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miércoles, 10 de octubre de 2012

CARLOS DEL CARPIO: EL SOL Y LA ALQUIMIA DE LA FRANCMASONERIA


El Sol
Y La Alquimia de la Francmasonería


Autor: R:.H:. Carlos Napoleón del Carpio Palacios
Lima - Perú

En referencia al presente Tra:. Que esta vez comparto con vosotros, especialmente la parte esotérica, debo mencionar que en el libro “La Nube sobre el Santuario” de Eckhartshausen, evoca la analogía que existe entre el Sol como astro y el Sol interior que brilla en lo más profundo del hombre, y no es otro más que la Divinidad en él, por esa razón muy sabia nuestra Augusta Orden lo tiene como símbolo en el Ort:. y que a su vez guarda una estrecha relación con nuestro Sagrado Delta con el Ojo que todo lo ve, iluminando a nuestro V:.M:. en la dirección de los Ttra:..

En relación al presente Tra:. es oportuno mencionarles un extracto de esta obra particularmente mística.

“El ojo interno del hombre, es la razón”. “Potentia Hominis intellectiva, mens”. Si este ojo interno es iluminado por la luz divina, entonces es el verdadero Sol Interno por el cual todos los objetos vienen a nuestro conocimiento. Mientras que la Luz Divina no ilumine este ojo, nuestro ser interno vive en las tinieblas.  La aurora de nuestro ser interno comienza cuando esta Luz se eleva. Ese Sol del alma ilumina nuestro mundo interno, como el Sol externo ilumina el mundo externo.

A la salida del Sol exterior, los objetos del mundo visible se vuelven poco a poco visibles para nosotros. Así mismo, a la salida del Sol espiritual, los objetos intelectuales del mundo espiritual vienen a nuestro conocimiento. Como la luz interna nos ilumina el camino de la salvación. Pero, así como el ojo externo del hombre esta expuesto a diferentes peligros, el ojo interno lo está también. Este debe conservarse sano, puro e inalterable. Entonces puede elevarse como el ojo externo hacia el cielo. Y como el ojo externo puede considerar el firmamento, las estrellas y el Sol, así también, el ojo interno puede ver  todo el cielo, a los ángeles y a Dios mismo.

Retira tu alma, tu ojo interno, de todas las cosas que no sean Dios. Ciérralo a la noche de los errores y de los prejuicios, y no lo abras más que al Sol del mundo espiritual.  Ese Sol del mundo espiritual, es Jesucristo. Pues, como el Sol externo posee la luz y el calor, vuelve todo visible y hace que todo fructifique, igualmente, el Sol interno vuelve más susceptible de ser conocido por la mente y activo en el corazón. Ya que la sabiduría y el amor son sus fuerzas, y la razón y la voluntad del hombre sus órganos.

Llena las fuerzas con la sabiduría, y la voluntad con el amor”.

Eckhartshausen (1752 – 1803)

En la secuencia de los Ttra:. Sobre la “Música de las Esferas”, que os he venido compartiendo con vosotros y que es nada menos que temas sobre la “Armonización con los Astros” a través de los conocimientos místicos y esotéricos de los Planetas de nuestro sistema solar, en esta oportunidad toca examinar la influencia mística que el Sol ejerce sobre nosotros.

El Sol

Según la ciencia, en la actualidad se calcula en aproximadamente 100 millones el número de estrellas existentes en nuestra galaxia y en aproximadamente 100,000 millones, igualmente, el número de galaxias que forman el Universo.

En la escala del cosmos, el Sol sólo es una estrella entre millones y millones. Lo que hace su carácter específico, es precisamente que es el centro de nuestro sistema planetario y que dependemos de él para existir.  Según los astrofísicos, tiene una edad de 5,000 millones de años y debería vivir durante poco más o menos el mismo tiempo.  Su diámetro es de aproximadamente 1,391,000 Km., es decir 109 veces el de la Tierra.  En lo que se refiere a su masa, es de aproximadamente 2,000 millones de millones de billones de toneladas, lo que representa cerca de 333,000 veces la de nuestro planeta. Hecho que muchas personas ignoran, gira sobre si mismo y lleva a cabo una rotación competa de cerca de 25 días en el ecuador y aproximadamente 34 días en los polos.

