Herbert Oré Belsuzarri.
Trabajo 7
Capturar el Jabalí de Erimanto
Libra (22 Septiembre - 21
Octubre)
Había llegado el momento de iniciar
otro trabajo. Pero, a medida que se avanza en la rueda, la prueba es mayor y
hacen falta más equilibrio y juicio más sano y seguro.
La voz del Maestro dijo:
-Ve, hijo
mío, y captura el jabalí, liberando a la región, pero tómate tu tiempo para
alimentarte.
Y Hércules, que es un hijo de hombre
pero también es hijo de Dios, pasó, decidido, por el séptimo Portal, sin saber
que se iba a enfrentar a una doble prueba, la de la amistad y la del valor
inteligente.
De modo que, armado sólo con su
familiar garrote, trepó, montaña arriba al encuentro del terrible jabalí. Le
asaltaron visiones y tuvo atisbos de pánico, pero siguió adelante, subiendo
decidido.
Inesperadamente y en plena ascensión,
se encontró con su amigo Folos, miembro de un grupo de centauros, y se detuvo a
hablar con él, olvidando el objeto de su trabajo. Folos le invitó a abrir un
tonel de vino y a beber de él. Pero ese tonel era propiedad de todo el grupo de
centauros y, según los dioses habían establecido al regalárselo, nadie podía
abrirlo sin estar todos presentes y de acuerdo.
Folos y Hércules, sin embargo, lo abrieron
y bebieron hasta emborracharse. Y llamaron a Quirón, otro amigo centauro, para
que participara de la juerga. Y tal escándalo organizaron que los demás centauros
lo oyeron y acudieron indignados. Se entabló una batalla y Hércules, a pesar de
sus experiencias anteriores y sus sabias resoluciones, mató, entre otros, a sus
dos amigos Folos y Quirón.
Y, una vez más, Hércules, que era hijo
de los hombres pero que era también hijo de Dios, se convirtió en mensajero de
la muerte Compungido por lo que había hecho, continuó su búsqueda hasta que
localizó al jabalí y lo capturó con una trampa.
Entonces, lo agarró por las patas
traseras y, desde la nevada cumbre, condujo al jabalí caminando sobre sus patas
delanteras y produciendo el jolgorio de todos los pueblos por donde pasaba.
Así regresó Hércules al maestro, que le
dijo:
- Has
pasado el séptimo Portal. Medita las lecciones del pasado y reflexiona sobre
las pruebas, hijo mío. Dos veces has matado lo que debías amar. Aprende el por
qué.
El signo de Libra ofrece muchas
paradojas y extremos acusados que dependerán de si uno está recorriendo el
zodíaco como el hombre ordinario, en sentido contrario al de las agujas del
reloj, o lo transita como aspirante, en el sentido de éstas.
Es éste uno de los signos más difíciles
de comprender e interpretar. Es el primero que no tiene ni símbolo humano ni
animal, si se hace caso omiso de la mujer que sostiene la balanza, la Justicia , a la que se
representa con los ojos vendados, significando que la visión externa no es nada
comparada con la intuición o visión interna, que es la que nos conduce al
equilibrio y a la Justicia
y, consecuentemente, a la
Verdad.
Libra es como un compás de espera, un
período de silencio. Y, mientras el hombre ordinario entra en este signo a
través de Escorpio, con lo que la balanza oscila salvajemente arriba y abajo,
el hombre más avanzado, que ya tiene la conciencia crística agitándose en su corazón,
entra en este sigo proviniendo de Virgo, y tiene mucho más fácil lograr el
equilibrio entre materia y espíritu y entre todos los pares de opuestos.
Por eso, en este signo, aparecen como
principales los problemas del sexo y el dinero. Los dos pueden conducirnos por
el buen camino o por el malo, según el uso que de ellos hagamos. Por eso, el
sexo puede ser un sacramento, una compensación, una recuperación del equilibrio
cósmico perdido en el momento de la separación de los sexos para la producción
de cuerpos y para llevar adelante la evolución humana, o puede ser un medio de
degradarse hasta la animalidad inferior.
Y al dinero le ocurre lo mismo: que
puede, bien usado, ser una fuente de bendiciones para los demás y para uno mismo
pero, mal empleado egoístamente, puede llevarnos a la ambición, la injusticia y
la crueldad más abyecta.
Así que la balanza de Libra puede
oscilar desde la prevaricación hasta la justicia; desde la parcialidad hasta el
discernimiento; o desde la inutilidad hasta la sabiduría.
Se le había dicho a Hércules que se
tomara su tiempo para alimentarse. Y, en vez de ello, se entregó a una orgía
con vino que no le pertenecía y acabó matando a quien le había invitado. Y eso,
mientras se preocupaba de no matar al jabalí y llevarlo vivo ante el Maestro.
Ésos son los vaivenes de Libra, que
hacen que la tentación reaparezca cuando creíamos haberla dominado
definitivamente.
Los dos centauros buenos que Hércules
mató, son conocidos como Quirón (el pensamiento positivo) y Folos (la fuerza
física). Esta prueba nos muestra la necesidad del control de la naturaleza emocional,
en cualquier forma que se presente.
Porque no se puede controlar la
naturaleza del deseo por medio de la fuerza física ni sólo con el pensamiento;
se puede tener éxito temporalmente, pero pronto resurge con todo su vigor
inicial.
La única manera consiste en
apresar al jabalí del deseo en la montaña. Es en la cima de las montañas, como
sabemos, donde se dan todas las grandes revelaciones, donde la niebla del valle
desaparece y llega la iluminación.
