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lunes, 29 de abril de 2013

MANIPULACIÓN EXTRATERRESTRE EN LA HISTORIA SECRETA DEL CRISTIANISMO. LOS COMPETIDORES.1ª PARTE


Si hay una historia más distorsionada, es la historia de las religiones.
El cristianismo ha sido especialmente una religión, que ha sufrido los “ajustes” continuos, debido al enorme poder que durante más de 2000 años ha tenido en el mundo.
Uno de los aspectos más desconocidos,  se sitúa precisamente en los tiempos de Jesús.
Nos situamos en Judea, Jesús tiene cada vez más seguidores. El imperio romano domina la región y el mundo. Judea es un estado incómodo para roma, los judíos no aceptan la ocupación y se espera la llegada del mesías para que libere la región.
Pero además de Jesús existen otros hombres, con más fama, con más discípulos, que también predican en la región. Ellos son los competidores de Jesús.

Apolonio de Tiana, el otro Jesucristo.-

Fue un hombre famoso en su tiempo en todo Oriente, promulgó la paz entre los hombres, tuvo un gran número de seguidores, realizó milagros inexplicables desde la razón, luchó contra los poderosos que oprimían al pueblo, curó enfermos y devolvió la vida a los muertos.
Finalmente, fue juzgado por un tribunal romano y nada se sabe de su cadáver.
El protagonista de estos hechos podría perfectamente ser Jesucristo, base fundamental de algunas de las religiones más importantes del planeta.
Sin embargo, la persona que se corresponde a lo anteriormente citado es Apolonio de Tiana, un misterioso personaje cuya vida es tan apasionante como desconocida es su figura en la actualidad.
Apolonio nació en Tiana el año 4 a.C., en la región de la Capadocia turca.
Su nacimiento es extraño, como el de Jesús.
Su madre tuvo un sueño durante el cual quedó embarazada de él.
Fue discípulo de Pitágoras, era vegetariano, iba siempre descalzo, fue atraído por el ascetismo y durante 15 años no pronunció una sola palabra.
Cuando murió su padre donó toda su herencia, mostrando su rechazo a los bienes materiales.
Recorrió buena parte de oriente y el mediterráneo.
En Éfeso acabó con una plaga, en Corinto realizó exorcismos, más tarde se dice que profetizó el futuro de los emperadores en Babilonia; y en Roma resucitó a una mujer muerta. Más tarde viajó a Egipto, Etiopía… siempre rodeado de sus numerosos seguidores.
Tuvo una vida muy similar a la de Jesucristo, como hombre capaz de mover masas que le seguían dirigidas por su fe en él como salvador.
Finalmente en Italia fue detenido acusado de conspirar contra el emperador Domiciano y de cometer sacrilegio.
Le ofrecieron proclamarse culpable pero no accedió por no creerse culpable de tal delito.
Cuando lo condenaron dijo lo siguiente: ‘no podéis detener a mi alma, ni siquiera a mi cuerpo’. Y allí mismo, ante el tribunal romano, se desvaneció, desapareciendo antes los ojos de los aturdidos miembros del tribunal.
Después de la inexplicable huida de Roma, su pista reaparece en Dicearquia y más tarde en Creta, lugar donde falleció. Tras su muerte se apareció a un joven que tiempo atrás no creyó en sus palabras sobre la inmortalidad del alma. Nunca se ha encontrado su cuerpo.
Apolonio de Tiana
Biografía. Célebre filósofo místico: N. en Tiana, pequeña aldea de la Capadocia, tres o cuatro años antes de J. C.; M. en Efeso hacia el año 97, reinando Nerón.
Pretendía descender de los antiguos fundadores de Tiana y llevado a la edad de catorce años a estudiar con Eutidemo, profesor de retórica en Tarso, sintió tal disgusto al ver la relajación de costumbres de aquella ciudad, que consiguió de su padre le permitiera trasladarse a un pueblo vecino.
