánimo que inspira los actos humanos se confunde, a menudo, con el fin o finalidad de tales actos. Nuestra voluntad está anímicamente determinada cuando está impulsada por sentimientos que no son los simplemente "animales", sino los específicamente humanos.

Se da una relación pendular entre sentimiento y razón: una primera sensación, que se produce como resultado de la captación de un fenómeno externo, a través de los sentidos, pone en marcha nuestra capacidad de evaluación o medición mediante el cotejo más o menos rápido de nuestro archivo de datos y experiencias. Puede que esa primera sensación se asiente en nuestra conciencia, como sentimiento, o que se descarte. Si se convierte en sentimiento estable, determinará nuestra voluntad, motivando nuestros actos y utilizará nuestro código racional de datos para llegar a la meta deseada. A partir de ahí, será la razón la que guiará nuestros verdaderos actos como hombres. Pero el uso de la razón puede llevarnos a un análisis en cadena, de ida y vuelta, capaz de hacernos reevaluar la primera sensación y de desalojar el sentimiento asentado en nuestro ánimo, alterando nuestra voluntad.

La apertura o predisposición permanente a favorecer esa relación pendular entre sentimiento y razóneleva al hombre por encima de las demás especies animales y constituye la esencia de la iniciación humana. Requiere un aprendizaje o "educación" que los pedagogos de todos los tiempos se han esforzado por obtener, siguiendo reglas o métodos diversos, pero no dando a la génesis de los sentimientos la importancia que realmente tiene y centrándose, por lo general, en el valor puramente intelectivo de la razón, aplicado al desarrollo de abstracciones conceptuales o intelectuales, sin entender que ésa debería ser una segunda etapa de la educación humana.

Quienes no saben, no pueden o no quieren someter su voluntad al proceso de autoanálisis esquemáticamente descrito, suelen confundir sus voliciones, determinadas por sentimientos anclados en su ánimo, y no sometidos o imperfectamente sometidos a una crítica racional, con valores humanos universales o de categoría humana permanente, aplicable a todos y en todas partes. A eso se llamafanatismo. El fanatismo va siempre unido a la ignorancia y muy frecuentemente a la ambición personal, que son las auténticas fuentes de la intolerancia.

El reconocimiento real de la dignidad humana pasa, pues, por el reconocimiento de la libertad de opción a través de una educación que subraye la importancia de los valores esencialmente humanos y permita a cada individuo realizarlos en sí mismo. Es decir, de valores trascendentes, de valores que no son solamente apreciables dentro de un esquema cultural concreto, sino que se hallan más allá de las meras contingencias materiales o temporales, por estar en simetría con la ley universal reflejada en la naturaleza humana y, por ello, inscritos en la estructura misma del Hombre y compartidos por cada hombre.

Tal es, en resumen, el mensaje utópico, de Amor universal, que anima a los masones en su camino iniciático.

http://www.logiagenesis.es/articulos-y-planchas/trabajos-masonicos/item/109-la-masoneria-y-la-dignidad-humana-hoy

miércoles, 23 de diciembre de 2015

ACERCA DE LOS DOS SAN JUAN

ACERCA DE LOS DOS SAN JUAN


Aunque el verano sea considerado generalmente como una estación alegre y el invierno como una triste, por el hecho de que el primero representa en cierto modo el triumfo de la luz y el segundo el de la oscuridad, los dos solsticios correspondientes tienen, en realidad, un carácter exactamente opuesto al indicado.

Puede parecer que hay en ello una paradoja harto extraña, aunque es muy fácil comprender que sea así desde que se posee algún conocimiento sobre los datos tradicionales acerca del curso del ciclo anual. En efecto, lo que ha alcanzado su máximo no puede ya sino decrecer, y lo que ha llegado a su mínimo no puede, al contrario, sino comenzar a crecer , acto seguido(2).

