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lunes, 26 de junio de 2017

Solsticio de Verano, Otras Perspectivas

Solsticio de Verano, Otras Perspectivas
MIGUEL A. MIRANDA

La historia de la humanidad está marcada por la influencia del sol sobre  la totalidad de la vida sobre la tierra, llegándose a destacar al sol como una deidad. Los cuatro eventos solares de relevancia en el devenir de la vida terrestre son los equinoccios (Primavera, el 21 de marzo y otoño el 21 de septiembre, para el hemisferio norte) y los Solsticios (verano el 21 de junio, e invierno el 21 de diciembre, para el hemisferio norte).

Hace muchos siglos el “año se iniciaba con el Equinoccio de Primavera, con el renacer, este evento marcaba el comienzo de un nuevo ciclo.

Los dos momentos del o en los que la distancia angular del Sol al ecuador celeste de la Tierra es máxima. Son los llamados solsticios. El de verano es el gran momento del curso solar y -a partir de ese punto- comienza a declinar.

El 21 de junio se celebra en el hemisferio norte, el a s largo del año. Definitivamente no es un a como los demás, la naturaleza, el hombre y las estrellas se disponen a celebrar una fiesta, cargada de gran poder y magia. Según la tradición de la Antigua Religión, las deidades de la naturaleza andan sueltos por los campos; los agricultores dan gracias por el verano, las cosechas, las frutas y por disponer de s horas para cumplir con sus tareas y entregarse a la diversión. También es el momento justo para pedir por la fecundidad de la tierra y de los mismos hombres; además se debe comenzar a almacenar alimentos para pasar el otoño y el invierno.

La celebración del solsticio de verano, es tan antigua como la misma humanidad. En  un  principioantes  de  cristianizarse  esta  fiesta,  los  pueblos  de  Europa encendían hogueras en sus campos para ayudar al Sol en un acto simbólico con la finalidad de que “no perdiera fuerzas”. Se creía que el sol no volvería a su esplendor total, pues después de esta fecha, los días era cada vez s cortos. Por esta razón, fogatas y ritos de fuego de toda clase se iniciaban en la víspera del pleno verano, para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía. En tiempos posteriores se encendían fogatas en las cimas de las montañas, a lo largo de los riachuelos, en la mitad de las calles y al frente de las casas. Se organizaban procesiones con antorchas y se echaban a rodar ruedas ardiendo colinas abajo y a través de los campos.
A menudo se bailaba y saltaba alrededor del fuego para purificarse y protegerse de influencias demoníacas y asegurar el renacimiento del sol. Se puede decir que todo empezó hace cerca de 5 mil años, cuando nuestros antepasados, tan amigos de observar las estrellas, se dieron cuenta que en determinada época del o el Sol se mueve desde una posición perpendicular sobre el Trópico de Capricornio, hasta una posición perpendicular sobre el trópico de Cáncer. A estos días extremos en la posicn del Sol se les llamó solsticios de invierno y verano, los cuales ocurren los días diciembre 21 y junio 21 respectivamente; las que corresponden al hemisferio norte, pues en el sur es al contrario. El a que veremos al sol ponerse s al sur es el 21 de diciembre y el a que lo veremos ponerse s al norte es el 21 de junio. “Las fechas mencionadas son las típicas, pero pueden variar s o menos un día, debido a las irregularidades del calendario, como los años bisiestos”. Hablando propiamente del solsticio de verano, en esta fecha el eje de la tierra está inclinado 23,5 grados hacia el sol. Esto ocasiona que, en el hemisferio norte, el 21 de junio sea el a s largo del año.

En los antiguos mitos griegos a los solsticios se les llamaba “puertas y, en parte, no les faltaba razón. La “puerta de los hombres”, según estas creencias helénicas, correspondía al solsticio de verano (del 21 al 22 de junio) a diferencia de “la puerta de los diosesdel solsticio de invierno (del 21 al 22 de diciembre).

En su conciencia interna sabían que el fuego destruye lo malo y lo dañino. Posteriormente, el hombre seguía destruyendo los hechizos con fuego.

