Holyrood y la masonería jacobita estuardista
Palacio de Holyrood. Foto: Ángel Almazán
James-Jacobo VI fue nombrado rey de Escocia en 1567 siendo un bebé de 13 meses de edad (había nacido en el castillo de Edimburgo) y 36 años más tarde, tras morir la reina Isabel de Inglaterra, fue coronado rey de Inglaterra (James I) en 1603 sobre la silla regia en que reposaba la Piedra del Destino-Piedra Scone en la abadía de Westminster, expoliada a los escoceses por el rey Edward I en 1296 y sobre la cual se habían coronado los reyes escoceses durante siglos en la colina Moot de la abadía de Scone, cerquita de Perth. El último rey escocés coronado siguiendo los ritos ancestrales en Moot Hill con la Piedra del Destino fue John Baliol en 1292. Escocia e Inglaterra, por cierto, seguirían aunque compartiendo un mismo rey, prosiguieron siendo estados separados hasta que el Acta de la Unión, en 1707, se creó el nuevo estado unificador, el Reino de Gran Bretaña.
Pues bien, se sabe documentalmente que Jacobo VI-I se inició en la francmasonería en la logia Scone y Perth en el año 1601. En una carta de esta logia se lee: “En el reinado de Su Majestad el rey Jacobo Sexto, de bendita memoria, quien, por el mencionado John Mylne y por voluntad del propio rey ingresó como hombre libre, masón y miembro del Oficio. Durante toda su vida mantuvo la misma como miembro de la logia de Scone”.
Entorno de Holyrood en 1647
En 1583 Jacobo VI nombra maestro de obras suyo a William Schaw, que es designado Guardián General del Oficio de Escocia en 1598 durante la fiesta de San Juan en Edimburgo, momento en el que formaliza y regulariza, en el denominado Primer Estatuto de Schaw, el sistema de logias francmasónicas suscrito por todos los maestros escoceses. Un año después, y en el día de San Juan, desde Holyrood House se emite el Segundo Estatuto de Schaw por medio del cual la logia Kilwinning es reconocida formalmente como segunda logia del reino escocés, tras la logia de la Capilla de Santa María de Edimburgo. Intenta igualmente en 1601 que Jacobo VI sea reconocido como Gran Maestre de la Orden, pero las logias lo evitan recurriendo a la tradición secular por la que los señores de Roslynn, los Sinclair, habían sido “siempre” los “patronos y protectores” de los masones y de sus “privilegios”. Y un año más tarde, en 1602, fallece Schaw.
En 1603 Jacobo VI de Escocia se convierte en James I de Inglaterra y apoya a la francmasonería firmemente, hasta el punto de que se convirtió en una moda entre los nobles y alta burguesía, según Robert Lomas. “Entre ellos estaban lord Alexander, lord Hamilton y David Ramsey, que entraron en la logia de Edimburgo”, concreta Lomas.
Jacobo VI patrocinó la traducción de los textos bíblicos entre 1604 y 1611, conocida como la “Biblia del Rey Jacobo” (la “King James”), y es la oficial de la Iglesia Anglicana.
Su sucesor e hijo, Carlos I, portó sobre su testa las coronas de Inglaterra, Escocia, e Irlanda, desde el 27 de marzo de 1625 hasta su ejecución en 1649. Fue coronado como rey de Escocia en una ceremonia específica en la iglesia de la abadía de Holyrood House el 18 de junio de 1633, para lo cual reformó la abadía. C. Knight y R. Lomas señalan que Carlos II “incorpora lápidas masónicas a su muro norte, incluida una para el conde de Sutherland”, e insisten sobre ello: “Es significativo que un buen número de tumbas, ricas en simbolismo francmasónico, fueran añadidas al muro norte de la abadía de Holyrood cuando la amplió y reformó con vistas a su coronación escocesa”.
“El reinado de Carlos I fue tumultuoso debido a la lucha de poderes que sostuvo con el Parlamento. Carlos era un abogado acérrimo del derecho divino de los reyes a gobernar. De buena presencia, impresionaba como un verdadero caballero. Hablaba con propiedad, gustaba de la música y de la pintura”, resume la Wikipedia.
Tras la decapitación de Carlos I, los escoceses consideraron oportuno ofrecerle la Corona de Escocia a su hijo, Carlos II, siempre que firmase la llamada Covenant. Así lo aceptó y se determinó que la coronación tendría lugar en Holyrood el 15 de agosto de 1650 pero Cromwel lo impidió al invadir Edimburgo. Así que Carlos II optó por ser coronado donde lo habían hecho tradicionalmente casi todos los reyes escoceses sentados sobre la Piedra del Destino, en Scone, a las afueras de Perth. en Moot Hill,
sometiéndose a las exigencias de la Iglesia (Kirk) de Escocia. La ceremonia tuvo lugar el 1 de enero de 1651 en las ruinas de la que fuera majestuosa abadía de Scone, que había sido muy dañada por el reformador John Knox.
