EL HINDUISMO
Ninguna religión es sencilla de comprender o debe ser subestimada en cuanto a su dogma, historia, estructura y feligreses. Todas son complejas y exigen a los creyentes un determinado sacrificio personal, que van desde el tener que orar varias veces al día hasta evitar comer ciertos tipos de animales. El hinduismo no es la excepción y aunque para un occidental puede llegar a ser verdaderamente complicado comprender una fe tan ancestral. En este presente trabajo trataremos de acercar al lector occidental a esta religión, una de las centenares que existen en la India y Asia, pero que sin duda alguna es una de las más reconocidas a nivel mundial, aunque sea sólo de nombre. Ahora bien, definir hinduismo no es una tarea fácil, o al menos no tanto como cuando sucede con el Cristianismo, Judaísmo o Islamismo. En sí, se trata de una religión que abarca creencias desde que sus escrituras más antiguas, o sea los Vedas, se crearon, hasta la fecha actual. Religión en la cual se honra a dioses como Shiva, Visnú o Sakti, por tan sólo citar a algunos, pues según señalan algunas fuentes, el hinduismo tiene alrededor de más de 330 millones de dioses…
EL HINDUISMO
Antes que nada, la palabra “hinduismo” es una invención europea exportada por los ingleses a todo el mundo. En realidad cuando se habla de este mal llamado hinduismo, hablamos de un conglomerado de muchísimas creencias, como ya dijimos, pero que conforman diversas religiones y sectas, las cuales se han creado a lo largo de varios miles de años. ¿Cómo empezó todo?, pues como era de esperarse, el hinduismo tiene también sus inicios en mitología desde luego. Obviamente un trabajo acerca de la historia de este conglomerado de creencias y religiones nos llevaría varias páginas, por tanto trataremos de ser lo más breves y concisos posible, omitiremos algunas cosas, pero nada como para confundir o tergiversar. Empezaremos diciendo que actualmente el hinduismo tiene alrededor de unos 700 a 800 millones de feligreses. Se cree que todo empezó hace 3500 años, cuando los arios cayeron sobre las actuales Pakistán e India, invadiéndolas, esparciéndose y asentándose. Estos trajeron algunas creencias de Irán y Babilonia, las cuales al parecer se mezclaron con las existentes en la India. Otros investigadores prefieren decir que ya desde antes los indios veneraban a unas piedras sagradas, los Sivalinga. Al parecer todo esto fue conocido y trasmitido de modo oral por varias generaciones. Si es que existió alguna fuente escrita, no se conoce o no se han descubierto datos acerca de que se haya producido antes un gran cambio. Decimos esto pues alrededor del año 900 a.n.e. estaban listos los escritos conocidos como los Vedas, los cuales contienen himnos, oraciones y alabanzas. En total son cuatro: el Rigveda, el Samaveda, el Yajurveda y el Atharvaveda, los cuales llegaron a tardar varias décadas, inclusive siglos en concluirse. Como vemos, ahora esta creencia o “creencias” que conformaban el llamado hinduismo en occidente, ya tenían sus correspondientes libros sagrados. Luego se agregaron los Brahamanas y los Upanisads (Upanishads). Los primeros hablan acerca de los ritos y sacrificio, su significado, importancia y trascendencia, y tal parece que datan del año 300 a.n.e. Los Upanisads son los libros que se encargan de dar respuesta a toda acción o pensamiento según el dogma que compone las creencias del hinduismo. No se precisa su fecha pero tal parece que es entre el 600 al 300 a.n.e.
