+La Cruz+
Es uno de los símbolos, como veremos, de mayor trascendencia en toda la simbología masónica y el más evidente en el Grado 18º del “REAA” de Caballero Rosa-Cruz y de las Ordenes Masónicas Templaria y Malta.
Debido al uso que se ha hecho del signo de la cruz en los últimos siglos, adquirió una connotación religiosa que vincula sus enseñanzas solo con la Iglesia y religión cristiana, y por lo tanto pareciera que los Grados/Ordenes masónicos que lo incluyen también quedarían como vinculados a una religión en particular. Pero no es así, la cruz es un símbolo universal y pertenece a la humanidad. En China era consagrada a la adoración del Altísimo, y en el Asia septentrional y entre muchos pueblos de la América precolombina se han encontrado grandes piedras en forma de Cruz.
En el evangelio de San Felipe encontramos las siguientes palabras: “La verdad no vino al mundo desnuda, sino que vino en forma de tipos e imágenes. No existe otra forma de recibir la verdad... El novio debe entrar en la verdad a través de la imagen"
Así podemos escudriñar el verdadero significado de la representación simbólica de distintos tipos de cruces, en distintos lugares, tiempos y culturas; sumergirnos en el origen e interpretación que se le asociaba a las cruces: “dentro del círculo”, Ansata, Tau, Gamada, Griega, Romana, Templaria (paté), de Malta, San Andrés.
Desde la más remota antigüedad la cruz simbolizaba la intersección de la línea celeste “horizontal”, equinoccial, que une en el horizonte los signos “Aries-Picis/Virgo”, con la línea “vertical”, solsticial, “Cáncer/Capricornio”, observando el movimiento del sol cuando cubre sucesivamente esos puntos. Por eso simboliza o marca los puntos del mito solar dentro del ciclo zodiacal: nacimiento, vida, muerte y resurrección. O del ciclo diario amanecer, mediodía, atardecer y noche, hasta que asoma la “Stella Matutina” y canta el Gallo anunciando el nuevo Sol.
El diseño de la cruz latina estaba vinculado, por sus proporciones, simbólicamente con el cubo, con el hombre perfecto. La piedra cubica es uno de los primeros símbolos que estudiamos en masonería, se profundiza su simbolismo al volverla a estudiar en el 13º grado como la piedra cubica de ágata en la que Henoch gravara la Palabra Perdida, la piedra angular del Templo, que está colocada en una de las esquinas del Templo, en los cimientos, distinta a la piedra “Clave de la Bóveda” que da por finalizada la Obra y es colocada “desde arriba”, no hay que confundirlas pues significan distintos principios místicos. La Piedra Cubica es por su forma uno de los “Sólidos Platónicos” y a la vez incluye los demás.
Dice Fulcanelli: “Con raras excepciones el plano de las iglesias góticas adopta la forma de una cruz tendida en el suelo” (que plegada sobre sí misma forma un cubo). Sigue Fulcanelli refiriéndose a la cruz interpretándola como el jeroglífico alquímico del crisol. “Es en el crisol donde la materia prima, como el propio Cristo, sufre su Pasión; es en el crisol donde muere para resucitar después, purificada, espiritualizada, trasformada” … “Y es así como el plano del edificio cristiano nos revela las cualidades de la materia prima, y su preparación, por el signo de la cruz; lo cual, para los alquimistas, tiene por resultado la obtención de la primera piedra, piedra angular de la Gran Obra Filosofal. Sobre esta piedra edificó Jesús su Iglesia (Mateo 16,18); y los francmasones medievales siguieron simbólicamente el ejemplo Divino. Pero, antes de ser tallada para servir de base a la obra de arte gótica, y también a la obra de arte filosófica, dábase a menudo a la piedra bruta, impura, material y grosera, la imagen del diablo”
Para la cristiandad, la introducción de la cruz latina en el culto oficial no comienza hasta pasado un tiempo, los símbolos habituales del cristianismo eran el mástil, el pez, también el cordero, como representación del dios de la primavera cuando el sol entra en Aries convirtiéndose en el “cordero de Dios que quita los pecados del mundo” vale decir los males introducidos en la tierra durante el invierno; todos ellos eran representativos de la nueva religión.
Uno de los hechos históricos que darían un impulso al uso de la cruz por la iglesia cristiana llegaría con el Emperador Constantino al aparécele, en una visión, la leyenda “In Hoc Signo Vinces” inmerso en una cruz, antes de la batalla Puente Milvio (contra Masquentio o Magencio) atribuyéndole el poder que le dio la victoria. Así fue que la imagen de la cruz se comenzó a utilizar en estandartes y otras representaciones cristianas y oficiales con asiduidad.
Hay otra historia distinta, que teniendo en cuenta el hecho de que Constantino solo permitió que lo bauticen (si es que) en su lecho de muerte, en el año 337, y conociendo que todo cristiano lo primero que hace es bautizarse muchos historiadores dudan, afirman incluso lo contrario, que Constantino nunca fue cristiano, si tolerante con los cristianos (necesitaba toda la ayuda que pudiera conseguir contra Magencio) y estos adaptaron su culto y festividades a las normas imperiales para complacer al Emperador y acumular poder terrenal. Esto asume más credibilidad cuando tomamos conocimiento que la famosa “visión” la tuvo Constantino en momentos de entrega espiritual dentro de un templo pagano consagrado al dios Apolo gálico en Vosgos o en cercanía de Autun. Esta “visión” consistió en un sol, un dios Sol, conocido como “Sol Invictus”, Sol Invencible. Su reinado se conoció como “El Imperio del Sol”, este culto pagano, de origen Sirio y esencialmente monoteísta, fue impuesto en el imperio romano un siglo antes de Constantino, y armonizaba perfectamente con el culto a Mitra que era mayoritario en esos tiempos del Imperio y que también adoraba al Sol, creían en la inmortalidad del alma, un juicio futuro y la resurrección de los muertos.

