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sábado, 28 de mayo de 2016

La visión de medusa I


Arnold Böcklin, Cabeza de Medusa. Óleo/lienzo

El magnífico blog Viajes con mi tía es una fuente de inspiración e información inagotable que me ha permitido escribir el siguiente artículo. Durante siglos han sido muchos los artistas que se han ocupado de representar a la gorgona, pero han sido los artistas de la estética próxima al Simbolismo los que nos han dejado unas visiones más fascinantes.

El motivo de la cabeza cortada y la mirada petrificante de la Medusa se remonta, según algunos, a un antiguo culto céltico de las cabezas relacionado con el oráculo o vehículo profético. Para otros representa el estereotipo de la femme fatale, el mito que representa el episodio de Salomé o de la dama de Corinto, una mujer terrible, una especie de esfinge o lamia que representa el lado oscuro de la mujer y el temor que le produce al hombre, relacionado con la menstruación, como ya veremos en otro apartado. Y como nosotros ya conocemos la historia de la Diosa Madre, de la que me he ocupado en otro artículo, podemos decir que la Medusa representa a la Diosa Madre en su faceta de diosa de la muerte, como en otras es representada como diosa de la vida o de la fertilidad.


Cabeza de Gorgona (London in flames). Fulcanelli reveló algunos de los aspectos alquímicos del simbolismo de la Medusa, de mirada petrificante

Las tres hermanas gorgonas —Medusa, Esteno y Euríale— eran hijas de Forcis y Ceto, o a veces de Tifón y Equidna, en ambos casos monstruos ctónicos del mundo arcaico. Esta genealogía la comparten sus otras hermanas, las Greas o Grayas hijas de Forci, uno de los aspectos del ‘anciano hombre del mar’ (halios geron), consideradas deidades marinas, personificaciones de la espuma del mar. En la mitología griega tenemos otra trinidad, las Moiras, que como las romanas Parcas eran las personificaciones del Fatum o destino y controlaban el metafórico hilo de la vida de cada mortal e inmortal desde el nacimiento hasta la muerte. Para terminar, señalaremos otra trilogía de la mitología griega, las Cárites o Gracias (en griego Χάριτες, en latín Gratiae) eran las diosas del encanto, la belleza, la naturaleza, la creatividad humana y la fertilidad. 

Las Cárites de van Loo en 1763

Hans Bandung. Tres edades de la mujer y la Muerte I y II

Las tres edades de la mujer. Gustav KLIMT

Claude Mellan y Pierre Gassendi - Tres mapas de la Luna (1637)

Todos estos tríos que hemos visto no son más que la representación de la Diosa Triple, que a menudo se la retrata como a una diosa que posee tres caras: la cara de virgen, de la madre y de la anciana. Estas tres caras simbolizan las tres fases de la vida de la mujer, asemejándose, respectivamente, a las tres principales fases de la Luna.

Escultura romana de Hécate triple, copia de un original griego (Museo Chiaramonti).

Ya en época tardía, la diosa Hécate todavía conserva los rasgos de la Gran Diosa Madre, considerada la Reina de los Muertos y Reina de los Fantasmas. La Diosa Madre suele representarse rodeada de serpientes, simbolismo que alude al poder de la serpiente para renacer, después de mudar la piel. Hécate es la diosa de las tierras salvajes y las zonas inexploradas, y su versión romana sería la diosa Trivia (‘tres caminos’), también asociada a los cementerios. La diosa Hécate suele representarse asociada a la perra, pues según la literatura griega y romana, los ladridos y aullidos de los perros eran la primera señal de su cercanía.

Hécate, por William Blake.

