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martes, 23 de diciembre de 2014

Azufre mercurio y sal

Azufre mercurio y sal


Los símbolos masónicos son ricos en enseñanzas y adecuados para facilitar a la inteligencia los medios de comprensión, los cuales encierran elevadas significaciones morales, intelectuales y espirituales.

Los alquimistas, distinguen dos principios opuestos: el Azufre y el Mercurio, a los cuales asocian un término medio: la Sal. Fue Paracelso quien popularizó la famosa división tripartita: Azufre, Mercurio, Sal (llamada también Arsénico), que había sido desarrollada antes de él por Géber, Roger Bacon y Basilio Valentino.

El Mercurio es la materia, el principio pasivo, femenino; el Azufre, la forma, el principio activo, masculino; en cuanto a la Sal, es el movimiento, medio por el cual el Azufre da a la materia toda clase de formas. En los elementos azufre y mercurio tenemos los dos aspectos o polaridades de la energía universal, el azufre de dentro para fuera (columna J.·.), apareciendo exteriormente como derecho y el mercurio de afuera para dentro (columna B.·.) manifestándose como izquierdo.

El Azufre


"El Oro es la Imagen del Sol, y el Sol es la imagen de Dios"--Syrgenus
"El Sol interior tiene hambre del Sol exterior"--Jakob Böehme

Los Filósofos dicen que dentro del Oro alquímico, yace este principio fundamental: sulphur, el azufre. Y el azufre es de dos clases, de doble naturaleza. El azufre blanco es la esencia vital en el hombre, la chispa divina que vivifica al Alma. Es el oculto potencial del Inefable manifiesto en el hombre, el "Dios Interior", como lo han nombrado muchos de la tradición occidental; es la Piedra Filosofal latente que debe ser manifestada de forma potencial, en toda su plenitud (pleroma). Ahí, en el oculto templo del Alma, arde el fuego que nadie puede consumir, el Fuego inmutable en el que G.·.A.·.D.·.U.·. arde en divino Amor. Ahí, en medio del lugar donde se escucha la Voz del Silencio, arde la Luz Interna en medio de la obscuridad, la Inmanencia divina, el Sol interno. Esto último, precisamente, es la razón de que a la Alquimia se le llame: "Obra del Sol" en la Tabla de Esmeralda.

Por otra parte, el azufre impuro, llamado también azufre rojo, es el ignis gehennalis – el fuego del infierno – que yace en el centro de la materia. Es el oculto azufre, el fuego secreto que dota de vida a todo lo que se manifiesta en una forma definida. Es la electricidad cósmica, el principio universal de la vida, la energía consciente que toma la forma de todas las cosas y las construye desde adentro. También, en el nivel psíquico, es el ego, el centro de la conciencia donde se comprimen y concentran todos los defectos psicológicos y muchos complejos que son los resultados de la construcción imperfecta y al azar de la personalidad, la cual recibe impresiones del ambiente y de la sociedad, que no siempre son para su bien y para su evolución.

Entonces, el azufre blanco es el azufre rojo purificado, al final de la Gran Obra, cuando el ego se convierte en el fiel siervo (imagen perfecta) del Yo Soy, que es el Rey por derecho. La chispa de fuego al fin se encontrará a sí misma en el Gran Fuego, y la gota de agua se reconocerá a sí misma en el océano, tal y como al principio ella reconoció al océano en ella misma. El ser se reconocerá como el SER.

En suma, el Azufre es el omnipresente espíritu de la vida (spiritus mundi), reconocido primero en su forma bruta, y sublimado posteriormente.

La sal.

"Vosotros sois la Sal de la Tierra...y si la Sal perdiere su sazón, ¿quién la sazonará?"--Yeshua ben Josef, verbum magistri.

"Quien conoce la Sal y su solución conoce el oculto Secreto de los antiguos Sabios. Dirige, pues, tu mente a la sal, ya que en ella, que es Una (parte del Uno, de la Mens, del Espíritu), está la ciencia y los principales y más ocultos secretos de todos los antiguos Filósofos"--Rosarium Philosophorum.
Heinrich Khunrath dice que la sal no es sólo el centro físico de la tierra, sino que además es, al mismo tiempo, la sal sapientiae, de la que sostiene que es un secreto tan importante el que oculta, que por eso el operador debe fijar su atención en esa sal, y mantener su enfoque en ella, como centro del impulso de lo que luego habrá de manifestarse. "Por eso, pon tu ánimo, sentido, razón y pensamientos solamente en esa sal", dice.

