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martes, 23 de mayo de 2017

LA PARTICIPACION DE LOS MASONES, LIBERALES Y ANARQUISTAS EN EL S. XIX Y XX EN EL PERU

LA PARTICIPACION DE LOS MASONES, LIBERALES Y ANARQUISTAS EN EL S. XIX Y XX EN EL PERU
Herbert Oré B. 33°

Hemos oído, que los masones tuvieron mucho que ver con la formación de las corrientes políticas de fines del siglo XIX y los inicios del siglo XX en el Perú, los masones y los liberales con su forma de pensar dieron el corpus ideológico liberal-social e influenciaron en las luchas sindicales, en la luchas por los derechos de la mujer y la formación de los nuevos líderes y sus consecuentes partidos políticos.

Era un hecho que hacia fines del siglo (XVIII) y al transponerlo, la tendencia de la época estaba indicando la secularización de mayores espacios de la vida cotidiana, a la vez que un número creciente de medidas legales iban apuntando a eso que la jerarquía llamaba la “descatolización del Perú”, el drama de los nuevos tiempos, o en palabra del obispo Fidel Olivas de Ayacucho, “los signos malos de los tiempos”, Al lado de una mayor convivencia con los extranjeros, de una mayor internacionalización del comercio y la economía nacionales y del surgimiento de nuevos y vigorosos espacios sociales de ideas sobre el país, diversas leyes que se iban dando encontraban un nivel de aceptación que difícilmente se hubiera dado treinta o cuarenta años antes. El número de entierros en cementerios laicos aumentaba, a la par que, al amparo de la ley de matrimonio civil de no católicos, también éstos se incrementaban.

Ideas nacidas a la sombra del pensamiento liberal que las veía como lógica consecuencia del libre desenvolvimiento de la razón y del espíritu humano, se habían convertido en sostenes del ideal inmigracionista. Cuando se discutió sobre cementerios públicos se puso bien en claro el componente de progreso e inmigración que traía consigo. Curiosamente esta tesis fue también compartida por los elementos radicales de fines de siglo (Gonzáles Prada, C. Palma), quienes expresaron que las medidas traerían al inmigrante y la civilización, a los que se unieron diversos, instituciones, grupos (protestantes, masones, etc.) que desde ángulos e intereses distintos también abogaron en esa dirección. Al lado y enfrentados contra el orden existente y dispuesto a su destrucción, grupos de anarquistas, los primeros de la hora al frente de los movimientos de masas proletarias en Lima, creyeron ver igualmente el inicio del fin de la “dictadura de la sotana” representante de una de las más nefastas de las esclavitudes del hombre: la religión. (Fernando Armas Asin, Liberales, Protestantes y Masones: Modernidad y Tolerancia Religiosa. Perú, Siglo XIX, PUC 1998, Pág. 186).

A fines del siglo XIX se funda en Lima “El Libre Pensamiento” (1896-1904), iniciándose como bisemanario y posteriormente semanario, y se constituye en el órganos oficial de la masonería Peruana; este durante sus ocho años de existencia, fue dirigido por Christian Dam, que era masón y librepensador. 

La finalidad de la publicación en su inicio fue el de ampliar la red de la masonería a nivel nacional, recibiendo canjes de otros similares como “El Ferrocarril” (Cajamarca), “La Prensa Libre” (Chiclayo), “El Eco” (Huancayo), “El Padre Chueca” (Iquique), “El Heraldo Evangélico”(Valparaíso), “El Chira” (Sullana), “El Porvenir” (New York) diario defensor de la causa cubana entre otros. 

Su contenido en un primer momento se concentró en la crítica anticlerical y su ingerencia religiosa en las decisiones políticas al interior del Estado, pero también trataron temas como: El matrimonio civil, la difusión del liberalismo social, el rol de la juventud universitaria, la libertad de cultos, la fundación de escuelas laicas y la defensa de los derechos de la mujer. 

Así “el libre pensador no se preocupa ya del cielo, del infierno, ni aún de la muerte, ni menos de los días en que Dios creó el mundo, así sean tan largos como los días de la indulgencia o jubileo universal. Lo que le preocupa es la vida; la justicia, no como, sino como será, los derechos humanos, esos que están no solo en los libros, sino en las necesidades del día”. (Mariano Torres, El Libre Pensamiento, 1900, Nº 232).

En el año 1897 se inicia una incursión formal en política de los masones, al permitirse la participación de los extranjeros en los gobiernos municipales, así se dijo: “hoy se experimenta la buena obra de algunos patriotas representantes de la patria, que sostuvieron la idea hasta hacerla Ley Nacional de descentralizarse de la influencia política las corporaciones municipales, para dar cabida a los de otras nacionalidades en los intereses comunes del pueblo” (El Libre Pensamiento, Nº 39, 1897).

El librepensamiento reveló claramente la consistencia del liberalismo social, el internacionalismo, anticlericalismo, educación laica, moral cívica y participación política, valores esenciales con los cuales los masones formaron a los líderes de esa época, pero también generó constantes persecuciones por parte del estado y de la Iglesia, sin embargo y pese a tales dificultades se constituyo en una permanente tribuna contra el conservadurismo. 

El anarquismo inicialmente y el indigenismo después expresan en sus raíces parte del pensamiento liberal social y dan origen a los partidos políticos modernos.

El Perú comienza el siglo pasado lleno de lo que hoy llamamos “conflictos sociales”. Los trabajadores habían logrado la jornada de las ocho horas de trabajo mediante un paro general en enero de 1919. Los estudiantes luchaban contra el conservadurismo y la esclerosis de los claustros, por la reforma universitaria, haciéndose eco del grito de Córdoba, Argentina. En 1921 se inaugura la Universidad Popular González Prada (UP), un esfuerzo educativo conjunto de obreros y estudiantes de la Universidad de San Marcos. Los estudiantes iban a dictar cursos a los trabajadores, sin costo alguno, formándose un espacio de diálogo y comunicación obrero-estudiantil.

En 1921 y 1922 Leguía cierra la Universidad de San Marcos, con lo cual los estudiantes, impedidos de ir a clases, tienen más tiempo para dedicarse a dar clases en la Universidad Popular. Para 1923 la UP era toda una institución, tan es así que algunos sindicalistas se quejaban porque la veían con más poder que los propios sindicatos. Según Haya de la Torre, la UP tuvo entre sus alumnos a cinco mil trabajadores y trabajadoras.

En mayo de 1923 Leguía pretende manipular el sentimiento católico de la población. Consagrando al Perú al Corazón de Jesús buscando justificar la prórroga de su mandato presidencial. Es denunciado por la prensa, por trabajadores anarquistas, por pastores evangélicos, masones y liberales, pero principalmente por los estudiantes de las Universidades Populares, que tenían en Haya de la Torre su principal vocero.

** El presente es parte del trabajo del masón Herbert Oré B. 33° publicado bajo el título de: 23 DE MAYO, JORNADA POR LA LIBERTAD DE CONCIENCIA EN EL PERU, que puede obtenerlo en:
https://es.scribd.com/document/82304884/Herbert-Ore-23-de-Mayo-Jornada-por-la-Libertad-de-Conciencia-en-el-Peru

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