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lunes, 24 de junio de 2013

La iniciación



La iniciación para muchos entendidos es equivalente a un nacer de 
nuevo. Nuestro primer nacimiento ocurre del mundo carnal que debe 

evolucionar hacia una nueva etapa, esta nueva etapa raramente se da. 
Iniciarse es Renacer, o nacer de nuevo, significa tácitamente 
evolucionar hacia nuestro destino real, dejar atrás todo lo profano 
que es lo religioso, lo académico y lo social. Tal es la meta que el 
ser humano se traza al llegar a este mundo, que es trascenderlo, dejar 
de ser un simple trozo de carne y huesos lleno de basura académica y 
religiosa. Ésta es la idea masónica por excelencia, que aquel que se 
sienta inconforme con lo que le ofrezca la vida profana, que tenga el 
coraje de dar un paso más allá; y es por mucho y para muchos el único 
acto libre en su vida; muchos somos obligados a llevar una vida 
social, académica y religiosa por obligación – pero, a ser masón nadie 
nos obliga – somos masones por convicción liberal. Pero a este 
conocimiento masónico solamente se puede llagar por un nuevo 
conocimiento y tales posibilidades al hombre o a la mujer en su caso 
se presentan por encontrar un sentido más real a la vida. Pero no se 
trata de una verdad ordinaria, corriente, profana, o de un 
conocimiento que se imparte en un taller universitario sobre 
masonería, impartida por un profesor masonologo. Se trata de la 
posibilidad de transformarnos de seres carnales en seres Luz.


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