La historia continúa y durante el año 680 se aprobó oficialmente el uso de la cruz latina, en el sexto sínodo de Constantinopla (Canon 82), agregándole una imagen de Cristo clavado a la cruz, lo que fue confirmado por el Papa Adriano I, desde ese momento fue considerada como instrumento de suplicio y muerte, la Cruz representa lo espinoso que es para el hombre el camino de la vida y la igualdad que entre ellos establece la muerte.
Si queremos profundizar el significado de este símbolo, de la imagen de Cristo en la cruz, podemos hacer un análisis del texto bíblico de Juan 3.14-15, que nos lleva a Números 21:4-9.
Pero veamos estas otras cruces:

La cruz griega, la primera cruz que usaron los miembros de la orden templaria por el año 1118 sobre su brazo izquierdo, sobre un manto blanco.
Es el símbolo de la naturaleza y sus ciclos, por la conjunción de una línea horizontal, que simboliza lo femenino, con una vertical que simboliza lo masculino y así veían la dinámica de la Generación.
La cruz, con sus cuatro brazos representan los 4 estados de la materia (sólido, líquido, gaseoso, e ígneo o luminoso), igualmente es símbolo de los 4 elementos de la naturaleza que nombrados en hebreo: IAMMIN (agua), NOUR (fuego), ROUAHH (aire/Espíritu), IEBESCHAH (tierra), nos evidencian las letras iniciales de “IGNE NATURA RENOVATUR INTEGRA”, por la ignición (el fuego) la naturaleza se regenera íntegramente.
El 4, número de letras con que se escribe Dios en todos los idiomas, nos trae otro símbolo de gran importancia en la Orden: La Tetractis Pitagórica.

La cruz Paté, de ocho puntas, Deriva directamente de la Cruz celta que representa los tres mundos: Abred. Gwenwed. Keugan. Y de la vieja rueda druídica el Crismón de ocho radios. Este símbolo, el Crismón, evoca el inicio, los ciclos (la serpiente que se muerde la cola) y es también un símbolo solar que tiene su máxima expresión en los resplandecientes rosetones de las Catedrales e Iglesias de origen Templario.

La Cruz Patriarcal se dice que es el diseño usado por el Gran Maestre y los Oficiales de la Orden del Temple en su vestimenta. La leyenda de esta cruz dice que en el año 326, la “Santa Emperatriz” Helena, madre de Constantino, encontró 5 trozos de madera que pertenecían al madero sagrado (Cruz de Cristo) con los cuales construyó la cruz. Santa Helena regaló esta cruz al Patriarca de Jerusalén quien la mandó a colocar en una Capilla de la Iglesia del Santo Sepulcro.

La simbología más evidente de la Cruz Patriarcal, es la que aparece al partir la cruz de forma que en la parte superior nos muestra una cruz griega y en la parte inferior una cruz tau. Es decir, la cruz exotérica, la griega, y la cruz esotérica, la Tau. Su unión produce el símbolo del sincretismo religioso y filosófico que animó y marcó el devenir de la historia del Temple.
Esta interpretación es acorde con lo que nos dice el Secretario del Papa Honorio III, respecto a cómo el Santo Padre configuró el Lignum Crucis que envió a los templarios a Segovia:
“...Tomó de un fragmento del brazo derecho de la Cruz del Salvador del que formó dos cruces y reunidas la una sobre la otra en forma de cruz patriarcal...”
Podemos decir también que Godofredo de Bouillon, duque de Lorena y virtual rey de Jerusalén, adoptó esta cruz como insignia de sus estandartes durante su primera cruzada, cosa más que curiosa porque dicha cruz era utilizada por los cristianos Orientales, no por los Occidentales. Los caballeros del Santo Sepulcro también se la hicieron suya, aunque posteriormente el mismo Godofredo se apresurase a quitársela en 1099 cuando creó la Orden de Notre Dame du Mont de Sion de la que saldrían los Templarios como brazo armado en 1114.

La Cruz de ocho puntas, también conocida como de Malta es representativa de los Templarios, Hospitalarios y Malteses. Es conocida como la cruz de las ocho Beatitudes y de las ocho Bienaventuranzas. Es una cruz de “meditación” en su aspecto geométrico y se dice que sirve como clave para la construcción y desciframiento del alfabeto secreto de los Templarios.
Primero sepamos cuales son las ocho Beatitudes: 1ª Poseer el contento espiritual. 2ª Vivir sin malicia. 3ª Llorar los pecados. 4ª Humillarse al ser ultrajados. 5ª Amar la justicia. 6ª Ser misericordiosos. 7ª Ser sinceros y limpios de corazón. 8ª Sufrir con paciencia las persecuciones. Tras leer sus significados entenderemos la importancia que tuvo esta Cruz como símbolo de Espiritualidad, Humildad, Honor y Amor al prójimo.