Como es de conocimiento, el Sol ilumina y calienta la Tierra. Si tal es el caso, es por que es una gigantesca bola de fuego.  Para ser más preciso, esta formada aproximadamente 75% de hidrógeno que se fusiona constantemente para transformarse en helio, esta fusión termonuclear produce una energía prodigiosa, fuente de luz y de calor.  Se evalúa en 15,000,000º C la temperatura que reina en el centro del Sol y en 6,000º C la que tiene lugar en la superficie.  En cuanto a las “manchas solares”, de hecho, corresponden a torbellinos de gas ardiente que emergen del Sol bajo efectos de campos magnéticos. Su temperatura es de aproximadamente 4,500º C. Por lo tanto son menos alientes que el propio Sol, lo cual explica por que aparecen en contraste como unas manchas obscuras.

Independientemente de las “manchas solares”, ocurre también que el Sol libera brutalmente enormes cantidades de energías, bajo la forma de gigantescas bocanadas de rayos invisibles, principalmente de rayos X, de rayos ultravioletas y de ondas de radio, Estas bocanadas de rayos solares equivalen a millones de bombas atómicas. Al liberarlas en el espacio, el Sol eyecta al mismo tiempo flotas de partículas atómicas electrizadas que se desplazan a velocidades vertiginosas. Cuando alcanza la atmósfera terrestre, estas flotas provocan la formación de auroras polares particularmente bellas de observar.  El inconveniente de esos fenómenos, que también se designan con el nombre de “auroras boreales” y auroras australes”, reside en el hecho de que perturban las comunicaciones de radio en la superficie del globo terrestre.


Simbolismo del Sol

Debido a su naturaleza, su apariencia y sus efectos, el simbolismo del Sol es múltiple. Primeramente, representa la vida, ya que sin el calor, la luz y la esencia cósmica que emanan de él a la Tierra, ningún ser viviente podría existir; tal vez esta fue uno de los tantos motivos que hicieron que en la  antigüedad el Sol fuera adorado; posteriormente en la época de los Hiperbóreos, aparece como parte de su simbolismo el “Disco Solar” para luego evolucionar como el “Santo Grial”; y  en  la época del Cristianismo como parte de la Eucaristía.   Por el hecho de que ocupa el centro  de nuestro sistema planetario y que es único en relación con los planetas que gravitan alrededor, simboliza igualmente “El Principio de la Unidad”. Por una parte se notará que su representación  tradicional es un círculo con un punto en el centro lo cual nos recuerda el  simbolismo de uno de  los grados de la Masonería; y en la Orden de los Rosacruces al sello de Tutmosis III. Finalmente y continuando con el simbolismo “material” del Sol, los alquimistas veían en él que por su resplandor dorado, sea asociado al oro. Considerando que ese raro y precioso metal, en otro tiempo, era privativo de los reyes, el Astro del día vino a simbolizar el concepto de realeza y, por extensión, el de poder.

En lo que se refiere al simbolismo “Espiritual”, numerosos pueblos de la antigüedad lo asimilaban al propio Dios y lo adoraban como tal. Fue necesario escuchar en Egipto  a Akhenatón para que fuera venerado más bien como el símbolo natural de la Divinidad única. Para los iniciados, el Sol siempre representó el Fuego Divino, La Luz Divina y, en consecuencia la iluminación; no por algo el  V:.M:. le pregunta al recipiendario “¿Cuál es tu mayor deseo??? … y Él responde: Ver la Luz”. Es lo que explica por qué simboliza igualmente para ellos el Conocimiento que se adquiere a través de la  Iniciación. Así, Jesús es llamado “Sol Justitiae” (el “Sol de la Justicia”) o “Sol Invictus” (el “Sol Invencible”) en algunos textos antiguos, en otros se hace referencia a él como siendo “el Sol espiritual que ilumina el alma de los hombres”. Lo mismo se dijo de Buda, quien es designado a veces como el “Enviado del Sol”. En la cultura Inca se adoraba al Sol mediante el  Inti Raymi o fiesta del Sol. En el cuadro de la Última Cena observamos al Maestro Jesús en el medio del sistema planetario como lo es el Sol y a su alrededor las 12 constelaciones representada en 4 grupos de 3 apóstoles cada uno.