Se ha asociado la festividad, del fuego, de San Juan Bautista, al solsticio de verano, pero esto tan solo es cierto para la mitad del mundo o, mejor dicho, para los habitantes que viven por encima del ecuador (en el hemisferio norte) ya que para los del sur el solsticio es el de invierno y ni tan siquiera para todos ellos pues la fiesta de San Juan es patrimonio del mundo cristiano. En los países orientales, con ritos y creencias distintas, se celebran estas fiestas conservando en todas ellas la misma esencia: rendir un homenaje al Sol, que en ese a tiene un especial protagonismo: en el hemisferio norte es el a s largo y, por consiguiente, el poder de las tinieblas tiene su reinado s corto; en el hemisferio sur ocurre todo lo contrario. En cualquier caso al Sol se le ayuda para que no decrezca y mantenga todo su vigor.

Este simbolismo era compartido por pueblos distantes, separados por el océano Atlántico. Es el caso de los viejos incas en Perú. Los dos festivales primordiales del mundo incaico eran el Capac-Raymi (o o Nuevo) que tenía lugar en diciembre y el que se celebraba cada 24 de junio, el Inti-Raymi (o la fiesta del Sol) en la impresionante explanada de Sacsahuamán, muy cerca de Cuzco. Justo en el momento de la salida del astro rey, el inca elevaba los brazos y exclamaba: “¡Oh, mi Sol! ¡Oh, mi Sol! Envíanos tu calor, que el frío desaparezca. ¡Oh, mi Sol! Este gran festival se sigue practicando y representando hoy en a para conmemorar la llegada del solsticio de invierno, con un claro tinte turístico. Los habitantes de la zona  se  engalanan  con  sus  mejores  prendas  al  estilo  de  sus  antepasados quechuas y recrean el rito inca tal y como se realizaba (más o menos) durante el apogeo del Tahuantinsuyo.

ORÍGENES PAGANOS: Esta fiesta solsticial es muy anterior a la religión católica o mahometana. Uno de los antecedentes que se puede buscar a esta festividad es la celebracn celta del Beltaine, que se realizaba el primero de mayo. El nombre significaba “fuego de Bel o “bello fuego y era un festival anual en honor al dios Belenos. Durante el Beltaine se encendían hogueras que eran coronadas por los más arriesgados con largas pértigas. Después los druidas hacían pasar el ganado entre las llamas para purificarlo y defenderlo contra las enfermedades. A la vez, rogaban a los dioses que el o fuera fructífero y no dudaban en sacrificar algún animal para que sus plegarias fueran mejor atendidas.

Otra de las raíces de tan singular noche hay que buscarla en las fiestas griegas dedicadas al dios Apolo, que se celebraban en el solsticio de verano encendiendo grandes hogueras de carácter purificador. Los romanos, por su parte, dedicaron a la diosa de la guerra Minerva unas fiestas con fuegos y tenían la costumbre de saltar tres veces sobre las llamas. Ya entonces se atribuían propiedades medicinales a las hierbas recogidas en aquellos días. El cristianismo fue experto en reciclar viejos cultos paganos.

SÚBITAS APARICIONES Y DESAPARICIONES: En algunas leyendas piadosas, hasta          los santos aprovechan la víspera de este a para trasladarse milagrosamente a otra parte. En nuestro mundo terrenal, encontramos muchos casos de desapariciones bastante enigmáticas, según estas leyendas, esa noche se abren las puertas interdimensionales, así como los encantamientos.

