Asesinatos, violaciones y robos cometidos por los peores hombres en nombre de Dios
El actual ocupante de la silla papal en el Vaticano, Francisco, tiene un pasado que pone en entredicho muchas de las ideas preconcebidas por la sociedad sobre la bondad y la moral de los representantes eclesiásticos. De hecho, la Historia está plagada de episodios oscuros y la Iglesia católica no está exenta de ellos, ni en el pasado ni en el presente, sin importar cuán “progre” sea el actual Obispo de Roma y máxima autoridad de la Iglesia católica.
En el imaginario religioso, el Papa es el Vicario de Cristo en la Tierra, sucesor del apóstol Pedro. Así lo cree la comunidad católica, así ha sido por cerca de 2 mil años. Se trata de un título y un puesto de suma responsabilidad, que, se supone, ostenta un representante ejemplar de la conducta moral y ética del dogma. Pero está claro que también es un título político y de poder, por lo que polémica, desde el nacimiento de este ministerio hasta nuestros días, ha sido más bien común. Excesos como asesinatos, violaciones o robos, todas estas acciones condenadas por los mismos mandamientos en que se basa esta religión, son un ejemplo claro de ello.
Hay que decir que fuera de estos excesos, el Papa, como Jefe de Estado del Vaticano también a contradicho con su actuar los principios que el mismo Cristo reprobó con respecto a las riquezas. Se supone que Jesús nació en un pobre pesebre y se desempeñó como humilde carpintero, pero los sumos pontífices viven rodeados de riquezas, opulencia y tesoros. Por ejemplo, fueron los que recibieron los extensos terrenos del Imperio romano, producto de la “Donación de Constantino”, documento plagiado por el papa Esteban II en detrimento de los reyes francos. El papado en tiempos medievales incrementó su patrimonio producto de la venta de indulgencias (perdón de un pecado a cambio de dinero). O sin ir más lejos, la Inquisición no sólo sirvió para exterminar a herejes o brujas, sino también para quedarse con el patrimonio de los acusados.
Así de contradictorio es que sean los dueños de grandes tesoros del arte del Renacimiento, y propietarios del Banco Vaticano (Instituto para las Obras de Religión), el cual hasta 2012 tenía un patrimonio de más 86,6 millones de euros. Como dato curioso, este banco estuvo ligado a mediados del siglo XX con el lavado de dinero de la mafia ítalo-norteamericana. En realidad, los excesos del Sumo Pontífice no son exclusivos de un período histórico específico. Por ello a continuación se presenta una lista de los 10 papas más infames de la historia de la humanidad.
Sixto III (432 a 440)
Fue acusado de haber violado a una religiosa y también de cometer incesto. Mandó a prisión a su acusador, a quien posteriormente él mismo envenenó. Se cree que fue un Papa hereje que abrazó postulados acordes a la secta nestoriana. Fue beatificado antes de la creación de la Congregación para la Causa de los Santos.
Juan XI (931 a 935)
Se cree que fue hijo del papa Sergio III, según el historiador Liutprando de Cremona. De acuerdo con testimonios y cronistas de la época, cometía incesto con su propia madre. Reinó en el período pontificio conocido como “pornocracia”, que se caracterizó por la fuerte influencia de las cortesanas en los asuntos papales. Literalmente significa: “gobierno de las prostitutas”.
Inocencio III (1198 a 1216)
Inocencio III fue quien llevó a cabo la cruzada albigense o la matanza de los cátaros, movimiento religioso catalogado como herejía por la Iglesia católica. Sólo en la ciudad de Béziers se cree que murieron asesinados 20 mil cátaros a manos de las tropas papales. Suyas son infames palabras como: “Despojad a los herejes de sus tierras. La fe ha desaparecido, la paz ha muerto, la peste herética y la cólera guerrera han cobrado nuevo aliento”.