Dieciocho meses más tarde Carlos II fue derrotado por Cromwell en Worcester y tuvo que huir y refugiarse en Francia. Dos años después de la muerte Cromwell, gracias al capitán general George Monck, acabó la república como régimen político y Carlos II se convirtió en rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda desde el 29 de mayo de 1660 hasta su muerte en 1685, y poco antes de fallecer Carlos II sorprendió a su corte al convertirse al catolicismo romano.
Una de las entradas a Holyrood a mediados del s. XVIII
Carlos II confirmó a John Mylne Jr. como Maestro Masón de la Corona (el anterior había sido su padre -entre 1631 y 1636-, al que ayudó en la construcción del esotérico reloj solar con el icosaedro analizado por Fulcanelli) y en 1663 le encarga diseñar para el palacio de Holyrood sus plantas superiores que ejecutaría el arquitecto William Bruce en la década de 1670.
En 1668, su sobrino y aprendiz Robert Mylne (1633-1710) sucedió a John en el cargo de Maestro Masón de la Corona (el último de tal rango, por cierto) y mejoró-reformó los planos de su tío para Holyrood que materializará William Bruce, el cual fue el introductor del estilo arquitectónico de Palladio en Escocia.
Plano isométrico de Holyrood House
Ahora bien, resulta que William Bruce y su primo masón Alexander Bruce eran muy amigos de sir Robert Moray, quien gozaba a su vez de la amistad de Carlos II. Y tanto Moray como Alexander Bruce fueron miembros fundadores de la Royal Society en 1660 y consta documentalmente su relación con la logia madre de Edimburgo (sir Robert se había iniciado el 20 de mayo de 1641 en Newcasttle, estando presente John Mylne). Moray tenía como signo distintivo o marca masónica una pentalfa, esto es, una estrella de cinco puntas, símbolo que tiene una presencia muy importante en la masonería, sobre todo cuando es radiante y tiene una G en el centro. Y Moray fue decisivo para que Carlos II fuese coronado en Scone, en 1650.
Grabado de la Historia de la Royal Society (1667). En el centro, busto de Carlos II y a su derecha, Francis Bacon
Moray fue el “alma” de la Royal Society, según Robert Lomas, quien señala que la importancia que la masonería tuvo para Moray se revela en las cartas que escribió a Robert Bruce (se han conservado 120 en los Documentos Kincardine) cuando ambos eran exiliados durante el mandato de Cromwell. Por desgracia los manuscritos elaborados independientemente sobre la historia de la masonería por Moray y otro destacado miembro fundador de la Royal Society, el masón Elías Ashmole, desaparecieron en su día, posiblemente finiquitados por masones hannoveristas de la Gran Logia Unificada de Inglaterra. Al respecto, Robert Lomas lo lamenta y denuncia así: “Han desaparecido dos Historias de la Masonería potencialmente embarazosas, cada una de las cuales podía haber confirmado las raíces escocesas de la masonería [especulativa] así como su influencia en la formación de la Royal Society… Como Gran Maestro de la UGLE, el duque de Sussex, presidente de la Royal Society, limpió de la historia de la francmasonería todo rastro de influencia jacobita”.
Mas retornemos a Holyrood. Según C. Knight y R. Lomas, Carlos II “construye el Sagrado Arco Real Símbolo de la Corona, originalmente utilizado por su padre Carlos I en su campaña contra el Parlamento, en la entrada de Holyrood House” en 1677. La clave de bóveda corresponde a Carlos I y, después, a Carlos II. “El pilar de la izquierda es ‘tsedeq’ bajo la forma de ‘la Iglesia”, coronado por la figura de la ‘verdad’; el pilar de la derecha es ‘mishpat’ bajo la forma de ‘el Estado’, coronado por la ‘justicia’..”, interpretan ambos investigadores masones.
Al no tener Carlos II descendencia, le sucedió su hermano, el duque de York, que pasó a ser Jacobo II de Inglaterra e Irlanda y VII de Escocia, un rey muy católico que se granjeó la enemistad del Parlamento inglés y de las diversas iglesias no católicas. Anteriormente, siendo duque de York, había sido designado, en 1680, Alto Lord Comisionado de Escocia y tomó como residencia el Palacio de Holyrood de Edimburgo, permaneciendo en él y con dicho cargo hasta 1682.
Holyrood antes del incendio de 1650
Finalmente, debido a la denominada Gloriosa Revolución, Jacobo II huyó a Francia con su esposa e hijo, Jacobo Francisco Eduardo Estuardo, que fue reconocido como rey (Jacobo III-VIII) por España, Francia, Módena y el Papado cuando Jacobo II falleció en 1701. Pero no pudo reinar dado que el Parlamento inglés ofreció la corona a la su hija mayor de Jacobo II y a su esposo, María II y Guillermo III, ambos protestantes, que fueron proclamados reyes en 1689. Y al morir Guillermo, le sucedió en el trono Ana, hija protestante de Jacobo II.