A ejemplo de Pitágoras, cuyas doctrinas había abrazado, sólo se alimentaba de legumbres, se abstenía del vino y de las mujeres, daba sus bienes a los pobres y vivía en los templos.
Su género de vida y su lenguaje sentencioso y oscuro, hicieron tal impresión en el vulgo que no tardó en verse rodeado de numerosos discípulos. Los artesanos abandonaban sus talleres; las ciudades le enviaban embajadores; los árabes cantaban sus alabanzas y se dice que se hizo admirar de los brahmanes de la India, de los magos de la Persia y de los sacerdotes del Egipto. En Hierápolis, ciudad de la Siria situada en el lugar en que estuvo la antigua Nínive, en Efeso, en Esmirna, en Atenas, en Corinto y en otras grandes poblaciones de la Grecia, Apolonio apareció como preceptor del género humano, visitando los templos, corrigiendo las costumbres y predicando la reforma de todos los abusos.
Quiso ser admitido en los misterios de Eleusis, pero tratado de mago se le prohibió la entrada en ellos, interdicto que no se le levantó hasta los últimos días de su vida. En Roma, a donde según su expresión había ido para ver qué especie de animal era un tirano, condenó el uso de los baños y hasta se dice que hizo milagros.
Al pasar por delante de él el féretro que conducía a una doncella perteneciente a una familia consular, se acercó a ella, pronunció algunas palabras místicas y la doncella, a quien se creía muerta, se levantó y se fue por su pie a casa de sus padres. Éstos le ofrecieron una crecida suma, pero él la aceptó sólo para dársela como dote a la doncella. Un día, la multitud aterrada presenciaba un eclipse de sol acompañado de una fuerte tormenta.
Apolonio miró al cielo y dijo en tono profético: «Algo grande sucederá y no sucederá». Tres días después cayó un rayo en el palacio de Nerón y derribó la copa que el Emperador se llevaba a los labios. El pueblo creyó ver en aquel incidente el cumplimiento de la profecía de Apolonio.
Vespasiano, que le había conocido en Alejandría, le miraba como hombre divino y le pedía consejo, que el filósofo le daba con la misma libertad que había usado ya en muchas ocasiones. Habiendo cantado un día Nerón en un teatro en los juegos públicos, Tigelino preguntó a Apolonio qué pensaba del Emperador: «Le hago mucho más favor que tú, respondió el filósofo; tú le crees digno de cantar; yo de callarse». El rey de Babilonia le pedía un medio de reinar con tranquilidad. Apolonio se limitó a contestarle: «Ten muchos amigos y pocos confidentes».
Sorprendido un esclavo con la concubina del mismo rey, el príncipe preguntó a Apolonio cómo castigaría al culpable. «Dejándole la vida», contestó el filósofo. Y como el rey se mostraba sorprendido, añadió: «Si vive, su amor será el mayor de los suplicios».
En el reinado de Domiciano, Apolonio fue acusado de magia, encerrado en un calabozo, después de haberle hecho cortar el pelo y las barbas, y allí cargado de grillos y cadenas. Desterrado después por el mismo Emperador, murió al poco tiempo, lo cual no fue obstáculo para que a su muerte se le erigieran estatuas y se le hicieran honores divinos. Efeso, Rodas y la isla de Creta pretenden poseer su tumba, y Tiana, que le dedicó un templo, obtuvo en memoria suya el título de ciudad sagrada, lo que le daba el derecho de elegir magistrados.
Lampridio asegura que el emperador Alejandro Severo tenía en su oratorio entre los retratos de Cristo, Abraham y Orfeo, el de Apolonio, y Vopisco (Vida de Aurelio), que hace de él grandes elogios, dice que debe honrársele como ser superior a la humanidad, y promete, si el tiempo no le falta, escribir la vida del hombre que hizo cosas que sobrepujan el límite de las facultades humanas.
