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viernes, 3 de marzo de 2017

¿Darwin y los monos o los Anunnaki?

¿Darwin y los monos o los Anunnaki?

Cilindro sumerio, traducido por Barton y posteriormente por O’Brien, que dió origen a la teoria de los Anunnaki.

El hombre se debe a si mismo la tarea de investigar sus orígenes y su evolución como sociedad. Nos debemos esta reflexión para comprender nuestro universo cotidiano, para entender hacia donde nos lleva el desarrollo tecnológico y para no cometer errores que llevaron en el pasado a crisis, conflictos y extinción de culturas.

Desafortunadamente no hemos seguido ese camino y por el contrario nos hemos llenado, a través de la historia, de dogmas y tabúes que han impedido que pensemos fuera de los límites de lo establecido.

Por ejemplo, la humanidad pasó siglos pensando que la Tierra era el centro del universo sin ninguna prueba de ello cuando ya muchos científicos tenían evidencia de lo contrario. Aceptar esto le tardó a la humanidad siglos, con el estancamiento científico que implicó.

Hablemos del misterio que ha desafiado a la ciencia durante siglos, ¿cómo apareció el hombre en la Tierra?

Por cientos de años, mientras los científicos todavía no desarrollaban teorías para explicar la presencia del hombre en este planeta, la religión tuvo la única palabra. El hombre fue creado por Dios. En el caso de la religión católica fuimos creados a partir de un pedazo de barro. Así vivimos casi 19 siglos, hasta que llegó Darwin y estableció que Dios no nos creó del barro sino que fuimos fruto de una evolución en la que una selección natural hizo que nos impusiéramos sobre otras especies más débiles. Es decir, hace millones de años los monos fueron evolucionando lentamente y se convirtieron en humanos.

Desde ese entonces, nuestra visión cambió. La historia del génesis de Adán saliendo del barro se convirtió en una leyenda. Todos proveníamos de los monos.

“La tentación de Adán”, Tintoretto

Ahora bien, a pesar de comprender que estuvimos estancados 19 siglos pensando que veníamos del barro, no hemos aprendido de la experiencia y nos hemos vuelto a encerrar en otro dogma.

Nos hemos quedado estancados en una teoría incompleta pues no se han encontrado restos para completar la cadena evolutiva que estableció Darwin. ¿Cómo podemos explicar que los simios hayan pasado 3 millones de años evolucionando a gotas para luego dar un salto evolutivo y convertirse en el hombre actual en tan solo 60,000 años? Esto es motivo de duda y controversia entre los eruditos y no debería dejarnos indiferentes.

El “eslabón perdido” sigue aún perdido y nosotros, como verdaderos monos, no buscamos otras teorías.

Hoy en día, existen varias investigaciones que ofrecen alternativas a la teoría de Darwin.

Según Francis Crick, premio Nobel de Medicina y descubridor del ADN, el código genético que tenemos en la Tierra es universal. Las plantas, animales y seres humanos comparten el mismo código genético, cada uno con variaciones pero siempre dentro del mismo código. Lo que determina que un organismo sea de color verde o azul es igual en las plantas, los animales y en los seres humanos. Francis Crick afirmaba que la vida en la Tierra podría explicarse como un caso de “panspermia dirigida”. Es decir, hace billones de años una civilización alienígena pudo haber enviado a la Tierra una bacteria con un código genético inicial que originó la vida en el planeta. Para Crick no descendemos de los simios, y su teoría encaja perfectamente con la realidad. Todos compartimos el mismo código genético, quizás el que llegó con aquella bacteria alienígena.

Cilindro de Adda. 2300-2200 AC. La figura con arroyos de agua y pescado que salen de sus hombros es el Anunnaki denominado Enki.

Pero hay voces que van más allá, algunas con avezadas teorías que no dejan de interpelar nuestra curiosidad científica. Es el caso de R.A. Boulay, Laurence Gardner, Christian O’Brien, Andrew Collins o el Doctor Zecharia Sitchin. Todos estudiosos de las tablillas de arcilla de la cultura sumeria, que fue la primera gran civilización que conoció el hombre y que tuvo un grado de desarrollo científico inexplicable para la época con avances en campos como medicina genética, música, literatura, astronomía, y matemáticas, y que floreció en Mesopotamia alrededor de 5,000 años antes de Cristo.

Para todos estos investigadores fueron los Anunnaki, alienígenas venidos del planeta Nibiru en busca de metales, quienes crearon al hombre mezclando su ADN con el de especies ya existentes en la Tierra. Todos fundamentan sus investigaciones en las tablillas de escritura cuneiforme sumerias y sostienen que los mitos de creación sumerios narrados en esas tablillas de barro fueron la inspiración y fuente de las historias de creación del génesis bíblico, pues se escribieron, al menos, 4,000 años antes. Para muchos los Anunnaki de las tablillas son los Nephilim del Antiguo Testamento. Sobre esto volveremos en detalle en otros artículos, ya que la historia de los Annunaki merece serias reflexiones.

