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domingo, 15 de julio de 2012

EL ENIGMATICO REY SALOMON (VI)

TOMADO DE MASONES DE LA LENGUA ESPAÑOLA NUEVA YORK


El enigmático Rey Salomón y la misteriosa Arca de la Alianza

Pero durante el transporte ya se produjo un accidente: “Y pusieron el Arca de Dios en un carro nuevo, sacándola de la casa de Abinadab, que habitaba en Gabaa; siendo Oza y Ahio, hijos de Abinadab, los que iban guiando el carro nuevo. Luego que sacaron el Arca de Dios de la casa de Abinadab, en cuya custodia estaba en Gabaa, Ahio iba delante del Arca… Más así que llegaron a la era de Nacón, extendió Oza la mano hacia el Arca de Dios, y la sostuvo, porque los bueyes coceaban y la habían hecho inclinar. Y el Señor, indignado en gran manera contra Oza, castigóle por su temeridad, y quedó allí muerto junto al Arca de Dios”. Es curioso que tras veinte años de inutilización, la máquina aún produjese fuertes descargas eléctricas. Por tanto, el reactor aún generaba energía. Superados algunos pequeños inconvenientes técnicos, el Arca y su contenido llegaron por fin a Jerusalén, lo cual causó tanto júbilo al rey David que se puso a bailar de alegría, desnudo y dando saltos ¿Acaso pretendía obtener maná para el aprovisionamiento de su pueblo? Por grande que fuese su satisfacción por poseer el Arca, David no se decidió a guardarla en palacio ni ordenó construir ningún templo a tal fin: “Introdujeron pues el Arca del Señor y la colocaron en su sitio, en medio del tabernáculo que le había mandado levantar”. Una vez más se hace el silencio alrededor del misterioso objeto. Fue el sucesor de David, el rey Salomón (aproximadamente 965-926 a.C), quien hizo instalar el Arca en elSancta Sanctorum, un recinto del Templo dotado de un blindaje especial. Allí permaneció sin ser tocada durante trescientos años, a pesar de todas las guerras y revoluciones que tuvieron lugar en el reino israelita. En ese lapso de tiempo, el Templo fue saqueado por lo menos cuatro veces; los asaltantes se llevaron tesoros de piedras preciosas y oro… pero sorprendentemente no tocaron elArca de la Alianza. No vuelve a ser mencionada en ninguna crónica. Y eso que los saqueadores se llevaron cosas de menos importancia, además de las joyas. ¿Acaso desconocían la existencia del Arca? ¿Temían su misterioso contenido? ¿O quizá los israelitas trasladaron a otro lugar, celosamente oculto, el preciado recuerdo de su propio éxodo a través del desierto? ¿Tal vez nadie sabía dónde estaba? ¿No será ésta la razón de que la pista se borre durante tanto tiempo?

En todo caso, y según los últimos indicios, el Arca había dejado de tener importancia para sus propietarios: “Colocad otra vez el Arca en el santuario del templo, edificado por Salomón, hijo de David, rey de Israel; porque ya no la tendréis que llevar más” (Crónicas) . Salomón fue el segundo de los hijos que tuvieron el rey David y Betsabé. En la Biblia, el profeta Natán informa a David que Dios ha ordenado la muerte a su primer hijo como castigo por el pecado del rey, quien había enviado a la muerte a Urías, marido de Betsabé, para casarse con su esposa Según Samuel: «Has hecho blasfemar a los enemigos de Dios». Tras una semana de oración y ayuno, David supo la noticia de la muerte de su hijo y consoló a Betsabé, quien inmediatamente quedó embarazada, esta vez de Salomón. La historia de Salomón se narra en el Primer Libro de los Reyes y en el Segundo Libro de las Crónicas. Sucedió a su padre, David, en el trono de Israel hacia el año 970 a. C. Su padre lo eligió como sucesor a instancias de Betsabé y Natán, aunque tenía hijos de más edad habidos con otras mujeres. Fue elevado al trono antes de la muerte de su padre, ya que su hermanastro Adonías se había proclamado rey. Adonías fue más tarde ejecutado por orden de Salomón, y el sacerdote Abiatar, partidario suyo, fue depuesto de su cargo, en el que fue sustituido por Sadoc. Del relato bíblico parece deducirse que a la ascensión de Salomón al poder tuvo lugar una purga en los cuadros dirigentes del reino, que fueron reemplazados por personas leales al nuevo rey.