Geométricamente podemos observar que si unimos las puntas de esta cruz con una línea dibujamos un octógono, que es el trazado de las capillas mistéricas templarias. Los arquitectos templarios, a estas ocho partes periféricas le agregaban simbólicamente un elemento central, una cruz (no me extrañaría si esta cruz central fuera una Tau), como símbolo de unidad, como centro supremo, invisible a los ojos pero sin la que no existiría manifestación material.

La cruz Tau, siguiendo una tradición antiquísima la encontramos entre los símbolos religiosos de la que hace una referencia Ezequiel 9:4: “El Señor le dijo: Atraviesa por el medio de la ciudad de Jerusalén y marca una Tau en la frente de los hombres que lloran y gimen por todas las abominaciones que se cometen en medio de ella.
Después escuché que les decía a los otros:
Atravesar la ciudad tras él y matar. Y no tengáis piedad de ninguno, viejos, y jóvenes, muchacha niños y mujeres; ir matándolos hasta exterminarlos. Pero no tocar a ninguno que lleve la cruz Tau”
La cruz TAU representa la marca de los elegidos por Dios, es su firma más personal. Y no sólo aparece aquí como su signo predilecto ya que en el Apocalipsis de San Juan, también aparecen marcados por la TAU los elegidos para la salvación el día del Juicio Final. Allí se especifica que la TAU es la marca del “Verdadero y Viviente Dios Altísimo”.
Y casi al final, en el Apocalipsis de San Juan, capítulo 7, versículos del 2 al 3, leemos:
“Después de esto vi cuatro ángeles, cada uno de ellos en pie sobre uno de los cuatro ángulos de la tierra. Sujetaban a los cuatro vientos de la tierra, para que dejaran de soplar sobre la tierra y el mar, y no se moviera ni una hoja de un árbol. Luego vi aparecer otro ángel por levante, por donde sale el sol. Era portador del gran sello del Dios vivo, y gritó a gran voz a los cuatro ángeles que habían recibido el poder de dañar la tierra y el mar: ¡Esperad! No hagáis daño a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que no hayamos sellado en la frente a los siervos de nuestro Dios.”
El uso de la Tau dentro del simbolismo cristiano es signo de Salvación, no de martirio, y tiene una evidente vinculación con escuelas iniciáticas y corrientes filosóficas pre-cristianas.
Algunas Órdenes cristianas utilizaron la cruz TAU, la primera de ellas, la Orden de Antonio el Ermitaño o de San Antón (que padeció su martirio en una cruz “T”), dedicada al servicio de los leprosos y todo tipo de marginados; San Antonio Abad vivió en los siglos III y IV. La orden de los caballeros del hospital de San Antonio, conocida comúnmente como los “hospitalarios” o la “orden de los antonianos” es fundada aproximadamente en el 1095 y canónicamente unida a la Orden de Malta en el año 1777 por el Papa Pio VI. Los monjes de esta orden vestían unos negros hábitos con una cruz TAU en medio. En el Camino de Santiago se encuentran numerosos restos de esta orden, por ejemplo en Castrojeriz el camino atraviesa las ruinas del hospital de San Antón.

La razón de la vinculación de la TAU con San Antón, es porque según cuenta Santiago de la Vorágine, en la Leyenda Aurea, el bastón que siempre llevaba San Antón, tenía esta forma, en la imagen podremos ver una réplica del siglo XV.
San Francisco la convertiría en su señal y firma. Con ella marcaba paredes, sanaba heridas, probablemente se vio muy influido por la doctrina de los antonianos y además por la alocución en la que el Papa exhortó a los presentes en el Concilio de Letrán de 1215. Allí éste describió la lamentable situación de los Santos Lugares, que por aquel tiempo volvían a estar en manos de los sarracenos, haciendo mención de la profecía de Ezequiel, por la que los marcados por la TAU, serían los elegidos.
Podemos encontrar la cruz TAU a lo largo y ancho de la geografía de las posesiones templarias, siempre representada con absoluta discreción, cuando no oculta.
Los Templarios evidentemente habían captado el uso que de la cruz Tau dieron anteriores cultos y así lo tomaron, considerándolo también como suyo. Era evidente que el simbolismo de la cruz los trasladaba a la tradición primordial como el símbolo del conocimiento de las tradiciones arcanas.
Estas tradiciones llegaron principalmente de Oriente, siendo la representación del Dios único y unificador, Dios de todas las culturas y credos, y que la Orden en su afán ecuménico incorporaba en su bagaje simbólico.
El Caduceos de Hermes era una consecuencia de la cruz de TAU dónde estaba la serpiente de Bronce sostenida. También podemos verla representada en el cuerpo humano como representación de las 33 vértebras de la columna mas los dos huesos de la clavícula. Muchas observaciones nos llevan hacia el Kundalini. Esa energía vital, simbolizada por el fuego que regenera y eleva la materia a otro estado de manifestación.
Su simbología, se remonta a cuando el hombre, en su búsqueda de lo superior y trascendente, observa la bóveda celeste, estudiando las revoluciones que anual y cíclicamente realizan los astros, sus posiciones y la influencia que operan en la naturaleza, e identifica una constelación de estrellas en el horizonte equinoccial, la que conocemos como Tauro, iniciando su era astrológica en el año 4619 ac aproximadamente. Por tanto su culto y símbolo queda asociado en origen a lo celeste y sus fenómenos, como el rayo o la tempestad. Así el hombre de las primeras civilizaciones conocidas, tiene a la representación del toro como una de sus predilectas, tanto desde el punto de vista profano, como para un uso sacro e incluso mágico.
