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miércoles, 5 de agosto de 2015

UNA DE LAS PRIMERAS SOCIEDADES MASÓNICAS

UNA DE LAS PRIMERAS SOCIEDADES MASÓNICAS
BASCONGADA DE AMIGOS DEL PAÍS. 

Llega el momento de ocuparnos de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, la más fructífera y trascendental obra real o inventada de la masonería en Euskadi. 


D. Xabier María de Munibe e Idiaquez, octavo conde de Peñaflorida presentaba en 1763 a las Juntas Generales de Guipúzcoa, reunidas en Villafranca de Oria (Ordizia) el "Plan de una sociedad Económica o Academia de Agricultura, Ciencia y Artes útiles y Comercio, adaptando a las circunstancias y economía particular de la Muy Noble y Muy Leal Provincia de Guipúzcoa" 

El día 24 de diciembre del año siguiente en asamblea convocada en la casa-palacio Insausti de Azkoitia a la que asistieron la mayoría de los "Amigos" eligen como presidente al Conde de Peñaflorida, secretario a D. José de Olaso y a D. Vicente Lilí como tesorero. Carlos III aprobaría los estatutos de la sociedad por Real decreto de 8 de abril de 1765. Así nace una institución de capital trascendencia en la cultura vascongada, aún hoy en día reconocida por toda la sociedad vasca y, según nuestro parecer, de clara influencia masónica. 

Debido a los nexos de unión que mantenía la Bascongada con la Ilustración, pronto suscitó recelos y descalificaciones de los grupos sociales más tradicionales y recalcitrantes de la sociedad del País Vasco, aún antes de constituir la Bascongada, ya se anticipaba a estas criticas el Conde de Peñaflorida, curado de espanto, al advertir que con toda seguridad se les llegaría a acusar de herejes y ateístas. 

Es de sobra conocido que colaboraron en esta empresa junto al Conde de Peñaflorida otros dos afamados enciclopedistas vascos, D. Fermín LASALA COLLADO, Duque de Mandas y D. Joaquín de EGUIA, Marqués de Narros, y que como él, formaban parte de la Bascongada, profesaban ideas filosóficas y políticas opuestas a las que imperaban por aquel entonces en la mayoría de la población. 

En el libro "Historia de las Sociedades Secretas Antiguas y Modernas de España" el señor De La Fuente dice de la Bascongada que: "No hay pruebas para asegurar que aquella asamblea fuese una reunión masónica, pero si bien se examina el lenguaje que allí se usaba, las ideas que prevalecían, los elogios que en sus tareas se dispensaron a los enciclopedistas franceses, las relaciones de algunos de aquellos amigos con los revolucionarios de aquel país, la desafección que ya algunos de ellos mostraban contra la Iglesia, la actitud recelosa con que fue acogida por el clero, que creyó luego encontrar allí algo oculto y sospechoso, darán lugar para alguna conjetura en este sentido. 
"La misma divisa de las tres manos unidas que adoptaron es un signo masónico de los más conocidos" 

Don Marcelino Menéndez y Pelayo moldeando los datos del Sr. De La Fuente llegó a subrayar: "Excelentes conductores de la electricidad filosófica revolucionaria, viniendo a servir sus juntas de pantalla o pretexto para conciliábulos de otra índole, hasta convertirse algunas de ellas, andando el tiempo, en verdaderas logias o en sociedades patrióticas..." 

Y continuaba así opinando del triunvirato de Azcoita: "Con estas laicas y anticlericales animosidades, que sin ton ni son mezclaban aquellos caballeros con sus lecturas de la física del abate Nollet o sus experiencias en la máquina neumática, no es de extrañar que recibiesen con entusiasmo la nueva expulsión de los jesuitas y tratasen de aprovecharla para ir secularizando la enseñanza" y "El seminario fue la primera escuela laica de España, entre aquellos patriotas daba el tono Peñaflorida, cuyas tendencias conocemos ya, y su sobrino el fabulista Samaniego, autor de cuentos verdes al modo de La Fontaine" 

Y como no podía faltar, la Santa Inquisición a la vista de que el pensamiento ilustrado resultaba un huésped delicado, algunos de estos amigos de la Bascongada fueron acusados de masones ante el sagrado tribunal, entre otros El fabulista Samaniego, Joaquín María de Eguía, Marqués de Narros o Manuel de Aguirre. 

