EL TIBET
LA BUSQUEDA INTERNA, EL SER Y
LA MEDITACION
Por Osho
Extraído del LIBRO DE LA SABIDURIA
Cortesía R:.H:. Otto Alberto Dulanto Pardo Figueroa
CARNAP
EL ÚNICO PAÍS del mundo que ha
dedicado todo su genio a la exploración
interna es Tíbet. Pero, desgraciadamente, Tíbet ha entrado en un período de
oscuridad. En Tíbet han cerrado los monasterios y han forzado a los buscadores
de la verdad a trabajar en campos de concentración. Tíbet, el único país del
mundo que dirigía su genio a un solo objetivo, que aplicaba toda su
inteligencia a la búsqueda de la interioridad de la persona y de sus tesoros,
ha sido detenido en su proceso por la invasión comunista.
Y el mundo en que vivimos es tan indigno que nadie
ha hecho la menor objeción. Al contrario,
al ser China grande y poderosa, incluso países que son más poderosos de
lo que pueda serlo jamás China, como Estados Unidos, han aceptado que Tíbet
pase a pertenecerle. Esto es inadmisible... y tan sólo porque China es poderosa
y todo el mundo quiere tenerla a su lado. ¡Ni siquiera India ha objetado! Tíbet
era un experimento tan hermoso... y no tenía armas con las que luchar, no tenía
ejército, nunca había pensado en tenerlo. El país entero era un peregrinaje de
introversión.
En ningún otro lugar se ha llevado a cabo un
esfuerzo tan concentrado para descubrir el
ser del hombre. Las familias en Tíbet solían entregar su hijo mayor a un
monasterio donde se dedicaba a meditar y a crecer hacia el despertar. Para las
familias tibetanas era una alegría saber que al menos uno de ellos estaba
trabajando con todas sus fuerzas, veinticuatro horas al día, en su ser interno.
Las familias también trabajaban en el mismo sentido pero no podían emplear todo
su tiempo; tenían que proveer alimento y ropas y cobijo. Y en Tíbet esto es difícil.
El clima no ayuda mucho; vivir en Tíbet es una lucha tremenda. Pero aun así,
todas las familias entregaban su primogénito al monasterio.
Había cientos de monasterios... y estos monasterios
no se pueden comparar con ningún monasterio católico; los monasterios tibetanos
no tienen parangón en el mundo entero. Esos monasterios se preocupaban sólo de una cosa: de hacer que te vuelvas consciente
de ti mismo. A lo largo de los siglos se han creado miles de métodos para que
las personas puedan florecer y encontrar el tesoro supremo.
Pero la destrucción de Tíbet tendrá que conocerse en
la Historia, particularmente cuando
el hombre se vuelva un poco más consciente y la humanidad se vuelva
un poco más humana... El que Tíbet haya caído en manos de
materialistas, que no creen que haya nada dentro del ser humano, es la
calamidad más grande del siglo XX.
Los materialistas creen que
eres sólo materia y que tu consciencia es sólo
un producto derivado de la materia. Y llegan a esta conclusión sin tener
ninguna experiencia de lo interno... tan sólo filosofando lógicamente,
racionalmente.
En el mundo no hay ni un solo comunista que haya
meditado; pero es extraño, todos niegan lo interno. Nadie piensa en cómo podría
existir lo externo si no existiera lo interno. Lo interno y lo externo existen
juntos, son inseparables. Lo externo es sólo la protección de lo interno,
porque lo interno es muy delicado y tierno. Pero se acepta lo externo y se
rechaza lo interno. E incluso si algunas veces se acepta lo interno, el mundo
está dominado por políticos tan corruptos, que hasta las experiencias internas
las usan para fines repugnantes.
Estados Unidos adiestra ahora a sus soldados en la
meditación para que puedan luchar sin ataques de nervios, sin volverse locos,
sin sentir ningún miedo; para que puedan tenderse en las trincheras
silenciosamente, serenos, tranquilos, centrados. Ningún meditador habría
pensado jamás que la meditación puede usarse también para luchar en la guerra; pero en manos de los
políticos todo se envilece, incluso
la meditación. Ahora en los campamentos del ejército de Estados Unidos se enseña la meditación para que los
soldados puedan estar más tranquilos y serenos mientras matan a la
gente.
Pero quiero advertir a Estados Unidos: estáis
jugando con fuego. No entendéis exactamente lo que es la meditación. Vuestros
soldados se volverán tan tranquilos y serenos que arrojarán sus armas y se
negarán a matar. Un meditador no puede matar; un meditador no puede ser
destructivo. Así que un día se sorprenderán de que sus soldados no van a estar
interesados en luchar. Guerra, violencia,
asesinatos, masacre de millones de seres humanos... Esto no es posible
si un hombre conoce algo de la meditación. El hombre de meditación no se conoce
sólo a sí mismo, sino que conoce también al que va a matar. El otro es su
hermano, todo el mundo pertenece a la misma existencia oceánica.
En otros países también existe interés por la
meditación. Pero la razón es la misma; no
se trata de que llegues a conocerte, sino de que te hagas más fuerte
para que puedas matar y bombardear y usar armas nucleares y misiles para
aniquilar naciones enteras.
Pero todos ellos van por un peligroso camino, sin
saberlo. Eso es bueno. ¡Hay que ayudarles! Una vez que la meditación se
extienda entre sus soldados, esos soldados se harán místicos. Así que estoy muy
contento de que tengan otra idea, de que no sepan nada acerca de la meditación.
