Herbert Oré Belsuzarri.
Trabajo 6
Apoderarse del cinturón de
Hipólita
Virgo (22 Agosto - 21
Septiembre)
El sexto año de su servidumbre recibió
Hércules de Euristeo la orden de traerle el cinturón de Hipólita, que era la
reina de las amazonas. Ella lo había recibido de la propia Venus, diosa del
amor, como símbolo del poder que ostentaba sobre sus súbditos.
Las amazonas eran un pueblo legendario
que se decía vivía en el margen izquierdo del Danubio, a las orillas del gran
mar. Estaba formado exclusivamente por mujeres, y los hombres sólo hacían trabajo
de esclavos y de reproductores, siendo eliminados tras cumplir su misión. Los
niños eran también sacrificados apenas nacer. A las niñas se les extirpaba el
seno derecho para que no les sirviese de estorbo al lanzar sus flechas, ya que
las amazonas se dedicaban exclusivamente a la guerra. Descendían de Ares, el
dios de la guerra, y de la ninfa Armonía.
Sólo mujeres, pues, se reunían
alrededor de su reina. Dentro del templo de la Luna celebraban diariamente su culto y hacían
sacrificios a Marte.
Acababan de regresar de su visita anual
a la tierra de los hombres. Dentro de los recintos del templo esperaban la
orden de Hipólita, su reina, que estaba de pie sobre las gradas del altar
mayor, llevando el cinturón que le había dado Venus, la reina del amor. Este cinturón
era un símbolo de la unidad lograda a través de la lucha, el conflicto, la
contienda; un símbolo de la maternidad y del Niño sagrado hacia quien toda vida
humana realmente se dirige.
Ha llegado la noticia -
dijo ella - de que por su camino viene un
guerrero cuyo nombre es Hércules, un hijo de hombre y no obstante un hijo de
Dios, al que he de dar este cinturón. ¿Obedeceré la orden o combatiremos contra
la palabra de Dios?
Y, mientras escuchaban sus palabras y
reflexionaban, se oyó una voz, diciendo que él ya estaba allí, que había venido
con anticipación y esperaba apoderarse del sagrado cinturón de la aguerrida
reina.
Sin esperar, Hércules, apenas penetró
en el templo, atacó a la reina. Durante la lucha, no quiso escuchar las
palabras amables que ella le dirigía. Hasta que la venció, le arrancó el
cinturón que ella había recibido como símbolo de unidad, amor y sacrificio y
fe, y la mató. Con ello mató a la que le ofrecía lo que él pretendía. Y allí, junto
a la reina muerta, horrorizado por lo que había hecho, oyó la voz del Maestro:
Hijo mío. ¿por qué matar lo que
necesitas, está próximo y es querido? ¿Por qué matar a quien amas, la dadora de
dignos obsequios, custodia de lo posible? ¿Por qué matar a la madre del sagrado
niño? Otra vez advertimos un fracaso. Otra vez no has entendido. Redímete
enseguida
Hércules se dirigió hacia las costas
del gran mar, con el cinturón de Hipólita. Cerca de la costa, vio a un monstruo
marino que tenía en sus fauces a la pobre Hesione. Ésta gritaba desesperada
pidiendo socorro. Así que Hércules, sin pensarlo dos veces, corrió hacia el monstruo
para salvarla. Pero, cuando llegó, ya la había engullido, así que, espada en
mano, se introdujo en su garganta y, llegado al estómago, tomó a la doncella de
la mano y se abrió camino hacia el exterior, matando al monstruo y liberándola
de él. De este modo compensó el error cometido al matar a la reina de las
amazonas.
Así es la vida: un acto de muerte por
un acto de vida. Y, de ese modo, los hijos de los hombres que son hijos de
Dios, van creciendo en sabiduría y equilibrio y aprenden a caminar con Dios.
Tras ello, Hércules pasó de nuevo por
el sexto Portal y el Maestro, viendo esto y viendo el cinturón de la reina le
dijo:
Tu
sexto trabajo está concluido. Mataste lo que te
quería y recataste lo que te necesitaba y así los dos son uno de nuevo. Reflexiona
sobre los caminos de la vida que se reflejan en los caminos de la muerte. Ve y
descansa, hijo mío.
Se dice que Virgo es el más antiguo de
los signos zodiacales.
A través del tiempo, ha habido Isis,
Evas, Astartés y otras, hasta llegar a María. Todas ellas reverenciadas como
madres del mundo.
Pero María es la única que sostiene al
Niño en sus brazos. Porque en este signo es en el que concebimos y nutrimos el
conocimiento de Cristo que, tras el período de gestación, en su signo opuesto,
Piscis, nace como Salvador del Mundo.
La experiencia de Virgo es, como la de
Leo, una experiencia de cueva, si bien se trata de “la cueva del tiempo”, que
se caracteriza Por el calor, la quietud, las experiencias profundas y las
crisis lentas y hondas.