Es por ello que tanto el símbolo como la representación animal en sí, siempre se asociaría o relacionaría a la deidad de mayor importancia, como Zeus griego, Júpiter romano, Mithra asiático, Osiris egipcio... , hasta llegar a Jesucristo, al que también llegaría a identificársele mediante una cruz. Obviamente tras oficializarse su culto y pasar a ser la religión del Imperio.
La cruz TAU, es por tanto la cruz primitiva y visto su probable origen primigenio es razonable que la encontremos en uno de los primeros cultos debidamente registrado por la historia: Babilonia. Donde se le rendía culto al dios TAMMUZ: la TAU quedaría como representación de éste Hijo de Dios babilónico. Los sacerdotes de Mithra, el Sol-Dios de los persas, hacían el signo de esa TAU o de la Cruz, sobre la frente de sus iniciados. Era un signo que representaba una guía de senderos, como monumento de ciencias y artes.
Podemos observar la continuidad del hilo iniciático si tenemos en cuenta la influencia de la tradición Zoroástrica y persa que llegó a Jerusalén con Zorobabel y los demás que fueron liberados por Ciro con el propósito y los recursos materiales para construir el segundo templo, porque según las profecías allí predicaría el Mesías (Jesús).
Es importante destacar que la Tau fue usada por los sacerdotes Esenios en sus bendiciones sanadoras y sus escuelas iniciáticas en las cavernas del Mar Muerto.

Otro capítulo importante en el uso de la cruz TAU, sería en los cultos egipcios, y sobre todo en el culto táurico de APIS.
En las creencias egipcias, la cruz vive dentro de círculo de dios y al salirse de Él forma la TAU egipcia o cruz ankhada, ésta es portada por numerosas deidades del panteón egipcio, y excepcionalmente representada con el toro Apis, entre cuyos cuernos se incluye el disco solar, símbolo a su vez de la de Deidad Suprema. Un epílogo a éste culto sería la asimilación del toro Apis tras su muerte, por Osiris, dando lugar a Serapis, que no era otro que Apis hecho hombre. Su culto se extendió por todo el mundo greco-romano, solía representársele con la cruz TAU en el pecho.
También se ha encontrado la inscripción de la letra Tau en la Gran Pirámide. Sus medidas resumen la regla con la que se construyó la obra así como diversa medidas terrestres y celestes, que profundizaremos al estudiar la “cuadratura del círculo” y el “octógono”. Sus proporciones se repiten en la arquitectura y diseño empleado en la construcción de las catedrales. Es la expresión de la ley de la creación, el principio del equilibrio.
Es importante destacar la revolución monoteísta del Faraón Akenaton, que impulsaba la creencia en un Dios único e impersonal simbolizado por la cruz Ansata (la Tau con el Disco solar).

Sabemos que en Egipto, Moisés era un iniciado en estas tradiciones y que se llevó esos conocimientos con los que fundó los principios de la nueva religión del pueblo hebreo; se ha querido ver en ella la vara de Aarón que Moisés convirtió en serpiente, por ello también la podemos encontrar bajo la definición de cruz egipcia. Estos hechos los podemos leer en el libro del éxodo 7, versículos del 8 al 13:
“El Señor dijo a Moisés y a Aarón: “Cuando os hable el faraón y os diga: Haced algún prodigio, tú dirás a Aarón: Toma tu bastón y échalo delante del faraón. El bastón se convertirá en serpiente.” Moisés y Aarón fueron ante el faraón e hicieron como el Señor les había ordenado. Aarón tiró su bastón delante del faraón y de sus siervos, y se convirtió en serpiente. El faraón llamó también a los sabios y encantadores, y ellos, los magos de Egipto, hicieron lo mismo con sus encantamientos. Tiró cada uno su bastón y se convirtieron en serpientes; pero la serpiente que había salido del bastón de Aarón se comió a las otras serpientes. El corazón del faraón se endureció y no les escuchó, tal y como había dicho el Señor.”
En la mitología escandinava, el Dios del rayo, Thor, aparece con un martillo de doble cabeza que se relaciona con esta TAU.
La cruz Tau, es un símbolo que en masonería aparece velado en su forma geométrica como dos escuadras juntas o ángulos de 90º (que suman 180º, igual que la suma de los ángulos interiores de un triangulo), simbólicamente comparable al mallete del Venerable Maestro y los Vigilantes de la Logia, y al mazo con el que dieron muerte a Hiram Abí golpeándolo en la frente.
Tres dobles escuadras decoran el Mandil de los Ex. Venerables Maestros, sumados sus ángulos totalizan 540º, una vuelta y media al círculo. Originariamente eran los únicos cualificados para ingresar a la Orden del Santo Real Arco, donde se encuentran estas dobles escuadras unidas en su base, formando esta unión una cuarta doble escuadra, totalizando 720º, equivalente a dos circunferencias. Importantes conclusiones podemos sacar teniendo en cuenta que el círculo es otra forma geométrica de la Tetractis pitagórica, además de ser símbolo de Dios.