En la Bibliase dice del rey Salomón que heredó un inmenso imperio conquistado por su padre David que se extendía desde el Nilo, en Egipto, hasta el río Éufrates, en Mesopotamia. Asimismo poseía una gran riqueza y sabiduría y administró su reino a través de un sistema de 12 distritos. Poseyó un gran harén, el cual incluía a “la hija del faraón“. Honró a otros dioses en su vejez y consagró su reinado a grandes proyectos de construcción, incluyendo: el Templo, el Palacio Real, las murallas de Jerusalén, las ciudades reales de Meguido, Hazor, y Gezer, así como las ciudades para almacenes, para sus jinetes y para sus carros, a lo largo de su imperio. Para ser consistentes con el modelo de otras culturas de la Edad del Bronce y de la Edad del Hierro en el antiguo Próximo Oriente (egipcios, babilónicos, asirios, e hititas), sería de esperar que numerosos documentos, artículos, e inscripciones en edificios o monumentos públicos hubieran sido dejados por este gran rey o, más tarde, por sus descendientes en su honor. Pero, sorprendentemente, todavía no se ha encontrado ningún artículo de cualquier clase que lleve su nombre. Las ciudades de Hazor, Meguido y Gezer han sido excavadas extensamente hoy en día. Se encontró en cada una de estas ciudades un estrato que contenía grandes palacios, templos y fortificaciones. No se ha hallado el nombre de Salomón, pero en cambio sí se ha encontrado el cartucho del faraón de la XVIII Dinastía Amenhotep III. En Jerusalén no ha sido posible excavar en elMonte del Templo, pero las extensas excavaciones realizadas en la ciudad, incluso en las áreas adyacentes al monte del templo, no han revelado la existencia de ningún palacio salomónico. Es más, la excavación del Millo ha revelado (según la alfarería encontrada en él) que su construcción original también fue contemporánea del reinado de Amenhotep III de la XVIII Dinastía egipcia.

Amenhotep III, conocido en tiempos antiguos como el “Rey de Reyes” y “Señor de Señores“,fue un faraón de la gloriosa XVIII Dinastía de Egipto. Al igual que Salomón, heredó un inmenso imperio cuya influencia se extendía literalmente desde el Nilo al Éufrates.En contraste con el imperio de Salomón, el imperio de Amenhotep es indiscutible. Los edificios, monumentos, documentos, artículos, y otros numerosos vestigios de su reinado son universales e incomparables, con la posible excepción de los que dejó el faraón de la XIX Dinastía, Ramsés II. El reinado completo de Amenhotep III fue consagrado a la construcción de monumentos a lo largo de Egipto, Canaán y Siria. Aparte del templo más glorioso de la antigüedad en Luxor,construyó otros muchos templos de diseño similar a lo largo de Egipto y en el resto de su imperio, incluso en las ciudades fortificadas cananeas de Hazor, Meguido, Gezer, Laquis y Betseán.Según los registros egipcios, el padre de Amenhotep, Thutmosis IV, y su abuelo Amenhotep II deportaron a unos 80.000 cananeos. Los habitantes cananeos de Gezer fueron específicamente incluidos en esta deportación. Fue durante el reinado de Amenhotep III cuando Gezer y otras ciudades principales de Palestina fueron fortificadas como las guarniciones reales egipcias y se las dotó de refinados templos y palacios. La Biblia dice que durante los días de Salomón, el faraón de Egipto capturó la ciudad cananea de Gezer y se la regaló a su hija como dote de su matrimonio con Salomón (Reyes). Era una costumbre obligatoria para Amenhotep III casarse con “la hija del faraón” para asegurarse el trono. Esto es precisamente lo que hizo cuando se casó con Sitamon, la hija de su padre, el faraón Thutmosis IV.


