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martes, 24 de diciembre de 2013

Concepción y Nacimiento de Jesús

Concepción y Nacimiento de Jesús

CARNAP



En relación al presente Tra:. Os  presento el siguiente extracto acerca de la concepción de Jesús encontrada en uno de los fragmentos del estudio de una Orden Iniciática:

Uno de los misterios que rodea a Jesús se refiere a su concepción. La Iglesia Católica enseña que María fue fecundada por el Espíritu Santo y no por José, haciendo de ella la “Virgen Santa” y la “Madre del Hijo de Dios”.   Esta Orden Iniciática corrobora este “milagro” y lo explica por el hecho de que la Inteligencia Divina es absolutamente ilimitada en su poder de acción y de creación. Para convencernos de esto, basta considerar la extensión y la variedad de sus Obras. Además de esto, es importante no olvidar que la propia vida tiene su fuente en los planos invisibles y por esto trasciende la materia. En el plano absoluto, una mujer puede, por tanto, ser fecundada por un proceso puramente espiritual.


De acuerdo con todas estas explicaciones, el concepto de “Inmaculada Concepción”, tiene un fundamento místico. Los Padres de la Iglesia, entre tanto, cometieron el error tomarlo exclusivo a Jesús. Como corroboran relatos tradicionales dignos de confianza, otros Grandes Iniciados nacieron de una Virgen, como fue el caso de Krishna, Buda, Confucio y Sócrates. Al atribuir un carácter único a la concepción divina del Cristo, las autoridades católicas transformaron una verdad en dogma, lo que explica por que tantas personas también transformaron una verdad en un dogma, y el por que tantas personas acabaron por rechazarla con el transcurrir del tiempo.


Como todos sabemos esta religión fue inspirada por Jesús, considerado uno de los mayores Maestros que la humanidad haya conocido. Lamentablemente, el Cristianismo como escuela sufrió numerosas modificaciones con el paso de los siglos, de modo que su doctrina original fue distorsionada convirtiéndose en religión.

Los Esenios

Parte de las enseñanzas de los esenios a sus discípulos y que eran transmitidos en forma verbal fueron: el desarrollo de  los centros psíquicos, el Aura, los sonidos vocales o mantras, el alma humana, las etapas de la muerte, la transmisión del pensamiento, la curación metafísica y auto curación.


La primera comunidad esenia surgió en el siglo XIV antes de la era cristiana en los márgenes del Lago Moeris, en Egipto. En los siglos siguientes, esa comunidad estableció colonias en diversos países, particularmente en Israel. La mayoría de ellas se instaló en los márgenes del Mar Muerto, pues esa región quedaba junto al desierto, lejos de las ciudades. En las épocas de Jesús, dos de ellas estaban particularmente activas. Una quedaba en Engaddi, la otra en Qumram, donde fueron descubiertos los célebres manuscritos, en 1945. Entre tanto, muchos esenios vivían entre la población y ejercían diversas profesiones en la artesanía y en la agricultura. En General, todos vestían una túnica blanca para simbolizar su idea de pureza.


Fuesen o no miembros de una comunidad, los esenios, tanto hombres como mujeres, eran profundamente místicos. Ellos no pertenecían a ninguna religión en particular, pues tenían sus propias creencias, fundamentada en una Ontología procedente de las Escuelas de los Misterios de Egipto. En ese sentido, no eran judíos en la acepción religiosa del término. En otras palabras, no practicaban el judaísmo. No obstante, en el año 103 antes de Cristo, un decreto los obligó a acatar la ley mosaica. A partir de entonces, ellos tuvieron que someterse a la circuncisión y prometer educar a los hijos con respecto a la Tora. Naturalmente, eso no les impidió continuar fieles a sus propios ritos y vivir según sus propias convicciones; no obstante, sin enfrentarse nunca a las autoridades judaicas, debido a su extremo pacifismo.