Por eso, el solsticio de verano señala el comienzo de la mitad descendente del año, y el solsticio de invierno, inversamente, el de su mitad ascendente. Esto esto explica también, desde el punto de vista de su significación cósmica, las palabras de San Juan Bautista, cuyo nacimiento coincide con el solsticio estival: "Él (Cristo), nacido en el solsticio de invierno, coviene que crezca, y que yo disminuya"(3).

Es sabido que, en la tradición hindú, la fase ascendente se pone en relación con el deva-yâna, y la fase descendente con el pitr-yâna. Por consiguiente, en el Zodíaco, el signo de Cáncer, correspondiente al solsticio de verano, es la "puerta de los hombres", que da acceso al pitr-yâna, y el signo de Capricornio, correspondiente al solsticio de invierno, es la "puerta de los dioses", que da acceso al deva-yâna. En realidad, el período "alegre", es decir, benéfico y favorable, es la mitad ascendente del ciclo anual, y su período "triste", es decir, maléfico o desfavorable, es su mitad descendente. El mismo carácter tiene, naturalmente, la puerta solsticial que abre cada uno de los dos períodos en que se encuentra dividido el año por el sentido mismo del curso solar.

Se sabe, por lo demás, que en el cristianismo las fiestas de los dos San Juan están en relación directa con los dos solsticios(4), y, cosa muy notable, aunque nunca la hayamos visto indicada en ninguna parte, lo que acabamos de recordar está expresado, en cierto modo, por el doble sentido del nombre mismo de "Juan"(5). En efecto, la palabra hebrea hanán tiene a la vez el sentido de 'benevolencia' y 'misericordia' y el de 'alabanza' (es por lo menos curioso comprobar que, en nuestra misma lengua, palabras como "gracia(s)" tienen exactamente esa doble significación).

Por consiguiente, el nombre Yahanán [o, más bien, Yehohanán] puede significar 'misericordia de Dios' y también 'alabanza a Dios'. Y es fácil advertir que el primero de estos dos sentidos parece convenir muy particularmente a San Juan Bautista, y el segundo a San Juan Evangelista. Por lo demás, puede decirse que la misericordia es "descendente" y la alabanza, "ascendente", lo que nos reconduce a su respectiva relación con las dos mitades del ciclo anual(6).

En relación con los dos San Juan y su simbolismo solsticial, es interesante también considerar un símbolo que parece peculiar de la masonería anglosajona, o que al menos no se ha conservado sino en ella: es un círculo con un punto en el centro, comprendido entre dos tangentes paralelas; y estas tangentes se dice que representan a los dos San Juan.

En efecto, el círculo representa la figura del ciclo anual, y su significación solar se hace más manifiesta por la presencia del punto en el centro. La misma figura es a la vez el signo astrológico del sol y las dos rectas paralelas son las tangentes a ese círculo en los dos puntos solsticiales, señalando así su carácter de "puntos límite", ya que estos puntos son como los límites que el sol no puede jamás sobrepasar en el curso de su marcha. Como esas líneas corresponden así a los dos solsticios, puede decirse también que representan a los dos San Juan.

Hay, sin embargo, en esta representación simbólica, una anomalía, por lo menos parcial: el diámetro solsticial del ciclo anual debe considerarse, según hemos explicado en otras ocasiones, como relativamente vertical con respecto al diámetro equinoccial, y solo de esta manera, las dos mitades del ciclo, que van de un solsticio al otro, pueden aparecer respectivamente como ascendiente y descendiente, pues entonces los puntos solsticiales constituyen el punto más alto y el punto más bajo del círculo. En tales condiciones, las tangentes a los extremos del diámetro solsticial, al ser perpendiculares a éste, serán necesariamente horizontales. Sin embargo, en el símbolo que ahora consideramos, las dos tangentes, al contrario, se representan como como verticales. Hay, pues, en este caso especial, una modificación aportada al simbolismo general del ciclo anual, que se explica de modo bastante sencillo, siendo evidente que se ha producido por la analogía establecida entre esas dos paralelas y las dos columnas masónicas. Éstas, que naturalmente no pueden ser sino verticales, tienen, en virtud de su situación respectiva al norte y al mediodía, al menos desde cierto punto de vista, una relación efectiva con el simbolismo solsticial.