Este símbolo, la triple Tau que observamos en el sello de la Orden del Santo Real Arco de Jerusalén, hace mas de 300 años (tiempo, incluso antes, en que ya se practicaba este ritual) era interpretado como la letra “H” de cuya línea horizontal se surgía verticalmente la letra “T” monograma de “Templum Hierosolym”, Templo de Jerusalén. Lo podemos apreciar en una imagen existente en la Catedral de Sheffield, en la Inglaterra de los primeros siglos del cristianismo, y hoy nos evoca el mismo significado espiritual que tenían entonces.
Por aquellos tiempos se le atribuía al monograma un significado “Teísta”, en su referencia a la Divinidad: TH=Theou=Dios.
Pero la imagen del sello de salomón con la TH inscripta en su centro existente en la Catedral de Sheffield es un símbolo de los primeros siglos del cristianismo y podemos encontrarle un profundo significado espiritual si entendemos que el triangulo con el vértice hacia abajo significa la Gracia Dios Trino descendiendo al hombre, en los vértices superiores colocaremos a Dios Padre y al Espíritu Santo, y en el vértice inferior a Dios Hijo dirigiéndose cual punta de flecha a la tierra para brindarnos y enseñarnos su amor. El triangulo con el vértice hacia arriba simbolizaría la trinidad humana ubicando en sus ángulos inferiores el cuerpo y el alma, y en el ángulo superior al Espíritu elevándose hacia la comunión con Dios.
Si en el triangulo Divino colocamos la letra inicial de Dios en latín Theus y en el triangulo humano la inicial de Humanum y si las unimos en el sello salomónico, vemos la figura simbólica del pacto de Dios con el Hombre, de Dios hecho Hombre, Cristo, que recordemos que era de sangre davídica. Así queda conformada la imagen existente en la Catedral de Sheffield. Símbolo también del primer receptáculo de la Sangre de Cristo, María, el Graal. En otro capítulo desarrollaré en profundidad el simbolismo del triangulo y sus distintos significados.
El origen de estas dos letras que terminaron convirtiéndose en el símbolo geométrico angular del Santo Real Arco lo volvemos a encontrar si nos remontamos en e la historia hasta los primeros tiempos del cristianismo, cuando el símbolo de Cristo era el Pez, símbolo del agua, de la vida y de la fecundidad; incluso anteriormente a la era cristiana era un “Talismán” ampliamente usado en el mediterráneo y que fue tomado por éstos primeros cristianos como signo de reconocimiento.
Pez, en griego se escribe “ichtys”, Eusebio nos dice respecto que se trata de un acróstico, es decir, una palabra cuyas letras son iniciales de otras palabras. En este caso: I=Jesous; CH=Christos; TH=Theou; Y=Yios; S=Soter. Jesucristo Hijo de Dios Salvador.
Entonces podríamos ver el origen de la “TH”, que tanto en su histórica interpretación simbólica como letras de un monograma o como hoy la estudiamos en la Orden del Santo Real Arco de Jerusalén por su forma geométrica adquiriendo así un carácter universal no religioso, pero aludiendo al mismo principio, es el símbolo del pacto del hombre con el Verdadero y Viviente Dios Altísimo.
Esta costumbre de usar un jeroglífico, o mejor dicho palíndromo era muy popular en esos tiempos, prueba de esto son los descubrimientos arqueológicos a lo largo del Mediterráneo que los muestran repetidamente. En el ejemplo siguiente se puede leer de derecha a izquierda y viceversa, tal como sigue:
SATOR / AREPO / TENET / OPERA / ROTAS (“El sembrador Arepo sostiene con destreza las ruedas”).
Observamos en la forma la palabra TENET (sostiene, sujeta) como su letra inicial y final es la T (TAU). Y que si apartamos las vocales A y O,(simbolizando la ALFA y la OMEGA, el criptograma quedaba como sigue:
P
A
A T O
E
R O
S
A T O
E
R
PATERNOSTER
En su aspecto geométrico la Tau se vincula simbólicamente con el numero 9, el ángulo de 90º y la “Teth” hebrea haciendo alusión a la fundación (recordemos que precisamente 9 Caballeros Fundaron la Orden del Temple). Tendría incluso otras connotaciones como la de árbol de la vida, o incluso de la sabiduría, la representación geométrica del ser…, con ella firma y señala el Altísimo. Por ello se le asigna a su simbología numerosas representaciones como ser: al árbol de la ciencia y a la serpiente; en la Cábala Cristiana es un símbolo de resistencia y de protección; se dice que si se colocaba sobre la custodia de una ermita o en la parte superior del altar de la iglesia o parroquia quiere decir: “Iniciación Superior”.
El sistema general de enseñanzas de la masonería siempre nos indica que para encontrar la verdad debemos apartarnos del dogma, ya sean religiosos o filosóficos, de todo concepto “apriorístico” y de las connotaciones culturales exclusivistas porque restringiríamos nuestro ámbito de estudio, por el contrarío si nos embarcamos en una investigación científica de lo sagrado seguramente llegaremos a comprender mejor nuestra relación con el GADU. Un filósofo interpreta los emblemas religiosos como representaciones de fenómenos celestes sublimes.