Todos pasamos por todos los signos
pero, en el de Virgo, sus especiales energías se diversifican para generar mil
nuevas ideas en todos los aspectos de la vida como el arte, el comercio, la
industria y la ciencia, pero todas exigen un período de incubación, de
reflexión y, luego, de lucha para imponerlas o compartirlas.
Es interesante resaltar que las
amazonas adoraban a la Luna
- es decir, a la forma – y a Marte – es decir, a la guerra – y eso demuestra que,
como le dijo el Maestro a Hércules, ellas tampoco habían entendido su verdadero
cometido en la vida. Ellas eran mujeres, traían en su seno la esperanza de
futuro para espíritus anhelantes de renacer, pero los eliminaban si eran
hombres y, además,
en guerra permanente con los pueblos
vecinos, mataban sin miramiento a los que consideraban sus enemigos. De modo
que las que debían dar origen a la vida se habían convertido en adoradoras de la
muerte. Fijémonos, en cambio, en que a María, la madre de Jesús, símbolo de la
feminidad perfecta, se la representa con la Luna bajo sus pies, es decir, por encima de ella,
y sosteniendo en sus brazos al Príncipe de la Paz.
Recordemos el pasaje evangélico de la
mujer adúltera en Juan 8:2-11,
a quien Cristo dijo, "¿Ninguno
te ha condenado? Pues tampoco yo te condeno. Vete y, en adelante, no vuelvas a
pecar”.
Puede que, de un modo sutil, Cristo
estuviese diciendo algo relativo a este signo de Virgo. Y sería muy interesante
reflexionar sobre el pasaje: ¿No la condenó porque los circundantes que la
habían denunciado y aprehendido no se atrevieron a condenarla? ¿Estará, entonces,
el que algo sea o no pecado, en manos de que lo condene más o menos gente? Hay
algo especial, siempre, en todo lo relacionado con el sexo.
Virgo y su signo opuesto, Piscis, junto
con Géminis y su opuesto Sagitario forman la que se denomina “Cruz Común o Mudable”,
que es la de los que están pasando por la probación.
En ella alcanzamos la resignación y
desarrollamos la aspiración que nos prepararán para la Cruz Fija del
Discipulado.
Cuando nuestra personalidad está
crucificada en la Cruz Mudable
nos dedicamos a sus fines materiales, para que adquiramos así la habilidad
necesaria para dedicarla a fines más elevados.
Es conocido en ocultismo el llamado “pecado
contra el espíritu Santo”, que no es otra cosa que la prostitución de la
energía creadora y su utilización para fines perversos. Y éste es el pecado, el
más grande de todo su recorrido zodiacal, que, en este signo, cometió Hércules.
Y lo cometió cuando mató a la reina de las amazonas en vez de redimirla
mediante la unión con ella, que es lo que ella le estaba ofreciendo. Pero
también lo cometían las amazonas, como hemos visto antes, aunque su reina murió
tratando de rectificar su error.
Hay que tener presente que, como la
rueda del zodíaco la recorre el hombre ordinario en el sentido contrario al de
las agujas del reloj, pero el discípulo la recorre en el sentido contrario,
cuando entran en Virgo, uno lo hace a través de la vibración de Venus, pero el otro
llega bajo la influencia de Mercurio.
Esa es la explicación de que, cuando
uno tiene su vida centrada por encima del diafragma, su carta astral, calculada
del modo tradicional, no resulta exacta.
El signo de Virgo nos permite cultivar
la tolerancia, la compasión y la caridad, de modo que, poco a poco, nuestra
capacidad de amar se va ampliando y haciéndose más inclusiva.
Sin embargo, lo que exige su signo
opuesto, Piscis, es coraje. Porque el espíritu del pisceano es un verdadero
campo de batalla, ya que ha de obtener la liberación y la libertad no se
regala, sino que se conquista.
Hay un símbolo que representa,
unificándolos, a Virgo y a su opuesto Piscis, y es la sirena. Porque, siendo la Segunda Persona de
la Trinidad
Amor-Sabiduría , esa dualidad es inherente a todas sus criaturas
y en el mismo sistema solar.
La meta del nativo de Virgo consiste en
tener claro que ninguna verdad es completa, ni siquiera real, si no incluye a
su opuesta.
Los principios fundamentales de este
signo de Virgo que: para el hombre común se resumen en la frase: “Y el Verbo
dijo: que reine la materia.”
pero, para el discípulo es la Virgen misma la que le
dice: “Yo soy la madre y el Hijo, Yo soy Dios y soy la materia.”
Porque fuimos nosotros mismos los
espíritus que pronunciamos la primera palabra y los que descendimos al tiempo y
al espacio hace eones. Pero debemos ya, si lo queremos, reconocer y proclamar nuestra
identidad con ambos aspectos de Dios, la materia y el espíritu, la madre y el
hijo. Pensamiento resumido por San pablo cuando dijo:
“Cristo en ti esperanza es de
gloria.”
Tomado de:
No hay comentarios:
Publicar un comentario