Este aspecto de las dos columnas se observa claramente, sobre todo en el caso del símbolo de las "columnas de Hércules"(7) El carácter de "héroe solar" de Hércules y la correspondencia zodiacal de sus doce trabajos son cosas demasiado conocidas para que sea necesario insistir en ellas. Está claro que precisamente ese carácter solar justifica la significación solsticial de las dos columnas a las cuales está vinculado su nombre. Por eso, la divisa "non plus ultra", referida a esas columnas, aparece dotada de doble significación: no solamente expresa, según la interpretación habitual, propia del punto de vista terrestre, que aquéllas señalan los límites del mundo "conocido". Es decir que, en realidad, son los límites que no era permitido sobrepasar a los viajeros, por razones cuya investigación podría resultar de interés nalizar. Indica, al mismo tiempo y ante todo, que, desde el punto de vista celeste, son los límites que el sol no puede franquear y entre las cuales, como entre las dos tangentes de que tratábamos antes, se cumple interiormente su curso anual (8).

Estas últimas consideraciones pueden parecer bastante alejadas de nuestro punto de partida, pero, a decir verdad, no es así, puesto que contribuyen a explicar un símbolo expresamente referido a los dos San Juan. Por otra parte, puede decirse que, en la forma cristiana de la tradición, todo lo que concierne al simbolismo solsticial está también en relación con ambos santos.

NOTAS

(1) René Guénon, Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1988. Capítulo XXXVIII.
[Publicado en É. T., junio de 1949..]
(2) Esta idea se encuentra, particularmente, expresada varias veces y en formas diversas en el Tao-te King; se la refiere más en especial, en la tradición extremo-oriental, a las vicisitudes del yin y el yang.
(3) San Juan, III, 30.
(4) Esas fiestas se sitúan en realidad un poco después de la fecha exacta de los solsticios, lo que manifiesta de modo aún más neto su carácter, ya que el descenso y el ascenso han comenzado ya efectivamente. A esto correspode, en el simbolismo védico, el hecho de que las puertas del Pitr-loka y del Deva-loka se consideran situadas respectivamente, no exactamente al sur y al norte, sino hacia al sudoeste y el nordeste.
(5) Queremos referirnos aquí al significado etimológico de ese nombre en hebreo. En cuanto a la vinculación entre Juan y Jano, aunque debe entenderse que es una asimilación fónica sin ninguna relación, evidentemente, con la etimología, no por eso es menos importante desde el punto de vista simbólico, ya que, en efecto, las fiestas de los dos San Juan han sustituido realmente a las de Jano, en los respectivos solsticios de verano e invierno.
(6) Recordaremos también, vinculándola más especialmente a las ideas de "tristeza" y "alegría" que indicábamos en el texto, la figura "folklórica" francesa, tan conocida, pero generalmente no muy bien comprendida, de "Juan que llora y Juan que ríe", que es en el fondo una representación equivalente a la de los dos rostros de Jano; "Juan que llora" es el que implora la misericordia de Dios, es decir, San Juan Bautista; y "Juan que ríe" es el que le dirige alabanzas, es decir, San Juan Evangelista.
(7) En la representación geográfica que sitúa a esas columnas a una y otra parte del actual estrecho de Gibraltar, es evidente que la ubicada en Europa es la columna del norte y la ubicada en África es la de mediodía.
(8) En antiguas monedas españolas se representan las columnas de Hércules unidas por una suerte de banderola en la que está inscrita la divisa "non plus ultra". De esa figuración -cosa que parece bastante poco conocida y que señalaremos aquí a título de curiosidad- deriva el signo usual del dólar norteamericano. Pero toda la importancia fue plasmada en una letra S, cuya forma aproximadamente tenía, mientras que las dos columnas, que constituían el elemento esencial, quedaron reducidas a dos trazos paralelos, verticales como las dos tangentes del círculo en el simbolismo masónico que acabamos de explicar. La cosa no carece de cierta ironía, pues precisamente el "descubrimiento" de América anuló de hecho la antigua aplicación geográfica del non plus ultra.