El fanatismo producto de las doctrinas ateas intolerantes o del dogmatismo religioso (sin distinción) destruyó mucha información, desmembró escuelas de sabiduría, un ejemplo de ello fue la Orden Templaria, debiendo los portadores del conocimiento ocultarse hasta casi ser imperceptibles, igual suerte corrieron las comunidades de Cátaros (puros), Arrianos, y demás que no compartían a rajatabla la ortodoxia y fueron tachados de “herejes”, su suerte fue marcada por las rejas, la espada y los leños. Otro ejemplo: la tradición zoroástrica, que fue sistemáticamente eliminada, al punto de carecer hoy de elementos de estudio y muchos historiadores terminan por confundir fechas y hechos históricos con míticos, y hay pocos estudios históricos serios que aportan certezas científicas acerca de sus enseñanzas. Otro ejemplo más: La tradición iniciática egipcia y atlante. Los masones conocemos muchos ejemplos más puesto que también fuimos y somos perseguidos y condenados no solo por la terrible y ciega inquisición, sino también por todos los regímenes totalitarios sean monarquías absolutas o regímenes de derecha o de izquierda. Donde no exista tolerancia religiosa y libertad de pensamiento, debemos ocultarnos para no ser presa de la ignorante intolerancia dogmatica.
Solo algunos textos, que fueron especialmente ocultados para evitar su destrucción u ocultamiento en bibliotecas secretas (como la del Vaticano) pudieron llegar a nuestros días, incluso hoy no es fácil evitar que corrieran la misma suerte: la calumnia, el descrédito, la indiferencia, la hipocresía de los “grandes críticos”, autoproclamados sabios y jueces, son los enemigos de quienes deseamos difundir el conocimiento.
Gran fue la sorpresa de estos dogmaticos en el año 1945, cuando fueron descubiertos los 52 tratados gnósticos en el pueblo egipcio de Nag Hammadi. En ellos se interpreta una fusión de conocimientos herméticos con cristianos. Según los escritos de Waite aquí es donde se originó la leyenda de los Hermanos Kadosh, los Caballeros de la Mañana y de Palestina. Todos ellos asomaron a la existencia real de las Órdenes establecidas por Pacomius en el año 323 d de C. En le región de Tebaida. Y cuando él murió en el año 346 d. de C., la biblioteca de Nag Hammadhi fue enterrada para que no la detectaran, porque de encontrarla hubiera sido destruida como tantas otras.
“Comprendo el odio de la Iglesia contra la Francmasonería: los frenos para las pasiones, los consuelos morales y demás cosas de la misma índole que aquélla vende a buen precio, ésta los da gratis y pródigamente”. CLEMENCEAU
En este trabajo analizamos muchos símbolos que evocan principios filosóficos trascendentes, algunos olvidados; redescubrimos la cruz como símbolo ancestral de la vida y los ciclos de la naturaleza que están vinculados al hombre enseñándole la idea de la trascendencia y la vida después de la muerte, luego del invierno, en pascuas, se recrea la vida. Distintas culturas lo han interpretado unívocamente como símbolo de la inmortalidad.
La cruz nos enseña los ciclos de la vida: los cortos (días), medianos (años), largos (más allá de ésta encarnación), son los ciclos o eras que nos trascienden porque nuestro termino de vida física no nos permite llegar a ver los frutos de lo “sembrado”. Y que cada ciclo conlleva un esfuerzo y un salario, que esencialmente es el conocimiento necesario para que al renacer al siguiente ciclo lo vivamos mas iluminados.
Los primeros pueblos agricultores, sedentarios, entendían el universo y todo lo que les rodea, como una exteriorización de sí mismos, una imagen del mundo que habita en su interior, entendían los ciclos y vivían el tiempo de esta manera: cíclica; no como hoy lo hacemos en occidente que vivimos un falso “tiempo lineal”.
Sabían que dentro de cada ciclo había que “calificar” la energía que invertían de manera precisa para lograr el propósito y vivían en paz sabiendo que había tiempo para sembrar, y para cosechar, tiempo para el trabajo y el descanso, tiempo para la nutrir la mente y tiempo para el espíritu … estos tiempos estaban indicados en los ritos que se representaban en la vida religiosa de cada comunidad, y que era estrechamente vinculada a la naturaleza y la vida. Distinto de lo que hoy vemos en las grandes ciudades, era otra forma de vida que difícilmente podamos imaginar. Sin embargo es allí donde encontraremos la enseñanza más práctica y útil del símbolo de la cruz.
En este sentido, como símbolo de resurrección y de trascendencia de este ciclo de vida a otro “más allá de la muerte”, podemos ver la enseñanza del símbolo de la cruz, en un movimiento cíclico no cerrado (empezando y terminando en el mismo punto), sino como una especie de escalera caracol: el fin de un ciclo es una oportunidad para dar un salto cualitativo y dar comienzo de otra instancia superior, a la que accedemos para vivir experiencias nuevas que nos aportaran mayores conocimientos de Dios, la naturaleza, de nosotros mismos, pasando de la escuadra al compas hasta ser una versión mejorada de nosotros mismos.
Es un símbolo de esperanza en una vida nueva, que nos impulsa en primer lugar a lograr la transformación de nuestra personalidad, iluminar nuestro ser interior, convertirnos no solo en personas de alta moral, sino también a reencontrarnos con Dios, la Palabra Perdida, y transformarnos en seres útiles para la comunidad, aptos para desempeñar funciones de gran responsabilidad en lo social, ejercer el liderazgo sanamente y llevar en alto las banderas de los ideales libertarios de la humanidad, siempre enseñando con el ejemplo. Un Iniciado.
