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jueves, 21 de febrero de 2013

ROMPER LA NORMA DE LA MUERTE POR UNA VEZ




Se hallaba en cierta ocasión Nasrudín - que tenía su día filosófico-reflexionando en alta voz: "Vida y muerte... ¿quién puede decir lo que son?".

Su mujer, que estaba trabajando en la cocina le oyó y dijo:"Los hombres sois todos iguales, absolutamente estúpidos. Todo el mundo sabe que cuando las extremidades de un hombre están rígidas y frías, ese hombre está muerto".

Nasrudín quedó impresionado por la sabiduría práctica de su mujer.

Cuando, en otra ocasión, se vio sorprendido por la nieve, sintió cómo sus manos y sus pies se congelaban y se entumecían. "Sin duda estoy muerto", pensó. Pero otro pensamiento le asaltó de pronto: "¿Y qué hago yo paseando, si estoy muerto? Debería estar tendido, como cualquier muerto respetable". Y esto fue lo que hizo.

Una hora después, unas personas que iban de viaje pasaron por allí y, al verle tendido junto al camino, se pusieron a discutir si aquel hombre estaba vivo o muerto. Nasrudín deseaba con toda su alma gritar y decirles: "Están locos. ¿No ven que estoy muerto? ¿No ven que mis extremidades están rígidas y frías?".

Pero se dio cuenta de que los muertos no deben hablar. De modo que refrenó su lengua. Por fin, los viajeros decidieron que el hombre estaba muerto y cargaron sobre sus hombros el cadáver para llevarlo al cementerio y enterrarlo.

No habían recorrido aún mucha distancia cuando llegaron a una bifurcación. Una nueva disputa surgió entre ellos acerca de cuál sería el camino del cementerio.


Nasrudín aguantó cuanto pudo, pero al fin no fue capaz de contenerse y dijo: "Perdón, caballeros, pero el camino que lleva al cementerio es el de la izquierda. Ya sé que se supone que los muertos no deben hablar, pero he roto la norma sólo por esta vez y les aseguro que no volveré a decir una palabra.


El místico hindú Osho aseguraba que Nasrudín fue un personaje real, un sufí (místico árabe), pero aunque su existencia real está en entredicho, su existencia en la cultura es sólida. Sus ocurrencias y sutilezas envuelven, como una cebolla, tras una primera capa de humor o paradoja que puede provocar desconcierto y asombro, elevadas enseñanzas. Nasrudín, en ese aspecto, es un personaje creado por la cultura, por una reflexión de muchos para edificación y prevención de otros. Las distintas historias, los escenarios, la amplia variedad de temas en que Nasrudín aparece como personaje nos habla de una gran autoría social: Nasrudín es el nombre de miles de autores que por su vía se propusieron educar entreteniendo, enseñar deleitando, desafiar la inteligencia mientras atrapaban con el humor o la paradoja.

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