ARQUETIPOS: La Mujer Araña
Aracne, joven tejedora de la mitología grecorromana, de cuyo nombre viene la raíz de todo lo “arácnido.”
La tejedora es un arquetipo que teje, cuida y reajusta la trama sagrada de la vida.
Sangre, luna y araña son imágenes estrechamente ligadas. El arquetipo de la araña es importante por su dualidad. La araña, por tejer y destejer, se la asocia con los principios activos de la construcción y la destrucción. La araña crea y recrea como la mujer. Y es importante también si observamos su significado destructivo. La araña construye y al mismo tiempo puede obrar y decidir sobre sus víctimas. Destruir en ella es otra forma de construir. Según varios autores, la araña es símbolo del centro del mundo y el equilibrio del cosmos.
La araña debe ser necesariamente mujer.
Por un lado, es Madre y sólo las mujeres son capaces de parir. Por otro, la araña es hilandera, actividad tradicional exclusiva de las mujeres. En muchos sentidos, la araña es la esencia de lo femenino, incluido el lado oscuro del sexo, por lo que tiene de irresistible y de debilidad para el varón teóricamente dominante; placer y peligro a un tiempo. Peligro, por que la araña es una experta cazadora, un ser capaz de diseñar trampas invisibles y engaños invencibles.
Es la personificación de la astucia, de la sabiduría ancestral aplicada a la obtención del placer (sea una presa a la que devorar o un encuentro sexual… que puede acabar del mismo modo). Y es venenosa, como pronto debió descubrir el hombre primitivo. Un perfecto artefacto para matar. Un aliado frente a las plagas y sabandijas, pero también un doloroso enemigo capaz de producir la muerte. Como tantos animales venenosos, la araña deviene motivo bélico y diosa guerrera. Como hábil trampera, se convierte en diosa cazadora pero también en embustera, tramposa y engañadora. Es un animal listo capaz de conseguir lo que no puede el tamaño o la fuerza (¿el hombre?): el fuego o la propia sabiduría esencial.
La palabra “woman” proviene del sánscrito, etimológicamente “man” significa Luna y la raíz “wo” quiere decir esposa.
En inglés “wife” no significaba originalmente mujer casada, sino weef, que significa “hacedora” o “weaver” (tejedora).
“Woman” se lee entonces como “La tejedora de la Luna…”
la tejedora.. la gran madre hacedora..creadora.. es un arquetipo sin tiempo ni distancias. La tierra entera habla en los tejidos y los colores éxtraidos de la naturaleza plasman ese lenguaje.
El tejido es una metáfora para entender la relación entre lo cotidiano y lo sagrado, entre lo divino y lo terrenal… la tejedora enseña y transmite.. habla de la vida de antes haciendo el ahora.. lo sagrado femenino teje los hilos del nuevo tiempo
“Crear es hacer salir la propia sustancia”
En todas las culturas la araña se la ha asociado con la Gran Madre, diosa de la fertilidad y tejedora del destino. ¿Y que más creación que ocuparse del propio destino?. Los indios Kogi de Colombia tienen una frase “Crear es hacer salir la propia sustancia”. Y en psicología junguiana hacer salir la propia sustancia es conectarse con el proceso de individuación y en el proceso del análisis, pretendemos conectar la propia sustancia y estamos en un continúo proceso de creación, para de esta manera, cumplir con la entelequia, como germen que contiene dentro de sí la totalidad de las cosas y cuya meta es la síntesis del Sí Mismo. Así, la creación no sólo se refiere a un tipo de arte sino también a la vida misma.
Las mujeres tejemos afectos, solidaridades, inteligencias, resistencias, comunidades, proyectos, cuidados, creaciones, mundos, desde la sabiduría de la intuición, la riqueza del matiz, el gesto la diferencia, lo sutil.
Y lo hacemos a través de las herramientas aprendidas de nuestras antepasadas, nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras hermanas: los sueños, los saberes, los abrazos, las risas, las caricias, las melodías, las ideas, las palabras.
Aunque no seamos conscientes de ello, los símbolos nos envuelven en nuestra vida cotidiana. Además de que son el lenguaje onírico por excelencia, con frecuencia, recurrimos a términos simbólicos para expresar conceptos para los que no encontramos una definición exacta. Jung se dio cuenta de ello y formuló la famosa tesis del inconsciente colectivo que nos ayudará a entender el simbolismo que encierran los objetos o elementos más variopintos que nos rodean.
“Cuando se desea investigar la facultad del hombre para crear símbolos, los sueños resultan el material más básico y accesible para este fin.”
C.G. JUNG
Tejemos sueños. Porque soñar es alimento de la vida. Cuando soñamos construimos mundos. Soñar es el alimento necesario como el agua, las frutas y verduras. Cuando soñamos somos libres y aprendemos la necesidad de caminar. Cada paso caminado es un sueño realizado donde es difícil borrar la huella.
Y al incorporar en nosotras el arquetipo de la tejedora podemos hacer realidad nuestros sueños, los materializamos, creamos nuestro arte, somos arte-sanas.
