Sandusky, una ciudad curiosamente masónica
Hace apenas una semana hablábamos de las curiosas relaciones de la Casa Blanca con la masonería, una singular vinculación que ha alimentado las hipótesis conspirativas de no pocos autores, para quienes el propio trazado de Washintong D.C. habría sido diseñado originalmente por masones.
Aunque esta última sugerencia no se sostiene —pues los supuestos símbolos presentes en el plano de la ciudad no son tales, y los urbanistas no tenían vinculación alguna con la siempre polémica hermandad—, en otras ocasiones, sin embargo, sí podemos encontrar un auténtico simbolismo en el trazado del plano de algunas ciudades modernas.
La pequeña ciudad de Sandusky, en Ohio (EE UU), tiene el privilegio de ser una de las pocas poblaciones de todo el mundo cuyo plano fundacional fue diseñado de forma específica para representar símbolos masónicos.
Lo que podemos ver en los planos originales de Sandusky es una escuadra y un compás. El autor de este diseño urbanístico, Hector Kilbourne, era masón y fue Primer Maestro de la Logia nº 50 de Sandusky, allá por 1815. El plano de la ciudad estaría representando una Biblia abierta, con la escuadra y el compás en posición correcta para proceder con el 'trabajo' y la apertura de la logia.
No es el único caso existente en los Estados Unidos. Algo similar encontramos si echamos un vistazo a la ciudad de Chicago, aunque casi cien años después. Entre 1906 y 1909, el arquitecto masón Daniel Burham —uno de los más importantes de la llamada Escuela de Chicago—, ayudado por su asistente Edward H. Bennet, realizó un magnífico diseño de lo que consideraba la "ciudad ideal": su plano de la ciudad de Chicago.
Nunca se llegó a ejecutar tal y como él lo había planteado, aunque sí se aplicó en gran medida. El diseño de Burham que sí se hizo una realidad fue el de uno de los primeros rascacielos del mundo, también en Chicago, conocido como el Masonic Temple Building (Edificio del Templo Masónico). Este rascacielos, cuya construcción comenzó en 1892, alcanzaba los 92 metros de altura y tenía 22 plantas.
El edificio contaba con numerosas tiendas, oficinas y viviendas, así como una serie de salas de reuniones habitualmente utilizadas por logias masónicas, aunque también se emplearon para la celebración de obras de teatro y otros espectáculos.
Hoy ya no podemos disfrutar de su silueta, pues por desgracia fue derribado en el año 1939, coincidiendo con la construcción de la línea de metro de la ciudad.
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DJ
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