En Francia, concretamente en Saint-Germain-en-Laye, vivió exiliado Jacobo II estableciendo una corte y defendido por una Guardia Escocesa de la que surgió la francmasonería jacobita escocesa a través de logias militares. “Cuando falleció Jacobo VII-II, la francmasonería existente era leal a los Estuardo. Jacobo VI-I, Carlos I y Carlos II habían sido todos ellos patronos de la francmasonería, y de todos se dijo que se habían hecho masones. Yo no encontré ninguna prueba que demostrase que Jacobo II hubiese sido masón, pero muchos de sus partidarios lo eran”, afirma Robert Lomas. Asimismo cabe destacar que el catecismo francmasónico más antiguo que se conoce es el llamado Manuscrito de Edimburgo, fechado en 1696, cuyo texto publicamos en el post anterior.
Al morir Ana, en 1714, sin dejar herederos, por línea sucesoria le correspondía serlo a su hermanastro Jacobo Francisco Eduardo, exiliado en Francia. Y pudo haber llevado la triple corona si hubiera renunciado a su fe católica, pero no lo hizo, por lo que el Parlamento protestante designó como rey de Gran Bretaña a un alemán de la dinastía Hannover, que ni siquiera sabía hablar inglés, Jorge I (1714-1727), que era protestante e hijo de una nieta de Jacobo VI, Sophia.
Jacobo Francisco Eduardo, auxiliado por Luis XIV de Francia, intentó apoderarse de Escocia y desde allí atacar Londres en 1708, 1715-1716 y 1717, sin éxito. El 9 de enero de 1716 logró llegar hasta Scone para ser coronado rey de Escocia, como lo había sido su tío abuelo Carlos I en 1650, pero la Kirk de Escocia se negó a coronar a un católico como rey. “Tras la sublevación de 1715 el Gobierno whig del Parlamento inglés tildó a los tories y a los masones de jacobitas y perturbadores de la paz. No es de extrañar que los masones de Londres hicieran denodados esfuerzos por distanciarse de los Estuardo formando su propia Gran Logia en 1717” que ha apoyado a la dinastía Hannover , como Gran Logia de Inglaterra, a la de Windsor (Saxe-Coburg-Gotha), resume Lomas. Y esta Gran Logia intentó borrar todo vestigio histórico documental de la existencia de la masonería escocesa, tanto jacobita como anterior a este movimiento político de restauración de los Estuardo como reyes de la Gran Bretaña.
En 1745 la rebelión armada de los jacobitas logró que el hijo de Jacobo Francisco Eduardo Estuardo, conocido como Bonnie Prince Charlie, fuese coronado simbólicamente en Holyrood con una corona de laurel y que se autonombrara -según algunos investigadores- Gran Maestro Soberano de la francmasónica Real Orden de Escocia. Y mantuvo su corte en Holyrood durante cinco semanas (septiembre y octubre de 1745). Pero esta sublevación escocesa jacobita fracasó estrepitosamente en la batalla de Culloden, el 16 de abril de 1746, provocando la huída de Bonnie Prince Charlie y el final de cualquier tipo de restauración de los Estuardo por la vía armada.
Batalla de Culloden
Del rango francmasónico rosacruciano del Joven Pretendiente, Carlos Eduardo Estuardo, se tiene constancia documental debido a que emitió una patente para formar en la ciudad francesa de Arras, en 1747, un Soberano Capítulo Primordial de la Rosa Cruz denominado Escocés Jacobita, donde dice: “Nos, Carlos Eduardo, Rey de Inglaterra, Francia, Escocia e Irlanda, y como tal Gran Maestro del Capítulo de Heredom, conocido bajo el título de Caballero del Águila y el Pelícano, y tras nuestros pesares e infortunios como Caballero Rosacruz (…) creamos y erigimos, por la presente Bula, un Soberano Capítulo Primordial de la Rosa Cruz, bajo el título distintivo de Escocés Jacobita”.
Para quienes no lo sepan, la Real Orden de Escocia tiene dos grados: Heredom de Kilwinning y Caballero de la Rosa Cruz. Este segundo grado, según se afirma en la masónica Real Orden de Escocia, fue creado por Robert Bruce para agradecer a los templarios que le habían ayudado a vencer al ejército inglés de Eduardo I en la batalla de Bannockburn, cerca de Stirling, el 24 de junio de 1314. Por su parte, Robert Ambelain, aunque sin citar la referencia documental, afirma que Jacobo VI fundó en 1593 la “Rosa Cruz Real”… Y podríamos seguir hablando ahora de esta Real Orden de Escocia y de la Rosa Cruz, pero esa es otra historia…
NOTA FINAL: Ángel Almazán es autor del libro Claves masónicas de los maestros constructores. De Córdoba al Camino de Santiago Navarro. Asimismo, en Soriaymas puede leerse su ensayo: LA CONTRIBUCIÓN OCULTISTA DE GÉRARD DE NERVAL A LA LEYENDA DE HIRAM (22-enero-2006).
Plano antiguo de Holyrood y entorno
Libros consultados para este artículo
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