http://www.logiagenesis.es/articulos-y-planchas/simbolismo/item/128-acerca-de-los-dos-san-juan-1

martes, 22 de diciembre de 2015

EN TORNO AL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO

EN TORNO AL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO

Para algunos, el fin supremo del hombre es alcanzar la felicidad. Solo para muchos menos, ese fin es inseparable de la Virtud, entendida como práctica imperativa del Deber. La búsqueda de ese Deber ha sido el objeto final y real de la Perennis Philosophia, que se centra en el estudio e interiorización de las diversas manifestaciones de la Ley Universal.

No es infrecuente identificar al Dios de las religiones monoteístas con el Gran Arquitecto del Universo o Principio generador de la tradición masónica. En ambos casos, lo que parece relevante es la búsqueda de sentido que caracteriza al hombre.

Nebulosa de la Hélice "Ojo de Dios"

La masonería operativa, la de los constructores de templos de piedra y argamasa, tiene su origen remoto en los grupos de hombres que se unían para edificar, coordinando sus esfuerzos disciplinadamente, aplicando las leyes de la naturaleza que iban descubriendo o que habían aprendido. Su trabajo estaba vinculado, en principio, al conocimiento que predominaba en cada época, tanto en el campo científico como en el espiritual, fundiendo ambos en su tarea, puesto que lo que deseaban era realizar su vocación constructora al servicio de la comunidad humana a la que pertenecían.

Por ello subrayaron los fundadores de la Francmasonería moderna aquello que figuraba en el artículo primero de las primeras Constituciones de 1723: "así como antiguamente los masones tenían la religión del lugar en el que trabajaban...". Texto éste, del art.1º, esencial para entender el espíritu fundacional de la Orden que fue difuminado al fundarse la Gran Logia Unida de Inglaterra, casi un siglo más tarde (1813).

Así pues, los masones operativos aceptaron en cada tiempo el ideario espiritual de cada lugar. Recodemos que los grupos especializados en la construcción de templos (constructores "sagrados") existieron en todas partes, desde Stonehenge, Egipto, Tiro, Lydia, Atenas, Roma y Como, hasta los albores de la edad moderna, en que su decadencia, en Europa, dio paso a la aparición de la Francmasonería especulativa, que es constructora de pensamiento, simbólica o virtual, conservando como símbolos básicos de las virtudes que busca desarrollar en el hombre los utensilios de trabajo de sus antecesores operativos.

Los "comacini", "muratori" o constructores refugiados en la región italiana de Como, tras la caída del imperio romano y la desaparición de los "Collegia fabrorum" (colegios o gremios de oficios, presididos por un Pontifex Maximus, título que, desde Augusto, habían ostentado los emperadores romanos), fueron reconocidos por la incipiente Iglesia Católica del siglo VI como útiles para la edificación de los nuevos templos cristianos que habían de consolidar la presencia de la Iglesia romana en las tierras bárbaras del centro y norte de Europa.

Ojo de Horus

Los obispos romanos - patriarcas occidentales, prácticamente aislados de los "papas" o patriarcas del no invadido imperio romano oriental-bizantino – adoptaron el nombre de Sumo Pontífice, tomado del ancestral Colegium Pontificorum o gremio romano de ingenieros de puentes, dándole al título el valor virtual de comunicadores o intermediarios entre "cielo" y "tierra". Ellos fueron quienes enviaron a los masones de Como hacia el norte, acompañando a los misioneros benedictinos hasta Germania, Galia, Britania e Irlanda, donde se les unieron otros constructores de vieja tradición: los druidas, sobrevivientes a las persecuciones severísimas a que se habían visto sometidos por las jerarquías cristianas a partir del siglo IV, en que el cristianismo fue oficialmente reconocido como religión imperial.

