AMIGOS DEL BLOG

sábado, 3 de diciembre de 2016

Mozart y la Masonería


Para el público en general cuyo principal contacto con su biografía acaso sea Amadeus la famosa película que se inspira en la supuesta visión de Antonio Salieri, uno de sus competidores y adversarios en la Corte imperial, la figura de Wolfgang Amadeus Mozart es contradictoria: su música es sublime, el personaje es un medio botarate, frívolo, juerguista e incapaz de mantener una conducta seria.


Se celebra el aniversario del nacimiento de Mozart pero nunca se recuerda su segundo nacimiento: el de su ingreso en la Masonería. Y eso que en la lamentablemente corta vida del genial músico salzburgués la afiliación masónica tuvo una gran importancia desde su iniciación en la noche del 14 de diciembre de 1784 en una tenida iniciada a las seis y media de la tarde. La logia vienesa Zur Wohltatigkeit(Beneficencia) en “plancha” del 5 de diciembre había participado a las otras logias de la jurisdicción que el director de orquesta Mozart había solicitado su ingreso y sería iniciado la semana siguiente junto con el capellán de Erdberg.

En la nochebuena siguiente, Mozart firmaba en la lista de visitantes de la logia Zur Wahren Eintracht (Verdadera armonía), logia a la que el gran compositor se sentiría muy ligado al menos mientras fue venerable maestro de la misma el científico e ilustrado Ignacio Von Born, quien inspiraría la figura emblemática de Sarastro, el símbolo del Bien y del Orden basado en los grandes valores de la Humanidad de la que se considera su obra maestra masónica, la sublime ópera


La Flauta Mágica. El 7 de enero Mozart era recibido compañero en esa misma logia y el 27 la visitaba con la intención de presenciar la iniciación de Josef Haydn. Sin embargo, problemas de última hora hicieron que el autor del emocionante himno austriaco o La Creación retrasara su iniciación hasta febrero. El 6 de abril de 1785 es Leopold, el padre de Wolfgang, quien es iniciado aprendiz masón. Mientras tanto se le había conferido a Mozart el grado de maestro masón, si bien se ha perdido el acta de esa tenida.

Mozart visita varias logias desplegando una importante actividad masónica. El 15 de octubre de 1785 otras dos logias anunciaban la celebración de un concierto de beneficencia: “el hermano Mozart deleitará a los hermanos asistentes con sus originales improvisaciones” Nuevamente aparece como visitante de la logia de Von Born en diversas ocasiones hasta que un decreto imperial, si bien reconocía la actividad de la Orden en Austria, reducía las ocho logias vienesas existentes en la época 

a sólo dos. La logia de Mozart se fusiona con otra para formar la Zur Neugekronten Hoffnung (La nueva esperanza coronada) y a esta logia estuvo afiliado hasta su muerte.

Cabe decir que el entusiasmo de Mozart por la Institución no decayó nunca. Unos días antes de su muerte, con números 623 y 623a del catálogo de Köchel, componía sus últimas obras masónicas ritualísticas de logia.

Gran parte del catálogo mozartiano tiene un componente sagrado entendiendo por tal la dimensión espiritual del hombre a cuyo servicio pone Mozart su extraordinaria genialidad. El arte puesto al servicio de la educación y el desarrollo espiritual del hombre y la sociedad. Algunos de los temas más caros al compositor austriaco tales como la tolerancia, la fraternidad, el gran valor de la mujer como criatura más perfecta de la creación o el amor, habían sido tratados ya antes de la iniciación, pero son desarrollados hasta los mayores de excelencia después. Así, por ejemplo, la serie de óperas o músicas incidentales con argumentos semejantes y cada vez más elaborados Thamos, Zaide, El Rapto en el serrallo que bajo un tema parecido, el del discernimiento espiritual para conocer la realidad de las cosas frente a las apariencias engañosas, presenta una especie de filogenia de personajes que culmina en una de las obras más sublimes del arte occidental: La Flauta Mágica.Obra con momentos de sublime belleza que recoge, reelaborándolas genialmente hasta la más alta excelencia estética, tradiciones iniciáticas de los Misterios clásicos griegos de Orfeo y Eleusis, origen de los dramas sacros.


La música sagrada de Mozart no sólo pretende deleitar con su maravillosa frescura, sino abrir la percepción de la conciencia y la intuición para atravesar los umbrales del Ser y entonar el alma con una escala vibratoria de conexión con el universo metafísico del que participa, según su propia cosmovisión, la misteriosa estrella flamígera con la G en su interior que representa al hombre moral e intelectualmente evolucionado. La audición consciente de la música sagrada mozartiana supone una especie de gimnasia psíquica y espiritual que participa de los antiguos mantras sagrados de las instituciones mistéricas. Es Vida y reflejo de las fuerzas creadoras del universo manifestado en esta frecuencia del campo vibratorio.



Mozart cultivó la música sagrada en general. Así la dedicada a ceremonias católicas como Misas o su famoso Réquiem (K 626). Versiones más o menos heterodoxas según los cánones que establecería luego el motu propio de Pío X en 1903 para fijar lo que pudiera ser considerada música sacra, es decir utilizable en los templos católicos.

Así pues, no toda la música sagrada de Mozart es masónica en sentido estricto pero buena parte de su obra aparentemente profana participa de la preocupación por la dimensión espiritual del hombre o encaja en lo que nuestra Teresa Berganza ha llamado “la espiritualidad masónica mozartiana”. Tal, por ejemplo, el culto a la vida y al erotismo naciente de un Querubino, dentro de un texto como el inspirado en la obra subversiva de Beaumarchais y prohibida entonces en Austria, Las Bodas de Fígaro, o su versión del mito español de Don Juan. Una versión matizada, compleja psicológicamente, de la condición del libertino sevillano, a la que acompaña una visión metapsíquica, de tintes teatrales terroríficos del mundo astral, y de lo que podríamos llamar mini Santa Compaña, el cortejo astral que ha de conducir al alma del provocador a su trágico destino.

O la rara ópera inacabada La piedra filosofal en colaboración con otros autores y con libreto también de Emanuel Schikaneder su polémico compañero de logia, empresario teatral y libretista de La Flauta.




Parte de la que podríamos llamar música masónica sacra propiamente dicha, es decir la que se emplea en rituales y templos masónicos, parece perdida definitivamente pero entre la que se ha conservado cabe destacar las siguientes obras ordenadas por el número de catálogo de Köchel:











De estas destacan especialmente:

La mini obertura llamada marcha de los iniciados del principio del segundo acto de La Flauta Mágica que aún hoy se emplea a veces para acompañar la entrada a la logia de los participantes de una tenida o acto masónico público. Pero el estudio simbólico y esotérico musical de La Flauta Mágica merece texto aparte.

La preciosa canción Gesellenreise o los viajes del compañero tiene un valor entrañable para los Mozart pues fue compuesta por Wolfgang en homenaje a su padre, con ocasión del ascenso al grado de compañero masón de Leopold.

La música fúnebre masónica, como en el caso de El entierro del conde de Orgaz de El Greco, tiene significados simbólicos polivalentes. Así, fue compuesta como homenaje póstumo a dos masones: el duque Mecklenburg- Strelitz y el conde Esterhazy de Galantha, pero ilustra también el ritual masónico de tercer de grado, o la muerte simbólica del iniciado para la comprensión del mundo espiritual mediante un viaje de ida y vuelta del alma.

Alfonso De la Vega

La Garita de Herbeira
http://alfonsodelavega.com/?p=8697

No hay comentarios:

Publicar un comentario