Entonces, damos una explicación más clara: La Sal, en su forma bruta, es la substancia que cristaliza la energía en los cuerpos, condensándola para que algo pueda manifestarse como un agregado de moléculas, conformando así una forma "física"; esto es, tangible en un nivel más o menos concreto. Así, en otro aspecto más elevado, además de ser la forma cristalina o la energía cristalizada, la Sal también es símbolo de Sabiduría y conocimiento (sobre todo, conocimiento de uno mismo, o sea lo que se ha venido llamado Conciencia). Y como esta conciencia, obviamente, es la conciencia de uno mismo se le ha llamado simbólicamente la Sal de la Sabiduría. "La Sabiduría se gesta en el Silencio; y ésta, a su vez, gesta el Amor", ha dicho Hermes en el Corpus, y también: "Te doy Amor, en el cual está contenido el súmmum de la Sabiduría". Aquí cabe señalar que cuando los alquimistas hablan de Amor, Fe, Gracia, Verdad, Virtud, Voluntad...y otras cualidades semejantes o virtudes, se refieren a substancias muy reales. Hay que saber que el mundo de Abajo es un reflejo del mundo de Arriba, y siendo así, ocurre algo muy similar a lo que sucede con la imagen reflejada en un espejo y con el reflejo de ésta: el reflejo describe a la imagen de forma invertida. Usando el principio hermético de correspondencia, eso pasa en la Creación: lo que en un mundo es tangible, concreto, en el otro es abstracto y viceversa. Así, en este mundo físico, las cualidades y virtudes pueden ser consideradas como algo abstracto...algo que apenas puede considerarse con ayuda de la más alta elevación del Alma durante los arrebatos de la Imaginación. Pero en los mundos superiores, son substancias muy reales y tangibles: casi "físicas", podríamos decir. Así, lo que la gente en su mayoría cree que es algo abstracto, en realidad es una fuerza operante en el cosmos que puede ser usada.

Debemos señalar que al principio de la Gran Obra, la Sal es llamada impura que debe ser disuelta para que sus propiedades originales puedan ser liberadas; cuando esto se ha logrado, se dice que la sal ha sido purificada. Durante este nivel, la Sal emerge en su forma pura, y es fijada o cristalizada en una Sal pura. Así, la Sabiduría, anunciada por la Aurora (hora dorada, aurea hora), se anuncia a sí misma al amanecer, en la claridad del alba.

Finalizando, como símbolo de la Sabiduría, la Sal es el aliento de la energía divina. Y esta Sabiduría vivifica el fuego que da energía a toda la naturaleza. En muchos textos alquímicos, la Sal es representada como una piedra cúbica, y es esta piedra sobre la cual ha de edificarse todo el Templo de la Sabiduría Divina.

El mercurio.

- ¿Quién eres que me bendices con la vida?
A lo que respondió Lucifer:
- Soy el Portador de la Luz, la conciencia que se manifiesta bajo forma humana. Soy la fuerza que se esconde tras cada ser, cada hombre y mujer, cada bestia y cosa.
Y apenas hubo terminado de hablar, se puso de pie y emprendió su camino.
- ¿A dónde vas hombre extraño? - lo detuvo el guerrero - ¿Cuándo podré escuchar de tu singular sabiduría otra vez?
- Mi sabiduría vive en ti, es tu propio ser. Si te escucharas a ti mismo, no necesitarías de mis palabras.
--tomado de "Las enseñanzas de Lucifer" de Friedrich von Licht.

Ahora entramos a la cámara secreta de la sabiduría antigua. Este es el principio que encierra en sí mismo la unidad de los otros dos; el fuego que da vida a los demás fuegos que operan a lo largo de la Obra.

Los Filósofos dicen que el mercurio es el azufre blanco de los Sabios; pero también se refieren a Lucifer como el aspecto "caído" del mercurio; esto es, oculto en medio de la obscuridad y de las profundidades de la materia. Aquí hay que tener en cuenta que en el cosmos, tal cosa denominada "mal" no existe, y por consiguiente las personificaciones del mal, menos. En el cosmos, la obscuridad es la que engendra la Luz (en otras palabras más claras: la obscuridad es la luz latente, inmanifiesta todavía); es del Caos primordial de donde surgió todo lo creado, y la Luz Absoluta es la Obscuridad Tres Veces Radiante de la Nada (Ain, el Vacío). Incluso en el mundo físico, lo que vemos como obscuridad no es más que una luz que está en una frecuencia más elevada que aquellas que podemos percibir naturalmente (y los que han visto en el esquema del espectro electromagnético el rango de frecuencias visibles por el ojo humano, verán lo limitado que es, pues está justo en medio del espectro). Así, usando el principio hermético de correspondencia nuevamente, comprobamos que sea en un plano o en otro de la existencia, la luz siempre se manifiesta en distintos niveles de vibración, y nuestro vehículo de consciencia en turno, que es el que nos permite experimentar la realidad en cada uno de los mundos y planos, debe ajustarse a esa vibración para que pueda percibir la luz en cuestión y todo aquellos objetos que esta luz da a conocer a la conciencia. La Luz Absoluta se vislumbra como obscuridad porque su vibración está más allá de las frecuencias de la luz espiritual, incluso; por eso, hasta los ángeles más elevados la perciben como obscuridad. Es una Luz que sólo el octavo de los Elohim ha visto; y precisamente el hecho de que éste (que es el mayor de los Dioses y el primer inmortal creado y surgido del Caos) haya logrado vislumbrarla, le ha dado el epíteto de "Dios Ciego" para la posteridad. Sammael (que nada tiene que ver con Satán, aunque muchos digan lo contrario), con todo derecho ha sido nombrado: "Aquél que ve la Luz de Dios" (que es el significado real de su Nombre) porque aquel que contempla esa Luz muere para sí mismo, como conciencia, ser o entidad separada, y desde ese momento sólo contempla esa luz en todo y en todos, siendo él mismo parte de la luz, que entonces se proyecta desde su misma conciencia, fluyendo desde su interior como la fuente de la vida que fluye del corazón. Y esta Luz, la Lux Obscura, como también ha sido llamada, es la forma del mercurio sublimado y exaltado hasta su punto más alto; es el vehículo de la Mens divina (Mente superior, Espíritu, Conciencia - en el sentido hermético) y, como el aire en el mundo físico, el medio de propagación universal.

Se habla de Lucifer, cuyo nombre significa "Portador de Luz" en lenguas semíticas, y "Portador de la Flama Obscura" en la Lengua Sagrada Y este Lucifer era, en la mitología de la antigüedad, un ser de luz; en la antigua Persia era equiparado con Ormudz, Señor de la Sabiduría y Dios del Bien y de la Luz...hasta que el fraile Hyeronimus malinterpretó un versículo de Isaías, donde el profeta denuncia la iniquidad de un pecador rey de Babilonia: "¿Cómo has caído del cielo, lucero de la aurora, y estás derrumbado por tierra, conquistador de las naciones?". Desde entonces, se consideró a Lucifer el mismo dragón del cielo que es precipitado junto con sus ángeles por el arcángel Miguel durante la gran batalla en los cielos, según narra el apocalipsis (apocalipsis significa "revelación de la verdad", y no destrucción). Y con esta interpretación, todo entró en confusión para las mentes de los hombres.


El pensamiento en todos sus aspectos nace naturalmente en el individuo, de la acción y la relación y entre sus tendencias activas y pasivas, entre el amor y el odio, la atracción y la repulsión, la simpatía y la antipatía, el deseo y el temor. Crece y adquiere siempre mayor fuerza, independencia y vigor cuando luchan entre sí el instinto y la razón, la voluntad y la pasión, el entusiasmo y la desilusión. Se eleva y florece, siempre más libre, claro y luminoso, según aprende a seguir sus ideales y aspiraciones más elevadas, y según éstas logran sobreponerse a su ignorancia, errores y temores, así como a las demás tendencias pasionales e instintivas.

Mercurio es el principio y el final de la Obra, empezando como Prima Materia, que es el Azoth de los Sabios, y terminando como Piedra Filosofal, como el oro filosófico.

Como conclusión podemos referirnos a lo que dice Oswald Wirth y es que el Azufre corresponde a la energía expansiva que parte del centro de todo ser. Su acción se opone a la del Mercurio, que penetra todas las cosas por la influencia que viene del exterior. Estas dos fuerzas antagónicas están equilibradas en la Sal, principio de cristalización que representa la parte estable del ser. 


En el Cuarto de Reflexiones debemos aislarnos de las influencias externas y por ello el Azufre solo actúa sobre la Sal, que es la esencia misma de la personalidad. Todo está comprendido en la reunión de: el contenido (Azufre) – el continente (Sal) y el ambiente (Mercurio) y por ello las preguntas del testamento de cuáles son tus deberes para con Dios (representadas en el Azufre) para contigo mismo (representado por la Sal como esencia de la personalidad) y para con nuestros semejantes (representados en el Mercurio como influencia penetrante del medio ambiente).

Existe una energía que sale del interior del hombre y que genera la acción, el cambio; existe otra fuerza que hace que el hombre se mantenga como ser receptor de influencias externas a él, estático; y que la Sabiduría está en el equilibrio entre ambas fuerzas.


LIBERTAD IGUALDAD FRATERNIDAD

M.·. M.·. Mitatron
Aug.·. y Resp.·. Log.·. Renacer Nº 2
Aug.·. y Resp.·. Log.·. Apocalipsis Nº 4

http://mitatron.blogspot.com/2013/02/azufre-mercurio-y-sal.html

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