LOS TRES GRANDÍSIMOS MAJADEROS DE LA HUMANIDAD
De tantas y tantas anécdotas originadas en el atractivo y atrayente telar de la vida del Libertador Simón Bolívar, nada mejor ni más oportuno que recordar aquella que vierten sus labios moribundos y que nos conmueve el alma. El célebre cronista don Ricardo Palma, en sus famosas Tradiciones Peruanas la refiere de este modo:
En el espacioso corredor de la casa, y sentado en un sillón de vaqueta, veíase a un hombre demacrado, a quien una tos cavernosa y tenaz convulsionaba de hora en hora. El médico, un sabio europeo, le propinaba una poción calmante, y dos viejos militares, que silenciosos y tristes paseaban en el salón, acudían solícitos al corredor.
Más que de un enfermo se trataba ya de un moribundo; pero de un moribundo de inmortal renombre.
Pasado un fuerte acceso, el enfermo se sumergió en profunda meditación, y al cabo de algunos minutos dijo con voz muy débil:
-¿Sabe usted, doctor, lo que me atormenta al sentirme ya próximo a la tumba?
- No, mi general.
- La idea de que tal vez he edificado sobre arena movediza y arado en el mar.
Y un suspiro brotó de lo más íntimo de su alma y volvió a hundirse en su meditación.
Transcurrido gran rato, una sonrisa tristísima se dibujó en su rostro y dijo pausadamente.
- ¿No sospecha usted, doctor, quiénes han sido los tres más insignes majaderos del mundo?
- Ciertamente que no, mi general.
- Acérquese usted, doctor..., se lo diré al oído... Los tres grandísimos majaderos hemos sido Jesucristo, don Quijote y... yo.
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/abril2008/ensaladilla.htm
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