Gregorio IX (1227 a 1241)
Cruel y septuagenario Papa cuya promulgación de la bula Excommunicamus autoriza la creación de la Santa Inquisición. Esta institución hizo acusaciones sobre herejía que llevarían a miles de seres humanos a sufrir tortura y morir en la hoguera. Cientos de sacerdotes dieron rienda suelta a su sadismo por más de seis siglos gracias a esto. Se estima que, sólo durante la inquisición española, más de 32 mil personas fueron víctimas de las cruentas medidas, sin contar los que murieron en prisión.
Clemente V (1305 a 1314)
Junto al monarca francés Felipe IV ideó la matanza contra la orden del Temple, a fin de quedarse con sus tesoros y tierras. Clemente V fue además un gran mentiroso, ya que redactó una lista de acusaciones ficticias contra los templarios como fundamento para desatar una persecución sobre ellos. Las imputaciones incluían acusaciones tan absurdas como que los templarios adoraban a los gatos o se besaban en el ano. El mismo Dante Alighieri le reserva a este Papa un lugar en el infierno en su Divina Comedia.
Clemente VI (1342 a 1352)
Cuando el papado estaba situado en Avignon (Francia), tenía su cámara de suplicios particular bajo palacio para disfrutar los gritos de las personas torturadas que se colaban hasta el trono papal. Amante del lujo y los excesos, también fue un libertino al que le gustaba tener varias amantes, permitiendo este tipo de goce carnal a sus súbditos y seguidores.
Inocencio VIII (1484 a 1492)
Autentificó la brujería bajo la bula “Sumnis desiderantes affectibus”. Sistematizó la tortura durante la Inquisición, creó los parámetros de la aplicación de los suplicios y organizó un vergonzoso tarifario en el que los supuestos herejes también debían pagar multas con dinero o bienes tras las acusaciones, en su gran mayoría tanto ridículas como falsas.
Alejandro VI (1492 a 1503)
Rodrigo Borgia fue un regordete Papa amante de los placeres de la carne. Asesino desde los 12 años, amante de las intrigas desde adolescente, ya de adulto compró el voto de varios cardenales para erigirse como Sumo Pontífice. En el máximo poder eclesiástico mandó a perseguir a enemigos reales e imaginarios. Tuvo más de 10 hijos reconocidos, solía participar de orgías organizadas por su propio hijo César, activamente o como un voyeur. Coleccionista de amantes adolescentes o acaudaladas viudas, también solía llevar prostitutas a los salones papales. Además, manejó la vida marital de su hija Lucrecia, con quien se cree cometió incesto. Murió, por error, envenenado con arsénico por su hijo César.
León X (1513 a 1521)
León X fue un hedonista, amante del dinero y el lujo. La máxima que representa mejor a este pontífice es “todo tiene su precio”. Creador de las indulgencias o Taxa Camarae, un tarifario católico para avalar la corrupción tanto de los creyentes como de los sacerdotes. Una indulgencia era el perdón de una culpa o pecado a cambio de una suma de dinero para la Iglesia, una “entrada al cielo”, cuyo valor incrementó las arcas del papado.
Paulo IV (1555 a 1559)
Uno de los papas más crueles y sedientos de sangre de toda la historia de la humanidad. Sádico desde joven, fue un inquisidor que aprendió a sentir placer por la tortura. Odiaba todo lo que, según él, era “impuro”. Fue así que mandó a quemar a cientos de herejes, homosexuales y judíos. En su bula Cun nimis absurdum pregona que los judíos son esclavos por naturaleza, por lo que los mandó a encerrar en un ghetto. También mandó a quemar miles de libros que “podían nublar el poder de la Iglesia”.
Fuentes
Traidores a Cristo, de René Chandelle (Ediciones Robin Book. Argentina, 2005)
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La Iglesia católica, en su afán de aglomerar el poder, ha sido un impedimento para el desarrollo intelectual y filosófico de generaciones enteras. No es fortuito que haya sido la institución responsable de la muerte de científicos que legaron a la humanidad grandes conocimientos. Pero tu fe no tiene que verse necesariamente perturbada por las actuaciones de terceros, de los grandes poderosos.
http://culturacolectiva.com/papas-mas-infames-y-depravados-historia-humanidad/
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