NOCHE DE SAN JUAN: Esta es una fecha en la que numerosas leyendas fantásticas son unánimes al decir que es un período en el que se abren de par en par las invisibles puertas del “otro lado del espejo”: se permite el acceso a grutas, castillos y palacios encantados; se liberan de sus prisiones y ataduras las reinas moras, las princesas y las infantas cautivas merced a un embrujo, ensalmo o maldición; braman los cuélebres (dragones) y vuelan los “caballucos del diablo; salen a dar un vespertino paseo a la luz de la Luna seres femeninos misteriosos en torno a sus infranqueables moradas; afloran enjambres de raros espíritus duendiles amparados en la oscuridad de la noche y en los matorrales; las gallinas y los polluelos de oro, haciendo ostentacn de su áureo plumaje, tientan a algún que otro incauto codicioso a que les echen el guante; las mozas enamoradas sueñan y adivinan quién será el galán que las despose; las plantas venenosas pierden su dañina propiedad y, en cambio, las salutíferas centuplican sus virtudes (buen a para recolectar plantas medicinales en el campo); los tesoros se remueven en las entrañas de la Tierra y las losas que los ocultan dejan al descubierto parte del mismo para que algún pobre mortal deje de ser, al menos, pobre; el rocío cura ciento y una enfermedades y además hace s hermoso y joven a quien se embadurne todo el cuerpo; los helechos florecen al dar las doce campanadas...En definitiva, la atmósfera se carga de un aliento sobrenatural que impregna cada lugar mágico del planeta y es el momento propicio para estremecernos, ilusionarnos y narrar a nuestros hijos, nietos o amigos toda clase de cuentos, anécdotas y chascarrillos sanjuaneros que nos sepamos.

Esta noche se abre la puerta que nos introduce al conocimiento del futuro y a las dimensiones mágicas de la realidad. Es la noche en que los entierros arden, el Diablo anda suelto y los campos son bendecidos por el Bautista. En la mañana, muy temprano la gente se lava el pelo y la cara con las aguas bendecidas y comienza a llamar, tres veces consecutivas:

¡San Juan!, ¡San Juan!, ¡San Juan!, dame milcao (guiso de papas con manteca) yo te daré pan.

La noche anterior dos han sido los eventos s importantes: el baile del fuego y las pruebas. Algunas de estas pruebas son:

1.    La joven que sale al amanecer y se encuentra con un perro su marido será un goloso perro durante su vida.
2.    Al salir, después de las 12, se encuentra con un gato negro es mala suerte para el futuro, felicidad si el gato es de otro color.
3.    Si a medianoche se hace una cruz en los árboles, producirán el doble.
4.    Si a las 12, mira la luna y después la higuera, la verá florecer.
5.    La higuera y el “pesebre (helecho) florecen esta noche. Quien posea una de estas flores será muy afortunado.
6.    Quien vea florecer la hierbabuena esta noche será muy afortunado siempre que lo mantenga en secreto.
7.    En la víspera se planta la flor de la hortensia, en un tarro con tierra y agua. Luego se le hace un pedido poniendo fe en el bautismo de San Juan.
8.    Hay que lavarse las manos con agua de manantial para mantenerse joven y el cabello para conservarlo hermoso. Esa noche las aguas están benditas por el Bautista.
9.    Cuando llueve esa noche o al a siguiente, va a haber abundancia de manzanas.
10. Antes de la salida del sol hay que regar los árboles con agua de manantial, para que den bastante fruta durante el año.
11. Para tener buena siembra hay que tirar un pedazo de vela la noche de San Juan.
12. Para aprender a tocar guitarra hay que colocarse durante esta noche bajo una higuera.

La noche y el amanecer, están dedicado a San Juan en un esfuerzo por cristianizar las numerosas fuerzas que se manifiestan en esta mágica jornada, en la que todas las sociedades tradicionales de Europa ponen en marcha numerosos rituales de antiguo origen y profunda funcionalidad cultural. La fiesta no es específica de localidades concretas, sino que se extiende por toda Europa con diversas variantes. Un personaje–símbolo de la cristiandad y un astro preside la celebración. Por una parte el Sol que, según la tradición popular, sale bailando al amanecer del día
24. Por otra parte el santo de la fecha, San Juan, encargado de dotar de sacralidad a la fiesta, pero que no ocupa lugar central en los rituales.

Contando con el Sol y San Juan como componentes básicos de la celebración, en la noche y el amanecer sanjuaneros los hombres manipulan diversos instrumentos simbólicos con la finalidad de luchar contra los distintos males que perjudican a los humanos, a sus actividades y a sus bienes a lo largo del año.

Fecha de transición astral que anuncia diversos cambios en la naturaleza equivale a una ruptura de orden cósmica propiciadora de emergencias del inframundo. Por eso la noche de San Juan es noche de brujas, entes que pueden provocar numerosos males a los humanos.

