El macho cabrio, Akerbeltz, el señor de los aquelarres del norte.
El aquelarre
Francisco de Goya, 1797–1798
Óleo sobre lienzo a partir de un fresco • Romanticismo
43 cm × 30 cm
Museo Lázaro Galdiano, Madrid, España
La mitología del pueblo vasco se desarrolla en un entorno animista y mágico. Gran parte de los seres que componen el mundo están animados por espíritus o genios que trascienden la naturaleza humana. El macho cabrio, Akerbeltz, el señor de los aquelarres del norte, mitad hombre mitad bestia, señor de las bestias y protector de la vida salvaje es la representación del viejo dios Cornudo del neolítico europeo.
La diosa Mari al igual que otras divinidades femeninas cantábricas las anjanas, las xanas y las mouras y sus descendientes griegas (moiras) y romanas (parcas) es, entre sus múltiples funciones, una hilandera del destino, que cose dentro de su cueva frecuentemente ayudada por Akerbeltz, en cuyos cuernos enrolla el hilo. Este conocido genio toma forma de macho cabrio negro, como indica su nombre. A veces nos muestra su lado benévolo, pero otras nos enseña su cara oscura. Cuando nos muestra su lado bueno adquiere características parecidas a Mari, convirtiéndose en jefe de otros genios. Su carácter maléfico ha sido recogido en la obra de los artistas plásticos de todos los tiempos; y, así, se le representa en grabados y pinturas que simbolizan escenas cargadas de misterio, en las que el macho cabrío ocupa el centro del conciliábulo.
Cuando Akerbeltz o Aker dirige las reuniones de las brujas y brujos, akelarre, nos muestra su lado negativo. La palabra aquelarre procede del euskera o lengua vasca aker=macho cabrío, y larre=campo y era utilizada para referirse a la reunión de las Sorginak (brujas o sacerdotisas de Mari) en los siglos XVI-XVII. donde veneraba a un macho cabrío. Durante la fiesta se bailaba y se ofrecía al númen pan huevos y dinero. Se le tenía, además, por un animal lujurioso y obsceno, pues sobre su lomo transportaba duendes y brujas.
Más de quince lugares de este culto se señalan en tierras de Vasconia: su nombre más comúnmente conocido es Akelarre. El de Zugarramurdi es una planicie situada delante de la entrada de una caverna. Según la tradición y documentos del siglo XVII, en aquel paraje y en aquella caverna se reunían los brujos.
La brujería vasca de los siglos XVI y XVII adoraba al Akerbeltz como diablo, pero fue tan solo un capítulo pasajero. La información disponible de los autos de la inquisición apuntan a que se trataba de un movimiento clandestino contra el cristianismo y el estado social vigente.
El culto a este genio en Vasconia parece ser que proviene de tiempos remotos. Así lo constatan inscripciones romanas del siglo III encontradas en Aquitania con la palabra Aherbelste, que según lingüistas de renombre lo relacionan con ‘akerbeltz’. Su figura aún persiste como símbolo de salud, y es costumbre tener un chivo (es imprescindible que sea negro) en el establo del caserío, junto al resto del ganado para que proteja a los animales domésticos que se crían en el lugar.
El macho cabrío nació en la comunidad rural griega de Arcadia como símbolo de la fertilidad, ya que sus habitantes eran demasiado pobres para poseer toros. Con el tiempo, derivó en el dios “Pan”, y en la cultura cristiana se asoció a Satanás, Para el cristianismo tenía, sobre todo, un significado expiatorio, pues sobre él se echaban todos los pecados del género humano, se le denominaba chivo expiatorio.
Dios cornudo o astado es un término sincrético, el cual unifica a numerosos dioses de la naturaleza de una amplia y dispersa serie de mitologías como el Céltico Cernunnos, el Inglés Herne el cazador, el Egipcio Osiris, el Hindú Pashupati, el Griego Pan o el Romano Fauno. Todas estas deidades masculinas siempre son representadas con cuernos y en asociación con la naturaleza. Los pueblos de la antigüedad clásica lo relacionaban con el dios Dionisos, con la diosa del amor Afrodita y con Pan, dios perseguidor de ninfas y de efebos. Todas las deidades enumeradas lo utilizaban como cabalgadura.
Margaret Murray seleccionó y editó copiosamente textos donde exponía el argumento de que las brujas que se encontraban en los bosques eran las herederas de un culto a la fertilidad paneuropeo venerando a un Dios Astado. Según ella, el Dios Astado estaba asociado a los bosques, los animales salvajes, la caza y la virilidad masculina”
Este antropomorfo dios nace en el punto de máxima inflexión del solsticio de invierno y de acuerdo a las normas del ciclo vital, muere en el punto álgido del solsticio de verano. Muere y renace constantemente en el perpetuo ciclo de la Tierra.
FUENTES:
Wikipedia
https://santuariodelalba.wordpress.com/2014/11/01/el-macho-cabrio-akerbeltz-el-senor-de-los-aquelarres-del-norte/
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