A lo largo del tiempo, han aparecido palabras que según sus poseedores
son la verdadera palabra perdida, muchos afirman la palabra tiene
poderes increíbles; y poder con esa palabra hacer u obrar milagros.
Eso es muy común en el mundo esotérico, de que alguien presuma
la conoce y la sabe utilizar, y dicho saber lo guardan como un saber
secreto y exclusivo. Nos podemos perder en un laberinto en la búsqueda
de la palabra perdida, sin llegar a nada concreto, o incluso saberla
sin poder utilizarla.
La trama masónica cuando a
Hiram Abiff le pretendían arrancar la palabra de maestro masón,
nos da a entender a
qué precio estaba valuada esa palabra, que eran capaces de asesinarle
para obtenerla, con esto la palabra se pierde con él, y la que
nos llega es una palabra sustituta, de ahí que le llamen la Palabra
Pérdida.
La Palabra Perdida es la
clave olvidada de la Francmasonería-
La Masonería resalta una extraña pero seductora Leyenda,
relacionada profundamente con un insólito homicidio; el homicidio
del Maestre de Obras Hiram Abiff, encargado por el mismo Rey Salomón
para la Construcción del Primer Templo dedicado a Jehová en Jerusalén,
todo parecería normal a simple vista, pero este relato novelesco
ha influenciado a hombres y mujeres, que han cambiado el destino
del mundo entero, y capaz es esta historia de crear un Nuevo Orden
Mundial, hablo de personajes claves que cambiarán el destino de Naciones, impulsaran respetables instituciones científicas, o
en su caso
modificaran el boceto nacional de muchas patrias, derrocando monarcas,
incluso deponiendo el andamiaje de un decadente y viejo orden
mundial, inclusive desafiando con esto al mismo Vaticano.
La masonería
lleva cientos de años usando claves ocultas de influencia subliminal.
Muchos han argumentado que las claves se podían encontrar en
nuestras tres primeras liturgias o ceremoniales masónicos, como el Rito
Escocés Antiguo y Aceptado.
Esa palabra que los
compañeros masones querían arrancar
de la boca del mismo Maestre Hiram Abiff, palabra
que les otorgaría grandes poderes, estos malvados incluso llegaron,
para obtenerla, el atentar contra la vida del Gran Maestre de
Obras del Templo de Salomón y así asesinar al mismo Hiram Abiff si el
secreto no les fuera revelados por él; a ese precio estaba valuada la
palabra mágica que poseía ese Maestro de Obras.
¿Valía la pena incluso
asesinarlo para obtener esta palabra y estas claves secretas? Pero
suponiendo, que no se encuentran ni en las liturgias ni en los ritos
masónicos estas claves, ¿dónde se encuentran? Al ser exaltado al
sublime grado de maestro de obras masón, se aborda la historia de Hiram
y su asesinato a manos de sus mismos subalternos albañiles – La Historia
es: Cuando la construcción del templo de Salomón llegaba a su culminación
, tres compañeros albañiles (lo que equivaldría a un bando medio
dentro del gremio), un punto inferior en jerarquía superior de operarios
de la construcción; que desearon conocer el secreto de los maestros
arquitectos albañiles, y así operar en un grado superior dentro
del gremio de albañiles, por lo que decidieron abordar a Hiram
Abiff. Un primer compañero albañil se apostó en la puerta del Medio
día del templo y, al salir Hiram del recinto, le hizo su demanda.
Ante la negativa de Hiram
a revelar el secreto de la palabra mágica, el
primer compañero le asestó un golpe en la nuca con una regla o compás.
Entonces, Hiram Abiff intentó huir a través de la puerta de Occidente,
pero allí le esperaba el segundo compañero, que tras intentar
conseguir el secreto y obtener de nuevo una negativa golpeó fuertemente
a Hiram en el pecho con una escuadra de hierro. Finalmente,
al tratar Hiram de huir atravesando la puerta de Oriente, se
encontró con el tercer compañero albañil, quien ante la resistencia del
maestro de arquitectos a revelar el secreto de la palabra mágica le
propinó un gran golpe en la frente con un martillo y le causó la muerte.