Hasta el siglo V, la reputación de Apolonio se mantuvo viva aun entre los cristianos. Prueba de ello es que León, ministro del rey de los visigodos, invitó a Sidonio Apolinar, obispo de Auvernia, a que le tradujera la vida del filósofo escrita por Philostrato. El obispo escogió el ejemplar más correcto y sobre él hizo su traducción que remitió al ministro con una carta en que ensalza las virtudes del filósofo; diciendo que sólo le faltaba para ser perfecto haber sido cristiano.
A lo que parece, a lo que debe su descrédito es a sus mismos discípulos que, queriendo realzar su mérito, le han presentado como un impostor atribuyéndole milagros y profecías que le colocan a la altura de los embaucadores vulgares. La vida que posteriormente escribió Philostrato está tomada de otra debida a uno de los compañeros de Apolonio, llamado Damis. De sus escritos auténticos el único que nos queda es la Apología, conservada por Philostrato (VII, 7).
Una vez vista la vida de este personaje se diría que al igual que Jesús, estaba tocado por la “divinidad”.
Sus milagros, su nacimiento, sus desapariciones su capacidad para atraer a las masas, lo convierten en un candidato serio para convertirse en un líder espiritual que dirija al pueblo.
Se dice que su error fue dedicarse sobre todo a las clases más altas. Sus seguidores eran acomodados al contrario que Jesús cuyos seguidores eran sobre todo los humildes.

Simón el Mago, gran rival de Cristo

¡Pobre Simón el Mago! Contemporáneo de Cristo, sin duda fue su mas poderoso rival. ¿No lo convirtió la literatura cristiana de los primeros siglos en una especie de monstruo anticristo, de fundador histórico de la gnosis de nombre mentiroso según la expresión de Ireneo de Lyon.
Simón se diferencia netamente de los otros pseudomesías de la época. Hoy se sabe, sobre todo a través de sus detractores, que Simón el Mago fue el “padre de la gnosis”. Se le debe la elaboración de uno de los primeros sistemas gnósticos. En “Les Gnostiques”, Madeleine Scopello define claramente la gnosis como “un don divino reservado a unos elegidos, que les permite unirse a Dios o, más aun, reintegrarlo” Simón defiende a menudo la tesis según la cual existe detrás del Dios creador otro Dios oculto, que se asemeja a la Deidadde la que habla Maestro Eckhart. Por eso polemizó larga y violentamente con los primeros cristianos, sobre todo con Pedro.
El otro rasgo distintivo de Simón es su carácter de mago. Al igual que Jesús, obra numerosos milagros públicos y maravilla a las masas. También es capaz de mostrarse aterrador. Sus prodigios causan miedo: entra en las ciudades rodeado de espectros, hace caminar a las estatuas, etc. Desgraciadamente, la mayoría de las fuentes sobre este Mesías herético proceden de sus adversarios cristianos. Por consiguiente, resulta muy difícil distinguir la verdad de la leyenda, ya que autores como Ireneo de Lyon o Clemente de Alejandría lo presentan siempre como un ser pérfido deshonesto y, forzosamente, peligroso.
He aquí en cualquier caso un posible resumen de la vida alucinante de Simón el Mago.
Nuestro hombre nace en Gitta, en Samaria, aproximadamente en la misma época que Cristo. Es samaritano. Pertenece, pues, a una entidad religiosa muy concreta que todavía hoy sobrevive en Israel. La doctrina samaritana se asemeja muchisimo al judaísmo. Incluso puede ser considerada una rama disidente, aun cuando los samaritanos se refieren estrictamente al Pentateuco. Se trata de un puro monoteísmo, despropósito de toda influencia gnóstica.
En tales condiciones, Simón no puede ser considerado en absoluto el Mesías esperado por los samaritanos, el Taheb. No se sitúa en la ortodoxia samaritana. Nuestro hombre descubre en seguida en si mismo una naturaleza divina. Se declara el verdadero Cristo y acaba por considerarse la emanación directa de Dios en la tierra.
