El plan secreto de los nazis para escapar después de la caída del Tercer Reich

El plan secreto de los nazis para escapar después de la caída del Tercer Reich

Por Diego Cera 

Charles Darwin pensaba que la única forma en que una especie podía engañar a la muerte era adaptándose a las condiciones a las que la vida somete a cada individuo. La manera más simple de explicar este principio que rige la existencia es a través de animales como el mamut lanudo, cuya extinción se atribuye a dos factores: el hombre y el clima. 

Los homínidos se encontraban en un proceso de supervivencia en el que no se podían detener a pensar en otra especie que no fuese la suya, es por eso que la caza furtiva terminó con poblaciones enteras de este majestuoso paquidermo, aunque el verdadero asesino fue el cambio climático que los gigantes no pudieron soportar.

Incluso en el ámbito social, el hombre debe aprender a adaptarse a las circunstancias para asegurar su supervivencia; al verse en medio de catástrofes como guerras o crisis económicas, hay quienes deciden migrar a otras ciudades con la esperanza de llevar una mejor vida lejos de una realidad que amenaza con matarlos de hambre. Existen demasiados casos de gente que busca refugio en otros países para escapar de la muerte, aunque pocos con una historia tan oscura como los de la ODESSA.

La Organización de Antiguos Miembros de la SS fue una red que, valiéndose de colaboradores alrededor del mundo, especialmente en España y América Latina, tenía como propósito asignar una nueva identidad y un nuevo hogar a los ex militares nazis que escapaban de la justicia y de los procesos a los que ya habían sido sometidos sus ex compañeros. 

Este programa se mantuvo en secreto hasta que Simon Wiesenthal (un judío que después del holocausto se dedicó a cazar nazis para llevarlos a juicio) descubrió que muchos de los altos mandos del ejército de Hitler habían salido de Europa sin dejar rastro alguno. Incluso circulaban rumores de que la muerte del Führer fue un montaje y en realidad había escapado a Argentina donde pasó sus últimos días llevando una vida tranquila bajo otro nombre.

Se sospecha de Argentina más que de otros países de Sudamérica porque en 1938, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno emitió una orden en la que se le negaba el acceso al país a todo aquél individuo no grato para el gobierno de su propio país: justo cuando el pueblo judío comenzaba a ser perseguido, el presidente Roberto Marcelino Ortiz cerró las puertas de su país a cualquiera que buscara refugio. Cabe destacar que esta ley se mantenía en secreto hasta que el escritor Uki Goñi la denunció, argumentando que incluso su abuelo había participado en su revalidación.

Sospechosamente, esta ley fue revocada en 1946, justo al término del conflicto. En ese momento el poder estaba en manos de Juan Domingo Perón, quien abiertamente se declaró simpatizante de los poderes del eje, aunque también, recalcó, estaba consciente de los daños que éstos le habían causado al pueblo judío al que también mostró su solidaridad.

Aunque por muchos años fue negada la existencia de una organización con el nombre de ODESSA, no debemos olvidar la capacidad de muchos militares como Martin Bomann, secretario personal de Hitler, para realizar tácticas que permitían el traslado por aire de un país a otro incluso en tiempos de guerra; además en 2002 el gobierno argentino prohibió a Wiesenthal publicar una serie de documentos en los que se hacía constancia del escape nazi hacia este país y, a pesar de que en 2003 decidieron comenzar a cooperar, en el lapso de un año se suscitaron cada vez más sospechas que apuntaban a que el régimen trataba de esconder algo aún más grande que la migración de alemanes.

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