Los asesinos enterraron el
cadáver de Hiram Abiff lejos de
Jerusalén, justo del monte Moria, -El rey Salomón, al echar de menos a Hiram, ordenó que nueve maestros lo buscaran. Al llegar éstos a un lugar alejado de Jerusalén y habiéndose echado a descansar en un pequeño cerro, notaron que la tierra estaba removida. Entonces, cavaron en aquel lugar y descubrieron allí el cadáver de Hiram. Volvieron a enterrar al maestro masón y, para poder reconocer el lugar, plantaron encima una rama de acacia.
Jerusalén, justo del monte Moria, -El rey Salomón, al echar de menos a Hiram, ordenó que nueve maestros lo buscaran. Al llegar éstos a un lugar alejado de Jerusalén y habiéndose echado a descansar en un pequeño cerro, notaron que la tierra estaba removida. Entonces, cavaron en aquel lugar y descubrieron allí el cadáver de Hiram. Volvieron a enterrar al maestro masón y, para poder reconocer el lugar, plantaron encima una rama de acacia.
Más tarde, Salomón hizo trasladar
el cuerpo ya putrefacto de Hiram Abiff a Jerusalén. Esa extraña
historia sobre el asesinato no aparece en el relato Bíblico ¡extraño!...
¿No les parece? La casa que el rey Salomón edificó a Jehová
(ese extraño Dios Antropomórfico judío) tenía sesenta codos de
largo, veinte de ancho y treinta de alto. Ante el templo, se erigía un
pórtico de veinte codos de largo.
Existe un texto masónico
secreto que contiene detalles
sobre la construcción del edificio y de sus ornamentaciones
del Templo donde menciona que Salomón mandó construir una
bóveda subterránea en la parte más profunda del templo una bóveda sagrada,
a la que únicamente podía accederse descendiendo una escalera de veinticuatro
peldaños, dividida en tramos de tres, cinco, siete y nueve, cuya ubicación sólo era conocida por el rey y por los
maestros que
habían trabajado en ella.
En esa bóveda, construida
a escala del gran
templo que estaba sobre ella, el rey Salomón hizo colocar un pedestal
triangular donde mandó grabar los diversos signos secretos. En
ese lugar secreto, se dio sepultura finalmente a Hiram Abiff, y junto
a él se guardó el mayor tesoro que hombre alguno pueda imaginar.
Un tesoro más valioso y portentoso
que todo el oro que utilizó Salomón para
cubrir las paredes de su templo, eran esas joyas traídas por el mismo
Moisés de Egipto. El tesoro de los tesoros, que primero los babilonios
luego los romanos buscaron sin éxito al destruir el templo Toda
esta historia no puede ser una simple leyenda, al menos no para un
masón. Nosotros los masones actuales creemos que fue en la parte más
oculta del templo, justo abajo del sancta sanctórum, donde se ocultaron
algunos símbolos. La clave de la búsqueda está en la palabra perdida.
Esa palabra conduce al lugar donde se encuentra realmente la tumba
de Hiram Abiff en el monte Sion y emprender la búsqueda de la palabra
perdida que conduce a la tumba y al tesoro de Hiram Abiff. La palabra que hoy utilizamos los francmasones en el tercer
grado, no es la
original, está fue sustituida por M:.B:. debido a que el Rey Salomón
pensó que posiblemente a último momento pudieron los asesinos haberla
escuchado en el último aliento del Maestre Hiram La Palabra Perdida
es la clave simbólica de la francmasonería.
Se refiere, en efecto
, a los secretos que poseía el Maestre Hiram Abiff, que se perdieron
cuando fue asesinado, según sabemos por la «Historia Tradicional Masónica » recitada en el Sublime ritual del
Tercer Grado; desde
entonces los compañeros del Maestre, al frente de toda la Masonería,
siguen buscando esos sagrados secretos, simbolizados en la Palabra
Perdida, a la que por orden del propio Salomón se sustituyeron por
otras palabras provisionales y signos «aleatorios» que surgieron durante
la exhumación del cadáver. La mejor y más atractiva explicación
sobre el simbolismo de la Palabra Perdida se identifica con
el verdadero nombre de Dios (El Gran Arquitecto del Universo), que se
perdió; en la más remota antigüedad, tras la dispersión de la Torre de Babel y con el asesinato del Maestre Hiram Abiff, pero que
Moisés sustrajo
de las escuelas misteriosas de Egipto.