Predicador itinerante, recorre el mundo mediterráneo en compañía de una soberbia prostituta llamada Helena, a la que ha comprado en un burdel de Alejandría. Para sus discípulos, ¡Helena es la encarnación del pensamiento divino! Allí por donde pasa, Simón obra los milagros más asombrosos. En sus Homilías, donde la emprende violentamente contra “el herético”, Clemente de Alejandría cita el curioso testimonio de un tal Aquila. “Simón hace caminar a las estatuas; se revuelca sobre el fuego sin quemarse; a veces incluso vuela; convierte las piedras en pan; se metamorfosea en serpiente o en cabra y aparece con dos caras; se transforma en oro; abre puertas cerradas con llave; rompe el hierro; en los festines, hace aparecer fantasmas dotados de las formas más diversas; obedeciendo sus ordenes, los muebles de una casa se presentan por si solos para el servicio, sin que se pueda ver quien los pone en movimiento”. Clemente expresa evidentemente su asombro ante semejante relato, y añade: “Pero Aquila y Niceto me aseguraron haber visto con sus propios ojos muchisimos prodigios de esta clase”.
Aquí nos encontramos ante uno de los mayores misterios del mesianismo. A lo largo de la historia se ve a presuntos Mesías obrar milagros públicos. Tomemos el caso de Simón. La autenticidad de los prodigios se encuentra avalada por dos de sus feroces adversarios cristianos: Niceto y Aquila. ¡Dos discípulos de Cristo reconocen que aquel al que tienen por un impostor realiza a veces los mismos milagros que su Dios! Es realmente extraño.
En realidad, Clemente y los demás cristianos no niegan los prodigios de Simón, sino que los atribuyen a la magia e insisten constantemente en su aspecto negativo. Es preciso decir que el mago samaritano adopta en ocasiones aspecto de brujo, tal como atestigua Berenice, hija de la cananea Justa, que reside en Tiro, en Fenicia: “Pero escuchad ahora los otros hechos que conciernen al propio Simón y que tal vez ignoráis. Todos los días hace que aparezcan en plena plaza publica espectros y fantasmas, llenando así de estupor a toda la ciudad. A su paso, las estatuas se ponen en movimiento. Va precedido de una multitud de sombras que según él son almas de muertos. Varios hombres se esforzaron en convencerlo de impostura, pero él logró atraerlos en su favor. Luego, algun tiempo después, con el pretexto de ofrecerles un festín, inmoló un buey y, habiéndolos recibido en su mesa, los castigó con diversas enfermedades y los entregó a unos demonios. En resumen, causando daño a muchas personas, se hace pasar un Dios. Y no solo es temido; también es colmado de honores”.
En la historia de Berenice seguramente hay una parte de propaganda y de exageración. Pero, pese a todo, la duda puede subsistir: ¿Seduce Simón a los pueblos o los aterroriza? Un día afirma poder crear con sus manos un ser vivo, a semejanza del Creador. Le bastaría poseer el alma de un niño. ¡Mas bien inquietante! No obstante, el sombrío mago no ha abandonado la luz. Ha mantenido una larga polémica con los cristianos. Incluso un día solicita incorporarse a las filas de Cristo. Pero, según los Hechos de los Apóstoles (8, 9-25), Simón trata de sobornar a Pedro para obtener el poder de imponer las manos. Esta indignidad se hizo celebre. Incluso se incorporo al lenguaje corriente de la teología con el nombre de “simonía”. Realmente, para la Iglesia católica Simón es el adversario, un autentico Anticristo
Su muerte continua siendo un enigma, al igual que su vida, que constantemente va entre mito y realidad. Nos han llegado dos contradictorias.
Según la primera, Simón habría muerto en Roma durante una violenta discusión con el apóstol Pedro. Le habría asegurado a este ser capaz de volar por los aires. Para demostrar sus palabras, este efectivamente lo habría hecho. Pero, al implorarle Pedro de inmediato al Señor, Simón se habría estrellado ante los ojos de la multitud.
La segunda es todavía más simbólica. Durante un debate con los apóstoles (¡otra vez!), Simón habría afirmado que, si se le enterraba vivo, resucitaría al cabo de tres días, a semejanza de su rival Jesús. Pero el excesivamente presuntuoso mago habría sucumbido en su tumba bajo tierra.
