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sábado, 13 de octubre de 2012

HERBERT ORE: LAS PIRAMIDES PERUANAS


LAS PIRAMIDES PERUANAS.
Autor Masón: Herbert Oré Belsuzarri.

CARAL.

Es la ciudad más antigua del Perú (más de 5000 años desde el presente) y cede de la primera civilización andina que forjó las bases de una organización social propia y singular, que junto a Mesopotamia, Egipto, india, China y Mesoamérica son los focos originarios de cultura en el mundo.


Las pirámides de Caral son las más antiguas encontradas hasta la fecha en los Andes: datan de hace 5000 años (3000 a.c. aproximadamente). Construir estructuras de este tipo necesitó de un alto grado de tecnología y organización social para afrontar los problemas de su construcción y el elevado gasto de materiales y energía, pero sobre todo la cantidad de trabajadores que se concentro en estas, generó una demanda de alimentos que no podía ser atendido por la agricultura, pero fue resuelto por la abundante pesca, ya que la corriente de Humboldt de las costas peruanas, permitió en el pasado como ahora que la biomasa pesquera sea abundante.

Antes de las investigaciones arqueológicas de Caral, se consideraba que en los inicios de la civilización andina los antiguos peruanos se organizaron en pequeñas aldeas dedicados a la recolección de tubérculos, mariscos y la caza en pequeña escala. Se consideraba, también, que en los momentos previos a la aparición de la cerámica (1800 a.c.) aparecieron las primeras pirámides y templos, como La Galgada o Kotosh, respectivamente, y que los grandes conjuntos de monumentales pirámides corresponden al período siguiente: Inicial (1800 a.c. a 800 a.c.).

Todo esto cambió, pues los trabajos e investigaciones realizadas desde 1994 por el Proyecto Especial Arqueológico Caral - Supe (PEACS) dirigidos por la Dr. Ruth Shady han demostrado, en base al método de datación del carbono 14, que en tiempos tan remotos como hace 5000 años (3000 a.c.) Caral era una vibrante ciudad de monumentales pirámides.

La Dra. Shady y los miembros del PEACS realizaron entre 1994 y 1995 una prospección en el valle de Supe, identificando sitios arqueológicos considerados muy antiguos, determinando sus características, parecidos y diferencias. Eligen a Caral como punto de inicio, basados en la ausencia de restos de cerámica en la superficie, la diversidad arquitectónica del sitio, el orden aparente en que están ubicadas las pirámides y la monumentalidad de dichas estructuras. En 1996 se iniciaron las excavaciones que no han parado hasta la actualidad.

Se ha planteado que Caral fue sede de una comunidad formada por varios linajes y dirigida por las cabezas o representantes de dichos linajes, donde uno de ellos sería el "principal" y los otros sus contrapartes. Los Curacas de estos linajes conducirían y organizarían la vida de los habitantes de las diversas ciudades y pueblos contemporáneos a Caral como Aspero, Allpacoto, Miraya, Kotosh y La Galgada entre otros. Todos ellos compartían una misma tradición y formaron una amplia y bien organizada red de reciprocidad e intercambio. Caral fue la cabeza de toda esta red.

La arqueología mundial considera que el inicio de la civilización en Mesopotamia, Egipto, India o China se originó a partir del uso de la agricultura como soporte de la subsistencia, lo que permitió a los grupos humanos asentarse en un solo lugar y construir ciudades. Sin embargo, para algunos arqueólogos como Michael Moseley (1975) y Robert Feldman (1985) en el Perú la sedentarización y la construcción de ciudades en la costa estuvo ligada a la explotación de los recursos marinos que son abundantes por la corriente marina de Humbolt y es pródiga en peces y mariscos. Este es el caso de Áspero, Allpacoto, Galgada, Caral y otros, que gracias a la pesca y el marisqueo pudieron sustentar una vida permanente y sedentaria con una economía que generó excedentes que fueron usados para entablar relaciones sociales con otros grupos humanos sedentarios en la costa y hacia el interior del valle y formar finalmente una civilización.

La característica principal de las pirámides de Caral es que son construcciones de  piedra de terraplenes superpuestos.

PIRÁMIDES MOCHES.