La red de ciudades fortificadas de la XVIII Dinastía egipcia también incluía a Jerusalén. Si las construcciones de Amenhotep III en Gezer, Hazor, Meguido y otras guarniciones son alguna muestra, entonces Amenhotep indudablemente edificó un magnífico templo en el venerado Monte del Templode Jerusalén. La estructura adyacente al Monte del Templo de Jerusalén, conocida tradicionalmente como los “establos de Salomón“, es consistente con la arquitectura de las ciudades fortificadas de Amenhotep. La arqueología también ha confirmado que durante su reinado se guardaron carros en estas ciudades en grupos de entre treinta a ciento cincuenta cada uno.Las antiguas minas de Timna, en el desierto del Neguev, conocidas como las “minas de Salomón” en realidad son anteriores a Salomón en unos trescientos años, según la cronología convencional, datándolas una vez más en los tiempos de Amenhotep III. Cobre de Timna, oro del Sudán,otros metales preciosos, joyas y piedra de alta calidad fueron utilizados en gran abundancia en los templos de Amenhotep, así como en los de Salomón. Una estela del templo funerario de Amenhotep alardea de que el templo fue “embellecido por todas partes con oro, su suelo brilla como la plata… con estatuas reales de granito, de cuarcita y de piedras preciosas“. La cantidad de materiales empleados en otro templo construido por Amenhotep es también “asombrosa: 3,25 toneladas de electro, una aleación de plata y oro, 2,5 toneladas de oro, 924 toneladas de cobre. Se dice que la satisfacción más grande del Salomón bíblico fue el reto de completar sus grandes proyectos (Eclesiastés). Lo mismo se dijo de Amenhotep III. En un texto egipcio real del periodo se lee, “He aquí que el corazón de su Majestad estaba satisfecho con la construcción de monumentos muy grandes, como los cuales nunca se habían hecho realidad desde las primeras edades de las Dos Tierras“. Sólo un rey enormemente rico de un imperio bastante estable podría construir tan espléndidamente y en muchos sitios tan distribuidos en la antigüedad.

Amenhotep III fue indiscutiblemente el rey más rico de la antigüedad. La realización de tales magníficos proyectos requirió el mantenimiento de una considerable y constante fuente de trabajo y de ingresos que se extendía a lo largo de un periodo de muchas décadas. La administración y el sistema de impuestos de Amenhotep, con sus 12 distritos, es idéntico al de Salomón que se describe en la Biblia (Reyes). Amenhotep también se dedicó a redescubrir la sabiduría, los misterios y las tradiciones de las dinastías egipcias anteriores. Se ha establecido una fuerte relación entre los “Proverbios de Salomón” de la Biblia y las “Máximas de Amenhotep III” encontradas en Egipto.Además de los proyectos ya mencionados, Amenhotep construyó también un palacio completamente nuevo en Tebas. La nueva residencia real incluía todos los elementos contenidos en el palacio de Salomón que se describe en la Biblia (Reyes), a saber: una casa fabricada casi completamente de cedros del Líbano (construida para la fiesta del Jubileo de Amenhotep); una sala de columnas con una terraza en la fachada y rodeado por un patio de columnas; un salón del trono construido con muchas columnas de madera y cuyo suelo era la escena de un lago pintado (idéntico al que cruzó maravillada la reina de Saba cuando se acercó al trono de Salomón, como se describe en el Corán); un palacio separado construido para Sitamon, “la hija del faraón“; un palacio real (consistente en su propia residencia, la residencia de su Gran Esposa, Tiye, y una residencia para el harén real). Amenhotep, como Salomón, fue incansable en la persecución de mujeres para su harén, especialmente de mujeres extranjeras y hermosas, tanto de origen regio como humilde. El harén de Amenhotep incluía a dos princesas de Babilonia, dos princesas de Siria, dos princesas de Mitani, y como el harén de Salomón, incluía a una princesa de cada una de las siete naciones enumeradas en Reyes.

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