No hay ritual que no lleven consigo o que se haga alusión a una muerte iniciática y a una resurrección. Se trata de una muerte sagrada que da un sentido verdadero a la muerte.
La muerte y la resurrección sagradas no sólo enseñan simbólicamente al neófito lo que pasará, sino que demás le entregaran, desde ahora, las llaves con las que abrirá las puertas que le situarán ante la Verdad de sí mismo. La verdad de que uno mismo no es sino una apariencia una ilusión; una mera caricatura de otra realidad superior.
El estar consciente de nuestra muerte nos protegerá contra la vanagloria del Ego, y estaremos preparados para la gran sacudida de nuestra muerte física, y es posible que sobrevivamos así a la muerte.La iniciación es coexistente al conocimiento de los grandes misterios; corresponde a la eterna nostalgia del hombre que busca el sentido positivo de la Muerte, que acepta la muerte como un rito de pase hacia una forma superior de Existencia.
El viejo hombre muere, para dar nacimiento al hombre nuevo.
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