Cualquiera que sea el fin real de Simón el Mago, no es en absoluto comparable a la muerte “mediatica” que le hizo sufrir la Iglesia en sus primeros días. Este rival de Cristo no cuenta en la actualidad con ningún discípulo. De sus tesis, no nos quedan más que exposiciones hostiles.
De este modo paga, desde hace dos mil años, su concepción herética del mundo, según la cual “aquel que viene de Dios es Dios”
De nuevo nos encontramos ante un personaje singular. La magia, reconocida por sus enemigos, es real. Sus prodigios le sitúan como tocado por dios, pretende deslumbrar a la gente con sus prodigios. Quiere que la sola visión de sus poderes  sea suficiente para que todos le sigan.
Esto sin duda bastaba en la antigüedad, pero en la Judea del año 30 d. C. y ante los competidores que predicaban sin cesar y aspiraban al puesto de Mesías, ya no bastaban los trucos de magia o tecnologías divinas, ahora el mensaje, la oratoria, el sentido de la vida. De dónde venimos, a donde vamos, cual es nuestra misión sobre la Tierra. Los hombres buscan en la religión estas respuestas.

SIMON BAR KOJBA

Se esperaba la llegada de un guerrero, de un libertador, Jesús había muerto y resucitado, pero los romanos seguían en Judea.
Simón Bar Kojba es descendiente de David, desde el principio sus palabras fueron contra roma.
Dijo que era el mesías, el hijo de Dios y para demostrarlo, expulsaría a los romanos de la sagrada tierra de Jerusalén.
Quiso que los seguidores de Jesús y de los otros profetas, le siguiesen a él.
Organizó un ejército y una estrategia eficaz y logró expulsar a los romanos y liberar Judea.
Está claro que Simón Bar Kojba no era un profeta, sino un líder militar y político que aprovechó la religión para los intereses políticos.
Está claro que a partir de él, roma se tomó muy en serio, la región. Había que encontrar la forma de pacificar la zona, había que encontrar otra vía que la militar. La ideológica, la religiosa, había que encontrar una religión de conveniencia.
Hay mucha incertidumbre acerca de la causa inmediata de esa revuelta, pues de ella sólo poseemos documentación esparsa y no-contemporánea (Dion Cássio [1] y Eusébio[2], además de algunos descubrimientos arqueológicas en las cuevas de los desiertos de la Judéia.
Lo que se sabe es que ella ocurrió después del viaje del emperador Adriano porOriente, entre los años 130 y 131, ocasión en que él dejó claro su propósito de revitalizar el Helenismo mientras esteio cultural del Imperio Romano, en aquella región. Entre sus planes estaba la reconstrucción de Jerusalén como una ciudad helenística y donde, sobre el monte del templo de IHVH sería erguido un santuario dedicado la Júpiter Capitolino, decisión que hay de tener herido los sentimientos religiosos de los judíos.
Este parece haber sido la mecha de la revuelta en la Judéia. [3], aunque Cássio Dion afirme que ella ya venía siendo preparada, a partir de las comunidades de la Diáspora, desde lo levante de 115 (Segunda Revuelta Judaica).
La Revuelta
Cuando la revuelta comienza, los romanos son cogidos de sorpresa. Grupos de judíos armados emboscan destacamentos de la Décima Legião, inflingindo-les pesadas pérdidas. Acto continuo, la fortaleza romana en Cesaréia es atacada y parcialmente destruida.
Como un rastilho de pólvora, la revuelta se esparce por toda la provincia, con los rebeldes fabricando y reuniendo armas, y fortificando ciudades.
El Legado imperialQuintus Tineius Rufus, que gobierna la Judéia, se muestra incapaz de sufocar lo levante, y mismo cuando el gobernador de la SiriaGaio Publio Marcellus, recibe órdenes para ayudarlo, y desplaza a II Legião Traiana Fortis y la VI Legião Ferrata para la Judéia, no es posible impedir que los amotinados tomen Jerusalén.
