Estos dos elementos, muy empleados en las transmutaciones alquímicas, son los representantes de dos fuerzas planetarias: Marte y la Luna.
Marte es el dios de la guerra y el azufre es su quintaesencia. El azufre, el más inflamable de los elementos químicos, indica al candidato que deberá encontrarse en todos los combates y en los debates de su tiempo. Que se guarde de caer en la tibieza y en la indiferencia y que todas las mañanas al levantarse compruebe si su carga de azufre para la jornada es suficiente.
Si un día, leyendo el periódico, cae en la evidencia de que poco le importan los conflictos del Líbano, que le tiene sin cuidado el problema palestino y que es indiferente a las guerras iniciadas en nombre de la paz es que ha dejado de ser útil para la obra.
La carga de azufre hará que todo le concierna, que sienta en su propia carne lo que pueda ocurrir en cualquier lugar del planeta y hará que esté permanentemente armado caballero para el combate singular que plantea la vida.
La sal, elemento lunar, representa la imaginación y la sabiduría que la conciencia superior va depositando en el fondo humano del individuo a través de las vidas. En ese combate que el neófito tendría que emprender, su azufre debe ir acompañado de igual cantidad de sal. Su conciencia ha de ser el juez de sus actos ya que, de otra forma, un combate sin conciencia sería una pura agresión.
http://www.masoneriadelmundo.com/2015/08/simbolismo-masonico-del-azufre-y-la-sal.html
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