Los viajes de Henu 2 de 2
El resto de los viajes
Estos viajes continuaron ininterrumpidamente –excepto en los etapa de los hicsos- apareciendo relatos durante la XII Dinastía con los Reyes AmenemhatI, II, III y Sesostris I, II, III y otros hasta Cleopatra.
Una criada ofrece perfumes a las invitadas en un banquete. Pintura mural de la tumba de Najt (Tebas). Los viajes comerciales también buscaban valiosos perfumes apreciados por la clase dominante.
Toda esa actividad exploradora alcanza un gran auge durante la dinastía XI y comienzos de la XII hasta que las sublevaciones generales de las tribus negras sudanesas, en época de Senusert III (also, Sesostris III) impidieron durante cierto tiempo aventurarse por esas tierras meridionales.
Egipto es de origen negro-africano
Los orígenes de esta civilización no hay que buscarlos en civilizadores foráneos, venidos desde el norte o desde Mesopotamia. El pionero del origen egipcio en los pueblos del África negra fue Cheikh Anta Diop.
Cuando el Sahara se desertizó, su población negra de agricultores abandonaron la zona en busca de tierras más húmedas, las cuales encontraron en los alrededores de las grandes charcas y de los cursos de agua del sur, así como en el valle del Nilo. Lo mismo hicieron los pobladores del antiguo territorio de Khartum, como lo demuestran una serie de indicadores culturales comunes: los megalitos, la circuncisión, los tatuajes, las tierras asociadas a la serpiente, el carnero, el disco solar, los cráneos deformados por vendas y la momificación mediante inhumación temporal en arena caliente, la divinización del buey y la vaca como divinidades celestes. Si te interesa el tema puedes consultar Tras las huellas de Kuma.
Las razas humanas en la tumba de Ramsés III, hacia el 1.160 a.C. Esta pintura mural los egipcios y sus vecinos del sur son representados con exactamente el mismo aspecto negro-africano.
Los exploradores egipcios visitan los territorios negros
Entre los grandes exploradores de esa época destaca Hapdjefai, inquieto aventurero que desde Siut dirigió numerosas expediciones en Nubia, así comoPepinekht, Si-Hathor y Amori. Una importante expedición al Punt, dirigida por Khentekthai, fue muy celebrada porque logró regresar a Egipto sin haber sufrido una sola baja, lo cual indirectamente nos indica que, en general, todas esas expediciones ocasionaban gran número de víctimas.
Además de realizar las exploraciones de Nubia, Sudán y del mar Rojo, los egipcios convirtieron muy pronto el Mediterráneo oriental en un mar egipcio, explorando las costas de Siria, Chipre, Asia Menor y Creta. A partir de la dinastía XVIII, los cretenses adquirirán poco a poco el monopolio de las navegaciones mediterráneas, sustituyendo a los egipcios y ampliando el área de las exploraciones a las Cícladas, la Grecia continental y el Mediterráneo central, donde pronto les sucederán los aqueos y los primitivos griegos, entre los que destacan Hannon, Himlicon, Kolaikos (620 a.C), Escylax de Caryanda(510 a.C) Piteas de Marsella y Nearcho (320 a.C).
Burro en una pintura egipcia datada entre 1298-1235 a. C. Fuente: Wikipedia
Las expediciones egipcias al Sudán se realizaban mediante grandes caravanas de asnos porteadores y se organizaban en la propia frontera meridional. Funcionarios reales se hallaban encargados de equipararlas y aprovisionarlas a lo largo del territorio egipcio, y ya más allá de la frontera eran las tribus ribereñas del Nilo las que, con sus tributos, contribuían a la financiación de las expediciones, cuya finalidad era la obtención de oro, marfil, ébano y otras materias desconocidas en el propio Egipto. En muchos casos, el espíritu de aventura o la enemistad de jefes indígenas obligaban a efectuar arriesgadas penetraciones, no previstas, hacia las selvas tropicales. De la información conservada no puede deducirse con exactitud el límite alcanzado por los exploradores egipcios en la frontera meridional, pero indirectamente, gracias a las consecuencias de un intento de entablar comercio, sabemos que la influencia egipcia penetró profundamente en las propias áreas ecuatoriales.
Barcos mercantes del Nilo en el Antiguo Egipto. Acuarelas del pintor valenciano Rafael Monleón en Historia de la navegación. Fuente: Museo Naval de Madrid
La multiplicación de estos viajes, las grandes riquezas y los productos exóticos aportados por esforzados navegantes y exploradores, llenaron la fértil imaginación egipcia y crearon un clima de aventura y ensueño que se manifiesta en la nutrida literatura novelada de viajes legendarios desde tiempos del Imperio Medio. Tal es el viaje conservado en un papiro famoso de San Petersburgo, titulado La Historia del marinero náufrago, relato de un viaje al Punt escrito alrededor del 2200 a. C., aunque algunos eruditos lo retrasan hasta la época de la dinastía XII (siglo XX a. C.). La historia incluye referencias a las ofrendas a los dioses así como a todo tipo de mercancías: incienso, madera fragante, marfil, grano, fruta, pescado, aves, e incluso a una serpiente gigante. El relato puede ser obra del “escriba de hábiles dedos”, Ameny hijo de Amenaa. Es el primer relato de naufragios, de los que son muy conocidos los de Simbad y Robinson Crusoe. Cuenta la experiencia del náufrago, sus temores, la soledad y el miedo a morir en un país extranjero, un tema recurrente en la historia de la literatura antigua egipcia.