Aquí se hace mención a algunas conocidas doctrinas tales como el samsara y el karma, esta última característica es la tendencia a creer de que todo lo que se padece en esta vida es consecuencia, premio o castigo, de lo que se hizo en la vida anterior, los hindúes creen en la inmortalidad del alma. También se tiene a los libros como los Puranas, que reúnen mitos acerca de los dioses y héroes hindúes, entre las cuales se encuentran la célebre epopeya del Ramayana y el Mahabarata. Otro de los asuntos vitales de esta religión, es su relación con las clases sociales de la India, un país con varios millones de seguidores en el hinduismo, fe que exigía una inexorable jerarquización de los grupos sociales. Veamos; según cuenta la mitología, había cuatro castas principales asimismo basadas en las partes del cuerpo de Purusa, la figura paternal en los orígenes de la humanidad: el brahmán era su boca, de sus dos brazos fue hecho el rajanya, de sus muslos el vaisía y de sus pies producido el sudra. Los primeros, los brahmanes eran la casta sacerdotal superior, seguida de la clase gobernante o guerrera, luego la clase de los mercaderes y agricultores, así como la sudra, la última de todas, representaba a la clase de los trabajadores. Como vemos la comparación va desde la parte de arriba del cuerpo a la de abajo. Con el tiempo se llegaron a incrementar algunas otras clases tales como los parias y los intocables. Este sistema de castas más allá de clasista es racista, pues los tres primeros grupos son considerados arios, los últimos no. Por otra parte es un régimen del cual el hindú promedio no intenta salir, generando que millones queden en la pobreza por generaciones. A todo esto entonces, ¿qué sentido tiene ser hindú?, al parecer buscar la liberación de aquellas “vidas constantes”, el fin del viaje del alma, el Nirvana, para unirse al individuo o entidad suprema, Brahmán o Brahm. Con esto hemos tocado el asunto de los dioses. Como hemos ya citado, el hinduismo parece tener millones, y aún entre los principales, la cifra no es nada pequeña, sin embargo lo reduciremos a tres: Brahma, el creador, Visnú el preservador y finalmente Siva. Están casados con Sarasuati, Laksmi y Sati respectivamente. Sin embargo Brahma, a pesar de que aparentemente es la deidad principal, recibe muy pocas alabanzas o templos dedicados en su nombre, y más bien algunos como Shiva es más conocido, inclusive a nivel internacional. Pero aquí viene lo complicado: esos millones de dioses para los hindúes, son sólo manifestaciones de la idea de Dios, es decir que en realidad son monoteístas, creen en una sola divinidad verdadera la cual puede tomar o bien la forma de una mujer sensual, un ser de varios brazos, o hasta de un elefante. Esta noción de un “Dios”, expresada en múltiples formas, genera no pocas veces largas confusiones con respecto a la interpretación que los estudiosos occidentales puedan mostrar por esta religión.
Los dioses hindúes, al igual que otras culturas como en el caso del Éufrates y el Nilo, están estrechamente relacionados al entorno natural de sus creyentes, en particular hacia el río Ganges, el cual al parecer existía en el espacio, en la Vía Láctea, y que descendió de los cielos gracias a la complacencia del dios Shiva, para poder dar vida en la tierra firme y seca. Ganga, de donde deriva el nombre Ganges, era otro dios por supuesto, y al parecer su misión en la tierra era además, purificar al maharajá Sagara, quién había perdido unos 60 mil hijos, cuyas almas debían también pasar por la misma limpieza. Gracias a esta gesta, además el dios llevó la civilización a la India. Es por eso que los hindúes creen que este río tiene la habilidad para limpiar las almas, purificarlas, liberarlas y hasta sanarlas. Al Ganges se llevan