Como todos sabemos, el Sol desaparece cada tarde al Oeste, sumergiendo a la Tierra en la obscuridad, por lo menos a una parte del globo. Por la mañana reaparece al Este y trae de nuevo el día. De esta manera se convirtió en el símbolo no solamente de la Luz Divina, sino también de la resurrección. En efecto de renacimiento. Y puesto que la alternativa del día y de la noche parece haber existido siempre a los ojos de los mortales, este astro también ha llegado a representar la Inmortalidad y la Eternidad. De una manera general, podemos decir que el Sol simboliza el estado de Perfección que el hombre debe alcanzar al término de sus encarnaciones sucesivas como parte de la inmortalidad del Alma (Lin:. XX) y cuando solo sea Uno con la Fuente Divina de la cual emanó al “principio de los tiempos”.

En nuestros Ttem:. Como ya lo sabemos, el Sol se encuentra en el Ort:. representando a la sabiduría que en todo momento ilumina al V:.M:.

Según nuestros brindis de ordenanza tenemos que:

1er. BRINDIS, ES POR LA PATRIA Y SU PRIMER MANDATARIO: En la antigüedad ofrendaba el primer brindis al Sol, Rey del Universo al cual debe la naturaleza su exuberante fecundidad, en nuestros días este primer brindis se hace en honor a la Patria y a su Primer Mandatario.

Simbolismo Astrológico
Del Sol

El hombre solar brilla —su fisonomía es abierta y franca. El rostro es bien formado, con frente amplia y luminosa, rodeada de cabellos ligeros, dispuestos en aureola. Una expresión melancólica se extiende a veces sobre los bellos rasgos, porque los favoritos del sol están mal protegidos contra la rudeza de la vida terrestre —son seres refinados, que sufren ante las rudezas. Su caparazón corporal carece de solidez, de ahí la existencia brillante y corta de los solares, cuyos días no se prolongan por la influencia de Saturno o de Venus.

Proporcionados en todo, los hijos del Sol son de mediana estatura, pero parecen altos, porque se mantienen erguidos y destacan notablemente su porte. Caminan con majestad natural, conservando siempre su prestigio y no son jamás bruscos en sus movimientos. Sus rasgos son armoniosos, regulares, como lo exige su nariz, que es escultóricamente recta, Las cejas, bien marcadas, trazan un arco que recuerda la boca de extremos caídos, que toma una expresión de tristeza desengañada, resignada, desdeñosa. Una mirada luminosa y franca distingue al solar, cuyas pupilas aparecen a veces sembradas de puntos dorados.

Sin entrar en los detalles en que se complacen los especialistas, como Desbarolles, señalemos que el tinte de los solares es cetrino, es decir, de una blancura amarillenta poco animada, aunque no descolorida. Es fácil representar a los solares como calvos, y se asegura que carecen de vello en el cuerpo, en contraste con los velludos Marcianos.

En lo moral, la característica esencial del solariano es que no puede pasar inadvertido. Llama la atención y el deseo innato de hacerse admirar, determina su actitud en todas las cosas. Como busca agradar, es cortés, afable, complaciente, sin abandonos que puedan perjudicar su prestigio, el que instintivamente quiere, como la gloria para la cual se siente nacido.
En estas condiciones, el Sol no descuida ningún talento que pueda hacer brillar. Si la influencia es buena, suscitará al artista, deseoso de hacer admirar sus obras o de mostrarse a sus extasiados admiradores. El culto de lo bello es el culto de Apolo, dios cuya lira marca el paso de las Musas y que revela a los seres humanos los acordes de la armonía. El apolíneo puro vibra divinamente para realizar las obras de arte de la plástica, de la música y de la poesía. Es un elegido distinto de los seres humanos comunes y corrientes, cuyo destino comparte dolorosamente.

