Se hallaba en cierta ocasión Nasrudín -
que tenía su día filosófico-reflexionando en alta voz: "Vida y
muerte... ¿quién puede decir lo que son?".
Su mujer, que estaba trabajando en la
cocina le oyó y dijo:"Los hombres sois todos iguales, absolutamente
estúpidos. Todo el mundo sabe que cuando las extremidades de un hombre están
rígidas y frías, ese hombre está muerto".
Nasrudín quedó impresionado por la
sabiduría práctica de su mujer.
Cuando, en otra ocasión, se vio sorprendido
por la nieve, sintió cómo sus manos y sus pies se congelaban y se
entumecían. "Sin duda estoy muerto", pensó. Pero otro pensamiento le
asaltó de pronto: "¿Y qué hago yo paseando, si estoy muerto? Debería
estar tendido, como cualquier muerto respetable". Y esto fue lo que hizo.
Una hora después, unas personas que iban
de viaje pasaron por allí y, al verle tendido junto al camino, se pusieron
a discutir si aquel hombre estaba vivo o muerto. Nasrudín deseaba con toda su alma
gritar y decirles: "Están locos. ¿No ven que estoy muerto? ¿No ven
que mis extremidades están rígidas y frías?".
Pero se dio cuenta de que los muertos
no deben hablar. De modo que refrenó su lengua. Por fin, los viajeros
decidieron que el hombre estaba muerto y cargaron sobre sus hombros el cadáver
para llevarlo al cementerio y enterrarlo.
No habían recorrido aún mucha distancia
cuando llegaron a una bifurcación. Una nueva disputa surgió entre ellos acerca
de cuál sería el camino del cementerio.
Nasrudín aguantó cuanto pudo, pero al fin no fue capaz
de contenerse y dijo: "Perdón, caballeros, pero el camino que lleva al cementerio
es el de la izquierda. Ya sé que se supone que los muertos no deben
hablar, pero he roto la norma sólo por esta vez y les aseguro que no volveré
a decir una palabra.
El
místico hindú Osho aseguraba que Nasrudín fue un personaje real, un sufí (místico
árabe), pero aunque su existencia real está en entredicho, su existencia
en la cultura es sólida. Sus ocurrencias y sutilezas envuelven, como una
cebolla, tras una primera capa de humor o paradoja que puede provocar desconcierto
y asombro, elevadas enseñanzas. Nasrudín, en ese aspecto, es un personaje
creado por la cultura, por una reflexión de muchos para edificación y
prevención de otros. Las distintas historias, los escenarios, la amplia
variedad de temas en que Nasrudín aparece como personaje nos habla de una gran
autoría social: Nasrudín es el nombre de miles de autores que por su vía
se propusieron educar entreteniendo, enseñar deleitando, desafiar la
inteligencia mientras atrapaban con el humor o la paradoja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario