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lunes, 19 de noviembre de 2018

Las creencias siberianas

Las creencias siberianas

No obstante, a pesar de todos estos intentos por parte del poder central de desposeerles de su modo de vida ancestral, tanto los evenks como evens aún conservan casi intactas sus creencias, mitos y prácticas animistas, basadas en rituales chamanistas durante los cuales uno o varios individuos entran en un estado de trance o éxtasis mediante la ingesta de un hongo alucinógeno -amanita muscaria, habitualmente-. De este modo, los chamanes se comunican con sus ancestros, que en muchos casos son los animales guía o protectores del pueblo y cuyo papel tiene como finalidad primordial la protección de sus semejantes, la consecución de alimentos y la recuperación y conducción de las almas de los difuntos a su destino final. 


Dos chamanes ewenks. Vienna Ethnological Museum

Entre los mitos del origen del mundo y la humanidad, los pueblos tunguses sostienen que fue el dios Enduli (también los Ewenki y los Elunchun en China) el que, a partir del esqueleto de un pájaro, creó diez hombres y diez mujeres. Al ver el resultado, se sintió satisfecho y decidió crear cien de cada uno de ellos. Adoran el fuego y le muestran sus respetos mediante el lanzamiento al mismo de alimentos antes de comer e incluso, en determinadas zonas, lanzan leche al aire cuando un águila, cisne o pato, al que adoptan como tótem, sobrevuela sus tierras.

Así, estos ritos y creencias son un signo inequívoco del parentesco existente entre losevens y los evenks, ya que ambos pueblos pertenecen al grupo Baikal-mongol. Es más, desde un punto de vista puramente étnico son parecidos en extremo si se les compara por separado con cualquier otro pueblo siberiano.

No obstante, a día de hoy están considerados oficialmente como pueblos distintos según el Gobierno Ruso, hecho que una pequeña parte de la comunidad científica apoya, puesto que afirman que el origen del pueblo even podría ser distinto al de los propios tunguses, afirmando que la convivencia de los evenks y los yukagir (Los Yukagiros son un pueblo de Siberia oriental, que habita en la cuenca del río Kolymá) durante el último milenio es razón más que suficiente para justificar sus extraordinarias similitudes culturales, lingüísticas, religiosas y étnicas.

En ambos casos estos pueblos establecieron lazos muy estrechos con el resto de los pueblos de la península, sobre todo con los koryaks y los chukchis, con los que han convivido de un modo pacífico durante largos periodos de tiempo, y cuyas respectivas culturas se han enriquecido a lo largo de la historia gracias a la intensa interacción que ambos grupos han protagonizado.

Una mujer Shaman con un grupo de Koryaks. Siberia Oriental, Primorsk oblast, regiónPetropavlovskiyi. Koryak. Collector V.K. Arsenyev. 1915. Fuente: Museo ruso de Etnografía

Podemos concluir que tanto el origen como los vínculos antropológicos y lingüísticos son muy fuertes, no sólo entre los koryaks y los chukchi, sino también con los ítelmens -también conocidos como kamchadal-, que conjuntamente representan a los descendientes de los habitantes originarios de Kamchatka y cuya presencia en el territorio se remonta a épocas del Neolítico, hace unos 6.000 o 7.000 años.

Aun así, a pesar de no conformar un grupo tan sumamente homogéneo como sucede entre los evenks y los evens, desde el punto de vista antropológico, tanto los koryaks como loschukchi y los ítelmens pertenecen al tronco étnico de los pueblos mongoloides del Norte de Asia, por lo que sus características corporales y sus rasgos faciales son muy similares: son bajos y robustos, de piel oscura, y su cara y nariz anchas, con pómulos prominentes y ojos rasgados.

Un chamán durante una sesión ritual. Oblast autónomo de Oirat, Altai. Colector M. P.Gryaznov. 1930. Fuente: Museo ruso de etnografía

Su parentesco también se evidencia en sus respectivas lenguas, pues éstas pertenecen al grupo de las lenguas chukotkas de Kamchatka, también aglutinantes, de origen paleoasiático. Hasta tal punto son parecidas, que los koryaks y los chukchi pueden comunicarse en sus respectivas lenguas maternas y comprender perfectamente el contenido del mensaje de su interlocutor, cosa que no sucede con los ítelmens, ya sea porque se desvinculó en una etapa más temprana de este tronco común o, como sostiene Liudmila Smirnova, la lengua ítelmenno pertenece al grupo de las paleoasiáticas.

