El Sol
Y La Alquimia de la Francmasonería
Autor:
R:.H:. Carlos Napoleón del Carpio Palacios
Lima
- Perú
En
referencia al presente Tra:. Que esta vez comparto con vosotros, especialmente
la parte esotérica, debo mencionar que en el libro “La Nube sobre el Santuario”
de Eckhartshausen, evoca la analogía que existe entre el Sol como astro y el
Sol interior que brilla en lo más profundo del hombre, y no es otro más que la
Divinidad en él, por esa razón muy sabia nuestra Augusta Orden lo tiene como
símbolo en el Ort:. y que a su vez guarda una estrecha relación con nuestro
Sagrado Delta con el Ojo que todo lo ve, iluminando a nuestro V:.M:. en la
dirección de los Ttra:..
En
relación al presente Tra:. es oportuno mencionarles un extracto de esta obra
particularmente mística.
“El ojo interno del hombre, es la razón”. “Potentia Hominis intellectiva,
mens”. Si este ojo interno es iluminado por la luz divina, entonces es el
verdadero Sol Interno por el cual todos los objetos vienen a nuestro
conocimiento. Mientras que la Luz Divina no ilumine este ojo, nuestro ser
interno vive en las tinieblas. La aurora
de nuestro ser interno comienza cuando esta Luz se eleva. Ese Sol del alma
ilumina nuestro mundo interno, como el Sol externo ilumina el mundo externo.
A la salida del Sol exterior, los
objetos del mundo visible se vuelven poco a poco visibles para nosotros. Así
mismo, a la salida del Sol espiritual, los objetos intelectuales del mundo
espiritual vienen a nuestro conocimiento. Como la luz interna nos ilumina el
camino de la salvación. Pero, así como el ojo externo del hombre esta expuesto
a diferentes peligros, el ojo interno lo está también. Este debe conservarse
sano, puro e inalterable. Entonces puede elevarse como el ojo externo hacia el
cielo. Y como el ojo externo puede considerar el firmamento, las estrellas y el
Sol, así también, el ojo interno puede ver
todo el cielo, a los ángeles y a Dios mismo.
Retira tu alma, tu ojo interno, de
todas las cosas que no sean Dios. Ciérralo a la noche de los errores y de los
prejuicios, y no lo abras más que al Sol del mundo espiritual. Ese Sol del mundo espiritual, es Jesucristo.
Pues, como el Sol externo posee la luz y el calor, vuelve todo visible y hace
que todo fructifique, igualmente, el Sol interno vuelve más susceptible de ser
conocido por la mente y activo en el corazón. Ya que la sabiduría y el amor son
sus fuerzas, y la razón y la voluntad del hombre sus órganos.
Llena las fuerzas con la sabiduría,
y la voluntad con el amor”.
Eckhartshausen (1752 – 1803)
En la secuencia de los Ttra:. Sobre la “Música de las
Esferas”, que os he venido compartiendo con vosotros y que es nada menos que
temas sobre la “Armonización con los Astros” a través de los conocimientos
místicos y esotéricos de los Planetas de nuestro sistema solar, en esta
oportunidad toca examinar la influencia mística que el Sol ejerce sobre
nosotros.
El Sol
Según
la ciencia, en la actualidad se calcula en aproximadamente 100 millones el
número de estrellas existentes en nuestra galaxia y en aproximadamente 100,000
millones, igualmente, el número de galaxias que forman el Universo.
En
la escala del cosmos, el Sol sólo es una estrella entre millones y millones. Lo
que hace su carácter específico, es precisamente que es el centro de nuestro
sistema planetario y que dependemos de él para existir. Según los astrofísicos, tiene una edad de
5,000 millones de años y debería vivir durante poco más o menos el mismo
tiempo. Su diámetro es de
aproximadamente 1,391,000 Km., es decir 109 veces el de la Tierra. En lo que se refiere a su masa, es de
aproximadamente 2,000 millones de millones de billones de toneladas, lo que
representa cerca de 333,000 veces la de nuestro planeta. Hecho que muchas
personas ignoran, gira sobre si mismo y lleva a cabo una rotación competa de
cerca de 25 días en el ecuador y aproximadamente 34 días en los polos.
