Masones profesionales y masones aficionados
En Inglaterra, en 1380, el Parlamento fijó el salario de los obreros, incluso de los canteros, llamados “free-stone-masons”; y en 1425 fueron prohibidas sus reuniones. Ya en 1500 admitían en su compañía a personajes ilustres, aunque no fueran artesanos; eran los masones aceptados (the accepted masons), especie de miembros honorarios. De aquí proviene la distinción entre los auténticos profesionales y los simples “aficionados al arte”, pero con finalidades totalmente diversas. El rey Jacobo I (1603-1625) los favoreció, pero luego decayeron por la cesación de las construcciones de iglesias y conventos, tras la victoria del protestantismo. Ya en el año 926 el hijo del rey era el Gran Maestre en York.
En 1670 la logia de Aberdeen agrupaba a su alrededor solo una cuarta parte de masones profesionales contra tres de “aceptados”; por lo demás, en tal época, las logias de Inglaterra y Escocia contaban con muchos nobles. Existieron, sobre todo en Escocia, logias católicas en su totalidad y favorables a los Estuardos. Sus partidarios se habían afiliado a la masonería desde la ejecución de Carlos I en 1648. Frente a tales logias, que contaban en su seno a los príncipes Carlos y Jacobo, hijos del difunto rey y de Enriqueta de Francia, encontraremos más tarde las logias protestantes y orangistas y despuéshannoverianas, que se desarrollaron a partir del segundo exilio de los Estuardos, proscriptos en 1688 en la persona de Jacobo II.
En ese año los emigrados ingleses fundaron logias en Alemania, Italia y Francia –o sea, sociedades secretas a imitación de las ghildas– para trabajar por la restauración de los Estuardos en el trono.
En 1714 existían en Inglaterra solo cuatro logias, las cuales se reunían en sendas tabernas londinenses; a saber: la San Pablo en la posada del Ganso, y las otras tres en las posadas del Manzano, de la Corona y de los Romanos. Para subsistir, acordaron admitir en su seno a cualquier persona y fusionarse en una sola; lo que se realizó –según refiere el masón Mackey– en la Taberna del Diablo; y según otros, en la de la Corona o del Manzano, el día de su santo patrono San Juan Bautista, el 24 de junio de 1717; y eligieron como Gran Maestre a Antonio Sayer. En 1718 le sucede el anticuario Jorge Payne, y en 1719, Teófilo Désaguliers.
Guillermo III, estatúder de Holanda y rey de Inglaterra (1689-1702), había presidido varias reuniones logiales; y en 1694 se redactaron, por orden real, los antiguos deberes y estatutos de la Institución. Tales estatutos, modificados y aumentados, sirvieron de base a la actual masonería. Son los llamados “the old charges and ancient landmarks”, que deben respetar todos los masones del mundo y que se hallan consignados en la célebre constitución masónica de 1723.
Estos principios o reglas de gobierno masónico, que contienen lo esencial de la Institución y que proviene de tiempos remotos, se tienen por inviolables. No obstante, aún en esto no están de acuerdo los masones y reina entre ellos gran confusión con respecto a su interpretación y a su número que –según Enrique Lecerff– es de veintinueve; pues, tales “antiguos límites” no todos han sido escritos, y muchos de ellos, además son secretos.
Esta es la opinión sobre el origen de la secta que ha logrado más crédito hasta la fecha, a saber: la masonería actual –llamada técnicamente francmasonería– se remonta, en sus formas materiales y externas, a la organización de las antiguas corporaciones de arquitectos y constructores, las cuales permitieron luego el ingreso a miembros más ilustrados. Tal circunstancia dio lugar a discusiones especulativas que transformaron substancialmente la institución, convirtiéndola en la masonería filosófica o moderna.
http://www.alertadigital.com/2016/02/19/origen-de-la-masoneria-i/
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