Tan sólo han oído que la meditación vuelve a las personas tranquilas y serenas
para así poder luchar sin miedo, sin mirar hacia atrás. La meditación crea un
sentimiento de inmortalidad, por eso el miedo desaparece.
Pero la meditación no sólo les traerá la experiencia
de la propia inmortalidad, sino que también les traerá la experiencia de que
todo el mundo es inmortal. La muerte es una ficción. ¿Por qué acosar a la gente
inútilmente? La gente vivirá, no puedes matarla. Ni siquiera vuestras armas
nucleares pueden matarla.
Krishna, en el Gita, hace una bella declaración: Nainam chhindanti shastrani; naham dahati
pavakahr. «No me puede destruir ningún arma, ni me puede quemar ningún
fuego.» Sí, el cuerpo se quemará, pero yo no soy el cuerpo...
La meditación te da la comprensión, por vez primera,
de tu verdadera realidad.
Si la humanidad fuera un poco más consciente tendría
que liberar a Tíbet, porque Tíbet es el único país que ha dedicado casi dos mil
años tan sólo a profundizar en la meditación. Y puede enseñar al mundo entero
algo que se necesita absolutamente.
Pero la China comunista está intentando destruir
todo lo que ha sido creado en Tíbet en estos dos mil años.
Están contaminando, están envenenando todas sus
prácticas, todos sus métodos, todo su clima espiritual. Y los tibetanos son
gente sencilla; no se pueden defender. No tienen nada con lo que defenderse...
ni tanques, ni bombas, ni aviones, ni ejército. Una raza inocente, que ha
vivido sin guerras durante dos mil años... Tíbet no molesta a nadie, está tan
lejos de todo el mundo... Incluso llegar hasta allí es tarea difícil. Los
tibetanos viven en el techo del mundo. Las montañas más altas, las nieves
eternas, son su casa. ¡Dejadlos en paz! China no perdería nada, pero el mundo
entero se beneficiaría de su experiencia.
Y el mundo va a necesitar su experiencia. El mundo
se está cansando del dinero, del poder, del prestigio, de todo lo que la
tecnología científica ha creado... La gente se está cansando. La gente ya no quiere
estas cosas. La gente, en los países adelantados, ya no está interesada en el
sexo, ya no está interesada en las drogas. Hay cosas que están perdiendo su
atractivo, y una desesperación extraña, una nube oscura está descendiendo en
los países avanzados... una nube oscura de profunda frustración, de falta de
sentido, de angustia. La gente necesita un clima diferente, un clima de
meditación que disperse todas estas nubes y traiga un nuevo día a sus vidas, un
nuevo amanecer, una nueva experiencia de sí misma, un descubrimiento de su ser
original.
A Tíbet hay que permitirle que siga como laboratorio
experimental de la búsqueda interna del hombre. Pero ni una sola nación en el
mundo ha levantado la voz oponiéndose a este vil ataque contra Tíbet. Y China
no sólo ha atacado Tíbet, sino que lo ha incluido en su mapa. Ahora, en el mapa
moderno de China, Tíbet es su territorio.
Y pensamos que este mundo es civilizado... Un mundo
donde se destruye a seres humanos inocentes que no están haciendo mal a nadie.
Y con ellos también se destruye algo de gran importancia para toda la
humanidad. Si existiera algo civilizado en el hombre, todas las naciones se
habrían levantado contra la invasión china de Tíbet. Es la invasión de la
materia contra la consciencia; es la invasión del materialismo contra las
alturas espirituales.
Puede que tengas todos los placeres, todas las
comodidades y lujos del mundo, pero a no ser que te conozcas a ti mismo, a no
ser que tu loto interno se abra, seguirás echando algo de menos. Quizá no sepas
con certeza lo que echas de menos, pero tendrás un sentimiento de que algo te
falta, de que «no estoy completo», de que «no estoy entero», de que «no soy lo
que la existencia quería que fuese». Este sentimiento de «echar algo de menos»
es una molestia continua en todo el mundo. Solamente la expansión de tu
consciencia te ayudará a liberarte de ese sentimiento, de esa molestia, de esa
angustia, de esa ansiedad.
Jaspers, Kierkegaard, Heidegger, Marcel, Jean-Paul
Sartre, los genios más grandes de Occidente, están de acuerdo en unas pocas
cosas. Todos ellos dicen que la vida no es sino aburrimiento, que la vida no es sino ansiedad, angustia; que la vida
es accidental, que no tiene sentido, que la búsqueda de cualquier estado
de dicha es absolutamente inútil, que esos estados no existen. Y cuando grandes
filósofos como éstos están de acuerdo en cuestiones tales, las masas
simplemente les siguen.
Lo que están diciendo está absolutamente equivocado,
porque ninguno de ellos ha meditado nunca; ninguno de ellos ha entrado en su
propia subjetividad. Son personas que están en la cabeza. Ni tan siquiera han
ido a su corazón, así que ¿cómo van a ir hasta su ser?, y ¿cómo van a
desaparecer en lo universal?
A no ser que desaparezcas como una gota de rocío en
el océano universal, no encontrarás ningún sentido. No encontrarás tu verdadera dignidad. No verás que la existencia
vierte sobre ti tanta alegría y tanta celebración que no puedes contenerlas,
que tienes que compartirlas.
Cuando desapareces en lo
universal te conviertes en una nube rebosante, una nube tan cargada de lluvia que tiene que rociar. El
hombre de profunda comprensión, el hombre de intuición, el hombre que ha
llegado a su ser, se convierte en una nube rebosante. Este hombre no es sólo
una bendición para sí mismo, es bendición para el mundo entero.
Osho, Om mani padme hum.
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