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miércoles, 13 de marzo de 2013

EL MAESTRO


Por cortesía del Q:.H:. Enrique Melgar Moscoso.


El Maestro contaba siempre una parábola al finalizar casa clase, pero los alumnos no siempre atendían el sentido de la misma...

- Maestro – lo encaró uno de ellos una tarde. Tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado... 

- Pido perdón por eso. – Se disculpó el maestro – Permíteme que en señal de reparación te convide con un rico durazno. 

- Gracias maestro.- respondió halagado el discípulo 

- Quisiera, para agasajarte, pelarte tu durazno yo mismo. ¿Me permites? 

- Sí. Muchas gracias – dijo el discípulo. 

- ¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano un cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?... 

- Me encantaría... Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro... 

- No es un abuso si yo te lo ofrezco. Solo deseo complacerte... 

- Permíteme que te lo mastique antes de dártelo... 

- No maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! Se quejó, sorprendido el discípulo. 

El maestro hizo una pausa y dijo: 

- Si yo les explicara el sentido de cada cuento... sería como darles a comer una fruta masticada


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