AMIGOS DEL BLOG

miércoles, 5 de junio de 2013

LA IGLESIA Y LA MASONERÍA


xvii. LA  IGLESIA  Y LA  MASONERÍA
En 1717 se funda la moderna masonería. En 1738 el Papa Clemente XII en la bulaEminenti condena ya la masonería con pena de excomunión latae sententiae(automática) para quienes pertenecen a esta sociedad secreta. El Papa Benedicto XIV (1740-1758) renovó la prohibición.
Clemente XIII (1758-1769) no publicó ningún documento contra la masonería, pero sí contra personajes masónicos y obras de la Ilustración, relacionadas con la masonería. Pío VI (1775-1799) en 1775, cuando todavía no había estallado la Revolución francesa, habla de los maestros mendacísimos, enemigos fanáticos de la Iglesia, dirigentes de sectas de perdición.
Pío VII (1800-1823) habla especialmente contra los carbonarios (masones) que se presentan bajo disfraz de cordero, pero no son sino lobos rapaces.
León XII (1829-1830) en su encíclica Quo graviora condena la sociedad llamada francmasonería y todas las sociedades secretas.
Pío VIII (1829-1830) en su encíclica Traditi humilitati nostrae renueva las condenas de su predecesores. Gregorio XVI (1831-1846) en su encíclica Mirari vos de 1832 atribuye la acción de las sociedades secretas al poder de las tinieblas. Pío IX (1846-1876) confirmó las condenas de sus predecesores y publicó en 1867 la lista de los errores modernos en el formidable catálogo denominado Syllabus. Y se refirió a la masonería como la sinagoga de Satán en la encíclica Etsi multa del 21 de noviembre de 1873.
León XIII en la encíclica Humanum genus del 20 de abril de 1884 afirma: Cuando se ha juzgado que algunos han traicionado al secreto o han desobedecido las órdenes, no es raro darles muerte con tal audacia y destreza que el asesino burla muy a menudo las pesquisas de la policía y el castigo de la justicia.
Todo su empeño está en llevar a cabo las teorías de los naturalistas. Se llega a combatir impunemente de palabra, por escrito y en la enseñanza, los mismos fundamentos de la religión católica, se pisotean los derechos de la Iglesia… No les basta con prescindir de la guía de la Iglesia, sino que la agravan con persecuciones y ofensas.
El Papa, buen conocedor del tema, habla de su naturalismo, de seguir la naturaleza, no aceptando nada sobrenatural, habla de la obediencia total y de los graves castigos que pueden recibir los desobedientes.
En el código canónico de 1917 se declaraba expresamente en el canon 2335: Quien se inscribe en la secta masónica o en otras asociaciones del mismo género que maquinan contra la Iglesia o las legítimas autoridades civiles, incurre “ipso facto” en la excomunión reservada simplemente a la Santa Sede.
El Papa Pío XII el 20 de abril de 1949 declaraba que seguía en vigencia la excomunión antimasónica            del canon 2335. En el nuevo código canónico de 1983 no se nombra a la masonería. En el canon 1374 se dice sencillamente que quienes se inscriban en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa, quien promueve o dirige esa asociación debe ser castigado con entredicho.
El 27 de noviembre de ese mismo año, el cardenal Ratzinger (futuro Papa Benedicto XVI), en una Declaración sobre las asociaciones masónicas, aclaraba con la expresa aprobación del Papa Juan Pablo II: Subsiste inmutable la sentencia negativa de la Iglesia sobre las asociaciones masónicas, porque los principios de ellas siempre se han considerado irreconciliables con la doctrina de la Iglesia y, por tanto, la inscripción en ellas permanece prohibida por la Iglesia. Los fieles cristianos que dan su nombre a las asociaciones masónicas se debaten en pecado mortal y no pueden acceder a la sagrada comunión.
El 20 de febrero de 1985, en un comunicado oficial publicado en L’Osservatore romano, se recalcaba la misma incompatibilidad entre la Iglesia y la masonería en el documento titulado Reflexiones un año después de la Declaración de la doctrina de la fe. Incompatibilidad de la fe cristiana y la masonería.