“Mari, la diosa ancestral vasca, suele llevar cautiva a una jovencita y la retiene por un tiempo en su cueva, enseñándole a hilar y desvelándole ciertos secretos. Nos hallamos frente al arquetípico esquema de la iniciación femenina, con la reclusión de la novicia en un lugar donde no ha de ver el Sol y en conexión, por tanto, con el simbolismo de la Luna como artesana del tiempo y tejedora de la existencia, concebida ésta a modo de laberinto, como un intrincado cruce de caminos sobre el que se cierne el destino. No en vano la tela de araña, imagen perfecta de este concepto, se llama en euskera “amama sare” , es decir, red de la abuela ( o lo que es lo mismo, red de los ancestros femeninos)”. Txema Hornilla “Zamalzain el Chamán y los Magos del Carnaval Vasco”
El arquetipo de la araña es importante por su dualidad. La araña, por tejer y destejer, se la asocia con los principios activos de la construcción y la destrucción. La araña crea y recrea como la mujer. Y es importante también si observamos su significado destructivo. La araña construye y al mismo tiempo puede obrar y decidir sobre sus víctimas. Destruir en ella es otra forma construir. Según Cirlot, la araña es símbolo del centro del mundo y el equilibrio del cosmos.
La mujer araña simboliza la capacidad de la energía femenina de tejer relaciones, de organizarse, de cooperar, de ayudarse mutuamente, esa energía que aflora en los círculos de mujeres, basada en la intuición, en los ciclos naturales, en la relación de la mujer con su propio cuerpo, con la naturaleza.
El arquetipo de tejedora para la mujer de hoy tiene además una importancia vital para la salud mental, ya que el hilo se vincula simbólicamente con los lazos y vínculos, además con la creación y la vida.
Existe la canción infantil que empieza diciendo “un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña…” que repitiéndose va sumando nuevos elefantes que “ …se balanceaban sobre la tela de una araña y al ver que no rompía y que resistía fueron y llamaron a otro elefante…” y así sucesivamente en el recurrente cíclico repetirse sin fin de la incorporación de nuevos elefantes. Esta canción, que asocia a la tejedora araña un número de elefantes que crece tratando de romper su tela indestructible, parece reunir ciertas condiciones que la situarían como reminiscencia o vestigio de la antigua creencia en sobrenaturales seres encargados de tejer los destinos de los hombres.
Por otro lado, la visión misógina de la mujer puede deberse a una visión simbólica del concepto de destejer o destruir. Es interesante ver como la araña ha sido utilizada como símbolo en las creencias populares, en el arte y la literatura. La viuda negra también ha colaborado con esta visión misógina medieval. Esta araña captura al macho en su tela, para luego devorarlo. De aquí que el arquetipo de la mujer viuda se asocie con el arquetipo de la araña.
Cuando hilamos recuperamos nuestro poder como creadoras de nuestra propia realidad, de nuestro propio destino, creando nuestro hilo con el oro del sol, con la luz del arco iris y con el conocimiento que proviene de la oscuridad de la Madre Tierra. Cuando hilamos somos parte de un linaje que porta en sus manos la tela de la vida, que lleva creando lo que hay, poniendo y quitando, como la Mari, por los siglos de los siglos
La mujer Araña con su tela puede dominar los movimientos del sol. El héroe que llega bajo la protección de la Madre Cósmica no puede ser dañado: “el ovillo de Ariadna devolvió a Teseo sano y salvo de la aventura del laberinto”, reflexiona Campbell.
Como todos los años, en el mes de junio se celebra el Día Internacional de Tejer en Público; una iniciativa que pretende demostrar que el tejido no es sólo cosa de abuelas, visibilizar esta afición y promover sus múltiples beneficios.
El oficio de tejer brinda la posibilidad de tejer o y deshacer el tejido, así como la araña como animal totémico se asocia con la construcción y destrucción, esa misma red que construye es también trampa para insectos y se realiza desde adentro hacia fuera indicando así un camino de trasformación.
La araña implica por consiguiente, transformación.
Creas tu realidad. Tejes tu vida momento a momento.
¿Cómo empezar a tejer la propia vida y sentirse completa?
Tomate tu tiempo y elije tu madeja. Elije el color con el que vas a tejer, elije el grosor, el tipo de agujas y toma la decisión de la forma que tendrá tu tejido.
Las mujeres tejemos la vida y llenamos al mundo de nuevos seres que a su vez seguirán tejiendo.
Es curioso como muchas mujeres tememos a estas peculiares criaturas de la naturaleza. Incluso nos sentiríamos gravemente ofendidas si nos llegaran a llamar “arañas”
Nada más halagador: inteligentes estrategas, pacientes y magníficas tejedoras de auténticas obras arte e ingeniería. Lo que jamás hace ninguna anciana tejedora ni ninguna mujer araña es perder el tiempo.
MAS INFORMACIÓN:
https://santuariodelalba.wordpress.com/2017/04/25/arquetipos-la-mujer-arana/
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