Al igual que los pueblos tunguses de Kamchatka, los koryaks, los chukchis y los ítelmenstenían en su haber distintas leyendas mediante las que intentaban explicar el porqué de todo aquello que les rodeaba, el origen del universo… e incluso compartían con los evens y losevenks parte de estas creencias. Sin duda el ejemplo que mejor pone de manifiesto esta sintonía es que estos pueblos creían que el responsable de la Creación fue el dios-cuervoKutkh, que mientras sobrevolaba el océano, se lanzó en picado desprendiéndose de una de sus plumas. Al caer sobre dicho océano, una gran masa de tierra completamente plana emergió: Kamchatka; pero al principio ésta estaba poblada únicamente por hombres, por lo que el dios Kutkh, ante la soledad y tristeza de éstos, decidió crear una hermosa mujer que fue deseada y amada por todos. A medida que los hombres iban muriendo se transformaban en volcanes cuyos corazones rugían ardientemente por el amor que le profesaban. Asimismo, estos pueblos compartían la adoración por el perro, al que consideraban un animal sagrado que también participó en la creación del mundo: los valles y las montañas se formaron cuando el gran perro de tiro del dios Kutkh, llamado Kozei, sacudió la nieve que se había acumulado en su lomo, provocando un gran terremoto. Esta leyenda da una explicación mítica de la gran actividad sísmica de la región.

Sin embargo, los koryaks y los ítelmens, no demuestran demasiada veneración por Kutkh, al que tienen por mala persona por haber abandonado a su familia y, por su culpa, en Kamchatka existen tantos volcanes, actividad sísmica y ríos tan peligrosos.

Los ítelmens, cuyo significado es “vivir o viviendo aquí”, creían que los volcanes estaban protegidos por demonios a los que llamaban gomuls o kamuli. Estos demonios se alimentaban de pescado y descendían cada noche desde las cimas hasta el mar para capturar ballenas y peces. Más tarde volvían para cocinarlos en enormes hogueras, haciendo referencia a la actividad volcánica que cada noche podían divisar desde sus aldeas. Por esta razón, pensaban que los cráteres estaban cubiertos de restos óseos de ballenas y desperdicios de pescado; pero nunca ascendían estos conos para comprobarlo porque vivían permanentemente aterrorizados. Es por esto, que solían realizar sacrificios en honor de estos demonios con el fin de protegerse de su ira (erupciones).

Las invasiones eslavas

El carácter de estos pueblos determinó su actitud frente a las invasiones eslavas. Como podemos deducir de las creencias de los ítelmens, eran un pueblo frágil, huidizo y al que se podía someter con relativa facilidad. Y en efecto eso hicieron los rusos, contando con la colaboración de otros pueblos previamente subyugados -los yukagir- para cobrarles impuestos abusivos. 

A mediados del siglo XIX los cosacos estimaron que los ítelmens no les habían pagado bastantes impuestos (pieles) por lo que les requisaron sus medios de subsistencia como botes de pesca, los trineos y alimentos básicos, como el aceite de foca, pescado o frutos silvestres. Todo el pueblo se lanzó de forma salvaje contra los rusos y, como era previsible, fueron rápida y despiadadamente aplastados y masacrados.

Por el contrario, los chukchis, como se deduce de su crítica hacia el dios Kutkh, y loskoryaks, por su ruda naturaleza, son mucho más vehementes y lo demostraron con creces, no sólo en el campo de batalla, puesto que los rusos en efecto no les pudieron derrotar, sino porque en el caso de los primeros, cuando caían prisioneros, se mataban unos a otros al preferir la muerte antes que ser esclavos de unos extranjeros.

Al principio de la invasión eslava, ante la impotencia de ver cómo una expedición tras otra fracasaba en su intento por someter por la fuerza a los nativos, los rusos decidieron jugar con un arma que estos pueblos desconocían: el soborno. De este modo se ganaban el favor de los líderes tribales, que aceptaban de buen grado regalos y vodka, y la garantía de mantener su estatus de poder si colaboraban con los ellos a la hora de recaudar impuestos. Los indígenas consumieron grandes cantidades de alcohol y se hicieron dependientes del mismo, por lo que se encontraban literalmente en manos de los eslavos.

Este fenómeno fue el punto de partida para desarrollar una importante actividad comercial entre los rusos y los pueblos de Kamchatka. Unos ofrecían piel y pescado, y otros bienes procedentes del resto del Imperio, pero fundamentalmente alcohol. Con el paso del tiempo, ya en el siglo XIX, y con el propósito de consolidar el control de San Petersburgo mediante el reforzamiento de estos vínculos, los rusos decidieron crear auténticas ferias comerciales de ganado, pescado, madera…, y librar a algunos pueblos de pagar impuestos, por considerarlos peligrosos, como los chukchi.

Durante el periodo de la Unión Soviética no mejoraron sustancialmente su calidad de vida. Siguieron siendo ciudadanos de segunda, aunque los ideales revolucionarios promulgaran lo contrario. Tan sólo se podría destacar un aspecto positivo: la alfabetización y la trascripción al cirílico de determinados dialectos de las respectivas lenguas y la publicación de diccionarios y de la literatura propia. Los negativos fueron –y lo siguen siendo con la Federación capitalista rusa- la contaminación como consecuencia de la explotación de productos petrolíferos, la deforestación, la destrucción de sus modos tradicionales de vida, el alcoholismo -problema de envergadura que comparten con las tribus que habitan las zonas de los países capitalistas y democráticos de Alaska, el Norte de Canadá y Groenlandia (aleutianos, inuits).

