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martes, 13 de septiembre de 2016

- Las escuelas Eleusianas -

- Las escuelas Eleusianas -
Raymond François AUBOURG DEJEAN

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El esoterismo tradicional y sus fines iniciáticos han ejercido una influencia considerable a través de los siglos bajo las diversos formas de pensamiento y de sus manifestaciones artísticas, literarias, filosóficas, sociales y religiosas. Después de Egipto, el culto de Isis adquirió un nuevo esplendor en tiempo de los Ptolomeos, en cuya época se propagó a Atenas. En Grecia, se celebran los más grandes misterios de la civilización helénica en Eleusis (hoy Septime), ciudad del Atica, situada entre Megara y el puerto del Pireo, al noroeste de Atenas, donde se levantaba el templo más grande dedicado al culto de Cérès (Ctéis, Cybèle o Astarté), Diosa de la agricultura, generalmente representada con una corona de espigas de trigo, teniendo en la mano un ramo de esas mismas espigas (*35). 

En las escuelas eleusianas fundadas por Triptolo en el siglo XV A de C, dirigidas por los potentes «Iacchos», se practicaba la prueba de la tierra, el viaje misterioso en la mitológica «Demeter». En los misterios de Eleusis, se parangonaba al iniciado con la espiga de trigo, producto fecundo del esfuerzo vertical y de la actividad laboriosa que impulse el grano escondido en la tierra a germinar, abriéndose su camino en dirección de la luz benéfica del sol (*47). 

La profundidad del lugar indica que aquí se efectuara la transformación del ser, donde morirán el vicio, los errores y las preocupaciones vulgares, donde se liberara el alma y, donde renacerá la virtud. El lugar estrecho y oscuro donde esta introducido el postulante representaba el vientre de la madre y el corto tiempo durante el cual residía en ese lugar, figuraba el periodo de gestación del embrión en sus entrañas, donde toma forma un nuevo ser antes de nacer a una nueva vida, libre de toda impureza y de toda preocupación. Este concepto de que la sabiduría esta escondida en las profundidades de la tierra se inspira en los múltiples descensos a los infiernos que relata la antigüedad. Una de las más conocidas es aquella del Rey «Rhamp-sinite», cuanto el Monarca gana las regiones tenebrosas del centro de la tierra para jugar ajedrez con Isis; tanto él gana, tanto él pierde, aprendiendo la ley severa de los cuadros blancos y negros. El Rey volvía enseguida a la luz, trayendo un magnífico mantel de oro ofrecido por la Diosa, que él utilizaría solamente para los banquetes rituales (*34). 

En Eleusis fueron iniciados los más ilustres pensadores, sabios, hombres políticos, arquitectos, médicos, poetas y escritores del mundo griego: Sofocles, Thales, Pindaro, Plutarco, Philipo, Cicerón y Augusto para citar sino los más conocidos. Los adeptos de Eleusis, aquellos que han accedido a la iniciación, viven en la luz de la compañía de los Dioses y los profanos se quedan en la oscuridad de la ignorancia. Los «pequeños misterios» de Eleusis eran celebrados en el templo de Ceres y los «grandes misterios» eran celebrados en Agra, al sur-oeste de Atenas, durante la noche para hacerlos más imponentes y augustos. La enseñanza que daban esas escuelas era rigurosamente oral y absolutamente secreta (*47). 

La escuela Eleusiana profesaba la doctrina de un solo Ser «Creador y Conservador del Universo»; doctrina opuesta al politeísmo que profesaban los sacerdotes al pueblo griego; es esta doctrina que condujo a Sócrates a beber la cicuta por haberla profesado abiertamente a los atenienses (*17). 

Según Diodoro de Sicilia, los griegos tomaron de los egipcios la idea para la institución de los misterios Eleusianos; los sabios Lactanse y Javonius afirman que tenía mucha semejanza con los misterios de Isis, puesto que Ceres era en Grecia lo que Isis era en Egipto. Según Crisóstomo, iguales ceremonias tenían lugar en los misterios de Samotracia (*35). 

Clemente de Alejandría dice de los grandes misterios: «...Eran el complemento de todo saber, vistas y aprendidas en ellas todas las cosas...». Según Aristóteles, el templo de Eleusis fue reputado: «...el santuario de todo la tierra...» y según Cicerón: «...El fue el bien que Atenas entregaba los pueblos...», porque era misión de los iniciados realizar la empresa de inculcar la moral como base de la instrucción del pueblo (*42). 

De facto, los misterios de Eleusis lograron realizar mejoramiento en la condición moral de los Atenienses y perfeccionaron sus costumbres, ligàndolo a su especie por medio de deberes sagrados y recíprocos.

Cuando las escuelas fueron cerradas, los adeptos se expatriaron en las diversas naciones de Europa, en particular en Francia y en Italia donde fundieron la tradición de los misterios griegos con las varias formas de expresión del esoterismo occidental (*35).

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