Los obispos alemanes nombraron una comisión de expertos para estudiar la relación  de la Iglesia con la masonería y se reunieron en numerosas ocasiones con representantes de la Gran Logia Unida de Alemania, reconocida por la Gran Logia Unida de Inglaterra. Esta investigación se realizó entre los años 1974 y 1980. La declaración final de la conferencia episcopal alemana, fue publicada en L’Osservatore romano el 9 de julio de 1980.
En esta declaración se dice: La ideología masónica no está fijada objetivamente, pero algunos elementos quedan claros como convicciones fundamentales, ante todo, el relativismo. En los coloquios quedó claro que la relatividad de toda verdad representa la base de la masonería. Hay contundentes y autorizados textos masónicos que recalcan la ausencia total de dogma en la masonería, que jamás los reconoce. Y en estos textos se rechaza precisamente a la Iglesia católica como mantenedora de una actitud coactiva contra las conciencias, al obligarlas a la aceptación dogmática.
El relativismo masónico lleva a la conclusión  de que todas las religiones son tentativas concurrentes hacia la inimaginable verdad sobre Dios. La idea del Gran Arquitecto del Universo es un concepto aplicable a cualquier religión. No es un Dios personal. La masonería no admite la revelación cristiana. Además la masonería, apoyada en su fundamental relativismo, propone la tolerancia de las ideas que lleva a no rechazarlas y considera absolutismo dogmático el mantenerlas e imponerlas a la propia comunidad.
Su conclusión es clara: No es compatible la pertenencia a la Iglesia católica y al mismo tiempo a la masonería.
El año 2001, el cardenal Paul Poupard, Presidente del Consejo Pontificio de la cultura, publicó en la revista Palabra un artículo en el que dice: La masonería mete en el mismo paquete todas las visiones del mundo. Es lo que yo denomino el relativismo absoluto. Y el cristiano no puede admitir eso, porque sólo Jesucristo es la Verdad. Hay que decirlo claramente. Ninguna visión del mundo puede situarse en el mismo lugar que la Verdad de Cristo. Y no ha sido sólo la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa griega, en un comunicado de 1933, rechazó la masonería, prohibiendo la entrada a sus fieles. También lo han hecho diversas Congregaciones protestantes como los metodistas, los prebiterianos, los del Ejército de salvación y otros de confesión evangélica. La única excepción es la Iglesia de Inglaterra o anglicana, aunque ha expresado serios reparos a la entrada de sus fieles.
El mismo Jesucristo ha manifestado su rechazo a estas Asociaciones secretas que trabajan y planean en la oscuridad de las tinieblas, guardando secretos que no pueden transmitir a los profanos, coma si fueran incapaces de recibir la verdad. Por eso, Jesús dijo: Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo a la luz; y lo que os digo al oído, predicadlo sobre lo terrados (Mt 10, 27). Yo soy la luz del mundo, el que me siga no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Jn 8, 12). Andad como hijos de la luz. El fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad, probando lo que es grato al Señor, sin participar en las obras infructuosas de las tinieblas; antes bien, denunciadlas y reprobadlas, pues lo que estos hacen en secreto es vergonzoso hasta el decirlo (Ef 5, 8-12). Vosotros sois la luz del mundo (Mt 5, 14).
EL PARRAFO HA SIDO TOMADO DEL LIBRO: ¿CATOLICO Y MASON? 
Título: ¿Católico y Masón?
Autor: R. Padre Ángel Peña, O. A. R.
Nihil Obstat P. Ignacio Reinares Vicario Provincial del Perú Agustino Recoleto. Imprimatur Mons. José Carmelo Martínez Obispo de Cajamarca (Perú) Lima, Perú

No hay comentarios:

Publicar un comentario