María y José, padres de Jesús, eran esenios.   Habitaban en Galilea, pero no en Nazaret, pues esa aldea no existía en aquella época. En verdad que la Biblia se refiere a los Nazarenos, lo que permite suponer que las personas así llamadas eran de Nazaret.   En realidad, la palabra “Nazareno” era usada por los judíos para designar a todos aquellos que no se adherían totalmente al judaísmo o que profesaban una fe diferente a la de ellos. Más tarde, ese término fue usado para identificar a los primeros cristianos.   Algunos relatos bíblicos se refieren a la “secta de los nazarenos”, llamada a veces “secta de los nazaritas”. Sea como fuese, la actual ciudad de Nazaret se remonta al tercer siglo después de la era cristiana, y esta situada en un lugar que antes era conocido por el nombre de “En-Nasira”. Por tanto, es posterior al nacimiento de Jesús.

El Nacimiento de Jesús

Cuando María estaba embarazada, ella y José dejaron la aldea donde vivían para ir a Jerusalén. Conforme al relato bíblico, ellos tuvieron que dirigirse a aquella ciudad a fin de responder al llamado de las autoridades para someterse a un nuevo censo de la población. Independientemente de esa explicación histórica, fue necesario que ellos así lo hiciesen. En el camino, ella sintió que la hora del nacimiento se aproximaba. Los dos se detuvieron en Belén, no se alojaron en un establo y sí en una de las grutas que los Esenios ponían a disposición de los peregrinos y, de manera general, de todos los que buscasen un abrigo por algunos días. Algunas de esas grutas eran destinadas a recibir enfermos e indigentes. Con relación a eso, debemos recordar siempre que la Fraternidad Esenia tenía una vocación humanitaria y contaba con un gran número de terapeutas. Algunos siglos más tarde, esa vocación sería retomada por una Orden que se volvió célebre en las Cruzadas: “La Orden de los Hospitalarios”; al respecto también tenemos que en el rito Escocés Antiguo y Aceptado de la Francmasonería existe un cargo al que le denominan el “Hospitalario”.


Como sugieren las explicaciones anteriores, María y José no estaban solos en el momento del nacimiento de Jesús. Muchos miembros de la Fraternidad Esenia estaban presentes en aquella ocasión, de tal modo que todas las condiciones necesarias fuesen reunidas para que aquel quien se convertiría en el Cristo, fuera rodeado de todos los cuidados al nacer. Así, algunos de ellos cuidaron más particularmente de María y se ocuparon de ella con la máxima atención.


Algunos desempeñaron un papel puramente místico y se dedicaron a las oraciones y a la entonación de sonidos vocales apropiados. Otros fueron encargados de impedir el acceso a la gruta. Finalmente, al caer la noche, un ligero clamor se escucho: Jesús había nacido. Una de las más antiguas profecías se acababa de cumplir en Israel, en la pequeña ciudad de Judea llamada Belén.


Según la Iglesia cristiana, Jesús nació en la noche del 24 al 25 de diciembre. Entre tanto, no existe ninguna referencia histórica que confirme esa fecha, cuya elección se remonta recién al siglo IV de nuestra era. Por otra parte, no coincide con el relato bíblico.   El nuevo testamento dice que los pastores cuidaban las ovejas en el momento en que el “Niño Divino” vino al mundo. Esto hace suponer que el nacimiento ocurrió en la primavera del hemisferio norte. Ciertos textos apócrifos, en realidad, lo sitúan el 19 de abril al anochecer. Esa fecha haría de Jesús un nativo del signo de Aries. Ahora bien, es interesante notar que ese signo esta tradicionalmente asociado con los “Manús”, los Maestros que recibieron la misión de guiar a la humanidad en cada nuevo ciclo de su evolución espiritual.