Hércules no usa la fuerza bruta para
capturar al jabalí. Coloca una trampa, espera y permite que la bestia caiga por
sí sola en ella, cuando el jabalí, acosado, tropieza y cae por los
ventisqueros.
Entonces él aprovecha la ocasión. Porque
eso es típicamente libriano. El nativo de este signo tiende a evitar el
enfrentamiento directo y a ahorrar energía. Nunca fuerza las cosas, sino que
actúa con suavidad y constancia.
Es característico de Libra el encontrar
soluciones nuevas y hacer ver lo incongruente de las cosas. Por eso tomó al
jabalí por las patas traseras y lo hizo bajar del monte sobre las delanteras. Y
por eso causó la risa de todos. A veces, un detalle inusitado cambia la
historia.
En este sentido se recuerda que un
antiguo jefe tártaro viéndose en trance ser vencido en una batalla, hizo
producir un gran incendio a espaldas de sus tropas que, sin otra posibilidad de
salvar la vida, ganaron la batalla. Recordemos también a Hernán Cortés,
quemando sus naves e impidiendo así el regreso a España de sus soldados que, ante
el peligro de morir, no tuvieron más remedio que iniciar la conquista de
México. Se cuenta igualmente de Escipión que, ante el peligro que suponían los
elefantes del ejército de Aníbal y el terror que producían entre sus soldados,
ordenó a sus cornetas que las hiciesen sonar todo lo fuerte que pudieran, lo
más cerca posible de las orejas de aquéllos que, espantados, produjeron una
matanza en las tropas enemigas. Son actitudes típicamente librianas.
Hércules, conduciendo al jabalí del
modo descrito, simboliza al cuerpo siendo conducido por el espíritu, que es una
característica del hombre evolucionado.
El libriano no es nunca un extremista.
Sabe que hay una gradación entre el blanco y el negro, entre la verdad y al
mentira, entre lo bueno y lo malo. Y está siempre calculando, reflexionando, ponderando.
Sabe que los que pasan por modelos entre los hombres, tienen defectos ocultos y
que los depravados tienen también aspectos positivos. Y que los humildes y los
modestos pueden ser la sal de la tierra. Y que los juicios mundanos pueden ser
revocados por un tribunal superior. Y que la verdad tiene multitud de caras y
todas participan de ella.
Esto conduce al desarrollo del
discernimiento y de la tendencia a elevarse un nivel buscando en él
coincidencias entre lo que más abajo parece antagónico.
En Libra estamos suspendidos entre el
cielo y la tierra. Arriba, la belleza, la perfección, la felicidad; abajo la
podredumbre, la mentira, la muerte. Arriba los hermosos ideales. Abajo su
olvido y su descrédito. Si descendemos, perdemos las vistas y las perspectivas
de lo alto y, si nos elevamos, perdemos contacto con la realidad de aquí.
Es, por tanto, la de Libra una
situación de permanente inestabilidad y duda y reflexión y maduración y, poco a
poco, de síntesis, que incluye lo superior y lo inferior, lo bueno y lo malo,
la materia y el espíritu y que produce la compasión.
¿Y qué efecto producen todas esas
reflexiones en los librianos? En primer lugar, los atractivos de lo material
disminuyen a sus ojos.
Además,
Se da cuenta de que la vida no es un fin en sí misma, porque se acaba de
modo inevitable y, en cambio, el hombre se engaña a sí mismo aferrándose a la
vida. No le atrae tomar parte en la lucha por la vida, pero es sensible a quienes
necesitan ayuda, aunque sabe que no la agradecerán y hasta quizás le ataquen o
desprecien o insulten después de recibirla.
Sabe ponderar la necesidad y la dosis
de ayuda que debe prestar y su oportunidad.
Ese constante reflexionar y medir y
pesar da por resultado el equilibrio. El libriano comprende que el mundo está
sostenido por el equilibrio., Que todo está y ha de seguir estando equilibrado.
Que lo que sobra por un sitio, falta por otro; que el bien hecho a alguien, revierte
a su autor; que la Ley
de Retribución es la justicia perfecta. Y que ese equilibrio no es algo
estático, sino radicalmente dinámico, en continuo movimiento, desequilibrándose
y reequilibrándose todo sin interrupción.
Estas conclusiones hacen que el
libriano utilice la persuasión,, la cortesía y la cooperación y se sienta
atraído por el trabajo en grupo y los programas que propugnan la hermandad y la
fraternidad. Y, cuando ha asimilado las energías de Venus, se hace sensible a
las de Urano, que están representadas por la frase: “Mira.
Yo hago todas las cosas nuevas,.” Porque son vibraciones para cambiar
lo viejo por lo nuevo, lo inútil y anticuado y cristalizado por lo útil y lo
joven y lo ágil.
Pero ese cambio no se puede hacer desde
arriba. Ha de desarrollarse en cada hombre, en la cueva de su interior y, desde
allí, ir subiendo hasta cambiar la sociedad toda, expresando en ella el amor,
la fraternidad, la amistad y todas las maravillas de la vida divina manifestada.
A Libra se la denomina “la
puerta abierta a la consecución” y es el signo en el que se encuentra
“el sendero angosto como el filo de una navaja ”,
que conduce al hombre al reino del espíritu. Y al libriano se le denomina
"el maestro de la tierra de nadie".
La gran Verdad no es que nosotros
seamos espíritu sino que todo es Dios en manifestación; que todo es energía de
diferentes categorías y que Cristo fue la perfecta expresión
de la divinidad en la forma.
Él equilibraba perfectamente el
espíritu y la materia. Y ése es el
trabajo que todos nosotros hemos de realizar.
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