Como es de
conocimiento, el Sol ilumina y calienta la Tierra. Si tal es el caso, es por
que es una gigantesca bola de fuego.
Para ser más preciso, esta formada aproximadamente 75% de hidrógeno que
se fusiona constantemente para transformarse en helio, esta fusión termonuclear
produce una energía prodigiosa, fuente de luz y de calor. Se evalúa en 15,000,000º C la temperatura que
reina en el centro del Sol y en 6,000º C la que tiene lugar en la
superficie. En cuanto a las “manchas
solares”, de hecho, corresponden a torbellinos de gas ardiente que emergen del
Sol bajo efectos de campos magnéticos. Su temperatura es de aproximadamente
4,500º C. Por lo tanto son menos alientes que el propio Sol, lo cual explica
por que aparecen en contraste como unas manchas obscuras.
Independientemente de las “manchas solares”,
ocurre también que el Sol libera brutalmente enormes cantidades de energías,
bajo la forma de gigantescas bocanadas de rayos invisibles, principalmente de
rayos X, de rayos ultravioletas y de ondas de radio, Estas bocanadas de rayos
solares equivalen a millones de bombas atómicas. Al liberarlas en el espacio,
el Sol eyecta al mismo tiempo flotas de partículas atómicas electrizadas que se
desplazan a velocidades vertiginosas. Cuando alcanza la atmósfera terrestre,
estas flotas provocan la formación de auroras polares particularmente bellas de
observar. El inconveniente de esos
fenómenos, que también se designan con el nombre de “auroras boreales” y
auroras australes”, reside en el hecho de que perturban las comunicaciones de
radio en la superficie del globo terrestre.
Simbolismo
del Sol
Debido a
su naturaleza, su apariencia y sus efectos, el simbolismo del Sol es múltiple.
Primeramente, representa la vida, ya que sin el calor, la luz y la esencia
cósmica que emanan de él a la Tierra, ningún ser viviente podría existir; tal
vez esta fue uno de los tantos motivos que hicieron que en la antigüedad el Sol fuera adorado;
posteriormente en la época de los Hiperbóreos, aparece como parte de su
simbolismo el “Disco Solar” para luego evolucionar como el “Santo Grial”;
y en la época del Cristianismo como parte de la Eucaristía. Por el hecho de que ocupa el centro de nuestro sistema planetario y que es único
en relación con los planetas que gravitan alrededor, simboliza igualmente “El
Principio de la Unidad”. Por una parte se notará que su representación tradicional es un círculo con un punto en el
centro lo cual nos recuerda el simbolismo de uno de los grados de la Masonería; y en la Orden de
los Rosacruces al sello de Tutmosis III. Finalmente y continuando con el
simbolismo “material” del Sol, los alquimistas veían en él que por su
resplandor dorado, sea asociado al oro. Considerando que ese raro y precioso
metal, en otro tiempo, era privativo de los reyes, el Astro del día vino a
simbolizar el concepto de realeza y, por extensión, el de poder.
En lo que se refiere al simbolismo
“Espiritual”, numerosos pueblos de la antigüedad lo asimilaban
al propio Dios y lo adoraban como tal. Fue necesario escuchar en Egipto a Akhenatón para que fuera venerado más bien
como el símbolo natural de la Divinidad única. Para los iniciados, el Sol
siempre representó el Fuego Divino, La Luz Divina y, en consecuencia la
iluminación; no por algo el V:.M:.
le pregunta al recipiendario “¿Cuál es tu mayor deseo??? … y Él responde: Ver
la Luz”. Es lo que explica por qué simboliza igualmente para ellos el
Conocimiento que se adquiere a través de la Iniciación. Así, Jesús es llamado “Sol
Justitiae” (el “Sol de la Justicia”) o “Sol Invictus” (el “Sol Invencible”) en
algunos textos antiguos, en otros se hace referencia a él como siendo “el Sol
espiritual que ilumina el alma de los hombres”. Lo mismo se dijo de Buda, quien
es designado a veces como el “Enviado del Sol”. En la cultura Inca se adoraba
al Sol mediante el Inti Raymi o fiesta
del Sol. En el cuadro de la Última Cena observamos al Maestro Jesús en el medio
del sistema planetario como lo es el Sol y a su alrededor las 12 constelaciones
representada en 4 grupos de 3 apóstoles cada uno.