La esa altura, evidencia-si, entre los combatientes judíos, el liderazgo de un joven comandante, Simão bar Koziba, en quien el Rabi Akiva reconoce el “Mashiach” (Messias) davídico, aguardado ansiosamente, y le intercambia el nombre para “bar Kokhba” (hijo de la estrella). Al frente de sus comandados, Simão entra en Jerusalén, es saludado como “Príncipe de Israel”, y proclama la independencia del estado judío. Monedas son cunhadas con decirlos “Primero año de la liberación de Jerusalén” y “Primero año de la redención de Israel“.
Por las cartas y otros vestigios arqueológicos descubiertos en los desiertos a oeste del Mar Muerto, se tienen una idea del tipo de guerra que los rebeldes emprendieron contra los romanos, tuteando en pequeños grupos, atacando el enemigo de emboscada y refugiándose en cavernas. “En cada peñasco, en cada rochedo, se ocultaba un guerrillero judío, impiedoso y desesperado, que no tenía ni esperaba misericórdia” [4]. Comunidades de gentíos desprotegidas, tales como los descendientes de los veteranos de la XV Legião Apollinaris, que se habían establecido en Emaús, en 71, son atacadas y dizimadas sin piedad. Por cerca de tres años y medio, esos guerrilleros infernizaram la vida de los legionários.
Esas cartas también muestran el control que Simão ejercía sobre el pueblo de las aldeas: confisco de cereales, recrutamento compulsório y otras medidas coercitivas [5], a ejemplo de las practicadas por Simão bar Giora, en la Primera Revuelta Judaica.
La situación es tan seria que Adriano despacha, para la Judéia, su mejor general, Sexto Júlio Severo, que estaba gobernando la Britânia. Contando con diez legiões, además de tropas auxiliares (en total, cerca de cien mil hombres), Severo usa la misma táctica de los guerrilleros judíos: divide su fuerzas en grupos de pequeñas unidades móviles, comandadas por tribunos y centuriões, grupos de reacción rápida que pueden responder listamente, siempre que llegan informes de actividades de guerrilla. Además de eso, localiza y cerca los reductos rebeldes, obligándolos a la rendição o a la muerte por hambre.
Dion Cassio nos dice que cerca de 50 escondites de los rebeldes fueron localizados y eliminados. Dice también que 985 vilas judías fueron destruidas en la campaña y 580 mil judíos muertos por la espada (además de los que murieron por hambre). [6].
Hasta que, en 135, Severo finalmente encurrala bar Kokhba en Betar, 6 millas a suroeste de Jerusalén[7] A pesar de la tenacidade de sus defensores, el reducto es invadido y los romanos massacram todos los que en él encuentran. ES el fin del “Hijo de la Estrella” y de la Tercera Revuelta Judaica.
Después
Terminada la guerra, la Judéia está devastada. Cassio Dion describe la provincia como “casi un desierto”. Centenares de miles de judíos murieron luchando, de hambre o por enfermedades. Prisioneros judíos abarrotam los mercados de esclavos, aviltando los precios de los cautivos (Un esclavo se hace más barato del que un caballo [8]). Los inaptos al trabajo son enviados a los Circos, para servir de entretenimiento a platéias sanguinárias, que aprecian verlos ser retalhados por las lâminas de los Gladiadores o dilacerados por las presas de animales salvajes.
Los romanos también sufrieron pérdidas considerables. En el informe de 135, a Senado]], informándolo sobre el fin de la guerra, el emperador prefiere omitir la fórmula habitual: “Yo y las legiões estamos bien“.
Jerusalén es reconstruída de acuerdo con el proyecto de Adriano, recibiendo el nombre de Aelia Capitolina [9], donde los judíos quedan prohibidos de entrar, bajo pena de muerte, mientras el nombre de la provincia es cambiado de Judéia para Siria Palestina (Syria Palaestina).

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