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martes, 7 de junio de 2016

¿Qué nos han dejado los sumerios?



O por qué renunciar a crecer no tiene sentido en sociedades económicas complejas.


Con La vida de Brian, los Monty Python lograron traspasar las barreras de la ficción para instalarse en la cultura popular. Sus diálogos sobre el sentido de la protesta, la adhesión o «los romanos a los queno les debemos nada», se han convertido en muletillas, finales de frase que se repiten a coro. Es lo que tiene el cine, genera memes, y con este en concreto pareciera que no hubo nada antes de Roma. Y sin embargo…


Hace unos días sentados delante de una descomunal fuente de quesos, sentimos curiosidad por conocer el origen de su elaboración. Puedo decir que es uno de mis alimentos favoritos, y unido al vino, de los recuerdos más gratos que tengo de la niñez. En casa de mi abuela, cada tarde cruzábamos el río para ir a por la leche y con el sobrante, para tenernos entretenidos (especialmente en las vacaciones de invierno), preparábamos postres varios. Estar en la cocina me encantaba, más en esa, que era de carbón y tenía la fiesta del fuego, pero con lo que disfrutaba en realidad era haciendo queso. Por arte de magia, al echarle limón o cuajo, la leche se separaba del líquido, esa masa sólida quedaba un ratito escurriendo, y de ahí pasaba a un trapo que bien prieto maduraba unos cuantos días en la ventana. Algo tan sencillo y tan integrado en la cultura doméstica del aprovechamiento de los excedentes tenía que tener un largo recorrido.
La historia empieza en Sumer

Sin saber con exactitud en qué momento se comienza a procesar la leche, el primer registro de su transformación data de la I dinastía de Ur, sobre el año 2.500 a.E.C. Es el conocido «Milking Frieze» o «Friso de la lechería».

De la relación y del intercambio regular con otras regiones, la elaboración del queso y su inclusión en la alimentación se extendió por la península arábiga y a lo largo de la cuenca del Nilo, alcanzando el Mediterráneo.


Gracias a la documentación obsesiva que los sumerios realizaban de cada uno de sus procesos, los arqueólogos han podido establecer con bastante precisión el inicio de un sinfín de cosas que sucedieron durante la época sumeria. Códigos de comercio, de administración, de gestión de las ciudades, legales, compendios farmacológicos, la división del tiempo en base 12, la domesticación y uso de animales a gran escala (carneros y búfalos), así como el cultivo de cereales. Trigo primero, posteriormente cebada que soporta un mayor grado de salinidad en la tierra, y con la cebada, la cerveza.

Es precisamente la gestión de los excedentes la que sirve de base para las teorías que explican el auge de la ciudad de Uruk y su consolidación como capital del imperio sumerio. Al estar el suministro alimentario resuelto, sus habitantes podían dedicarse al comercio, el estudio y la investigación. El auge económico atraía a población, alguna flotante con intención de comerciar o aprender ingeniería, técnicas de construcción o de gestión contable. Otros llegaban con intención de asentarse y desarrollar una de las múltiples actividades que se podían desempeñar en la ciudad.
La teoría de la limitación


Es desde la lógica de la abundancia que se explica y entiende el legado sumerio. Sin embargo, en los últimos tiempos ha ido ganando terreno la teoría de las limitaciones al crecimiento para evitar el colapso de los sistemas socio-económicos. En casos como el de la cultura Nazca, de asentamientos poblacionales en Groenlandiao de las comunidades de la isla de Pascua, Jared Diamond identifica cinco elementos clave en el desmoronamiento de una cultura. Entre ellos el impacto humano en el medio ambiente, el crecimiento ilimitado y la sobreexplotación de los recursos, y las conexiones con otras metrópolis.


Pero justamente todos estos modelos tienen unas características determinantes comunes: están basados en un espacio geográfico muy reducido con un número de factores productivos muy reducido. Para ellos puede funcionar la explicación lineal causa-efecto que permite achacar el colapso sistémico a la ausencia de un recurso indispensable para la supervivencia de la comunidad (agotamiento del agua, deforestación…) y por lo tanto validar la teoría de la limitación necesaria del crecimiento para garantizar la supervivencia futura.

Resulta llamativo que ninguna de estas sociedades consiga dar el salto de la economía agrícola a la economía urbana. Ya que son los excedentes los que permiten la acumulación de riqueza, alimentan el crecimiento abriendo camino al desarrollo cultural, artístico, tecnológico y la innovación que a su vez produce más riqueza.
La sociedad urbana


La civilización sumeria comienza siendo una sociedad agraria asentada en el creciente fértil, que evoluciona en las técnicas de explotación de la tierra, introduce el trabajo con animales y construye diques que llegarán a ser verdaderas obras de ingenieríapara controlar las crecidas del río. Los asentamientos se convierten en ciudades, buena parte de ellas alcanzan la categoría de ciudad estado en las que se desarrollan las artes y la música, compitiendo entre ellas por aumentar su belleza y servicios, manteniendo para ello una intensa actividad comercial, aunque también batallando entre sí por hacerse con el control de la región.

Estas características, junto con el sentido nómada y migratorio de sus pobladores, hacen que las ciudades sean destruidas y reconstruidas de nuevo en diferentes ocasiones a lo largo de los siglos, como consecuencia de trifulcas con tribus de regiones cercanas y cambios en las dinastías. Pero lo que sabemos, gracias a las tablillas y restos encontrados, es que durante todo ese largo periodo, la relación comercial con Egipto o Asia Menor no se perdió ni en tiempos de guerras.


Sobre estas claves de abundancia (gestión de excedentes), nomadismo y rutas comerciales fue construida una de las grandes civilizaciones de la antigüedad. No es tan diferente de las fuentes que estamos redescubriendo y que están en el centro de lasconversaciones en estos días. Establecer limitaciones, renunciar a crecer, no tiene sentido en sociedades económicas complejas. En esa complejidad reside su resiliencia y capacidad para continuar creciendo bajo el impulso de la abundancia.

https://lasindias.com/que-nos-han-dejado-los-sumerios

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