Los Enemigos de la Masonería
4ta parte
-El político, o el politiquero más bien, cuyos comentarios en logia llevan siempre un sesgo político y que desearía que la Masonería se involucrara un poco más, o bastante más, en la política contingente del país, que, por supuesto, no es el objetivo fundamental de la verdadera Masonería.
-El agnóstico o ateo que no cree en nada espiritual, para quien lo espiritual es sinónimo de intelectual y que vería con sumo agrado que se eliminara el concepto y la alusión al G.•.A.•.D.•.U.•. en los rituales con que opera la verdadera Masonería, principio Supremo, sin el cual la logia no pasa de ser una especie de club social con un techo intelectualoide.
-El alérgico a la Biblia, el Libro de la Ley o Libro Sagrado, y que desearía verla reemplazada por la Constitución política del país, convirtiendo a la logia en un taller social, intelectual y político. Esto no es Verdadera Masonería en ninguna parte.
Y así tantos otros.
En conclusión, los verdaderos enemigos de la Masonería están en la propia mente y personalidad de algunos de sus enclenques adherentes. Estos elementos viciosos destruyen logias y ordenes. Son perversos adeptos que nunca lograron despejarse de su profanidad, profanos amandilados, que mancillan el templo que los aceptó y cobijó con fraternal afecto.
Y a propósito de la expresión “profano amandilado”, el profano con mandil es quien la iniciación no surtió ningún efecto; es quien no se produjo un cambio de consciencia de lo inferior a lo superior, de lo profano a lo propiamente iniciático; es quien la transmutación alquímica de los “metales” fue un rotundo fracaso.
¿Qué correspondería hacer con estos malos elementos?
Son delincuentes psicopáticos que tienen necesariamente que se eliminados y expulsados de la Orden para que la Verdadera Masonería siga viva y sana. Son como tumores malignos que aparecen en el cuerpo de la Orden y que hay que extirpar por doloroso que sea.
Y, al exponer a la luz a estos siniestros personajes, verdaderos demonios encarnados y camuflados que medran en la tierra feraz de la Masonería (y en cualquier otra institución religiosa o iniciática por espiritualista que sea), no estamos propiciando una suerte de persecución o quema de pseudo-iniciados, sino, más bien, para que permanezcamos alertas y no permitamos que personajes de esta calaña socaven y destruyan una institución tan respetable y digna de ser preservada para bien de la humanidad.
HERNANDO SEQUERA.
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