La Noche de San Juan, la de las tradiciones mágicas, se caracteriza  por  la multitud de hogueras que iluminan la noche. Los ciudadanos arrojan a la hoguera antes de su encendido pequeños objetos, conjuros, deseos e incluso apuntes del curso con el objetivo de hacer desaparecer los malos espíritus.

La tradición de enramar las fuentes está relacionada con la prosperidad, la abundancia y la fecundidad. La tradición dice que al amanecer del primer a de verano, las mujeres recogían de las fuentes la flor del agua con la esperanza de encontrar pareja, concebir hijos o hacerse con poderes curativos. Al amanecer, cuando las mujeres iban a la fuente, se cantaba a la flor del agua.

¿POR QUÉ SAN JUAN BAUTISTA?: San Lucas narra en su Evangelio que María, en los días siguientes a la Anunciación, fue a visitar a su prima Isabel cuando ésta se hallaba en el sexto mes de embarazo. Por lo tanto, fue fácil fijar la solemnidad del Bautista en el octavo mes de las candelas de junio, seis meses antes del nacimiento de Cristo.

Desde entonces se señaló esta noche como la de San Juan, muy próxima al solsticio de verano que ha heredado una serie de prácticas, ritos, tradiciones y costumbres cuyos orígenes son inmemoriales en toda Europa y se han extendido por muchos pueblos de América. Lo paradójico del asunto es que el 24 de junio se celebra la fecha del nacimiento del Bautista, que en realidad no debería festejarse porque de los Santos siempre se recuerda el a de su muerte. San Agustín hace la observación de que la Iglesia celebra la fiesta de los santos en el a de su muerte, pero que en el caso de San Juan Bautista, hace una excepcn y le conmemora el a de su nacimiento, porque fue santificado en el vientre de su madre y vino al mundo sin culpa.

En el Evangelio de San Lucas se cuenta que su padre, el sacerdote Zacarías, había perdido la voz por dudar de su mujer, Isabel, estuviera en cinta. Sin embargo en el momento de nacer San Juan la recuperó milagrosamente, como se
lo había predicho el ángel Gabriel. La tradición religiosa dice que encendió hogueras para anunciar a parientes y amigos la noticia. Cuando siglos después se cristianizó esta fiesta, la noche del 23 al 24 de junio se convirtió en una noche santa y sagrada, sin abandonar por eso su aura mágica. Cuando el Bautista nació y Zacarías escribió en una tablilla: “Su nombre es Juan”, el sacerdote recuperó inmediatamente el habla y entonó el himno de amor y agradecimiento conocido como “Benedictus”, que la Iglesia Católica repite a diario en su oficio.

De la infancia de San Juan nada sabemos. Tal vez, siendo n un muchacho y huérfano de padres, huyó al desierto. Vivió toda su juventud dedicado nada s a la penitencia y a la oración.

Como vestido sólo llevaba una piel de camello, y como alimento, aquello que la Providencia pusiera a su alcance: frutas silvestres, raíces, y principalmente langostas y miel silvestre. Solamente le preocupaba el Reino de Dios.

Cuando Juan tenía s o menos treinta años, se fue a la ribera del Jordán, para predicar un bautismo de penitencia.

El nombre JUAN: Procede del hebreo Yo-hasnam, con el significado de “Dios es misericordioso”. Otra etimología muy cercana es la de Jo-hanan o Jo-hannes, que significa “Dios está a mi favor”. Empezando por san Juan Bautista, la personalidad de los santos y otros hombres insignes que han llevado este nombre, es inconmensurable.


Mientras Jesús ocupa el solsticio de invierno (la Iglesia optó por cambiar su titular, al ver que era imposible suprimir estas fiestas), san Juan toma posesión del solsticio de verano porque fue imposible erradicar las ancestrales celebraciones solares. Y fue precisamente el hecho de la vinculación de su nombre a las fiestas más esplendorosas y s vitalistas, lo que elevó su prestigio hasta límites que sólo milenios de historia pueden explicar. Pero no es gratuita la coincidencia entre el ancestral culto solar y san Juan Bautista. El personaje es de una gran talla: es un Sol menor que abre camino al gran Sol

Tomado de la Revista Dialogo Entre Masones julio 2014

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