Pretensiones de antigüedad milenaria
En la historia de la masonería debemos distinguir dos épocas: la anterior a 1717 y la posterior a ella. A pesar de las diferencias fundamentales existentes en la organización y en los fines de las masonerías –antigua y moderna– no pueden, sin embargo, desconocerse sus relaciones históricas.
Con respecto a la masonería antigua, reina gran oscuridad; lo que dio lugar a la invención de numerosas hipótesis, muchas de ellas inverosímiles, absurdas y ridículas; como las que, por ejemplo, la hacen remontar a nuestro primer padre Adán, iniciado en la Orden del Paraíso Terrenal por el Eterno Padre; aLamec, el matador del fratricida Caín; a Zoroastro, jefe supremo de los magos y fundador del mazdeísmo (religión de los persas contenida en los libros sagrados del Zendavesta); a Confucio, fundador de la religión de los chinos; y a Pitágoras, filósofo y matemático griego, fundador de la secta de los pitagóricos.
Tales mitos obedecen a la pretensión de la masonería de haber existido siempre; “respondiendo –según el masón Osvaldo Wirth– a una necesidad del espíritu humano” (Osvaldo Wirth. El Libro del Aprendiz, pág. 11 año 1908)
James Oliver, en su libro “Antigüedad de la Masonería”, llegó a sostener que se practicaba en otros sistemas planetarios antes de la formación de la Tierra; y no faltó quien dijera que Jesucristo se inició en una logia de Tebas en Egipto, presentó su programa masónico en el Sermón de la Montaña, y ejerció la maestría de la Logia “Esenia”, de la cual San Pedro fue el primer Vigilante y San Pablo el elocuente Orador (!).
También se la relaciona con la Kábala –tradición oral entre los judíos de la explicación secreta del sentido de los pasajes bíblicos– y que, según el patriarca del ocultismo moderno, Elifaz Leví, constituye el dogma de la Alta Magia (la ciencia de las artes diabólicas); con los alquimistas, cultores de la ciencia oculta, hermética y esotérica, que buscaban la piedra filosofal y la panacea universal; y con el proceso de los caballeros templarios o del Temple –la más antigua de las Ordenes Militares– cuyos miembros residieron en el solar del templo salomónico de Jerusalén durante las Cruzadas, y que –doscientos años más tarde, o sea en 1310– fueron condenados, a pesar de su inocencia.
Además, cuanta reunión clandestina de alguna celebridad hubo en el mundo, que conspirase contra la Religión y el Estado, sirvió de argumento para ser considerada, por muchos, como fuente inicial de la masonería.
Entre ellas se enumeran los “Misterios” de la antigüedad (de Eleusis, de Mitra, de Isis y Osiris, etc.), característicos de las religiones orientales, egipcias, caldeas, sirias, judaicas, etiópicas, persas, griegas e indobrahmánicas; la secta de los gnósticos con sus teorías panteístas, su divinización de la razón humana y su moral independiente –y que no es otra cosa que el cristianismo kabalizado o la Kábala disfrazada para destruir el cristianismo naciente–,la de los maniqueos, del judío Manes, que es la prolongación del gnosticismo con agregados del dualismo persa, del budismo y de múltiples herejías; la de los esenios, judaizantes de Palestina; la de los cátaros o albigenses, verdadera secta de anarquistas religiosos y civiles de doctrinas panteístas y materialistas y prácticas infames, obscenas y criminales; las sectas árabes, formadas dentro del islamismo musulmán, como la de los terribles “ashishiin” (de donde proviene la palabra castellanizada “asesino”) cuyo jefe era el “Viejo de la Montaña”; y, en fin, cuanta rebelión del espíritu humano se suscitó contra Dios y su Iglesia: como fueron el protestantismo en sus diversas manifestaciones y sobre todo el deísmo inglés del siglo XVIII
Teniendo en cuenta sus simbolismos arquitectónicos se buscaron sus orígenes en la época faraónica de las Pirámides de Egipto, en la construcción del Templo de Salomón; en la fundación de los Colegios de Constructores del imperio romano, que tenían maestros, guardianes o decuriones, compañeros y aprendices; en las corporaciones gremiales de laEdad Media, y en las primeras asociaciones de albañiles llamados “masones”, que se organizaron en Francia e Inglaterra.
El masón Rebold afirma que la masonería “proviene de una antigua y célebre corporación de artes y oficios, fundada en Roma, el año 716 antes de Cristo, por su segundo rey, el legendario Numa Pompilio, sucesor de Rómulo; y que en Gran Bretaña fueron sus Grandes Maestros: reyes, obispos y santos como San Dunstan, arzobispo de Cantorbery en el año 960. (Rebold, Manuel, Historia de las grandes logias de Francia, pp. 681 y 697. Año 1864)
http://www.alertadigital.com/2016/02/19/origen-de-la-masoneria-i/
No hay comentarios:
Publicar un comentario