Pero el destino del solar mitigado es bien distinto. Es el pedante satisfecho de sí mismo o el simple vanidoso, siempre exhibiéndose. Es el don Juan que explota sus ventajas; es también el desdichado desprovisto de brillo y, por lo tanto, con más avidez por brillar, que se cree víctima de maquinaciones y que cae en una sombría melancolía.

En materia sentimental, el solar no se ata exclusivamente. Amar poéticamente no implica constancia ni profundidad. Admirar... ¡sea! Cantar al amor... ¡perfecto! Pero dejándose amar, sin arrastrar la pasión hasta el olvido de sí mismo. La sensibilidad del artista y el lirismo del poeta están al servicio de lo estético. Goethe traducía en poemas los dolores de su corazón y, sobre todo, los dolores de sus víctimas sentimentales.

Enemigo de todo lo que es oscuro y confuso, Apolo hace que su claridad penetre en la inteligencia. Gracias a él, el espíritu humano discierne y percibe sabiamente — es el Sol mental que coordina nuestras ideas para hacernos razonar. El genio solar inspira, pues, a los hombres de razón clara, ya sea haciéndolos dirigir con lucidez asuntos de Estado, ya sea haciéndoles moralizar a las multitudes con sus luminosos preceptos. Siempre llevados a ver con justeza, son buenos consejeros, aunque sus acciones personales puedan no estar de acuerdo con la claridad de su juicio.

La influencia solar puede predominar, pero no hasta el extremo de aniquilar las otras; inversamente, el Sol en detrimento, puede parecer ausente. El individuo se comporta entonces como un bruto inteligente, desprovisto de idealismo, aunque no fatalmente malo o perverso.
Influencia Esotérica
Del Sol

Contrariamente a los planetas de nuestro sistema solar, el Sol no ejerce ninguna influencia precisa sobre una función o un órgano particular del cuerpo físico. Su acción es más global. En efecto, actúa directamente sobre su conciencia psíquica  de todas nuestras células y mantiene la armonía sobre ellas.  Esto no puede sorprender, puesto que ahora se sabe que es al nivel del núcleo celular donde se concentra la esencia cósmica transmitida por la radiación solar.

Como es posible comprender, esta influencia específica del Sol es muy importante de conocer, ya que armonizándose con él estimulamos el conjunto de nuestras células, no solamente al nivel de su papel fisiológico, sino también al nivel de su vitalidad. Dedicándonos a dicha armonización, es posible regular nuestra actividad celular y prevenir ciertas enfermedades.

Veamos la virtud que corresponde al Sol. Se trata  naturalmente de la generosidad que se le designa con el nombre de “Astro Generoso” en algunas obras de astrología esotérica.  Este calificativo esta ligado al hecho de que da luz, calor y vida a todos los seres, cualesquiera que sean. Notará que esta cualidad está puesta en evidencia en la manera en la cual representan comúnmente al Sol y dentro de ellos la representación de los egipcios: un círculo a partir del cual parten múltiples rayos que prodigan sus beneficios a la Tierra, a los hombres, a los animales y a las plantas. De cualquier manea que sea, toda armonización con el Sol, además de la influencia que produce en las células de nuestro cuerpo físico, contribuye a despertar en nosotros el deseo y la necesidad de ser generosos, lo cual no puede dejar indiferentes a los místicos como nosotros.  Al respecto, ciertamente abra observado que este astro, con frecuencia, es asociado al corazón, simbolizando este órgano, entre nosotros, el amor y el darse a si mismo.

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