Como
todos sabemos, el Sol desaparece cada tarde al Oeste, sumergiendo a la Tierra
en la obscuridad, por lo menos a una parte del globo. Por la mañana reaparece
al Este y trae de nuevo el día. De esta manera se convirtió en el símbolo no
solamente de la Luz Divina, sino también de la resurrección. En efecto de
renacimiento. Y puesto que la alternativa del día y de la noche parece haber
existido siempre a los ojos de los mortales, este astro también ha llegado a
representar la Inmortalidad y la Eternidad. De una manera general, podemos
decir que el Sol simboliza el estado de Perfección que el hombre debe alcanzar
al término de sus encarnaciones sucesivas como parte de la inmortalidad del
Alma (Lin:. XX) y cuando solo sea Uno con la Fuente Divina de la cual emanó al
“principio de los tiempos”.
En
nuestros Ttem:. Como ya lo sabemos, el Sol se encuentra en el Ort:.
representando a la sabiduría que en todo momento ilumina al V:.M:.
Según
nuestros brindis de ordenanza tenemos que:
1er. BRINDIS, ES POR LA PATRIA Y SU PRIMER MANDATARIO: En la antigüedad ofrendaba el primer brindis al Sol, Rey del
Universo al cual debe la naturaleza su exuberante fecundidad, en nuestros días
este primer brindis se hace en honor a la Patria y a su Primer Mandatario.
Simbolismo
Astrológico
Del Sol
El hombre solar brilla —su fisonomía
es abierta y franca. El rostro es bien formado, con frente amplia y luminosa,
rodeada de cabellos ligeros, dispuestos en aureola. Una expresión melancólica
se extiende a veces sobre los bellos rasgos, porque los favoritos del sol están
mal protegidos contra la rudeza de la vida terrestre —son seres refinados, que
sufren ante las rudezas. Su caparazón corporal carece de solidez, de ahí la
existencia brillante y corta de los solares, cuyos días no se prolongan por la influencia
de Saturno o de Venus.
Proporcionados en todo, los hijos del Sol son de mediana
estatura, pero parecen altos, porque se mantienen erguidos y destacan
notablemente su porte. Caminan con majestad natural, conservando siempre su
prestigio y no son jamás bruscos en sus movimientos. Sus rasgos son armoniosos,
regulares, como lo exige su nariz, que es escultóricamente recta, Las cejas,
bien marcadas, trazan un arco que recuerda la boca de extremos caídos, que toma
una expresión de tristeza desengañada, resignada, desdeñosa. Una mirada
luminosa y franca distingue al solar, cuyas pupilas aparecen a veces sembradas
de puntos dorados.
Sin entrar en los detalles en que se
complacen los especialistas, como Desbarolles, señalemos que el tinte de los
solares es cetrino, es decir, de una blancura amarillenta poco animada, aunque
no descolorida. Es fácil representar a los solares como calvos, y se asegura
que carecen de vello en el cuerpo, en contraste con los velludos Marcianos.
En lo moral, la característica esencial
del solariano es que no puede pasar inadvertido. Llama la atención y el deseo
innato de hacerse admirar, determina su actitud en todas las cosas. Como busca
agradar, es cortés, afable, complaciente, sin abandonos que puedan perjudicar
su prestigio, el que instintivamente quiere, como la gloria para la cual se
siente nacido.