flores, y otras ofrendas, y el creyente recibe del sacerdote el tilak o la mancha de pasta roja (también amarilla) en la frente. Luego los hindúes entran a bañarse, a orar y hasta a beber sus aguas con el fin de obtener paz, redención o bendición. Hay que tener en cuenta que es tan sagrado que la mención acerca de que los hindúes toman el agua debe ser tomada como cosa seria, pues el río está muy contaminado, lo cual no parece importarles. Allí también se llevan algunos cadáveres, para que el alma del difunto tenga plena felicidad en su viaje. Reiteramos que los seguidores de esta fe creen en la inmortalidad del alma, siendo una creencia adoptada desde tiempos de Babilonia, y que se manifiesta en muchas religiones del mundo. A propósito, y para terminar de incrementar las coincidencias, los hindúes también creen en el Infierno. Finalmente y para redondear, las creencias de las “manifestaciones” del dios único o Ser supremo, que a veces pueden ser de animales, han llevado a que los hindúes tengan respeto hacia monos o vacas, evitando matarlos o comerlos bajo ningún tipo de circunstancia. Lo curioso es que millones mueren de hambre, pero en sus corrales pueden tener la suficiente cantidad de ganado vacuno para nutrirlos. De todas maneras, aquellas reces permanecerán intactas debido a la total entrega y la convicción de los hindúes con respecto a su fe, la cual no ha dejado de generar muchas controversias, sobre todo en el mundo occidental…[1]
[1]Agud, Ana, y Francisco Rubio (traducción del sánscrito, introducción y notas): La ciencia del Brahman: once Upanisad antiguas. Madrid: Editorial Trotta, 2000. ISBN 978-84-8164-367-1; Coomaraswamy, Ananda Kentish: Los Vedas: ensayos de traducción y exégesis. Madrid: Sanz y Torres, 2007. ISBN 978-84-96808-74-4; De Palma, Daniel (edición y traducción): Upanisads (con prólogo de Raimon Panikkar). Madrid: Siruela, 2001. ISBN 84-7844-292-8; Díez de Velasco, Francisco: Introducción a la historia de las religiones. Madrid: Trotta, 1995/2002 (tercera edición revisada y aumentada). ISBN 978-84-8164-564-4; Enterria, Álvaro: La India por dentro: una guía cultural para el viajero. Mallorca: José J. Olañeta Editor, 2006/2007 (tercera edición). ISBN 978-84-9716-490-0; Flood, Gavin: El hinduismo. Madrid: Akal Cambridge, 1998/2003. ISBN 978-84-8323-032-9; Ilárraz, Félix G., y Óscar Pujol (edición y traducción del sánscrito): La sabiduría del bosque. Antología de las principales Upanisads. Madrid: Trotta, 2003. ISBN 978-84-8164-594-1; Kramrisch, Stella: La presencia de Siva. Madrid: Siruela, 2003. ISBN 978-84-7844-679-7; Martín Diza, Consuelo: Upanishad con los comentarios advaita de Śankara. Madrid: Trotta, 2001 [2.ª edición: 2009]. ISBN 978-84-8164-453-1; —, Bhagavad Gita con los comentarios advaita de Śankara. Madrid: Trotta, 1997 [6.ª edición: 2009]. ISBN 978-84-8164-545-3; —, Brahma-sutras. Con los comentarios advaita de Śankara. Madrid: Trotta, 2000. ISBN 978-84-8164-385-5; —, Conciencia y realidad. La Mandukya Upanisad con las karika de Gaudapada y los comentarios de Śankara. Madrid: Trotta, 1998. ISBN 978-84-8164-269-8; —, Discernimiento. Estudio y comentario del tratado Drig-Driśya-Viveka de Śankara. Madrid: Trotta, 2006. ISBN 978-84-8164-843-0; —, Gran Upanisad del Bosque con los comentarios advaita de Śankara. Madrid: Trotta, 2002. ISBN 978-84-8164-548-4; Störig, Hans Joachim: Historia universal de la filosofía. Primera parte: La sabiduría de Oriente. Capítulo primero: La filosofía de la India antigua. Madrid: Tecnos, 1995. ISBN 978-84-309-2636-7; Vyasa, Bhagavān: Los Vedas. Madrid: Ediciones Ibéricas, 1982 (1.ª ed., 5.ª imp.). ISBN 978-84-7083-093-8
https://factoriahistorica.wordpress.com/2011/09/09/el-hinduismo/
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