En su libro “Serpientes voladoras y dragones” Robert Boulay nos explica:

“Es nuestra tesis que nuestros ancestros fueron reptiles que llegaron a la tierra desde otro planeta, hace mucho tiempo atrás, en busca de minerales. Encontraron el clima benigno y fundaron una colonia en Mesopotamia. Cuando cambió el clima, como lo demuestra la extinción de los dinosaurios, la situación se volvió insoportable para los Annunaki. Fue entonces que decidieron crear una criatura que pudiese adaptarse a ese clima y servirles como sirviente. El resultado fue el Homo Saurus, mitad mono, mitad reptil. Esta criatura no podía reproducirse. Para resolver el problema, le dieron glándulas mamarias y fue así como apareció el primer Homo sapiens.”

“Crearé un salvaje. El hombre será su nombre. Realmente, un hombre salvaje crearé. El se encargará de estar al servicio de los dioses, y ellos estarán complacidos.” (Tablilla Sumeria de la creación.)

R.A. Boulay inclusive tiene respuestas a los problemas de Darwin:

“El hombre de Neanderthal existió por cientos de miles de años como resultado de un lento proceso evolutivo. Se presume que este fue el hombre-mono que se usó en los experimentos de los Anunnaki. Este hombre de mono esta descrito claramente en el épico relato sumerio del Gilgamesh, como el salvaje que se convirtió en un hombre civilizado, y se volvió el compañero del héroe sumerio Gilgamesh en sus aventuras.”

Tablilla asiria que narra la epopeya de GIlgamesh y la historia del diluvio universal.

Veamos con que detalle y cómo interpreta Zecharia Sitchin las tablillas sumerias que narran la creación del ser humano. Según Sitchin, los Annunaki luego de establecerse en la Tierra y de realizar duros trabajos buscando minerales para su planeta, se rebelaron y decidieron que no querían trabajar más.

“Cada uno de nosotros ha declarado la guerra. Tenemos nuestros …. en las excavaciones. El excesivo trabajo nos esta matando. Nuestro trabajo es duro y sufrimos mucho” (Tablilla Sumeria que narra los episodios previos la creación del hombre. Se ha colocado puntos suspensivos en los fragmentos ilegibles.)

Ante el inminente conflicto, uno de los Anunnaki sugirió que se creara a un trabajador para liberarlos de semejante tarea.

“Deja que la diosa de la creación cree a un trabajador primitivo. Déjalo que cargue el esfuerzo de los dioses.” (Tablilla Sumeria que narra los episodios previos la creación del hombre.)

Según Sitchin, los Nephilim o Annunaki, habiendo llegado a la Tierra para establecer sus colonias, crearon su propia compañía de esclavos, no con esclavos importados de otro continente sino con trabajadores primitivos hechos por ellos mismos.

Andrew Collins, un experto en esta materia, nos cuenta como Christian O’Brien, un explorador y geólogo, también llegó la misma conclusión que Zechara Sitchin cuando traducía el famoso cilindro de la fundación de E-Kur y otras tablilas:

“Christian O’Brien también leía escritura cuneiforme y se dio cuenta que Barton había mal interpretado la mayor parte del cilindro de la fundación de E-kur y ocho de las diez tablillas publicadas de Nippur, esto lo hizo volver a traducir el texto. Lo que encontró lo dejo en estado de shock. Mientras traducía cada tablilla, más y más piezas de un rompecabezas empezaban a encajar. La mayoría de los textos parecían contar la historia de una raza de seres divinos conocidos como los Anannage o los Anunnaki, los grandes, o la descendencia de los príncipes, o los hijos del cielo y de la Tierra, que llegaron a una región montañosa y se establecieron en un valle fértil al que llamaron Edin(edén).”

A ninguno de estos estudiosos se le puede acusar de haber inventado las historias que cuentan, sino de haber malinterpretado, en el peor de los casos, el mensaje de las tablillas de barro sumerias. Toda la mitología sumeria esta comprendida en esas tablillas. Habría que agregar que esta mitología se apoya en una impresionante iconografía la cual, según el Doctor Sitchin y otros investigadores, pasaría luego a otras culturas del mundo como la egipcia, la maya o la azteca.

Estos ejemplos son solo parte de un iceberg de estrechez mental que se derrite y deja aparecer un conocimiento hasta ahora escondido bajo las aguas de una miopía intelectual, fruto de dogmas y tabúes, que nosotros mismos nos fuimos imponiendo con el tiempo.

Si usted es de los que cree que Cristóbal Colon fue el descubridor de América o que somos los únicos habitantes del insondable universo pues no se preocupe por lo leído, son solo reflexiones de un loco que suele ver más allá de su nariz y siempre termina estrellándose con el infinito.

Fuentes:

Zecharia Sitchin (1976). Book I of The Earth Chronicles. The 12th Planet. Harper Collins.
– Francis Crick (1971). Life Itself. Simon and Schuster.
– R.A.Boulay. (2003). Flying Serpents and Dragons. The Book Tree.
– Andrew Collins. (1996). From The Ashes of Angels. Bear & Company.

Tomado de:
http://losdivulgadores.com/blog/2011/09/20/darwin-y-los-monos-o-los-anunnaki/

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