EL ORIGEN DE LOS MISTERIOS
Con objeto de comprender la importancia de la iniciación, sería necesario echar una ojeada a la historia de la Evolución de la Humanidad.
La Ciencia Ocúlta nos enseña que en su hora existieron otra clase de seres humanos, distintos de los que actualmente conocemos. A estas especies distintas se les da el nombre de Razas Raíces y se cree que la Raza Raíz que actualmente está en posesión de nuestro globo es la Quinta que ha habido en la serie evolutiva.
En las dos razas anteriores, conocidas bajo la denominación de Polar e Hiperbórea, la conciencia no se había individualizado aún; pero la humanidad era guiada y estaba compenetrada por un Alma-Colectiva, de la misma manera que pasa con los animales inferiores actualmente.
La psicología esotérica de las almas-colectivas representa un vastísimo campo de estudio y es un tema demasiado complicado como para explicarlo en estas páginas. Bastará con decir que las operaciones de esas Almas-Colectivas pueden ser reconocidas fácilmente en la inteligencia de la hormiga o de las abejas, así como en las migraciones de las aves.
Muchos fenómenos desconcertantes de la inteligencia animal pueden ser explicados por la hipótesis del alma-colectiva.
Conforme prosiguió la evolución humana, la substancia mental común a toda la especie se fue organizando en unidades distintas y complejas, encarnándose en vehículos o cuerpos separados, que antes formaban el cuerpo-compuesto del grupo. Estos complejos organizados que se fueron desarrollando en torno de los núcleos originales o chispas divinas, se difundieron en las masas amorfas de las almas-colectivas, convirtiéndose finalmente en entidades individualizadas y desarrolladas en forma humana. Después de que la Evolución alcanzó cierto nivel, estas entidades individualizadas alcanzaron un grado de independencia que hizo muy difícil controlarlas para el Alma-Colectiva que las guiaba.
Entonces el Logos convocó en Su ayuda a aquellos de sus hijos que habían completado el ciclo de su crecimiento en una evolución previa, alcanzando el estado de madurez cósmica necesario. No debe olvidarse que una Evolución es para el Logos Solar lo que una encarnación es para un ser humano, y que cada evolución no es más que un día en la gran vida cíclica de Brahma.
Estos Grandes Seres influenciaron a los precursores de la humanidad, presentando imágenes a sus mentes mediante ciertos procedimientos que podríamos llamar sugestión telepática. Las imágenes necesarias para permitir que la sensación se convirtiera en procesos mentales, fueron provistas, ya hechas, por decirlo así, ahorrándosele a la humanidad la larguísima y laboriosa necesidad de formarse estas imágenes gracias a sus experiencias acumuladas. En el Primer Día Cósmico, por supuesto, la humanidad de entonces tuvo que pasar por este proceso; pero en las subsiguientes evoluciones pudo recapitular rápidamente las etapas por las que ya había pasado con la ayuda de los Hermanos Mayores. Sólo cuando se ha llegado al nivel más alto del Día Cósmico anterior, comienza realmente la evolución basada en la materia prima de la experiencia.
Mediante las experiencias a las cuales era susceptible ahora la conciencia, la mente concreta u objetiva de la humanidad se fue construyendo sobre la base del contenido inspiracional que había sido inyectado en la mente subconsciente gracias a los esfuerzos de los Hermanos Mayores y las influencias del Alma-Colectiva. Finalmente se llegó al punto cuando la conciencia concreta sobrepasó y predominó sobre la subconsciencia inspiracional, de la misma manera que ésta había predominado sobre la influencia del Alma-Colectiva: la línea de control directo del Logos a través del Alma Universal hasta el individuo, se perdió entonces. Así fue como se hizo indispensable establecer una conexión entre la mente concreta y la mente inspiracional o subconsciente, de manera que pudiera ser restablecido el control Cósmico. Y esa fue justamente la función de los Iniciadores Cósmicos o Manús.
Estos Grandes seres, que son los más próximos a la humanidad de todos los Señores de la Evolución pues obtuvieron su desenvolvimiento durante el Día Cósmico que precedió inmediatamente al nuestro, aparecieron entonces sobre la tierra a mediados del período Atlántico.
Estos Seres son “los Sumos Sacerdotes y Reyes, según la Orden de Melquisedeck”, seres sin padre ni madre, que formaron sus vehículos físicos sin otro auxilio humano de ninguna especie. Su misión consistía en comunicarse con la mente concreta de la humanidad y establecer una conexión o asociación de ideas que iba de lo consciente a lo subconsciente, permitiendo así al hombre captar las vibraciones más sutiles, que son la voz de las altas esferas.
Para lograr este propósito Ellos tuvieron que aparecer ante la conciencia concreta y objetiva en forma igualmente concreta y objetiva y con grandes dificultades pudieron construir un vehículo que la conciencia concreta pudiera conocer.
Estas formas antropoides eran tan absolutamente inadecuadas para las potencias tan elevadas que debían expresarse por ellas, que sólo podían utilizarse con grandes dificultades y por cortos períodos de tiempo. De ahí provienen los relatos que hablan de la súbita aparición y desaparición de los dioses que formaban parte de todas las tradiciones primitivas, porque estos grandes seres fueron realmente los antiguos dioses de la Mitología y de las fábulas, los Divinos Fundadores de las culturas raciales, a los cuales recordaron todas las primitivas tradiciones.
Sin embargo, no debemos confundir a estos dioses con la personificación de las fuerzas de la Naturaleza, que tuvo lugar en épocas anteriores. Esos son los Dioses de la cultura o los progenitores divinos.
Estas grandes entidades reunieron en torno suyo a una cantidad de estudiantes seleccionados, los más promisores de la raza a la que pertenecían, y entonces desenvolvieron sus facultades hasta que les fue posible conocer conscientemente las sutilísimas vibraciones que hasta entonces sólo habían podido percibir intuitivamente, con lo cual se recuperó el tipo primitivo de mentalidad en un arco superior de la espiral.
Una vez que se logró este objeto, los Manús pudieron retirarse a esos niveles en los cuales pueden obrar con mayor facilidad y libertad, exigiendo a sus discípulos que se elevaran hasta Su propio plano y concurrieran allí para recibir la instrucción adecuada, dejando a cargo de esos discípulos la tarea de instruir a otros aspirantes de grado inferior, en la misma forma en que ellos habían sido instruidos y ejercitados, formándose así las diferentes escuelas ocultas a través de las generaciones.
Así fue como se estableció el culto de la Adoración al Sol que fundaron los Atlantes, conjuntamente con su escuela de iniciación de profundo conocimiento. Los Manús pudieron entonces comunicar a sus discípulos todo lo referente a la formación de las Esferas, ya que Ellos habían estado presentes cuando esas Esferas se habían formado.
También pudieron informarlos acerca de las fases por las que había pasado la Evolución, puesto que habían sido sus testigos oculares, habiéndose Ellos mismos desarrollado en alguna de dichas fases o siendo discípulos de los que lo habían hecho. Así es como las Escuelas Ocultas han conservado las tradiciones de la historia de la Evolución Cósmica.
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