Nuestros ritos, ceremonias, se cumplen a modo de ciclos en los que cada acción tiene su oportunidad, de la misma manera que la tierra gira alrededor del sol marcando la primavera antes que el verano y nuestro sistema solar de igual modo con las constelaciones, enseñando que hay un momento y un orden para cada acción. Según Albert Gallatin Mackey, las lecturas inglesas antiguas, que fueron asumidas por la Gran Logia Unida de Inglaterra en 1813, en el tiempo en el que fue adoptado el sistema de Hemming contenían el siguiente pasaje: "Existen en la Masonería doce puntos originales, los cuales forman la base y comprenden el sistema entero de la iniciación. Sin la existencia de esos puntos, ningún hombre puede ser admitido legalmente, ni jamás puede ser aceptado en la Orden. Toda persona que se haya hecho masón, debe estudiar estas doce formas o ceremonias, no solamente en el primer grado, sino en cada uno de los posteriores."
Los doce puntos originales y perfectos, en uso en las antiguas Lecturas, son: 1º Apertura o Principio; 2º Preparación o Disposición; 3º Reporte, Informe o Comunicación; 4º Ingreso; 5º Plegaria u Oración; 6º Deambulación o Viajes; 7º Adelanto o Avance; 8º Obligación; 9º Recomendación o Cargo; 10º Investidura o Instalación; 11º Posición, Colocación o Ubicación; y 12º Clausura.
La Apertura de la Logia. Antes de comenzar la ceremonia de iniciación es preciso que los trabajos en la Logia estén abiertos sobre la escuadra, el compas y el VLS. Se simbolizaba este momento por la tribu de Rubén, porque éste fue el primer vástago de su padre Jacob (nieto de Abraham y Sara), a quien llamaba "el principio de su energía". Por consiguiente era debidamente apropiada y adaptada como el emblema de esa ceremonia, que es esencialmente el comienzo de toda iniciación.
La Preparación del Candidato, luego verificamos que el candidato se encuentre debidamente preparado teniendo los oo:.vv:., el b:.d:., p:.i:. y r:.i:. dd:., el p:.d:. en ch:., y una s:. con n:.corr:. al:. del c:. y haya permanecido un tiempo prudencial dentro del Cuarto de Reflexiones. Este momento, siguiendo a Mackey, era simbolizado por la tribu de Simón, porque éste preparó los instrumentos para el degüello de los Siquemitas, los hijos del príncipe Siquem, quien había tomado y violado a Dina, la hermosa hija que había parido Lía a Jacob. Y esa parte de la ceremonia que describe las armas ofensivas, se practicaba como señal de nuestra condena por la implacable crueldad desatada en aquel incidente.
El Informe del Primer Diácono. El VM demanda una explicación ante la presencia de un extraño a las puertas del Templo, debiéndose identificar éste al llegar y que previamente los hermanos hayan tomado conocimiento de su persona mediante informes favorables y los avales requeridos previos a su ingreso. Se simboliza este momento por la tribu de Leví, porque en la masacre de los Siquemitas se supone que Leví dio la señal a Simón su hermano, para atacar juntos a dicho pueblo, que se encontraba indefenso y sin preparación para el combate.
Ingreso: estando debidamente preparado e informados positivamente los hermanos respecto al candidato, éste hace su ingreso al Templo, asegurándose todos de que lo haga por propia voluntad. La Entrada del Candidato a la Logia estaba simbolizada por la tribu de Judá, porque fueron los primeros en cruzar el Jordán y penetrar en la tierra de Promisión; ellos que venían del servilismo y la ignorancia (el desierto) e ingresaban a la tierra de la Luz y la Libertad (Canaan).
Plegaria: se invoca la bendición del GADU sobre nuestros trabajos antes de continuar. La Invocación estaba simbolizada por la tribu de Zebulón, decimo hijo de Jacob (con Lía) en razón de que la oración y la bendición de Jacob fueron proporcionadas a Zebulón, en preferencia con respecto a su hermano Isacar, el quinto hijo de Lía.
La Circunvalación, conocidos en el ritual como viajes, el candidato es guiado siguiendo una determinada dirección pasa sucesivamente por los Vig.´. ante quien es presentado y se le realizan una serie de preguntas. Aparece referida a la tribu de Isacar, la que considerada inútil e indolente, aunque valiente en extremo, requería de un director o gía que los elevase, paulatinamente, a la misma altura o nivel de desarrollo de las demás tribus, a fin de que pudieran sacar provecho de su tierra, una de las secciones más fértiles de entonces, incluyendo la extensa llanura de Jezreel, con el Jordán como su límite.
Avance: En este momento el candidato avanza hacia Oriente, según la Marcha del Aprendiz y es instruido en las enseñanzas de este Grado. El Avance del Candidato hacia el Ara, era simbolizado por la tribu de Daniel, el noveno hijo de Jacob (con Bilha, sierva de Raquel), cuyos integrantes se tornaron anárquicos e idólatras, para demostrarnos por oposición que debemos avanzar hacia la verdad y la perfección (santidad), tan rápidamente como aquella tribu se precipitaba a la idolatria de los becerros dorados y de la serpiente bronceada.