«Los compañeros asesinos
de Hiram interpretando mal el relato de la del Verbo o Palabra
en una fábula, asesinaron al Constructor y suspendió las obras del
Templo espiritual». Aquella Palabra primordial se vincula como los orígenes
de la Masonería a la primitiva religión de los egipcios: «Los
Misterios del Egipto no son sino restos de la antigua tradición universal
milenaria» como un rechazo a los nuevos dioses helénicos.
Así toda la historia legendaria de la Masonería, desde los misterios egipcios a las aportaciones de los templarios, es una búsqueda de la Palabra Perdida. V.:M:.- Q:.H:. 2° Vig:. ¿de dónde venís? 2° Vig:. - Del Or:. V:.M:. - H:. 1er Vig:. ¿hacia dónde andáis? 1er Vig:.- Al igual que el Sol, hacia Occ:. V:.M:.- H:.2° Vig:. ¿Por qué andáis de Or:. A Occ:.? 2° Vig:. – Para buscar lo que se ha perdido, y que esperamos recuperar por medio de vuestras instrucciones y de nuestros esfuerzos. V:.M:. – Q:.H:.1er Vig:. ¿Qué es lo que se perdió? 1er Vig.: - El genuino Secreto Masónico.
Existe un texto masónico
secreto que contiene detalles
sobre la construcción del edificio y de sus ornamentaciones
del Templo donde menciona que Salomón mandó construir una
bóveda subterránea en la parte más profunda del templo una bóveda sagrada,
a la que únicamente podía accederse descendiendo una escalera de
veinticuatro peldaños, dividida en tramos de tres, cinco, siete y nueve,
cuya ubicación sólo era conocida por el rey y por los maestros que
habían trabajado en ella. En esa bóveda, construida a escala del gran
templo que estaba sobre ella, el rey Salomón hizo colocar un pedestal
triangular donde mandó grabar los diversos signos secretos.
En ese lugar secreto, se
dio sepultura finalmente a Hiram Abiff, y junto
a él se guardó el mayor tesoro que hombre alguno pueda imaginar. Un
tesoro más brillante y poderoso que todo el oro que utilizó Salomón para
cubrir las paredes de su templo. El tesoro de los tesoros, que primero
los Babilonios luego los Romanos buscaron sin éxito al destruir
el templo Toda esta historia no puede ser una simple leyenda, al
menos no para un masón Nosotros los masones actuales creemos que fue
en la parte más oculta del templo, justo abajo del sancta sanctórum,
donde se ocultaron algunos símbolos. La clave de la búsqueda
está en la palabra perdida. Esa palabra conduce al lugar donde
se encuentra realmente la tumba de Hiram Abiff y emprender la búsqueda
de la palabra perdida que conduce a la tumba y al tesoro de Hiram
Abiff.
En cierta ocasión un masón me comentaba saber la Palabra Perdida, porque había estado en la Orden Rosacruz, y que la usaba para ciertos fines, que a mi parecer eran muy infantiles esos fines, luego en una conversación con una hermana francmasona, me comenta que dicho hermano había abandonado la Orden Masónica, porque nadie de nosotros los masones lo tomábamos en cuanta cuando hacia sus comentarios, nadie asistía a sus conferencias, bueno pensé: Sencillamente no tenía el Poder de Convocatoria, tan necesaria en la Orden Masónica. La hermana francmasona sostenía que le daba la razón en sus quejas, y que juntos argumentaban que en la masonería no había masones que comprendieran lo suficiente de esoterismo, yo no conteste nada, simplemente permanecí callado, por respeto a la hermana masona.
Vicente Alcoseri
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