El gobierno ruso actual intenta ocultar el desplazamiento forzoso de pueblos enteros a otras zonas alejadas de sus tierras para realizar pruebas balísticas de misiles de largo alcance y potencialmente nucleares desde el Báltico a la Península. A estos problemas podemos añadir la falta de oportunidades en estas remotas regiones y el consiguiente proceso de emigración, la pérdida de la identidad cultural de gran parte de la población, el mestizaje con los eslavos, el desprecio y el aislamiento que sufren de facto o su adaptación forzosa a un modo de vida que no es el suyo, han potenciado y permiten que todos estos pueblos estén en mayor o menor medida condenados a desaparecer, a ser absorbidos por el grupo ruso dominante.

Fuentes bibliográficas

1. Carlos Sánchez-Cantalejo Jimena, Breve paseo por los confines: la península de Kamchatka. El Genio Maligno. Publicación semestral - ISSN:1988-3927 - Número 3, septiembre de 2008 | Descargar PDF

2. La presencia rusa en el Pacífico Noroeste, de Manuela Fernández Rodríguez, Universidad Rey Juan Carlos

3. “Informe sobre los descubrimientos de los rusos en las costas de la América, en las expediciones hechas en el mar pacífico desde Kamtschatka”. AGI, Estado, Legajo 86B, Documento 100.
4. DE LAPORTE, (traducción D.P.E.P), El viagero universal, ó noticia del mundo antiguo y nuevo. Tomo VI, Imprenta de Fermín Villalpando, Madrid, 1796, pp. 236 a 238


5. Historia política de los establecimientos ultramarinos de las Naciones Europeas. Escrito por elabate Raynal (Guillaume-Thomas-François), adaptado por Pedro Jiménez de Góngara y Luján, Almodóvar del Rio (duque de), con el pseudónimo de Eduardo Malo de Luque. Editor Antonio de Sancha, Madrid, 1788 (Books Google, Fondos digitales Univ. Sevilla)

Jiménez de Góngora nació en una familia noble de Córdoba, España, y se convirtió en el séptimo marqués de Almodóvar del Río. Fue nombrado Grande de España en 1779 y duque de Almodóvar del Río en 1780 por el rey Carlos III de España. Fue embajador en Rusia desde 1759 hasta 1763, el Embajador en Portugal en torno a 1765-1778 y embajador en Londres en 1778. 

Bajo el seudónimo de Francisco María de Silva, Jiménez de Góngora contribuyó a difundir las obras de François Marie Arouet Voltaire y las ideas del enciclopedismo en España. El Abbé Guillaume Thomas François Raynal publicó cuatro volúmenes titulados Histoire philosophique et politique des établissements et du commerce des Europeos dans lesdeux Indes en Amsterdam en 1770 acerca de la influencia negativa de la civilización española en la colonización de tierras extranjeras. Bajo el seudónimo de Eduardo Malo de Luque, Jiménez de Góngora realizó la versión en español de esta obra, Historia Política de los establecimientos ultramarinos de las Naciones Europeas.

6. En 1900, la mayor parte de Alaska había sido explorada por los europeos. A partir de 1741 los rusos comienzan sus expediciones militares y científicas del extremo de Siberia, sospechando que existe un mar que separa Asia de América. Para averiguar quiénes fueron los exploradores es importante seguir los nombres de los accidentes geográficos, que nos sirven para identificar las rutas que habían sido utilizados previamente. En los Estados Unidos esta labor comenzó en 1890 con la creación por Benjamin Harrison de la Junta de Nombres Geográficos de EE.UU. En 1902, el United States Geological Survey publicó una obra monumental de Marcus Baker, el Diccionario Geográfico de Alaska que detalló el origen de miles de nombres de lugares geográficos en el territorio de Alaska, además de ofrecer una breve biografía de alrededor de 120 de las personas que habían dado los nombres a los accidentes geográficos que describe.

7. Aspectos generales de la etnografía koryak en la página del Dr. Alexander King de la Universidad de Aberdeen 

8. Azulay, E. & Allegra, H. (eds.) (1995). The Russian Far East. New York: HippocreneBooks.




12. Lincoln, B. (1993). The Conquest of a Continent: Siberia and the Russians. New York: Random House.

13. Olson, J.S., Pappas, L.B. & Pappas, N.C.J. (1994). An Ethnohistorical Dictionary of the Russian and Soviet Empires. Wesport: Greenwood.

14. Scott Polar Research Institute. Cambridge University.




La Exploración de Siberia


http://pladelafont.blogspot.com/2013/10/las-creencias-siberianas.html

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