Así fue como las comunidades de monjes benedictinos, alejadas geográficamente de Roma, fueron creciendo y favoreciendo el trabajo de los grupos de constructores dependientes económicamente de ellas, construyendo al estilo "romano", llamado entonces "románico".

La Masonería operativa fue, en este sentido, católica. Después, los grupos de constructores se fueron independizando y constituyendo cofradías, por una parte, y entidades gremiales, por otra, que contrataban su trabajo con las jerarquías católicas, con los florecientes municipios o con los nobles y reyes de Europa, por ser sólo éstos quienes disponían del poder económico y político que podía permitir a los masones llevar a cabo sus obras. Ya a partir de entonces, en torno al siglo XI, aparecen las objeciones y las medidas preventivas y represivas respecto a los masones "francos" o libres. Era peligroso que los grupos gremiales escapasen al control de las autoridades religiosas y civiles. A partir de la consolidación de la Orden del Templo, los masones prefieren, por lo general, trabajar bajo los auspicios de ésta...

Pero volvamos al concepto del GADU en la tradición recibida de aquellos operativos. Los masones construían experimentando e imitando a la naturaleza y ponían en práctica, por ello, lo que bien podemos llamar técnicas científicas. Su labor les hacía ir descubriendo fórmulas aplicables a la construcción. Ellos comprendieron que existían "pautas" o leyes que afectaban a lo que querían y podían hacer o no hacer. Lo que les interesaba era la manera en que la naturaleza parece estar organizada. Debía haber una inteligencia universal que hacía "inteligibles" las estructuras o formas de la naturaleza y, por tanto, un "Gran Arquitecto" o Fuerza universal creadora.

Los antiguos masones constructores, no eran teólogos y no dudaron en identificar la Fuerza o Principio Absoluto con lo que las culturas locales llamaban y siguen llamando "Dios". Aceptaban la "religión" generalmente establecida, como indicaba James Anderson en las Constituciones de 1723, porque no eran "irreligiosos libertinos", sino hombres conscientes de las ligazones o vínculos que "religan" el mundo y al Hombre con el mundo. Capaces, por tanto, de alcanzar una libertad ética que nada tiene que ver con las "libertades" de quienes no reflexionan sobre la auténtica Libertad.

A los masones no nos interesa el discurso religioso externo o de las formas (exotérico), sino el interno o esotérico de lo que trasciende las formas. Por eso dejamos la religión a las puertas de nuestros templos. Para designar la esencia de lo trascendente usamos el concepto de Gran Arquitecto del Universo, que es un referente común para desarrollar nuestro Trabajo de búsqueda de la Verdad. Se trata de una simbolización mucho más sutil, que permite a cada cual atribuir a ese Principio Generador Universal los matices que vaya descubriendo en su búsqueda personal. Es "lo creado" y "su estructura" lo que nos interesa en las logias, ya que tratamos de conocernos a nosotros mismos descifrando nuestro código íntimo y es sólo a través de esa labor de introspección como lograremos conocer el mundo, a los demás hombres (que son semejantes a nosotros) y a los "dioses", o causas en cadena que nos llevarán al conocimiento del Origen de lo existente, como predecía el viejo lema délfico.

Pero presuponer dogmáticamente que ese origen de lo existente ya es conocido, a través una forma de "revelación" transmitida a otros hombres, parece descartar nuestra propia capacidad de búsqueda, de esfuerzo y de desarrollo, situándonos a priori por debajo de otros hombres. Lo que no parece justo, porque hay una revelación para todos que se halla en lo que llamamos el mundo manifiesto y es nuestro deber buscar, aunque no lleguemos a "hallar", si deseamos realizarnos como seres inteligentes y en la medida de nuestras fuerzas.

Sin embargo, quienes parten de un concepto personalista del Principio Generador, llamándolo Dios en su fuero interno, son Hermanos nuestros que pueden haber simbolizado al GADU a partir de un sentimiento íntimo igualmente respetable y válido. Todos los hombres conscientes de nuestra humanidad buscamos el sentido de cuanto existe. Ello no nos puede alejar, en absoluto, sino todo lo contrario.

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