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domingo, 26 de abril de 2015

¿Pruebas de la Vida ó Karma?

¿Pruebas de la Vida ó Karma?

Autor: Fr. Hugo Casas
Cortesía: R:.H:. Carlos Napoleón del Carpio Palacios

Nuestro Lind:. N° XX, nos dice acerca de la “Inmortalidad del Alma”; ahora bien, sabemos que nuestra alma a través de toda su existencia se manifiesta en cada encarnación en un cuerpo diferente el mismo que descarta cuando su misión concluyo en ese plano… Siempre nos hemos preguntado acerca de algunos eventos que nos sucede ¿Es producto de un Karma? O ¿es una prueba de la vida?... Este Tra:. Tiende a aclarar en cierta forma esta incógnita pero lo que si está bien claro es de como poder enfrentar estos eventos de la vida. Así mismo aclaro que el presente Tra:. NO ES MI AUTORIA, es un artículo que encontré en el Blog Rosacruz y que vi interesante alcanzarles, esperando sea de vuestro agrado.



¿Qué sentido tienen las pruebas con las que nos enfrentamos en nuestra vida diaria? ¿Cómo podemos enfrentarlas mejor?

En mi anterior Tra:. me referí brevemente a las inevitables pruebas que la vida nos presenta en el plano material. Esta semana me gustaría profundizar un poco en este aspecto, ya que considero que es un tema importante y que frecuentemente surge en ciertos debates de índole filosófico y espiritual. Como todo el mundo sabe, la vida está llena de altibajos, karmas y pruebas. Todo ser humano, independientemente de su nacionalidad, condición social, religión, opiniones políticas, etc., sufre de alguna manera ciertas tribulaciones y retos que debe afrontar: problemas familiares, profesionales, materiales, de salud… Tantas dificultades y preocupaciones que en muchas ocasiones nos impiden estar todo lo serenos y felices que quisiéramos. Nos guste o no, la vida no siempre va “viento en popa”. En muchas ocasiones, a menudo se parece a un torrente turbulento, aunque afortunadamente también encontramos períodos de calma durante los cuales las aguas se muestran menos revueltas.

Cuando alguien se enfrenta con una prueba especialmente difícil, es frecuente escuchar algo como: “Pero, ¿qué he hecho yo para merecer esto?” Esta pregunta expresa nuestra tendencia natural a buscar la causa de ese problema y establecer un nexo de unión entre él y nuestro comportamiento. En la mayoría de los casos, suelen ser debidos a una mala elección por nuestra parte. A veces somos conscientes de ello, pero muchas otras veces no. Por ejemplo, una persona que fuma en exceso no puede sorprenderse si un día le es diagnosticado un cáncer de pulmón. Por el contrario, una persona con una enfermedad genética no se siente responsable de esta enfermedad e incluso puede llegar a tener una sensación de gran injusticia.

Desde el punto de vista filosófico Rosacruz, cualquier prueba que compromete nuestra responsabilidad personal se dice que es de origen kármico, ya que es el efecto de una causa que nosotros mismos hemos generado a través de la aplicación de nuestro libre albedrío. Por otro lado, como decía en mi artículo anterior, también hay problemas que es posible que no se deban a ley del karma, sino que se producen simplemente porque es imposible vivir en la Tierra sin verse enfrentado a diversas dificultades. Además, el hecho de vivir en sociedad también nos confronta con los demás, por lo que a veces sufrimos los efectos del mal comportamiento ajeno. En este sentido, ni siquiera los más grandes sabios y filósofos que nos ha dado la historia se salvaron: Sócrates fue condenado a beber cicuta, Gandhi fue asesinado, por no hablar de Jesús, que fue crucificado por la ignorancia de los hombres.

En este punto podríamos hacernos la siguiente pregunta: ¿Cómo saber si un evento es kármico o no? Desde mi punto de vista, lo primero que debemos hacer es ver si podemos encontrar una causa más o menos probable que justifique la situación que estamos viviendo. Este examen de conciencia puede sernos muy útil, pues nos ayudará, entre otras cosas, a ser más conscientes de nosotros mismos y de las repercusiones de nuestros actos. Si así fuera, dicha causa debe ser corregida con el fin de acabar lo antes posible con el problema que enfrentamos. Si después de una cuidadosa y sincera consideración (en la que la técnica de la meditación nos puede ser de gran ayuda) no somos capaces de comprender nuestra responsabilidad en la génesis de dicho problema, no debemos especular más, sobre todo porque algunas circunstancias pueden tener su origen en una vida anterior (Karma).

Al fin y al cabo, ya sea de origen kármico o no, la mejor manera de “gestionar” una prueba vital o una circunstancia determinada, es siempre enfrentarla teniendo en cuenta que se trata de una oportunidad única para expresar lo mejor que hay en nosotros mismos en términos de valor, determinación, perseverancia, confianza, paciencia, etc. Mejor aún, debemos asumir que es un medio para trascendernos a nosotros mismos y obtener lecciones valiosas para la evolución de nuestra alma. Como dice un antiguo adagio rosacruz, “la rosa no existe sin espinas”. Sin embargo, soy de los que piensan que por lo general la escuela de la vida siempre da a cada individuo la fuerza interior necesaria para superar los desafíos que enfrenta en un momento u otro de su existencia.


En este sentido, a pesar de lo que muchos piensan, los rosacruces conocemos bien el valor práctico del misticismo y todo lo que este nos puede aportar para superar mejor los obstáculos de la vida, ya sean de origen kármico o no. Si la Orden Rosacruz AMORC insiste tanto sobre este punto, es por que como decía Cecil A. Poole, antiguo dignatario de nuestra Orden, “el misticismo que no es práctico, no es misticismo”. Espero y deseo que todos aquellos que leéis estas líneas, seáis rosacruces o no, podáis encontrar en la espiritualidad el bastón que os ayude a caminar mejor por el sendero de la vida.

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