En 1776 el Conde de Peñaflorida envía de viaje de instrucción al extranjero a su segundo hijo Antonio de Munibe, junto con José de Eguia, hijo del marqués de Narros y al preceptor de ambos Eugenio de Izquierdo. 

Llegan a París donde por aquel entonces la logia masónica "Les neuf soeurs" (La nueve musas) integrada sobre todo por científicos, escritores y artistas recibirá como hermanos a los tres jóvenes "bascongados" En el seno de esta logia en esa misma época figuraban relevantes personas como Lalande, Franklin, Helvetius, o Montgolfier. 

Como curiosidad diremos que en esta misma logia con el correr del tiempo sería iniciado con el mandil de aprendiz a los 84 años de edad y un mes antes de morir, el hermano Voltaire. Sobre el Cuadro lógico aparecen los honores y cargos que ostentaba su venerable maestro, Lalande, fundador de la logia y figura de la historia de la astronomía, perteneciente a la Real Academia de las Ciencias seguido de un largo número de cargos más, que hace que pase casi desapercibida su asímismo pertenencia a La Bascongada, así como la de otros miembros de la logia parisina que también eran a su vez miembros de la Bascongada, los vigilantes De Merlay President á la Chambre des Comptes y el abate Du Rouzeau miembro de la Societé Royale de Biscaye. 

En esta logia entre los miembros no dignatarios aparecen los nombres de nuestros tres jóvenes Bascongados. Además el cuadro añade los nombres de otros vascos ligados con el Conde de Peñaflorida, Agustín de Vicuña, Juan José y Fausto Elhuyar y Chabanneua. 

Este último, químico francés que después de sus trabajos y éxitos en el Instituto de Bergara fundó en Madrid 1789 la real Escuela de Mineralogía que estuvo en activo hasta 1808. 
La base del triunfo de la masonería parisina de "Les Neuf Seoeurs" quizá residiera en la sabia distribución de las obligaciones de cada hermano. Así al volver a España nuestros "Bascongados" tenían que tentarse bien la ropa y disimular su espíritu masónico con tal sutileza que impidiera su descubrimiento. 

Aún así, sabemos que a Antonio Munibe, siendo ya él Conde de Peñaflorida, la Inquisición aunque no logró reunir pruebas para acusarlo de francmasón si llegó en su persecución a embargarle algunos libros, entre ellos un ejemplar de la Enciclopedia. 

Hemos visto que entre los masones "Bascongados" de París se encontraban los hermanos ELHUYAR y LUBICE, ambos de origen vasco francés, nacidos en Logroño con solo un año de diferencia entre ellos y los dos con estudios de mineralogía. 

No se sabe a ciencia cierta si fueron iniciados en Francia o en Alemania ya que sus diferentes biógrafos no se ponen de acuerdo en este punto. Se reconoce su estancia en ambos países y su contacto con las logias alemanas y francesas, conocemos que coincidieron en su logia vienesa con su coetáneo Haydn y muy probablemente con Mozart. 

Juan José siendo investigador en el seminario de Bergara, con la permanente ayuda de su hermano Fausto y gracias al excelente laboratorio de la Real Sociedad Bascongada, uno de los mejores de la Europa contemporánea, consiguió descubrir para la ciencia un nuevo mineral, el wolframio. 
Los dos hermanos fueron trasladados por el Reino de España a las Américas. Juan José por designación real se traslada a Nueva Granada para impulsar la minería muriendo en santa Fe de Bogotá a los 42 años. 

Fausto fue nombrado en 1786 director general de minería en Nueva España (México) permaneciendo allí hasta 1821 y tras la independencia de México retornó a España ocupando importantes cargos públicos, (Director general del crédito público, Director general de Minas, y de la escuela de Almadén) Pero en lo que a nosotros nos atañe, debemos recordar que Don Fausto está considerado como el decano de la masonería en México. La masonería llegó a Nueva España por la oficialidad de las tropas expedicionarias que fueron allí a sofocar la insurrección, siendo el Sr. Elhuyar según Menedez y Pelayo, el venerable de la primera logia mexicana llamada "La Arquitectura Moral" y que se fundó hacia el año 1817 en la casa de los capellanes de Santa María de la antigua. 

Por José Ramón Varela 

http://vascon.galeon.com/ilus.html

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