La Obligación que toma (asume - mediante el juramento) el Candidato, estuvo simbolizada por la tribu de Gad, séptimo hijo de Jacob (con Zilpah), guerreros a los que Moisés les permitió establecerse al este del Jordán, con la condición de que ayudaran en la conquista de Palestina occidental; los gaditas cumplieron con esa condición y por siglos formaron la tribu israelita más allá del Jordán. Hayu un pasaje muy confuso, de Jefté, hombre valiente, hijo de una ramera, al cual había engendrado Galaad. Jefté era descendiente de la tribu de Gad. en su lucha territorial contra los amonitas, Jefté hizo al Señor el siguiente voto: "si entregas a los amonitas en mis manos, el primero que salga de la puerta de mi casa a recibirme, cuando yo vuelva victorioso, pertenecerá al Señor y lo ofreceré en holocausto". Luego atacó a los amonitas y los derrotó, tomando veinte ciudades. Cuando Jefté regresó a casa, le salió al encuentro su única hija. Jefté, a pesar del dolor que ello le produjo, cumplió su promesa y la sacrificó al Señor.
Cargo: se le enseñan los signos del grado y se le dirigen unas palabras acerca de la Orden, conocidas como Old Charges, Antiguos Cargos. La Responsabilidad o Compromiso que se confía al Candidato con respecto a los Misterios de la Orden, se simbolizaba por la tribu de Asher, el octavo hijo de Jacob, segundo con Zilpah, cuyo nombre significa Felicidad, porque era él quien por entonces era el heredero de las opulencias de su padre. De esa misma manera, se muestra que en esta parte de la Ceremonia el Candidato recibe los ricos frutos del Conocimiento Masónico.
La investidura con el Mandil de piel de cordero, por la cual se declara Libre al Candidato, se relaciona con la tribu de Neftalí, la que fue investida por Moisés con una Libertad singular, al decirle: "Oh, Neftalí! confórmate con los beneficios, pues el Señor te ha colmado con sus favores y , por ello, posees el Occidente y el Sur".
Finalizando así el ciclo de nuestros rituales de iniciación, que se repiten en cada ceremonia.
Que entiendo por Iniciación? Seleccioné estas frases de la obra “De Belén al Calvario” de Alice Bailey que se refiere a la Iniciación en estos términos: “la Iniciación es una serie graduada y positiva de expansiones de conciencia, una creciente y constante percepción de la divinidad y todas sus implicancias; estas expansiones de conciencia revelan progresivamente al hombre la calidad de su naturaleza superior e inferior … La iniciación está relacionada con la conciencia y es simplemente una palabra que empleamos para expresar la transición que el hombre establece entre la conciencia del reino humano y la conciencia del reino espiritual, el reino de Dios … El Iniciado es quien ha agregado una sensata comprensión intelectual a las cualidades básicas de una sana devoción y carácter moral.”
Lo que tú siembras (Corintios 15.36) no se vivifica sino muere antes. Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, sea de trigo o de cualquier otra especie. ¿No explico Jesús que “de cierto te digo, el que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios?. Nicodemo le dijo:¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: “En verdad, en verdad te digo que el que no naciere del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3.3). El bautismo, cuyo significado es “retornar a las aguas para volver a nacer”.
La vía de exaltación ESPIRITUAL es “vertical”, mejor dicho “axial”. Un símbolo axial, o del “axis mundi”, evoca las ideas de indivisibilidad, inalterabilidad, inmutabilidad, eje en torno del cual se efectúa la revolución de todas las cosas y de la

cual no participa. Así conocemos la Plomada, pendiendo de la mano del GADU desde la estrella polar, o desde la Cruz del Sur para los que vivimos de este lado del planeta, señalando una vía ascendente y que podríamos compararla simbólicamente con “la espada”, o “la daga”, que también es un conocido símbolo del Verbo o La Palabra, con poder para destruir o crear (ver Apocalipsis, I, 16 y XIX,15). En San Mateo, X,34, podemos leer que Cristo ha dicho “no vengo a traer paz, sino espada”. La espada entendida así, nos trae la idea de “armonización”, porque el eje es el lugar donde todas las oposiciones se concilian y desvanecen, lugar de equilibrio, invariable Medio. Justicia.
La Espada, interpretada en este sentido, nos vincula al simbolismo de la “gran guerra santa”, tanto los místicos musulmanes como cristianos consideraban la “gran guerra santa” como la que se realiza en la intimidad de nuestra alma, nuestro interior y coinciden en que es la batalla más difícil de ganar y la más cara de perder; esta guerra debe tener el propósito de establecer el equilibrio y la armonía, es la paz.
Desde el punto de vista iniciático lo que da a esta guerra santa su valor es que simboliza la lucha que el hombre debe llevar contra los enemigos que porta en sí mismo, contra todo lo que en su interior sea contrario al orden y la unidad.
Como el propósito de esta guerra es lo que la convierte en “santa” exige mayores cualidades al guerrero (“kshátriya”): que a la vez “sea como un monje”, o un ser consagrado a un propósito de orden espiritual. Una actitud que a la vez de “marcial”, es como “religiosa” teniendo muy presente que masonería nos es religión, ni secta, ni nada por el estilo, me refiero a una “actitud” ante lo trascendente del propósito de nuestra “guerra” interior; el simbolismo, los rituales y demás materias de estudio que nos presenta la vida en la Masonería carecería de importancia de no asumir la “guerra santa” como propia, desarrollando las cualidades que la misma requiere, para poder alcanzar el propósito de convertirnos en seres esclarecidos.
Cab. Javier Lazcano Colodrero, 18º (& KT)
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