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miércoles, 10 de diciembre de 2014

Los israelitas: Orígenes en Canaan.

Los israelitas: Orígenes en Canaan.

Una de las premisas fundamentales para entender la evolución social y religiosa del pueblo de Israel, se basa en una concepción singular: Mientras que en el resto de la creencias del Oriente Próximo cuando un dios y  pueblo eran derrotados por las armas mundanas, la tendencia general suponía el abandono de su culto. En el caso del pueblo de Israel,  sus fracasos ante Babilonia y Asiria,  por el contrario, supusieron el engrandecimiento de  su dios, apareciendo tales conquistadores como meras marionetas en manos de los designios divino, como castigo  ante el pecado de ese mismo pueblo. Éstas afirmaciones que pudieran suponer una conceptualidad hacia la divinidad más acorde con actuales supuestos principios, no deja, a mi entender, de ser una expresión de la construcción de un “nacionalismo religioso” que posiblemente, y ante las similitudes, pudo ser importado a Canaan desde Mesopotamia durante el exilio babilónico hebreo.
«Los príncipes están postrados, diciendo: ¡Clemencia! Ninguno alza su cabeza a lo largo de los Nueve Arcos. Libu está desolada, Hatti está pacificada, Canaan está despojada de todo lo que de malo tenía: Ascalon está deportada, Ghezer está tomada, Yanoam parece que no hubiera existido nunca, Jezreel está derribado y yermo, no tiene semilla. Canaan se ha convertido en una viuda para Egipto ¡Todas las tierras están unidas, pacificadas! » Pasaje de la “Estela de Merneptah”. Siglo XIII a.c.
No cabe duda que a lo largo de la historia se han ido construyendo variadas hipótesis sobre el origen de los hebreos. No hace excesivo tiempo todavía se consideraba como acertada, y en consonancia con los relatos bíblicos, la idea de un pueblo nómada que llegó desde Mesopotamia atravesando el actual desierto sirio,  y que con sus conquistas de las tierras habitadas de Canaan adoptaron paulatinamente  un estilo de vida sedentario. Ésta teoría se sustentaba en relacionar a los israelitas con los “apiru”, e incluso con el territorio nombrado en la carta de “Tell-el-Amarna” como “Ilri”. Territorio donde estos hordas vivían al margen de la entonces sociedad canaanita como  refugiados, apátridas y ladrones o fuera de la ley. El término apiru/Hapiru probablemente sea de procedencia hurrita y su gentilicio  utilizado en el siglo XVI a.c. en Hatti. Ugarit y Mesopotamia, para posteriormente serlo en el siglo XV a.c. por egipcios, si bien en los  textos de éstos últimos aparezcan como un “país” sin unidad política. El significado de “apiru” -  como es en el caso de la “Estela de Beth Shean” del faraón Seti I. Siglo XIII a.c. - puede asociarse con la designación de algunos grupos étnicos del occidente asiático.
«Ese mismo día alguien vino a informar a su Majestad, que los apiru de la montaña de Yamartu, junto con los tayaru,..agredieron a los amu de Rhuma. Dijo entonces (su Majestad): ¿Que piensan estos malditos amu tomando sus arcos para pelear?, Sabrán a quién han ignorado, al gobernante valiente como un halcón, un toro de amplia zancada y afilados cuernos, desplegadas sus alas de pedernal, sus miembros de hierro, para destrozar la tierra de Yuhi (norte de Canaan…) entera » Pasaje de la “Estela de Beth Shean”. Siglo XIII a.c.
Mas lo que parecía evidente es que tanto  los “apiru” como los “shashu” – tribus de pastores nómadas establecidos en el Sinaí, el Negev y la Transjordania descritas a comienzo de siglo XII a.c. y entre cuyas tribus podría estar incluida la tribu de Judah - no eran predecesores de los hebreos, si bien en el caso de los segundos existen severas dudas, según mi criterio - Tal vez,  las tribus hebreas no tuvieran una estrecha relación con las tribus de semitas arábigas o semitas mas occidentales, pero lo que resulta evidente es que si la tuvieron en otros aspectos sociales y religiosos -. Evidencia que según I. Finkelstein y N.A. Silberman vendría soportada por el hecho,  ahora conocido,  que tanto los campesinos como los pastores estaban integrados, por aquel tiempo, en unos modos sociales que interrelacionaban ambas posibilidades económicas y que también descartaba otras teorías como la infiltración pacifica. De ésta guisa, entre los años 60 y 70 del siglo pasado, G. Mendenhall y N. Gottwald,  basándose en los textos del Tell-el-Amarna y aduciendo que en el Bronce Tardío, 1550-1300 a.c., se produzco una revuelta social como consecuencia de la desmesurada acumulación de las tierras  y riquezas en manos de la aristocracia de las ciudades que obligó a los campesinos a refugiarse en las tierras altas,  confeccionaron un hipótesis en relación a la posibilidad que los israelitas fueran unos rebeldes que abandonaron los valles para establecerse en el altiplano. Ésta teoría fue parcialmente desechada porque contradecía los restos arqueológicos, ya que tales premisas desdecían los estudios de ambos  conjuntos de asentamientos y que situaban a los pobladores del valle y altiplano en diferentes estadios culturales.
Mapa político y geográfico de Palestina. Siglo VIII a.c. aprox.  (desplegar..) Photo by replicals.com