-Viaje de Hatshepsut
Hatshepsut volvió a recuperar el comercio del Punt, dejándonos escrita su expedición, tal vez la más conocida, que dejó grabada en el Templo de Dei al-Bahari. La reina era hija de Tutmosis I, la única mujer proclamada faraón. El viaje se realizó el año 1464 a. C., bajo el mando de Nehesi, portador del sello real. La expedición tenía una doble misión: el tradicional comercio de maderas preciosas, oro e incienso y la realización de un estudio sobre el país, tanto sobre las condiciones geográficas como políticas y sociales.
Escultura en caliza de Hatshepsut, datada sobre 1520-1484 a.C. Museo Egipcio de El Cairo. Fuente: Artehistoria
Templo de Dei el Bahari, tumba de Hatshepsut. Fuente: Wikipedia
En estos grabados se describe la llegada a una montaña que tenía terrazas con incienso (gomorresina que se obtiene haciendo una incisión en los troncos de los árboles de la Boswellia).
-Viaje de Unamón
Relatado en un fragmento que se conserva en la colección del Museo Pushkin de Moscú, titulado oficialmente Papiro Pushkin 120, el viaje demuestra la pérdida de poder e influencia de Egipto a través de los desprecios infringidos a Unamón, sacerdote de Amón, que viajó a Biblos circa 1050 a. C. para comprar madera (probablemente de cedro) para un nuevo barco sagrado.
Fragmento del Papiro Pushkin 120, con la historia de Unamón.
Unamón contó que al llegar al puerto de Dor, gobernado por el príncipe Tyeker Beder, fue desvalijado. Cuando llegó a Biblos, el rey Zakar-Baal se negó a que le entregasen la madera pedida y, además, le exigió a Unamón que pagase para obtener noticias, una práctica contraria a la tradición. Unamón entonces tuvo que pedir a Esmendes más oro, un gesto humillante. Después de un año de espera en Biblos, Unamón se dirigió a Alashiya (Chipre), dónde quisieron matarlo, antes de recibir la protección de la reina Hatbi. La historia se detiene aquí porque falta el resto del papiro.
Los problemas de Unamón en su viaje se han explicado como emanados de esa situación internacional. En el estudio de Goedicke (1975) aporta lo que habrá de ser una de las interpretaciones más sugerentes sobre el personaje. Goedicke demuestra que la actitud de Unamón no se corresponde con las esperables de un enviado que intenta realizar una transacción comercial. Los problemas de Unamón proceden, en su visión, no sólo de la pérdida del prestigio de Egipto en el concierto internacional, sino de la falta de adecuación a los usos y costumbres vigentes en el mundo comercial del Mediterráneo de su tiempo. Unamón actúa fuera de las normas de conducta apropiadas (y de cortesía). Vale la pena recordar cuál es la situación de Unamón a su llegada a Biblos con la intención de comerciar y obtener madera de cedro para la barca de Amón. Cuando Unamón se presenta ante el gobernante de Biblos acaba de robar un barco (es un pirata), no tiene credenciales que establezcan su identidad ni su misión, no lleva capital para intercambiar por los bienes deseados, su actitud es profundamente descortés y llega perseguido por su delito. Esto escribe José Ramón Pérez-Accino enUnamón revisado, publicado en Intercambio y comercio preclásico en el Mediterráneo (I Coloquio del Cefyp, descargar aquí).
-Viaje a Bactria
Ramsés II ordenó un viaje con un destino más lejano que Punt: Bactria, de donde procedía el lapislázuli, inexistente en África. En general, los egipcios lo adquirían en Tefrer, una ciudad situada en el canal que unía el Tigris con elÉufrates. En Tefrer, posiblemente Sippar, compraban también otra piedra a la que daban el nombre de la ciudad (tefrer) y que no ha sido identificada.
Una de las esposas de Ramsés II era hija del rey de Bactria, y recibió aviso de que su hermana estaba muy enferma. El faraón envió a uno de sus mejores médicos, pero la princesa no sanaba: tras el inútil viaje de otro médico, se decidió enviar al dios Jonsu, protector de los enfermos, el que ahuyentaba a los malos espíritus y regulador de los destinos. Una flota compuesta por un gran barco y otros cinco pequeños como escolta tardó un año y cinco meses en llegar a su destino tras bordear Arabia y remontar el Indo. Jonsu permaneció en el palacio real casi cuatro años, hasta que el rey lo devolvió junto con grandes regalos. Los egipcios habían realizado en ese tiempo cinco viajes entre Tebas y Bactria.
Bibliografía
El Egipto faraónico. Sociedad, economía y política. J. M. Parra (coord.). Marcial Pons, 2009.
Mitos y cuentos egicios de la época faraónica. Gustave Lefebvre. Madrid, Akal, 2003.
Holmes, George C.V. (2006). Ancient and Modern Ships V1: Wooden Sailing Ships. Kessinger Publishing, LLC. Montet, Pierre (1993). La vida cotidiana en Egipto en tiempos de los Ramsés. Temas de hoy.
Galán, José Manuel. «Expedición a Punt (transcripción)».
López, Francisco (2006). «Papiro de Moscú 120». La Tierra de los Faraones.
Torre Suárez, Juan de la. «Las aventuras de Unamón».
http://pladelafont.blogspot.com/2013/11/los-viajes-de-henu.html
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