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jueves, 20 de septiembre de 2012

HERBERT ORE: LOS MAESTROS COMACINI


Escribe: Herbert Oré Belsuzarri.

Hoy en día, en el  lago Como, nada material recuerda que  en  el  siglo  VI,  un  grupo  de  inmigrantes  constructores  originarios  de  diferentes  partes  de Europa  radicaron en una de sus islas, que a la sazón se hallaba fortificada. Estos constructores adquirieron fama y pasaron a la historia como los Magistri Comacini, y a ellos se atribuye la difusión de  un  estilo  italiano  prerrománico  ampliamente  difundido  en  Alemania,  Francia,  Inglaterra  y España.

La importancia de los maestros lombardos resulta de su pericia para abovedar los templos. Es sabido el interés simbólico y práctico durante la Edad Media de que los templos sean abovedados. Como Casa de Dios, la iglesia ha de ser el más perfecto de los edificios y ello sólo se consigue con el abovedamiento pétreo. Además, un edificio con techumbre de madera, repleto de fuegos de antorchas y velas, era un peligro potencial por los incendios.

La arquitectura lombarda es por tanto abovedada. Las bóvedas de la arquitectura lombarda original son de arista, aunque posteriormente se adopta la de medio cañón. También articulan los muros en resaltes para animar su superficie. Ello logra una estructuración de espacios y genera sensación de verticalidad y mayor agrado estético. En este sentido hay que recordar las fórmulas decorativas empleadas habitualmente como los arquillos y las lesenas lombardas o pilastras poco resaltadas que llegan hasta el suelo.

Poco a poco, estos constructores fueron ganando prestigio y autonomía, como consta en el antiguo  documento  del  año  643,  atribuido  al  Rey  lombardo  Rotary,  donde  se  encuentran consignados privilegios otorgados a la corporación de arquitectos de la isla de Como.

Algunos estudiosos planten  la tesis de que los Magistri Comacini constituyen el eslabón que une a los antiguos Colegios romanos con las Guildas  (Gremios)  de  oficios  medievales,  y  por tanto  son  los  precursores  de  la organización social que luego se conocería como Masonería.

La reputación de estos constructores de Como era de tal naturaleza, que arquitectos de toda Europa y Asia Menor se dirigían a su isla fortificada para obtener instrucción.

En el saqueo de Roma por los godos, ellos huyeron a la Isla de Como, donde mantendrán vivas las antiguas reglas de su arte y el desarrolló de los distintos estilos italianos.   Su organización fue el de los Collegia,  y se dividieron en Scolia o aprendices; Laborerium operii o de aquellos que hicieron el trabajo real, la ópera o Fabbrica, o el Magistri que diseñó y enseñó a los demás.   

Rey lombardo Rotario, da un edicto de fecha 22 de noviembre del año 643, que confiere privilegios para el Comacini Magistri, y los Colligantes, aun cuando esto había sido así desde hace tiempo.  Estos mismos términos se mantuvieron en Lombardía para mostrar que tenían entonces Magistri y Discipula con un Maestro o Gran Gastaldo, por extensión se mantuvieron, entre los masones libres, hasta el siglo 15, y se sabe que San Guillermo, abad de Benigno en Dijon, un lombardo de nacimiento, trajo a sus compatriotas a construir su monasterio, y que Ricardo II., duque de Normandía, emplea este arquitecto 20 años en la misma obra. (Los constructores de catedrales, Líder Scott, 1899, Londres).

No es tan difícil conectar la masonería con la Collegia, la dificultad radica en la atribución de las tradiciones judías a la Collegia.

En esta oscuridad que se extendía sobre toda Italia, solo una pequeña lámpara encendida se mantuvo, una chispa brillante en la Necrópolis italiana, ellos eran los Comacini Magistri. Sus nombres son desconocidos, pero el aliento de su espíritu puede sentirse a lo largo de los siglos, y su nombre es legión colectivamente, y se puede decir que la mayor parte de las obras de arte entre los años 800 y 1000 se deben a la fraternidad, siempre fiel y a menudo en secreto de los Comacini Magistri.

La supervivencia de la hermandad comacini se basa en que los secretos romanos de la construcción de mampostería no se perdieron totalmente en Italia, fueron guardados por las cofradías de albañiles, que eran uno de los numerosos collegi en que los obreros, se unieron para su protección mutua, banquetes fraternos y el apoyo eventual de sus viudas en todo el Imperio Romano, a veces asociadas entre sí como maestros del arcano o "misterios" de su oficio. Cada uno de estas cofradía estaba compuesta por hombres (nunca mujeres) localizadas en una sola ciudad, y estaba formado por hombres que adoran a una deidad única, libres y esclavos libertos, entre sí, formando un vínculo muy parecido a la imagen de un ciudad, siempre bajo la vigilancia de los funcionarios. Tal es, como se supone, fueron los comacini cuya geografía al centro de la Edad Media se originaron en Lombardía , en Como y Pavia.
  
Si las marcas de albañil fueron el signo de la comacini, entonces la evidencia de su trabajo se ha encontrado en varias partes de Europa, como los capiteles de la cripta en la catedral de Lund . El "Como-Pavian" escultura arquitectónica en la catedral de Módena y su Torre della Ghirlandina , en el centro y el sur de Italia, o a través de Languedoc de la Península Ibérica , en el sur de Alemania hasta Hungría, e incluso en Inglaterra. En la Edad Media, los artistas no acostumbraban firmar su trabajo, por lo que para detectar el trabajo de esta corporación, los historiadores miran las marcas de los albañiles "inscritas en la piedra”, de esta manera han rastreado la influencia comacina en Suecia y Siria. 

El florecimiento de una "Como-Pavian" escuela de la decoración escultórica de los púlpitos y los portales que aparecieron en la zona de Como, a finales del siglo XI y se desarrolló con lujo de enriquecer las fachadas en Pavía, en la década de 1130, y luego se difundieron más ampliamente en el duodécimo y siglo XIII, por los viajes de grupos de artesanos, que atribuye una larga tradición enterrada de escultores comacini.

tomado de:

Herbert Ore - Masoneria Origen y Desarrollo

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