Las pirámides moches se caracterizaron por estar construidos con adobes. Los adobes para la construcción de las pirámides de la Huaca del Sol y la Luna, la de Sipán o El Brujo tienen 2 características importantes: eran hechos con moldes y tenían la marca del fabricante. La fabricación con moldes permitía tener adobes con las mismas dimensiones y calidad. En la cara superior del adobe se hacían unas marcas. Estas eran puntos y rayas, o aspas. Se cree que las marcas corresponden a la comunidad que los fabricó, y que servían para controlar la cantidad de adobes con los que contribuían en la construcción de la Huaca. En El Sol se han encontrado por lo menos 96 marcas distintas.

En base a los estudios de la arcilla de los adobes, se ha determinado que secciones enteras de la Huaca del Sol y la Luna están construidas con adobes provenientes de una misma cantera, y tienen un mismo tipo de marca.

Las pirámides de Túcume son notables por su extraordinario tamaño: según estimaciones, más de 130 millones de ladrillos de adobe secados al sol fueron necesarios para construir la más grande de 450 m de largo, 100 de ancho y 40 de altura.

A diferencia de las de Egipto, las pirámides de América del Sur y Central no poseían puntas, pero sí grandes plataformas donde se situaban los templos.

Según mitos y leyendas, cada peldaño representaba una fase de desarrollo en la vida humana, la cual tenía que ser disfrutada plena e integralmente. La subida era penosa y al llegar a la cima, se lograba un espíritu elevado y la ceremonia en aquel tiempo era un acontecimiento festivo en la vida de aquellos seres humanos. 

La cultura Moche se desarrollo principalmente en la costa Norte del Perú en los departamentos de Lambayeque y La libertad, Aunque sus manifestaciones llegan hasta los departamentos de Piura por el Norte y Ancash por el Sur. Se trata de una cultura básicamente costera, que se asienta en una región única en el Perú donde la costa es bastante mas ancha que en el resto del litoral peruano, donde los valles suelen ser bastante angostos y de poco potencial agrícola.

Al ser esta costa de mayor tamaño permite la formación de valles sumamente productivos por la cantidad de agua y facilitando la aparición de manifestaciones culturales de gran envergadura como las Moche.

"Cuando vine cruzando el bosque de algarrobos aislados de cultura, pensé que estaba soñando. Nunca había visto algo así antes... el más grande complejo de estructuras monumentales de adobe en el nuevo mundo: 26 grandes pirámides y muchas otras menores agrupadas dentro de un sitio sagrado de 500 acres. Me sentí literalmente de otro planeta, no había nada como estas extrañas y colosales ruinas en nuestra propia y familiar tierra".

Así describió Túcume el aventurero noruego Thor Heyerdahl (quien en 1947 logró llegar en una balsa, el famoso Kon Tiki, desde el puerto del Callao hasta las islas de la polinesia), en 1987 cuando el arqueólogo Walter Alva lo llevó al sitio.
 
Túcume se inició durante el período clásico de la cultura Sicán, convirtiéndose en el más importante centro urbano de la región. Por ello, los conquistadores Chimu e Inca lo escogieron como centro de su poder político administrativo.

Las pirámides de Túcume son notables por su extraordinario tamaño: según estimaciones, más de 130 millones de ladrillos de adobe secados al sol fueron necesarios para construir la más grande de 450 m de largo, 100 de ancho y 40 de altura.

Según mitos y leyendas, cada peldaño representaba una fase de desarrollo en la vida humana, la cual tenía que ser disfrutada plena e integralmente. La subida era penosa y al llegar a la cima, se lograba un espíritu elevado y la ceremonia en aquel tiempo era un acontecimiento festivo en la vida de aquellos seres humanos.

Al igual que los demás conjuntos monumentales chimú o mochica y junto con Batan Grande, Túcume fue relacionado por los arqueólogos con los grandes sistemas hidráulicos y los centros de poder político y religioso de la región.

Un conjunto de mitos siguen asociados al sitio (como la leyenda que evoca la existencia de una raya atrapada en el cerro al centro del conjunto, huella de los dioses del pasado y que hacen de éste un cerro encantado) lo que dificultó mucho las labores de investigación arqueológica, demostrando que las creencias forjadas en el período precolombino siguen profundamente enraizadas a siglos de desaparecidas las condiciones socio-económica de su construcción. 

TOMADO DE: LA ATLANTIDA Y EL NUEVO MUNDO.

Herbert Ore - La Atlantida y El Nuevo Mundo

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