Herbert Oré Belsuzarri.
Trabajo 4
Capturar la Cierva de Keruneia o de Oro
Cáncer (21 junio - 21 julio)
Este cuarto trabajo consistió en
capturar la cierva de Keruneia. Artemis había encontrado, tiempo atrás, cinco
ciervas iguales y las había capturado. Sus cuernos eran de oro, sus pezuñas, de
bronce y jamás habían sido alcanzadas por nadie corriendo. Su tamaño era el de
los toros. Artemis utilizó cuatro de ellas para hacerse una cuadriga y la otra
la dedicó a Hera y la situó en el bosque de Keruneia.
Era, por tanto, un animal sagrado y
nadie podía tocarla si no quería ser acusado de impiedad.
Todo un año necesitó Hércules para
capturarla, cosa que logró, al fin, en el templo de Artemisa (la Luna ), donde la encerró y se
la cargó a cuestas. Ello provocó que Artemisa se la reclamase. Al atravesar la Arcadia cargado con ella,
se cruzó con Diana y Apolo que, a su vez, se la reclamaron también. Pero
Hércules se negó a entregársela y, al acusarle ellos de sacrílego, le echó la
culpa de su acto a Euristeo y siguió su camino.
A Cáncer podemos considerarlo como el
último de los signos “preparatorios”. Y ello, tanto si se considera la
involución o introducción del espíritu en la materia, como si se trata de la
evolución o predominio gradual del espíritu sobre la materia, hasta llegar al
reino humano.
El hombre medio,
que se ha dotado de una mente en Aries y de un deseo en Tauro y luego se ha
concienciado de la dualidad de su naturaleza en Géminis, penetra
en el reino humano atravesando el Portal de Cáncer.
El aspirante, ya despierto a lo
superior, por su parte, en Aries se ase fuertemente a su mente y la
hace trabajar para sus intereses, aprendiendo así a controlarla. En Tauro,
recibe el primer destello de luz espiritual, cada vez más fuerte, mientras se
aproxima a su meta. En Géminis, no sólo percibe los dos aspectos de su
naturaleza, el material y el espiritual, sino que el aspecto espiritual o
inmortal empieza a crecer a costa de la parte material o mortal.
Para pasar el Portal de Cáncer hay que
haber pasado antes por el estado de conocimiento animal hasta llegar al humano.
Se trata de un proceso inevitable, subconsciente, potencial y ordenado por las leyes
naturales. Más adelante en la evolución, habrá que pasar el Portal de
Capricornio. Pero a éste se entra mediante la iniciación, que es siempre un
proceso voluntario, libre y poderoso.
Cáncer,
pues, supone la conciencia del conjunto, de
la masa, el espíritu colectivo, mientras que Capricornio
representa al grupo, al espíritu Universal.
En Aries y en Tauro, percibimos los
mundos de los contactos físicos y de las emociones; en Géminis, el mundo de las
ideas convirtiéndonos en humanos. Tenemos, pues, ya instinto e inteligencia.
Entonces se nos indica, mediante una iluminación momentánea, que hay más mundos
que descubrir y conocer.
Cáncer representa la mente
subconsciente, la imaginación colectiva, el instinto hereditario.
El hombre no evolucionado está
inmerso en la masa. El aspirante,
en cambio, se eleva, en este signo, por
encima de la masa, a la que le suma el instinto, y empieza a desarrollar la intuición.
Los términos instinto,
intelecto e intuición son tres distintos modos de conocimiento. El instinto es
la conciencia de la materia y la vida celular. Por
eso Artemisa, la Luna ,
que gobierna la forma material, le reclamaba a Hércules la cierva.
Pero el hombre es racional, sabe
analizar y posee una mente y esa nueva capacidad de percepción de un mundo
nuevo, es lo que lo diferencia del animal que era, y le ofrece un nuevo campo
de conocimiento y experiencia. Y el instinto se transforma en
intelecto.
El primero le informa del mundo físico
y de las emociones que suscita y el otro pone a su alcance el mundo de las
ideas y lo hace humano.
Entonces es cuando el Maestro le dice
que hay aún otro mundo, un mundo con su propio método de contacto.
Expone el mito que, además de Artemisa,
le reclamaron a Hércules la cierva de oro Apolo, el dios sol y por Diana, la
cazadora celeste. ¿Por qué? Porque, así como Artemisa pensaba que la cierva era
el instinto, Diana pensaba que era el intelecto y Apolo pensaba que era la
intuición. Y ése es un problema que aún no hemos resuelto del todo porque, como
discípulos, hemos de aprender a utilizar el instinto como Artemisa, a su
estilo, y el intelecto siguiendo la influencia de Diana, hija del sol; y, a
través de él, ponernos en contacto con el mundo de las ideas y de la
investigación; y, luego, llevar esa facultad al tempo del Sol y transmutarla en
intuición que nos permita conocer las cosas del espíritu.
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