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domingo, 22 de julio de 2012

SIMON BOLIVAR Y LA CORRIENTE EMANCIPADORA DE COLOMBIA


Simón Bolívar y la corriente emancipadora procedente de Colombia

Escribe: Herbert Oré Belsuzarri.

Tras la independencia del norte peruano y de Lima por José de San Martín, el virrey La Serna estableció su sede de gobierno en el Cuzco. Así, mientras la costa y el norte del Perú eran independientes, la sierra peruana y el Alto Perú seguían siendo realistas. La conclusión de la independencia del Perú vendría con la intervención de la Gran Colombia.

Luego de la batalla de Pichincha, la Gran Colombia había eliminado la mayoría de los contingentes realistas en su territorio y la amenaza mayor paso a ser el Perú, donde en la sierra se encontraba el último ejército realista superviviente y donde el gobierno del Protector José de San Martín había sentado las cimientos independizando Lima y el Norte Peruano. El Libertador Simón Bolívar había logrado aprovechar la poderosa base de la Gran Colombia que le permitiría cerrar el proceso emancipador en el Perú que luego del impulso que significo las campañas de San Martín en Chile, lucía estancado en el Perú por los conflictos internos en que se sumergió el gobierno de la República del Perú, y más tarde por la inestabilidad del protectorado tras la retirada de San Martín. Simón Bolívar sabía que el último reducto se encontraba en el Perú y que, si quería asegurarse la independencia, no podía ignorarse a los realistas acantonados en el sur peruano y Alto Perú.

En la Entrevista de Guayaquil los dos libertadores trataron el tema de a quien correspondía la soberanía sobre la Provincia Libre de Guayaquil, pero más importante aun cual seria la solución para la independencia del Perú y cual seria el sistema político que se instalaría: uno monárquico constitucional como deseaba San Martín, o Republicano como lo quería Bolívar. Pero siempre ambos sistemas independientes de España. La entrevista se saldó favorablemente para los intereses de la Gran Colombia que ratificó su anexión de Guayaquil. Ante el retiro del Protector y las desafortunadas derrotas militares durante el gobierno del presidente Riva Agüero, el Congreso peruano decidió solicitar la intervención del libertador Simón Bolívar. Bolívar ya había enviado antes al general Antonio José de Sucre, quien mantuvo la autonomía de las agrupaciones militares de Colombia.

Tras acabar con la resistencia de los pastusos en la batalla de Ibarra, Bolívar se embarcó para el Perú y arribó a Lima el 10 de septiembre. Desarticulado el ejército realista por la rebelión de Olañeta en el Alto Perú, la campaña militar del año 1824 sería favorable para los patriotas.

El Ejército Unido Libertador del Perú triunfó en la Batalla de Junín a las órdenes del Libertador Simón Bolívar y en la Batalla de Ayacucho a las órdenes del general Antonio José de Sucre. La capitulación de Ayacucho puso fin al virreinato peruano y concluyó con el Sitio del Callao en enero de 1826 termina el proceso de independencia del Perú.


La Capitulación de Ayacucho es el tratado firmado por el jefe de estado mayor José de Canterac y el General Antonio José de Sucre después de la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824. Sus condiciones fueron: La capitulación únicamente del ejército bajo su mando, la permanencia Realista en el Callao y el nacimiento de Perú a la vida independiente, con una deuda económica a los países que contribuyeron militarmente a su independencia.

El número de soldados naturales de España que combatieron en Ayacucho ha sido acotado por los mismos testimonios posteriores a la contienda. En el año 1824 los europeos combatiendo en todo el virreinato ascendían a 1.500 según el brigadier García Camba, mientras que según el comisario regio Diego Cónsul Jove Lacomme el número total de europeos era de 1.200, y de los que solo 39 hombres formaban en la división del Alto Perú.

Para el 9 de diciembre, día en que se libro la batalla de Ayacucho, y de acuerdo a publicaciones posteriores, los europeos en el ejército del virrey aproximadamente eran 500 hombres según García Camba, mientras que Bulnes cita 900 "desde el virrey al último corneta", apoyándose en el diario del capitán Bernardo F. Escudero y Reguera, oficial del Estado Mayor de Valdés. Pero el testimonio del general Jerónimo Valdés le refuta corroborando la cifra de 500 hombres "de soldado a jefe".

Del número exacto de prisioneros realistas capturados tras la batalla de Ayacucho, 1.512 eran americanos, mientras que 751 eran españoles.

La capitulación ha sido llamada por el historiador español Juan Carlos Losada como "la traición de Ayacucho" y en su obra Batallas decisivas de la Historia de España (Ed. Aguilar, 2004), afirma que el resultado de la batalla estaba pactado de antemano. El historiador señala a Juan Antonio Monet como el encargado del acuerdo: “los protagonistas guardaron siempre un escrupuloso pacto de silencio y, por tanto, sólo podemos especular, aunque con poco riesgo de equivocarnos” (Pág. 254). Una capitulación sin batalla se habría juzgado indudablemente como traición. Los jefes españoles, de ideas liberales, y acusados de pertenecer a la masonería al igual que otros líderes militares independentistas, no siempre compartían las ideas del rey español Fernando VII, monarca considerado tiránico además de ser firme sostenedor del absolutismo.

Por el contrario el comandante español Andrés García Camba refiere en sus memorias como, los oficiales españoles apodados más tarde "ayacuchos", fueron injustamente acusados a su llegada a España: "señores, con aquello se perdió masónicamente" se les dijo acusatoriamente, -"Aquello se perdió, mi general, como se pierden las batallas", respondieron los veteranos de la batalla.

Tratado de Paz y Amistad


El 4 de diciembre de 1836 el parlamento español autoriza a sus gobiernos para que, no obstante los artículos de la Constitución promulgada en Cádiz en el año de 1812, pueda concluir tratados de paz y amistad con todos los nuevos estados de la América española, sobre la base del reconocimiento de su independencia, y renuncia de todo derecho territorial ó de soberanía. Debido a distintos desencuentros España firma el tratado con el Perú el 14 de agosto de 1879 mediante la firma en París del Tratado de Paz y Amistad España-Perú, por parte de España lo hace el Marqués de Molíns y Mariano Roca de Togores, y por el Perú, Juan Mariano de Goyeneche y Gamio, Conde de Guaqui. España envía como su primer embajador en Lima a Emilio de Ojeda.

Como se podrá percibir las gestas libertarias previas y la independencia del Perú son actos de una misma decisión: “La búsqueda de la Libertad” y más allá de cual sea la motivación, en el Perú se sello la independencia de América latina del yugo español.


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