En la mitología griega aquel quien mirara el rostro de la Medusa, o cruzara su mirada con la del monstruo, quedaba petrificado instantáneamente. El rey Midas convertía en oro todo lo que tocaba. Según The Medusa Touch, part I y II y III del blog The Stygian Port, disquisiciones sobre el oscuro simbolismo de la cabeza de la gorgona, esta conversión de la piedra y el oro evoca los misterios de la alquimia y la espagiria.
Joshep Chinard, Cabeza de Medusa

En la mayoría de los mitos la Medusa -su nombre proviene del sánscrito Medha, del griego metis y del egipcio meto maat, que significa “soberana de la sabiduría femenina”- es decapitada por un héroe, ayudado por varias diosas, como Atenea y Hermes. En muchas ocasiones la muerte de la diosa femenina por un ser masculino representa el cambio social que se produjo en la antigüedad cuando el sistema paternalista acabó con la sociedad matriarcal, como sostienen Anne Baring y Jules Cashford en El mito de la diosa: evolución de una imagen. El héroe se llama Perseo y se vuelve invisible al cubrirse con el manto de Hades y, con la ayuda de un escudo reflectante, consigue burlar al monstruo al mirar su reflejo en lugar de cruzar su mirada con los ojos de la Gorgona, evitando así ser convertido en piedra.

Según Jane Ellen Harrison (Prolegomena to the Study of Greek Religión, 1903) en su origen la Medusa era una máscara mágica con un cuerpo añadido tardíamente. Esta máscara o Gorgoneion (figura que se representa en escudos, corazas, muros, etc.) era un objeto de culto o un objeto utilizado en algún ritual, una máscara ritual incomprendida destinada a producir terror entre los asistentes.


Gorgoneion hombre. Fondo de una taza griega antigua de Ática en cerámica de figuras negras, de finales del siglo VI A.C. Cabinet des médailles de la Bibliothèque nationale de France, Paris, Francia (Wikipedia)

Peter Paul Rubens, Medusa, 1617

La Medusa vista por Jacek Malczewski (1854-1929)

Hacia el 1400 a.C. Medusa fue adorada en la Libia mediterránea bajo su aspecto destructor de Diosa Triple (diosa-sacerdotisa-serpiente), conocida allí como Neth, Anath, Atiene o Atenna. 

Tablilla sumeria con la diosa Inana

Sus imágenes la muestran como una mujer de pelo largo y rizos anchos como tubos, los cuales evidenciaban su origen africano y que, sin duda, posteriormente fueron interpretados como serpientes. Muchas diosas tenían patas hirsutas, los cascos equinos, las patas de gato, lo que denotaba su origen sobrenatural. Estaban dotadas de gran poder y nadie podía levantar su velo y mirarla directamente al rostro, pues esto le permitía sondear el porvenir del desafortunado curioso y revelarle su propia muerte. Esta pervivencia la encontramos en la mirada mortal de divinidades como la gorgona y Artemio, ambas derivan de la “señora de los animales”. De ahí que la “señora del juego” de la llanura padana se presentara a sus seguidoras con la cabeza inclinada. El aspecto de la “Señora del bon zogo” era de una gran mujer fea que tenía una gran cabeza. Una mujer fea, negra, con un ropaje negro y un pañuelo negro estrechamente anudado en torno a la cabeza. Las dos ancianas del valle de Fassa habían dicho que Richella escondía la cara: no habían podido verla de perfil “a causa de ciertas protuberancias de un ornamento semicircular aplicado a las orejas”. 

Ginzburg en su Historia Nocturna relaciona la Dama d’Elx con las visiones extáticas de las mujeres de los valles del Tentino. Esta dama, como la de Baza o la mujer del Cerro de los Santos, sería una figura sentada o de pié, datada de mediados del siglo V y principios del IV a.C. Su procedencia puede ser ibérica o jónica (de Rodas). Estas diosas ibéricas se relacionan con las estatuillas sicilianas que representan a una diosa sentada, a veces con un niño en el regazo. La Dama de Elx tiene una cavidad en la parte posterior, probablemente empleada para guardar cenizas, lo que indica una finalidad funeraria. Su identidad puede responder a una diosa, sacerdotisa u oferente. Su ornamento, dos enormes ruedas, aparece en las figuras del santuario del Castellar; un objeto similar de plata ha sido encontrado en Extremadura. Las ruedas de mayores o menores dimensiones servían para contener trenzas naturales o artificiales. Peinados así se ven en la estatuaria griega, desde Sicilia hasta Beocia. ¿Cuál es el nexo histórico que explica la coincidencia del tocado de la Dama d’Elx y la diosa nocturna del valle de Fiemme? Pues según Ginzburg, ambas son evoluciones de las imágenes de las primitivas Diosas Madres.


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