En estas condiciones, el Sol no
descuida ningún talento que pueda hacer brillar. Si la influencia es buena,
suscitará al artista, deseoso de hacer admirar sus obras o de mostrarse a sus
extasiados admiradores. El culto de lo bello es el culto de Apolo, dios cuya
lira marca el paso de las Musas y que revela a los seres humanos los acordes de
la armonía. El apolíneo puro vibra divinamente para realizar las obras de arte
de la plástica, de la música y de la poesía. Es un elegido distinto de los
seres humanos comunes y corrientes, cuyo destino comparte dolorosamente.
Pero el destino del solar mitigado es bien distinto. Es
el pedante satisfecho de sí mismo o el simple vanidoso, siempre exhibiéndose.
Es el don Juan que explota sus ventajas; es también el desdichado desprovisto
de brillo y, por lo tanto, con más avidez por brillar, que se cree víctima de
maquinaciones y que cae en una sombría melancolía.
En materia sentimental, el solar no
se ata exclusivamente. Amar poéticamente no implica constancia ni profundidad.
Admirar... ¡sea! Cantar al amor... ¡perfecto! Pero dejándose amar, sin
arrastrar la pasión hasta el olvido de sí mismo. La sensibilidad del artista y
el lirismo del poeta están al servicio de lo estético. Goethe traducía en
poemas los dolores de su corazón y, sobre todo, los dolores de sus víctimas
sentimentales.
Enemigo de todo lo que es oscuro y
confuso, Apolo hace que su claridad penetre en la inteligencia. Gracias a él, el
espíritu humano discierne y percibe sabiamente — es el Sol mental que coordina
nuestras ideas para hacernos razonar. El genio solar inspira, pues, a los
hombres de razón clara, ya sea haciéndolos dirigir con lucidez asuntos de
Estado, ya sea haciéndoles moralizar a las multitudes con sus luminosos
preceptos. Siempre llevados a ver con justeza, son buenos consejeros, aunque
sus acciones personales puedan no estar de acuerdo con la claridad de su
juicio.
La influencia solar puede
predominar, pero no hasta el extremo de aniquilar las otras; inversamente, el
Sol en detrimento, puede parecer ausente. El individuo se comporta entonces
como un bruto inteligente, desprovisto de idealismo, aunque no fatalmente malo
o perverso.
Influencia
Esotérica
Del Sol
Contrariamente
a los planetas de nuestro sistema solar, el Sol no ejerce ninguna influencia
precisa sobre una función o un órgano particular del cuerpo físico. Su acción
es más global. En efecto, actúa directamente sobre su conciencia psíquica de todas nuestras células y mantiene la
armonía sobre ellas. Esto no puede
sorprender, puesto que ahora se sabe que es al nivel del núcleo celular donde
se concentra la esencia cósmica transmitida por la radiación solar.
Como
es posible comprender, esta influencia específica del Sol es muy importante de
conocer, ya que armonizándose con él estimulamos el conjunto de nuestras
células, no solamente al nivel de su papel fisiológico, sino también al nivel
de su vitalidad. Dedicándonos a dicha armonización, es posible regular nuestra
actividad celular y prevenir ciertas enfermedades.
Veamos la
virtud que corresponde al Sol. Se trata naturalmente de la generosidad que se le
designa con el nombre de “Astro Generoso” en algunas obras de astrología
esotérica. Este calificativo esta ligado
al hecho de que da luz, calor y vida a todos los seres, cualesquiera que sean.
Notará que esta cualidad está puesta en evidencia en la manera en la cual
representan comúnmente al Sol y dentro de ellos la representación de los
egipcios: un círculo a partir del cual parten múltiples rayos que prodigan sus
beneficios a la Tierra, a los hombres, a los animales y a las plantas. De
cualquier manea que sea, toda armonización con el Sol, además de la influencia
que produce en las células de nuestro cuerpo físico, contribuye a despertar en
nosotros el deseo y la necesidad de ser generosos, lo cual no puede dejar
indiferentes a los místicos como nosotros.
Al respecto, ciertamente abra observado que este astro, con frecuencia,
es asociado al corazón, simbolizando este órgano, entre nosotros, el amor y el
darse a si mismo.
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