Cadena de Unión y Fraternidad
Alfredo Corvalán
Uno de los símbolos y ritos más significativos de la Orden, porque simboliza un pilar de la identidad masónica, es la fraternidad. También incide en la cadena iniciática de la tradición masónica y, por analogía, en todas las tradiciones iniciáticas.
Joseph Fort Newton (1876-1950), erudito escritor masón, escribió: “Si se nos invitara a que definiéramos la Masonería en una sola frase, podríamos decir que es el reconocimiento de Dios por la práctica de la fraternidad” (capítulo VI, de La religión de la Masonería, 1927).
La Cadena de Unión está simbolizada en la arquitectura del Templo por medio de un cordel que lo rodea en su parte superior, debajo del techo. Esta situación en lo “alto” le da una connotación celeste y un sentido metafísico; por cuanto la fraternidad, por ella simbolizada, determina la verdadera naturaleza de la relación existente entre todos los masones del universo y, por extensión, también la existente entre el hombre y Dios.
Los masones somos hermanos, como todos los hombres lo son, por ser hijos de un mismo Padre, el Gran Arquitecto del Universo, Dios. La fraternidad, simbolizada por la Cadena de Unión, fue un valor constitutivo de las antiguas cofradías de oficios de la Masonería operativa, y se nutre de la tradición bíblica, en particular del Nuevo Testamento, que condensa en dos palabras el contenido de lo que más tarde sería el cristianismo: Padre Nuestro, que son las dos primeras palabras de la oración llamada el Padre Nuestro.
El Padre Nuestro fijó para las cofradías cristianas de constructores todo lo que el hombre necesitaba saber a cerca de Dios (Padre), de sí mismo (Hijo) y de su prójimo (Hermano). Asimismo, la Cadena de Unión, ubicada en “lo alto”, es el marco celeste que delimita, separa y protege el “mundo de la luz” del “mundo de las tinieblas”, lo sagrado de lo profano. Además de estar simbolizada en la arquitectura del Templo masónico, existe la Cadena de Unión como rito constituido por el entrelazamiento que forman las manos, con los brazos entrecruzados, de todos los integrantes del taller; lo cual, precisamente, tiene lugar alrededor del altar o ara de la logia, momentos antes de clausurar los trabajos.
En este sentido, el entrelazamiento de manos y brazos configura una trama cruciforme que evoca la imagen de una estructura fuertemente cohesionada y organizada. Pero este rito se realiza, fundamentalmente, para dirigir una plegaria o invocación al Gran Arquitecto del Universo, siendo en esa invocación donde reside su sentido profundo y su razón de ser.
Cadena de Unión Masónica
Por lo general, la Cadena de Unión comienza y termina en el Venerable Maestro, y es él, como máxima autoridad de la logia, quien dirige la invocación al Gran Arquitecto. A través de la invocación se pretende esencialmente la comunicación con las energías celestes (las ideas o atributos creadores del Arquitecto Universal), cuya acción espiritual ha conformado, y conforma permanentemente, la realidad simbólica, ritual y mítica (es decir, cosmogónica y metafísica) de la organización iniciática.
Al mismo tiempo, en el rito de la cadena de unión se concentra la entidad colectiva constituida por todos los antepasados que realmente participaron en la tradición y su conocimiento, y de quienes se dice que moran en el “Oriente Eterno” (la Logia celeste). Dicha entidad se hace en comunión con sus herederos actuales, esto es, con los masones que, habiendo recibido y comprendido el mensaje de su legado tradicional, contribuyen hoy en día a mantenerlo vivo y actuante.
En este sentido, la Cadena de Unión también está simbolizando la cadena iniciática de la tradición masónica (y por analogía, la de todas las tradiciones), cuyo origen es inmemorial, como lo es asimismo el mensaje que ella ha ido transmitiendo a lo largo del tiempo y de la historia.
Las individualidades, o mejor, la idea de lo individual y lo particular que cada componente de la cadena pudiera tener de sí mismo, desaparece como tal para formar un solo cuerpo que vibra y respira con una misma cadencia rítmica. La Cadena de Unión deviene así en un círculo mágico y sagrado donde se concentra y fluye una fuerza cósmica y teúrgica, que es asimilada por todos y cada uno de los integrantes de la misma y les permite participar del verdadero espíritu masónico y de su energía salutífera y regeneradora.
No es entonces de extrañar que durante el transcurso del rito de la iniciación, el neófito reciba simbólicamente la “Luz” integrado en la Cadena de Unión, lo cual es perfectamente coherente en una tradición en la que el rito y el trabajo colectivo desempeñan una función eminente como vehículos de transmisión de la influencia espiritual.
http://www.gadu.org/antologia/cadena-de-union-y-fraternidad/
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