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viernes, 26 de abril de 2013

ESDRAS …..PADRE DEL JUDAÍSMO….


Escritos mitad en hebreo y mitad en arameo, estos libros refieren el esfuerzo de restauración y reconstrucción realizado por los judíos al regreso de la cautividad. Estos libros consignan los nombres de cuantos participaron en tal esfuerzo, así como los de aquellos que se distinguieron en la alianza del pueblo con Dios.
Dichas obras presentan un problema: problema literario, pues todo hace suponer que los dos libros no estuvieron separados al principio, y problema histórico también, porque, al parecer, están escritos por la misma pluma que escribió las Crónicas, a fines del siglo IV, utilizando, documentos anteriores. No se sabe que parte de la obra debe atribuirse a cada uno de los dos autores.
Según la tradición judía, Esdras fue el redactor definitivo. Se trata de un relato religioso, de una historia del Templo, cuya reconstrucción es la condición indispensable para la unidad nacional y espiritual de Israel. Esta unidad debe conservarse. Hay que evitar las uniones con mujeres extranjeras.
Estos libros iluminan una encrucijada de la historia de Israel: el principio del judaísmo, la influencia de las religiones de Persia y Babilonia en la religión de Yahvé. Esdras era también un jurista. Estableció y promulgó solemnemente un código. Esdras es en verdad el padre del judaísmo con sus tres ideas esenciales: la Raza elegida, el Templo y la Ley.
Su ardiente fe y la necesidad de proteger a la comunidad renaciente explican la intransigencia de sus reformas y el particularismo que impuso a los suyos. Es el modelo de los escribas y su figura ha venido guardándose en la tradición judía.Al interés del documento se añade el valor de una enseñanza doctrinal orientada al omnipotente poder de Dios: “El gran Dios, el Dios del Cielo”. “Es un Dios justo, pero no menos misericordioso y clemente”.
Su misericordia para con Israel perdurará siempre”. “Es tardo para la ira y rico en bondad”.Nehemías está al servicio de las mismas ideas, pero actúa en otro plano: en la Jerusalén restaurada y repoblada por el, ofrece a su pueblo la posibilidad y el placer de una vida nacional.
En su memoria, más personal que el informe de Esdras, se nos muestra sensible y humano, arriesgándose personalmente, pero prudente y reflexivo, confiado en Dios a quien ora con frecuencia. Dejó un gran recuerdo y Ben Sirá canta el elogio del “que nos levantó las murallas en ruinas” (Si 49-13).

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