Según la arqueología, a partir del siglo XVI a.c., la economía agrícola canaanita empezó a dar signos de empobrecimiento y aunque  durante el  transcurso del siglo XIII a.c., y siglos posteriores, se produjo la destrucción y abandono de las ciudades,  aunque la mayoría de los asientos aldeanos de la llanura consiguieron sobrevivir - situación documentada en los valles de Jezreel, Jordán y en la costa filistea, y que también nos proporciona información sobre poblaciones que abandonaron la llanura para dirigirse a los altiplanos -. Así, por ejemplo, las excavaciones realizadas en las poblaciones Jericó, Bethel, Laquish y Hazor, no han dado señales positivas en cuanto a restos de culturas de carácter hebreo en esas fechas, mientras que la excavaciones efectuadas, por Y. Aharoni,  en la región de la Alta Galilea si  se encontraron evidencias israelitas,  si bien eran de la Edad del Hierro (siglo XII- IX a.c.) , y que  fueron atribuídas  a las tribus de Naftali y Asher.
Dicho esto, durante la década de los 70 del anterior siglo, las campañas realizadas, en las supuestas ubicaciones de las tribus bíblicas de Manasés, Efraim, Benjamín y Judá,  dieron como resultado un gran número de asentamientos en el altiplano levantados en el transcurrir de pocas generaciones. Los datos recogidos señalaban la existencia de un profundo cambio socio-económico, libre de episodios violentos y de influencias externas, y  que estaba exclusivamente vinculado al antes mencionado entorno natural. - Que transcurría entre las montañas de Judea y Samaria. Alrededor de 250 asentamientos – El enclave tipo consistía en una aldea levantada en lo alto de una colina en una zona escarpada y rodeada de bosques - bosque que estaba compuesto fundamentalmente de encinas y terebintos – , con una población media de unas cien personas que en su mayoría eran campesinos y pastores con una economía de subsistencia, y en las que no se aprecian edificios públicos, con un culto  religioso  que, parece ser, sería similar al resto de Canaan - Se han encontrado una estatuilla de un toro, referenciar tal vez con Baal,   y en el monte Ebal lo que parece ser un altar -. Por lo que ante la evidencia, se puede afirmar, y así lo dibujan Filkenstein y Silberman, que no se puede hablar de  “invasiones  proto-israelitas”  en las alturas de Canaan antes del siglo XIII a.c., aunque se tenga la constancia de acontecimientos de tal índole durante  los años 3.800 a.c. y  2000 a.c., siendo en ésta última época  donde deberemos situar  la  edificación de los recintos fortificados de Shiloh, Sikem, Jerusalem, Hebrón y Bethel y por tanto a contextuales  con el hecho del  relato bíblico. La solución estribaría en la existencia de un acontecimiento de decadencia que tal vez culminó en el siglo  XVI a.c., pasando a ser el territorio una zona fronteriza y poco habitada.
En conclusión, posiblemente no se pueda hablar propiamente de “israelitas” hasta el siglo VIII a.c. Los israelitas eran pastores nómadas que comenzaron a efectuar una amplia transformación de sus modos de vida  durante la Edad del Hierro I . Pasaron de habitar en tiendas a vivir en aldeas - si bien es cierto que, en un primer estadio, estos asentamiento estaban dispuestos a similitud de los campamentos nómadas – y que, en su generalidad, pasaron del pastoreo a la agricultura,  poblando las zonas fronterizas de Canaan, así como los márgenes del desierto, entorno al siglo XII a.c. Las aldeas contra las que guerrearon los israelitas, como antes se había mencionado, carecían de murallas y fortificaciones en contra de lo que afirma la Biblia. A lo que habría que añadir que la situación socio-económica del altiplano canaanita fue el resultado de la aparición de un “estadio israelita” y no, como afirmaban G. Mendenhall y N. Gottwald resultado del colapso de la ciudades. Los israelitas no eran poblaciones extranjeras, si no propiamente canaanitas, eso sí, con unos usos y costumbres aglutinantes diferenciadas de filisteos, ammonitas y moabitas  que eran los pobladores de los valles. En definitiva,   la supuesta “invasión bíblica”, como tal, de Canaan por nómadas del desierto “proto-israelitas” resulta ausente de veracidad.
En palabras de J.C.H. Langhin y J.M. Blázquez:  « Este autor (Langhin…) es totalmente contrario a la interpretación “literal” de la Biblia. Los antepasados de los israelitas eran un grupo étnico diferente y también poseían concepciones religiosas distintas. Igualmente coloca el origen del Israel bíblico en la región montañosa central durante el Hierro I. Recoge la teoría de Callarvay (1988)  según la cual “el inicio como andadura como nación con una religión nacional fue un largo proceso de lucha  modelada desde la perspectiva interna por unos líderes dinámicos que conocemos como Jueces, y desde la perspectiva externa por la presiones políticas ejercidas fundamentalmente por los filisteos”. La cultura de éstas aldeas difícilmente conduce al monoteísmo yavista del Israel posterior »

Referencias:
¿Quienes eran los primitivos israelitas? en “La arqueología bíblica y la historicidad de los libros del Antiguo Testamento” J.M. Blázquez y J. Cabrero (2004)
“La Biblia desenterrada : Una nueva visión arqueológica del Antiguo Israel y de los orígenes de sus textos sagrados” I. Finkelstein y N.A. Silberman (2006, para la edición hispana)
https://lampuzo.wordpress.com/2011/03/06/los-israelitas-origenes-en-canan/

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