Si Jesús nació alrededor del mes de abril, podemos preguntarnos por qué los Padres de la Iglesia cristiana fijaron su nacimiento el 25 de diciembre. En primer lugar, debemos saber que se atribuye a muchos dioses antiguos esa fecha de nacimiento. Es el caso de Horus, Mitra, Adonis y Dionisio para citar sólo a los más conocidos. En segundo lugar, los días comprendidos entre el 21 y el 28 de diciembre corresponden al periodo en que es mayor la armonía entre los ciclos humanos, naturales y universales. Ese periodo de gran influencia cósmica se asocia en numerosas tradiciones con el nacimiento del Dios Sol y con el parto de la “Reina de los Cielos”, también llamada “Virgen Vestal del Universo”,  en ciertos manuscritos muy antiguos; existe también la teoría del número siete resultado de la suma del 2 + 5 (25 de diciembre), el cual como sabemos es el número perfecto resultado de la suma de los números: CUATRO (simboliza lo espiritual, lo completo, la cuarta dimensión, etc.) y el TRES (que simboliza la trinidad, la manifestación, la tercera dimensión); por otra parte tenemos que por esas fechas se manifiesta el Solsticio de Invierno para el hemisferio norte y el solsticio de verano en el hemisferio del sur. Los HH:. Francmasones y los Frateres Rosacruces influyeron en esas épocas para que se tuviera como fecha de nacimiento de Jesús el día 25 de diciembre; recordemos que en un estudio de los “Papas Masones” se atribuye a ellos los la custodia hasta la fecha los grandes secretos que existen en el Vaticano. Así, con la elección del día 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Jesús, las autoridades cristianas lo deificaron desde su llegada al mundo y lo convirtieron en el “Hijo de Dios”.


Ahora debemos considerar otro punto importante, es un hecho, que los relatos bíblicos nos dice que una estrella apareció en el cielo durante los días que precedieron al nacimiento de Jesús. De acuerdo con los archivos existentes, un astro realmente apareció durante aquel periodo. Hay tres explicaciones para ese fenómeno: el paso de un cometa que aparece aproximadamente cada 25,000 años que es el tiempo de la evolución del alma humana y una estrella muy conocida por los estudiantes místicos de la Gran Pirámide de Giseth (leer libro “El Simbolismo de la Gran Pirámide); una conjunción de dos planetas o el nacimiento de una estrella. De cualquier modo, podemos ver en ese acontecimiento la contrapartida celeste de un fenómeno excepcional en el plano terrestre, a saber, la venida de un Avatar al mundo.  Entre tanto, Jesús no es una excepción, pues los textos relatan que lo mismo ocurrió cuando Hermes, Krisna, Buda, Confucio, Sócrates y algunos otros Grandes Iniciados nacieron.


Como sabemos, está escrito en los evangelios que tres Reyes Magos: Baltazar, Gaspar y Melchor, se guiaron por esa estrella para ir hasta el lugar donde Jesús nació. En realidad, esos tres Reyes Magos que vinieron del Oriente, partieron varias semanas antes del surgimiento de la estrella. Por lo tanto, no fue en ella que se fijaron para encontrar la gruta de la Natividad. Siendo miembros de la Gran Fraternidad Blanca, ellos tenían lazos con los Esenios de Israel y sabían perfectamente donde quedaba la gruta.   Cuando ahí llegaron saludaron a José y a María en nombre de los Maestros de aquella Fraternidad y consagraron el nacimiento del más excelso de todos ellos. Para ese fin, no sólo trajeron un cáliz de oro (Santo Grial), incienso y mirra, sino también una joya preciosa atestiguando su futura misión. Enseguida se dirigieron a Egipto, donde permanecieron por un tiempo.



En cuanto a la educación e instrucción de Jesús antes de iniciar su ministerio público,  fue objeto de una atención muy especial por parte de los maestros de la Gran Fraternidad Blanca (ubicados en la Gran Pirámide de Gizeth). La Gran Fraternidad Blanca esta compuesta por todos los Grandes Iniciados y Maestros de otras Fraternidades de esas épocas; no debemos confundirlos con la Gran Logia Blanca que es el lugar donde moran los Grandes Maestros; Maestros Cósmicos, Grandes Iniciados, que culminaron su tiempo de reencarnación.

Carlos Napoleón del Carpio.

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