Los cataros son un movimiento cristiano que
a lo largo del siglo XII se expandió por toda Europa. En Francia, fueron
conocidos como albigenses y en Bulgaria como Bogomilos. Surge como un fenómeno
profundamente religioso, como un movimiento que busco organizarse hasta
constituirse en una Iglesia Cristiana diferente a la de su tiempo. Se
inspiraban en la idea de retornar a la pureza y los ideales de la Iglesia primitiva.
Existen diferencies versiones respecto al
origen del catarismo. En una carta datada en 1143, de Everin, preboste de
Steinfeld, a San Bernardo, se decía “Quienes fueron quemados nos dijeron, en
su defensa, que esta herejía había permanecido oculta hasta nuestros días desde
el tiempo de los mártires y que se había mantenido en Grecia y otras tierras”.
El cátaro es célibe y rechazaban los
sacramentos. Tampoco aceptaban los textos del Antiguo Testamento, así el culto
a las imágenes y reliquias. Se oponían a la Iglesia Romana por
considerarla fastuosa. Juzgaban inadecuada la vida de obispos y sacerdotes.
Sostenían cierto dualismo al considerar que
el bien y el mal eran esferas separadas. Creían en la transmigración de las
almas. Negaban la transustanciación de la Eucaristía (el pan que se convierte en el Cuerpo
de Cristo). Negaban la naturaleza humana de Cristo en beneficio de una única
naturaleza divina. La Pasión
de Cristo y su muerte, no tenían significado alguno. Despreciaban el simbolismo
de la cruz.
Los cataros practica el ritual de
imposición de manos o “consolament”, que podía ser realizado no solo por los
“Buenos Hombres” sino también por mujeres. La imposición de manos se aplicaba a
los enfermos.
Dentro del catarismo, las mujeres tuvieron
un importante papel dentro de la religión y es muy probable que su presencia en
los rituales, convirtieron a los cataros en los protagonistas de una herejía
muy significativa para la
Iglesia Romana , ya que en tiempos medievales la presencia
femenina no era aceptada dentro de lo sagrado.
En efecto, las mujeres cátaras compartían
con los hombres la función sacerdotal, e incluso predicaban ante el público
femenino. Hombres y mujeres practicaban el rito de la bendición del pan de la
santa Oración, lo que sustituía sacramento de la Eucaristía.
Muchas mujeres se unían a los cataros luego
de enviudar o incluso, habiendo abandonado a los cónyuges para consagrar su
vida a la fe.
Los cataros es decir: los "puros", llamados también albigenses, porque eran particularmente
numerosos en la región de Albi, son
célebres sobre todo por la encarnizada lucha
que la Iglesia
y la Realeza emprendieron
contra ellos, exterminándolos por todos los
medios. Sus doctrinas, que se distinguen
por su pesimismo, son bien conocidas: llevando
al extremo la doctrina de los dos principios del Bien y del Mal,
declaraban que el universo entero había
sido creado por el Príncipe de las Tinieblas, y de ahí concluían en una
moral ascética, que condenaba el casamiento,
la generación, y la vida misma, mala en
sí, puesto que aprisiona el alma luminosa en la materia tenebrosa. A
decir verdad, únicamente los Perfectos
estaban sujetos a estricto
ascetismo; en cuanto a los simples Auditores,
gozaban de una moral más suave. Paradójicamente,
por lo demás, esos herejes eran, en
cierto sentido, mucho más "optimistas" que la Iglesia : al hacer de la Tierra el "Reino de Satanás", los cataros excluían el infierno
del más allá, del mundo
suprasensible y espiritual; al cabo
de los tiempos,
todos los espíritus, luego de
pasar por gran número de reencarnaciones, quedarían salvados, toda la Luz librada de las Tinieblas. La literatura ocultista atribuyó a los cataros toda clase de creencias esotéricas que les eran extrañas. No por eso dejaban
de tener ceremonias y ritos iniciáticos, prácticas
diversas que tenían por finalidad separar
el espíritu de este mundo y librar el alma, cautiva de su cuerpo; algunos hasta querían conseguirlo bruscamente por la Endura , acto que consistía en dejarse morir de hambre; pero la mayoría se limitaba a los ritos iniciáticos propiamente dichos, para lograr alcanzar la iluminación espiritual por el ascetismo y diversas técnicas que permitían separar momentáneamente el alma del cuerpo. "Los cataros
tenían ya en el siglo XII signos de reconocimiento, santo y
seña, y una doctrina astrológica."
Debe señalarse que las doctrinas
cátaras sobrevivieron a la degollina de sus sacerdotes. Los Trovadores, que habían demostrado ser auxiliares
fervientes y devotos de la herejía
albigense, siguieron propagando en
su "gaya ciencia" las ideas proscritas por la
Inquisición.
Durante la Edad Media el
esoterismo no dejó de caminar más o menos subterráneamente,
a pesar de la lucha encarnizada emprendida por el Papado contra todas las herejías. Durante ese dilatado período, hubo gran número de organizaciones iniciáticas,
algunas de las cuales trataban de mantenerse apartadas de las controversias teológicas, como el Compañonaje,
otras eran francamente anticatólicas
y depositarías de doctrinas heterodoxas.
Doctrinas teosóficas de todas clases
que se abrevaban en las más diversas fuentes, desempeñaron un gran papel: la Cabala o tradición
hebraica; las doctrinas iluministas, en que reaparecen las antiguas tradiciones gnósticas; la alquimia y las especulaciones propiamente herméticas. Las corrientes ocultas de aquel
período son aún muy mal conocidas, particularmente
sus relaciones con las doctrinas
orientales: es conocido el papel desempeñado por las Cruzadas sobre el particular. (Sería interesante, en particular, estudiar los
vínculos de la tradición hermética con el simbolismo utilizado por las órdenes de Caballería que se constituyeron en el momento de aquellas expediciones: los blasones usan abundantemente los colores simbólicos).
TOMADO DE: LAS INICIACIONES A TRAVEZ DE LA HISTORIA.
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